La actual fase de la crisis económica en la que estamos instalados tiene a sus principales responsables en el sector financiero, absolutamente especulativo.
A pesar de ello, las presiones del sector consiguieron que los gobiernos de lo que habitualmente se llama países desarrollados: UE, EE,UU., Canada, Australia… dedicaran billones de euros, hasta un 25% del PIB del conjunto para rescatar a la banca, aumentando de una forma brutal el endeudamiento público correspondiente.
Ése es el origen real y preciso del incremento del endeudamiento publico de los Estados occidentales y no las pensiones, ni los sueldos de los funcionarios, ni los servicios sociales.
Pues bien, una vez asumida esa deuda por el sector público, es decir por todos y cada uno de los ciudadanos, los mercados no están satisfechos. No agradecen las ayudas prestadas, sino que exigen que todo, absolutamente todo, se ponga en función de sus intereses especulativos.
Se trata de poner a la sociedad en su conjunto al servicio del capital financiero. Los gobiernos occidentales, especialmente los europeos, acatan sin rechistar la exigencia.
Los parlamentos respectivos haciendo gala de su total servilismo, de su papel de eunucos políticos, ratifican urgentemente las medidas de «recortes» que no son sino un autentico cambio de modelo social.
En el Estado Español, la cuestión como es habitual, ha sido especialmente esperpéntica y para mas i.n.r.i., nos cuentan que lo hacen para salvarnos del desastre.
No hay salvación por ese camino, esa es la vía para el desastre total.
Si las imposiciones en materia económica de »los mercados», pomposo nombre bajo el que se esconde el capital financiero y especulativo, nos trajeron a la actual situación de crisis económica, la adopción de las política sociales que esos mismos sectores exigen e imponen nos llevará inevitablemente, antes o después, a la crisis social y a la crisis política.
Lo que esta ocurriendo tiene una sencilla descripción: ofensiva del neoliberalismo en todos los frentes y en estas circunstancias sólo cabe un camino, el proceso de acumulación de fuerzas para conseguir el cambio de modelo económico, político y social en el menor tiempo posible.
Luis Ocampo. IzCa.