Onda­rroa recuer­da a Kol­do Arrio­la, ase­si­na­do en 1975

Kol­do Arrio­la, un joven de 18 años, per­dió la vida hace 35 años, pero su recuer­do sigue vivo entre muchos onda­rroa­rras, inclu­so entre quie­nes ni siquie­ra vivían en aque­llos tiem­pos, como se pudo com­pro­bar ayer en la loca­li­dad viz­cai­na, don­de dece­nas de per­so­nas se die­ron cita fren­te al lugar en el que suce­die­ron los hechos.

El 23 de mayo de 1975 Kol­do Arrio­la y otros dos jóve­nes regre­sa­ban a sus casas des­pués de una cena de fin de cur­so en Satu­rra­ran. Su «deli­to» con­sis­tió en pasar ante el cuar­tel de la Guar­dia Civil, ins­ta­la­do en el cen­tro del pue­blo, can­tan­do en eus­ka­ra. Los agen­tes les inter­cep­ta­ron y obli­ga­ron a Arrio­la a entrar en el edi­fi­cio. A los pocos minu­tos se escu­chó un tiro.

A la maña­na siguien­te, sus padres reci­bie­ron una escue­ta lla­ma­da tele­fó­ni­ca de un algua­cil con­fir­man­do los peo­res temo­res: que su hijo esta­ba muer­to y que el cuer­po se encon­tra­ba en el depó­si­to del cementerio.

En denun­cia de los hechos y pese a que esta­ba en vigor el esta­do de excep­ción, Onda­rroa que­dó para­li­za­da por la huel­ga gene­ral y miles de per­so­nas acom­pa­ña­ron el fére­tro de Arrio­la duran­te los fune­ra­les que se lle­va­ron a cabo el día 25.

Pos­te­rior­men­te se cono­ció el nom­bre del guar­dia civil ‑Pedro Rodrí­guez- que le dis­pa­ró a que­ma­rro­pa por dos veces.

«Koar­tel hone­tan erail zuten Kol­do Arrio­la gaz­tea gugan bizi». Esta fra­se, reco­gi­da en la pan­car­ta colo­ca­da en el muro del edi­fi­cio que duran­te déca­das ocu­pó la Guar­dia Civil, pre­si­dió el home­na­je que le tri­bu­ta­ron ayer sus convecinos.

En ese mis­mo lugar ‑aho­ra valla­do por unas obras‑, un gru­po de jóve­nes dan­tza­ris bai­la­ron el aurres­ku de honor y colo­ca­ron ramos de flo­res en memo­ria de Kol­do Arriola.

Duran­te el cita­do perio­do de excep­ción impues­to por la dic­ta­du­ra fran­quis­ta en Biz­kaia y Gipuz­koa, en poco más de un mes tam­bién resul­ta­ron muer­tos a manos de inte­gran­tes de las fuer­zas poli­cia­les o de gru­pos para­mi­li­ta­res los ciu­da­da­nos vas­cos Alfre­do San Sebas­tián, Feli­ci­tas María Lec­ket, Blan­ca Sale­gi, Iña­ki Garay y Jesús Mari Markiegi.

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