Desas­tre huma­ni­ta­rio: 2.000 muer­tos y un millón de afec­ta­dos en Kir­guis­tán- IAR Noticias

En un cen­tro estra­té­gi­co de la «gue­rra fría» por el con­trol de las fuen­tes y rutas del petró­leo en el Asia cen­tral, Kir­guis­tán, un país cla­ve en el dis­po­si­ti­vo de ocu­pa­ción mili­tar de Afga­nis­tán, ingre­só en un pro­ce­so de vio­len­cia y de «gue­rra civil» que ya ha deja­do 2.000 muer­tos, miles de heri­dos y un millón de afec­ta­dos por el con­flic­to. La gue­rra étni­ca, deto­na­da como herra­mien­ta de dispu­ta polí­ti­ca, invo­lu­cra por igual a Rusia y EEUU, las dos pri­me­ras poten­cias nuclea­res del pla­ne­ta. Se tra­ta de un nue­vo y peli­gro­so fren­te de con­flic­to en un área explo­si­va que con­tie­ne más del 70% de las reser­vas petro­le­ras mun­dia­les. Cen­te­na­res de miles huyen de la vio­len­cia y la Cruz Roja y la ONU seña­lan que la gue­rra civil deto­nó una catás­tro­fe huma­ni­ta­ria de carac­te­rís­ti­cas inéditas. 

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L a ten­sión y los san­grien­tos com­ba­tes entre kir­gui­ses y uzbe­kos con­ti­núan en el con­vul­sio­na­do Kir­guis­tán, don­de la pro­pia pre­si­den­ta inte­ri­na, Roza Otun­ba­ye­va, afir­mó que la cifra de 191 muer­tos debe­ría mul­ti­pli­car­se por 10.

En con­se­cuen­cia el núme­ro de muer­tos por los dis­tur­bios étni­cos que han sacu­di­do el sur de Kir­guis­tán alcan­zan a casi 2.000, unas diez veces más de la cifra con­fir­ma­da ofi­cial­men­te, afir­mó la pre­si­den­ta inte­ri­na del país mien­tras rea­li­za­ba su pri­me­ra visi­ta a un pue­blo afec­ta­do por los enfrentamientos.

Las cifras ofi­cia­les del Minis­te­rio de Salud de Kir­guis­tán seña­lan que el núme­ro de falle­ci­dos en enfren­ta­mien­tos entre la mayo­ría kir­gui­sa y la mino­ría uzbe­ka lle­gan a los 191. “Yo aumen­ta­ría 10 veces las cifras ofi­cia­les res­pec­to al núme­ro de muer­tos”, dijo la pre­si­den­ta inte­ri­na Roza Otunbayeva.

La man­da­ta­ria seña­ló que las cifras ofi­cia­les no tie­nen en cuen­ta a aque­llos ente­rra­dos el mis­mo día que murie­ron, tal como indi­can las tra­di­cio­nes musul­ma­nas loca­les, dijo su vocero.

Por otro lado, Nacio­nes Uni­das esti­mó que un millón de per­so­nas están afec­ta­das y nece­si­tan ayu­da en el país.

Las agen­cias de ayu­da de la ONU y la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud dije­ron que la cifra de un millón de per­so­nas en Kir­guis­tán y Uzbe­kis­tán inclu­ye un poten­cial núme­ro de refu­gia­dos, des­pla­za­dos inter­nos y otros que han pade­ci­do de una for­ma u otra los disturbios.

La ONU cal­cu­la que 400.000 per­so­nas huye­ron del sur del país des­pués de que kir­gui­ses mata­ran a cien­tos de uzbe­kos. Has­ta 100.000 per­so­nas han cru­za­do la fron­te­ra con Uzbe­kis­tán, don­de están reci­bien­do ali­men­to y agua en cam­pos de refu­gia­dos. Otros cien­tos de per­so­nas per­ma­ne­cen acam­pa­das en el ban­do de
Kir­guis­tán de la fron­te­ra, ya que no se les per­mi­te cruzar.

«Se esti­ma que 300.000 per­so­nas fue­ron des­pla­za­das en Kir­guis­tán y has­ta 100.000 huye­ron hacia Uzbe­quis­tán, don­de unas 80.000 están ins­ta­la­das en cam­pa­men­tos», seña­ló el jefe de la ONU.

«El sis­te­ma de Nacio­nes Uni­das, inclu­yen­do el Alto Comi­sio­na­do de las Nacio­nes Uni­das para los Refu­gia­dos (ACNUR) y el Pro­gra­ma Mun­dial de Ali­men­tos (PMA), se ha movi­li­za­do para pro­veer y coor­di­nar la ayu­da», agregó.

La vio­len­cia ha pro­vo­ca­do una ola de refu­gia­dos, y cer­ca de 400.000 per­so­nas, la mayo­ría muje­res y niños, están en cam­pa­men­tos ates­ta­dos a ambos lados de la fron­te­ra entre Kir­guis­tán y Uzbe­kis­tán, muchos sin acce­so a agua pota­ble, ali­men­tos ni medicinas.

«Las nece­si­da­des más urgen­tes son comi­da, agua, refu­gios y medi­ci­nas», dijo Chris­tian Car­don, por­ta­voz del Comi­té Inter­na­cio­nal de la Cruz Roja. «La gen­te se está refu­gian­do sobre todo en mez­qui­tas, gran­jas, pue­blos y tam­bién edi­fi­cios admi­nis­tra­ti­vos vacia­dos duran­te la violencia».

El envia­do espe­cial de EEUU a Kir­guis­tán, Robert Bla­ke, des­cri­bió este sába­do la situa­ción en el sur de ese país asiá­ti­co como «catas­tró­fi­ca».

El sub­se­cre­ta­rio de Esta­do lle­gó a Bish­kek, la capi­tal de Kir­guis­tán, para reu­nir­se con las auto­ri­da­des loca­les, lue­go de visi­tar un cam­po de refugiados.

La visi­ta de Bla­ke se pro­du­ce un día des­pués de que el secre­ta­rio gene­ral de la ONU, Ban Ki-moon, hicie­ra un lla­ma­do a favor de la recau­da­ción de US$70 millo­nes en ayu­da de emer­gen­cia para las víc­ti­mas de la vio­len­cia étni­ca en Kirguistán.

Kir­guis­tán, tam­bién cono­ci­do como Kir­gui­zis­tán, Kir­gui­zia, y ofi­cial­men­te como Repú­bli­ca Kir­gui­za, es un país mon­ta­ño­so de Asia cen­tral, sin sali­da al mar, que tie­ne fron­te­ra con la Repú­bli­ca Popu­lar Chi­na, Kaza­jis­tán, Tayi­kis­tán y Uzbe­kis­tán. Su capi­tal es Biskek.

El país cuen­ta con una pobla­ción de algo más de 5,35 millo­nes de habi­tan­tes dis­tri­bui­dos en 198.500 km². Des­igual­men­te repar­ti­da, se con­cen­tra en la capi­tal, Bis­kek y las zonas baña­das por el río Naryn y sus afluentes.

Des­de el pun­to de vis­ta étni­co, el 55% son kir­gui­ses, el 21% uzbe­kos y el 11% rusos con algu­na mino­ría de tayi­kos y chi­nos al sur y este.

Kir­guis­tán es cla­ve, no sola­men­te por­que se encuen­tra en la zona más estra­té­gi­ca y explo­si­va del pla­ne­ta, sino por­que repre­sen­ta un área en dispu­ta entre Rusia y EEUU, con Chi­na en fron­te­ra.

Esta ex repú­bli­ca sovié­ti­ca de mayo­ría musul­ma­na, ha esta­do al bor­de del caos des­de que una revuel­ta en abril derro­có al pre­si­den­te pro-EEUU de este país cen­troa­siá­ti­co y lle­vó al poder a un gobierno inte­ri­no de mani­fies­ta ten­den­cia pro-rusa.

La pre­si­den­ta, Roza Otun­ba­ye­va, acu­só al derro­ca­do pre­si­den­te, Kur­man­bek Baki­yev, –de etnia kir­gui­sa, como ella– de fomen­tar la ten­sión para impe­dir que se reali­ce el refe­ren­do con­vo­ca­do para el 27 de junio, para modi­fi­car la Cons­ti­tu­ción , que man­tie­ne al ruso como segun­da len­gua, sin abrir espa­cios al desa­rro­llo del uzbeko.

Otun­ba­ye­va dijo que par­ti­da­rios de Baki­yev, que bus­can ven­gar­se por su derro­ca­mien­to en abril, inten­tan des­es­ta­bi­li­zar Kir­guis­tán de cara al refe­ren­do que han con­vo­ca­do las nue­vas auto­ri­da­des para el 27 de junio sobre una nue­va Cons­ti­tu­ción.

Los enfren­ta­mien­tos entre sus prin­ci­pa­les gru­pos étni­cos, uzbe­kos y kir­gui­sos, esta­lla­ron en el sur el 10 de junio y se incre­men­ta­ron en la mayor ola de vio­len­cia vivi­da en el país en 20 años.


Infor­me complementario:
Kir­guis­tán en lla­mas: Otro fren­te de la gue­rra por el petróleo

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