I. Europa, nuevo epicentro de la crisis capitalista mundial
1- El camino casi inexorable al default de la deuda griega y la explosión de los problemas de deuda soberana en Europa, en particular en los demás países del sur de Europa (Portugal, el Estado Español, Italia) además de Irlanda, aunque también países centrales como Inglaterra y Francia, y las fuertes tendencias a la desintegración de la zona euro son una muestra de que Europa se ha transformado en el epicentro de la segunda fase de la crisis capitalista mundial.
Aunque el anuncio del “mega – rescate” permite ganar tiempo en relación a los peligros inminentes que se abrían sobre el euro, a la vez que sobre la sustentabilidad de varios de los más importantes bancos europeos, en especial de Francia y Alemania ‑que tienen sus carteras llenas de bonos de la deuda soberana de Grecia y otros países fuertemente endeudados- ‚este anuncio, del que todavía falta saber más a fondo su implementación, aún no resuelve los contradicciones fundamentales de la eurozona que ha puesto al descubierto la crisis más grande del capitalismo desde la década de 1930.
2- Esta segunda fase de la crisis capitalista, luego de la brutal caída recesiva de fines de 2008 y durante el año 2009, se caracteriza por la crisis de la manera en que los Estados intentaron evitar que el desplome anterior se convirtiera en una depresión, a través de enormes planes de rescate estatal del capital privado en el marco de una aguda contracción de sus ingresos como consecuencia del colapso económico. Las gigantescas necesidades de financiamiento de los países desarrollados, en un marco de mayor escasez del ahorro interno de los países semicoloniales y dependientes y algunas potencias imperialistas como Alemania, que en el periodo anterior financiaron el sobreendeudamiento de EE.UU. y los países “florecientes” de la UE como el Estado español, Irlanda , Inglaterra, Grecia, etc., están llevando a una guerra por el financiamiento entre países y al aumento de la carga de la deuda a los países imperialistas más débiles o más endeudados, que amenaza con el default de éstos, además de aumentar el costo del financiamiento en todo el sistema.
3- En el marco de que la crisis de sobreproducción mundial no ha sido resuelta (como demuestra la sobre capacidad existente en varias ramas a pesar del repunte económico coyuntural) y de la persistencia de los grandes desequilibrios de la economía internacional anteriores a la Gran Recesión de 2008 – 2009 (que se ven en las tensiones monetarias y comerciales entre EE.UU. y China), el agotamiento del ciclo de financiamiento fácil puede ser el tiro de gracia de la frágil y anémica recuperación en curso de la economía mundial e implicar la vuelta a una nueva recesión. La preocupación de Obama, llamando varias veces a Angela Merkel durante el fin de semana para que arreglaran rápidamente la situación que se había descontrolado en Europa, y posteriormente a Zapatero para que implemente el ajuste, así lo prueba.
II. Un ataque deflacionario inédito desde la Posguerra: una realidad en Grecia pero que se prepara en toda Europa
4- Las medidas exigidas a Grecia a cambio del “rescate” de su deuda soberana constituyen el ataque deflacionario ‑o sea la disminución del nivel económico de los trabajadores mediante (la rebaja de los salarios y sueldos), la ampliación del desempleo, ruina de los pequeños productores agrarios y de la pequeña burguesía de las ciudades- más importante desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. En particular, busca liquidar conquistas históricas de los trabajadores griegos. El plan de ajuste y austeridad impuesto por el PASOK, el FMI y la UE es similar a los planes que aplicó la burguesía en la década de 1930, durante y en las postrimerías de la Gran Depresión. Este ataque en toda la regla implica una baja significativa del nivel de vida, afectando principalmente a los empleados públicos y jubilados, pero también a los empleados del sector privado con el aumento del IVA y la mayor facilidad de los despidos. Medio siglo después de su creación, el PASOK ha abolido toda una serie de conquistas obreras como los salarios extraordinarios de Navidad y Pascua, así como las vacaciones pagas para empleados públicos y jubilados, además de alargar la edad y los años de cotización para una pensión hasta un 18% inferior a las actuales para los nuevos jubilados a partir de 2011.
5- Estas medidas reaccionarias y anti obreras lejos de evitar el default pueden acelerarlo. Es que el brutal ajuste provocará una profunda recesión, incrementando el déficit fiscal, generando bancarrotas y pérdidas significativas, pues provocaría una menor recaudación de impuestos y un elevado nivel de impagos de la población, en el marco de un déficit estructural de ahorro privado y la cultura de economía en negro existente en el país. Parte aguda de este escenario de catástrofe que enfrenta Grecia es la situación de suma fragilidad en la que se encuentran los bancos, que vienen soportando una fuga de capitales y una corrida bancaria que se ha acelerado. La posibilidad de su colapso está latente en un momento en el que no hay ya recursos para su nacionalización ni para garantizar sus depósitos y en el marco del aporte insuficiente fijado en el Plan UE-FMI y las medidas excepcionales tomadas por el BCE para el sostén del sistema financiero griego. De esta manera, Grecia se aproxima cada vez más a la película que se vio en Argentina durante la crisis de 1999 – 2001 y que terminó con el desordenado default y la devaluación de fines de 2001-comienzo de 2002. En este caso la crisis tardó tres años en alcanzar su punto culminante. En el caso griego, en el marco de una crisis histórica del capitalismo mundial que aún no ha terminado, su desenlace puede ser mucho más rápido.
6- Sin embargo, esto no será solo una tragedia griega sino que es el futuro en el que deben mirarse el conjunto de los trabajadores y sectores populares en Europa. Los primeros en el ojo de mira son Portugal y el Estado español. El primero debe avanzar en ajustar aún más su economía, detener planes de inversión pública. El segundo ha sido condenado a un “corralito presupuestario” como contrapartida del plan de rescate del euro acordado desesperadamente entre los líderes y ministros de finanzas de la UE el domingo 9⁄5 a la madrugada, luego del tirón de orejas que la canciller alemana Angela Merkel dio al primer ministro español. A la vez, se le exige una profunda reforma del mercado de trabajo con despidos baratos y mayor flexibilidad laboral. Y el miércoles 12⁄5 Zapatero respondió: anunció el mayor ajuste del gasto público desde el fin de la dictadura. Ni siquiera durante las crisis de los años ‘70, ‘80 y ‘90 un gobierno se había atrevido a bajar el sueldo de los empleados públicos un 5%. A lo sumo, se había impuesto una congelación salarial en tiempos de Aznar. Además del fin del “cheque bebé” (asignación por nacimiento), reducción de gasto social y de ayuda al desarrollo.
Pero si estos son los casos más agudos, la ofensiva del conjunto de los gobiernos de la UE busca liquidar o cercenar derechos fundamentales como la jubilación anticipada, la salud pública gratuita y las prestaciones por desempleo.
III. La jornada del 5/5 en Atenas y otras ciudades griegas muestra que la aplicación del plan de ajuste no les será fácil
7- La masiva huelga general política en las principales ciudades griegas del 5/5 y el intento de asalto al Parlamento en Atenas muestran que la aplicación de estos planes draconianos no les será nada fácil a los distintos gobiernos de la burguesía europea. Aunque estas acciones no han logrado detener la aprobación del plan por la bancada oficialista del PASOK y algunos diputados derechistas al día siguiente, han asustado al conjunto de la burguesía griega y europea e incluso norteamericana (con un desplome pasajero de los índices de Wall Street) quienes temen que estas acciones violentas se repitan en Grecia y otros países de Europa si el único futuro que les queda a los trabajadores y la juventud es el ajuste permanente.
8- La principal traba para una respuesta contundente de las masas son las direcciones sindicales burocráticas y reformistas, como es el caso en Grecia de la Confederación Nacional de los Sindicatos de Grecia, GSEE, que agrupa al sector privado, que al comienzo de la crisis actuaba más como un representante del gobierno que de los trabajadores, negándose a llamar a un paro general, con la justificación de que el sector privado no se vería muy afectado por el ajuste. Posteriormente, el tercer y más brutal ajuste decidido por el gobierno el 2⁄5 obligó a esta confederación, junto al sindicato del sector público ADEDY, a llamar a un paro nacional conjunto el 5/5. Es que, en palabras del secretario general de éste último sector, las medidas de austeridad «han rebasado el umbral de tolerancia de la sociedad y nadie puede prever lo que sucederá después». Pero mostrando a su vez su carácter conciliador y el rol que han venido jugando las cúpulas sindicales en contener y desviar la movilización de masas, aspecto central en que se apoya el PASOK para pasar el ajuste, sostuvo que: «…los sindicatos harán todo lo posible para presionar por sus demandas de una distribución más justa de los costos de las medidas de austeridad, pero no tienen ninguna intención de ayudar a los especuladores que apuestan en un default griego». En otras palabras, una justificación total a aceptar la necesidad de medidas de austeridad y a hacer todo lo posible para ayudar a resolver el déficit fiscal.
9- Ambas direcciones han condenado el intento de los trabajadores de impedir la votación del Parlamento, sumándose al coro reaccionario que acusa a “los violentos” de llevar al Grecia al borde del colapso. Esta política busca crear una separación entre la vanguardia y las masas, a la vez que entre éstas últimas, una parte importante apoya el ajuste, aterrorizada con el escenario de bancarrota que el gobierno blande como perspectiva si no se aceptan sus brutales ajustes. Sin embargo, la magnitud de la crisis misma y la falta de mejoras aunque fueran parciales por meses o años (¡diez años dijo el director gente del FMI!), puede ir minando esta base de apoyo que el gobierno aún conserva al comienzo de la crisis y en el marco del carácter deflacionario del plan, de ataque directo a las masas una y otra vez con nuevos recortes, irse generando las condiciones para una movilización comparable a las jornadas revolucionarias como las que atravesaron Argentina, Bolivia y otros países de América Latina a comienzos de la década en el corto o mediano plazo, y esta vez con un posible mayor protagonismo de la clase obrera ocupada.
IV. Contra el ajuste a los trabajadores, ataquemos las ganancias de la burguesía y de los acreedores internacionales
10- El plan del PASOK, el FMI y la UE condena a Grecia a una transferencia descomunal de ingresos a los acreedores internacionales, al igual que la década perdida sufrida por América Latina en los años ’80. Los trabajadores y el pueblo griego deben oponerse a esta perspectiva ominosa, que condena a hipotecar el presente y futuro de varias generaciones demandando el no pago de la deuda externa y el rechazo de todo plan de privatizaciones, exigiendo a la vez la ruptura con los organismos internacionales, como el FMI y la misma UE, que actúan como dictadores del pueblo griego al servicio de las potencias imperialistas más fuertes.
11- El plan deflacionario de la burguesía, que agravara la recesión y por ende las cuentas fiscales, abrirá nuevos y más fuertes coletazos de la crisis económica, que harán inevitable la reapertura de las negociaciones con el FMI y la UE, y obligarán a ataques aún más draconianos que los ya diseñados, como el despido de empleados públicos o la abolición de las convenciones colectivas de trabajo, buscando más y más que la crisis recaiga sobre los hombros de los trabajadores, los jóvenes y los demás sectores populares. Los trabajadores debemos parar esta maquinaria infernal que busca quedarse hasta con la última gota de nuestro trabajo, levantando por el contrario un programa que ataque las ganancias y el patrimonio de la burguesía y a los políticos corruptos que la apañan. El salario no es una variable de ajuste, que la crisis la paguen los capitalistas. Por un salario igual a la canasta familiar. No a la contrarreforma de las jubilaciones. Y frente a los despidos y el inevitable aumento de la desocupación debemos plantear la nacionalización bajo control obrero de toda fábrica que cierre y despida. Por la expropiación inmediata de los grandes grupos capitalistas y magnates griegos que despilfarran en lujo y consumo suntuario la riqueza que crean los trabajadores.
12- Aunque el plan de ajuste ataca centralmente las conquistas históricas de los trabajadores, estos no son los únicos afectados por la política de austeridad: los pequeños campesinos, sectores bajos de la clase media, los jóvenes de las barriadas populares también sufrirán en forma violenta las consecuencias de estos ataques. Los trabajadores en lucha deben levantar un programa para ganarse a estos sectores y para que estos no sean influidos por la política de la derecha o de nuevas variantes burguesas que, al calor de la crisis y frente a la dureza de la deflación, levanten otras variantes burguesas igual de nefastas, como las políticas soberanistas que plantean la salida de la UE y la vuelta al dracma (antigua moneda nacional griega). Esta última variante dentro del capitalismo sólo puede implicar una brutal devaluación que dé un último golpe de gracia al poder adquisitivo del salario, además de hundir aun más a los sectores bajos de la clase media, ya sea vía una inflación alta o vía la hiperinflación. Contra el aumento del IVA, debemos plantear la abolición pura y simple de este impuesto regresivo y la imposición de impuestos progresivos al gran capital. Los bancos griegos, mientras aumentaban la deuda del país contrayendo préstamos externos, usaban a su vez estos préstamos para expoliar como imperialismo secundario a los países de los Balcanes, donde hacían pingües negocios. Frente a la crisis, han hundido los recursos del Estado para mantenerse a flote gracias a los suculentos salvatajes de éste y ahora los trabajadores debemos pagar su especulación y malos negocios. Nacionalización de la banca, sin ninguna compensación a sus antiguos dueños, bajo control de los trabajadores como única forma de garantizar los ahorros de los trabajadores y pequeños ahorristas. Debemos luchar para que los subsidios a los pequeños campesinos sean mantenidos y aumentados a la vez que exigir que condonen todas sus deudas e hipotecas. Es necesario a su vez que los jóvenes y los desocupados sean incorporados a la lucha exigiendo el reparto de las horas de trabajo entre todas las manos disponibles y un plan de obras públicas que emplee a miles de jóvenes con salarios completos y no los miserables 700 euros del salario mínimo, ahora reducidos a poco más de 500.
13- El gobierno del PASOK ha mostrado su verdadero rostro antiobrero y que no duda en entregar parte de la soberanía nacional al FMI y la UE. Frente a su política de hambre y entrega hay levantar la necesidad de un plan de lucha que culmine en la huelga general política hasta derrotar al gobierno del PASOK, el FMI y la UE. Debemos imponer que la GSEE-ADEDY rompan con el gobierno, a la vez que el PAME, central sindical ligada al Partido Comunista griego, deje su política de acciones aisladas: más que nunca es necesario el frente único obrero contra los ataques del gobierno. Esta exigencia a las actuales direcciones sindicales debe ir acompañada de la organización de los trabajadores en sus lugares de trabajo mediante asambleas y comité de fábricas, que se coordinen regional y nacionalmente, única forma de ir preparando un contrapoder al dominio de la burguesía. Sus partidos, el PASOK y Nueva Democracia, las dos dinastías políticas que siempre gobernaron han hundido el país. Sólo un gobierno de los trabajadores y los pequeños campesinos puede sacar a Grecia del marasmo y dar una salida progresiva a la crisis.
V. Contra la crisis de la Europa del capital, la única perspectiva realista es la lucha por los Estados Unidos Socialistas de Europa
14- La agudeza de la crisis ha sacado a la luz crudamente la principal contradicción de la construcción europea: la incapacidad de la UE de conquistar un supraestado capaz de actuar colectivamente frente a las grandes crisis y de llevar adelante una política y operaciones en el exterior (inclusive en el plano militar) común. La gravedad de la crisis actual hace que la convergencia de intereses que venían logrando los distintos gobiernos y burguesías europeas desde el comienzo de la construcción comunitaria –a pesar de las crisis y a las grandes tensiones a las que se vio sometida en su historia – , y cuyo máximo logro es el lanzamiento y la existencia del euro, esté entrando en contradicción cada vez más abiertamente con los intereses particulares de cada burguesía nacional.
15- La muestra más palpable de esto es la política imperialista abiertamente agresiva de Alemania hacia el seno de la UE. Estamos en presencia de un giro en su tradicional política de compromiso –como fue el caso desde la derrota alemana en la II Guerra hasta el Pacto de Maastricht, que sentó las bases de la creación del euro luego del avance que significó para su poder la unificación alemana en 1990– a una política más coercitiva que busca avanzar en imponer sus designios –es decir, una tendencia a la semicolonización– no sólo a los países periféricos del Este de Europa, sino a algunos de los imperialismos más débiles de la UE. Esta política agresiva de la potencia más fuerte de la UE, desestabiliza la relación de fuerzas en Europa no sólo entre los países más fuertes y los Estados más débiles de la UE, sino entre los más grandes, como el eje franco-alemán. A los tumbos, el imperialismo alemán está tratando de buscar una nueva forma de expansión que le permita salir del ciclo de crecimiento europeo de la pasada década, que ya ha quedado agotado y que se basó en el desarrollo exportador alemán a sus vecinos europeos, a cambio del desarrollo de la burbuja inmobiliaria y el turismo en países como el Estado español o Grecia en los cuales la banca alemana financiaba el desarrollo de mercados que absorbieran su producción industrial y no le hicieran a su vez competencia en este terreno. El viaje de su canciller a Rusia a festejar el 65º aniversario del triunfo aliado en la II Guerra Mundial, mientras otros dirigentes como Sarkozy y Berlusconi desertaban ocupados por el marasmo económico, es una muestra elocuente del intento de un nuevo curso del principal imperialismo europeo.
16- En lo inmediato, éste intento alemán ha ido mas allá de lo pensado provocando un descalabro económico que amenaza con terminar hundiendo a todos a los Estados a la vez, al tiempo que ha debilitado fuertemente al gobierno de Angela Merkel. Es en este contexto que Alemania aceptó a regañadientes la decisión de los Veintisiete, a excepción de Reino Unido, de crear un mecanismo de ayuda financiera de 750.000 millones de euros para restablecer la confianza en la moneda única. Pero el que piense que de esta medida extraordinaria surge un boceto de gobierno económico de la Unión Europea, y que por ende se ha superado una barrera hacia la formación de un Estado supranacional, está teniendo visiones. No sólo que la situación de potencial insolvencia del sur de Europa no cambia un ápice con los millones de dólares que se prometen tirar, sino que en concreto el plan va a profundizar los efectos deflacionarios en el conjunto de los países de la UE, en especial los más afectados, multiplicando los problemas que ya está sufriendo Grecia en una buena parte de Europa. En este marco, aunque el plan permite ganar tiempo, estructuralmente no resuelve ninguno de los problemas de la UE y de la misma eurozona, atravesada por desequilibrios estructurales persistentes que los gobiernos de la UE se niegan a ver y menos a resolver. A la vez, este plan posiblemente haya liquidado, como muestra la caída del euro, toda perspectiva de que éste pueda competir como moneda de reserva mundial con el dólar. No está descartado que, una vez que la tormenta amaine –si amaina – , Alemania intente nuevamente volver al redil buscando una reestructuración de la eurozona más a tono con sus crecientes ambiciones a la hegemonía que puede disparar un nuevo ascenso de los nacionalismos en el seno de Europa. Desde ya que en esta ecuación, la lucha de clases en Grecia y de los trabajadores en general es un palo en la rueda para cualquier intento de avance imperialista de la actual UE o de una reformada con un mayor peso de Alemania.
17- Aprovechando en última instancia, el impasse estratégico de la clase obrera como consecuencia del control estalinista y socialdemócrata del movimiento obrero luego de la Segunda Guerra Mundial y posteriormente, debido a la desmoralización del mismo tras la restauración neoliberal, la burguesía de los distintos países imperialistas de Europa logró importantes pasos en el camino de la construcción europea. Pero los límites que sus intereses nacionales le han puesto a esta construcción siguen demostrándose infranqueables, generando a cada paso contradicciones más agudas que amenazan con derribar los ejes del proyecto, como fue la creación del euro. En este marco, frente al descalabro actual de la Europa del capital o los planes reaccionarios que persiguen los imperialismos más fuertes y que pueden exacerbar los venenos chovinistas al seno de Europa, como mostró recientemente la campaña anti griega de la prensa y de muchísimos políticos alemanes, la cual se terminé volviendo en contra de la misma Merkel ‑como demuestra la derrota de su coalición con los liberales en las elecciones de Renania del Norte‑, la única perspectiva realista es la lucha por los Estados Unidos Socialistas de Europa. La reemergencia de un movimiento obrero no contaminado con el cáncer que significó el estalinismo y la socialdemocracia, esta última pasada abiertamente al campo del social liberalismo, y en muchos casos a partidos burgueses normales, hace esta perspectiva estratégicamente más probable, una vez que por sus luchas y propia experiencia los trabajadores logren sacarse de encima varias décadas de preeminencia ideológica conservadora. Esta perspectiva, hace más urgente la necesidad de construir verdaderos partidos revolucionarios insertos en la clase obrera y sus luchas y no atajos oportunistas como la Coalición de la Izquierda Radical (SY.RIZ.A) griega, el Bloco de Esquerda portugués o el Nuevo Partido Anticapitalista en Francia, que llevarán a nuevas frustraciones a la vanguardia. El fracaso en avanzar en esta perspectiva podría dar lugar a que la crisis sea aprovechada por las corrientes xenófobas ultraderechistas, que culpan a los inmigrantes del desastre social.
VI. Por la Solidaridad activa con los trabajadores griegos y la lucha contra los planes de ajuste de cada gobierno y burguesía nacional imperialista
18- La huelga general política de los trabajadores griegos contra el plan de austeridad del PASOK, el FMI y la UE es un síntoma de las luchas por venir en Europa y a nivel mundial. Todos los obreros y jóvenes de vanguardia deben solidarizarse en forma activa con los trabajadores griegos, vanguardia de la lucha contra los planes de austeridad que se preparan en Europa y demás países imperialistas como EE.UU. frente al crecimiento descontrolado de los déficits fiscales, una herencia de la primera fase de la crisis.
19- Pero junto con esto, deben prepararse para enfrentar a sus propios gobiernos y burguesías nacionales y sus planes de ajuste, aunque algunos gobiernos como el francés quieren disimularlos con la expresión más neutra de planes de rigor. Es que el debilitamiento de los principales gobiernos imperialistas en sus propios países será la mejor arma para bajar la presión de los imperialismos más fuertes que están sojuzgando a los trabajadores de los países imperialistas más débiles como Grecia. Esto sólo puede hacerse rompiendo con todo chovinismo nacional y levantando bien alto las banderas de un internacionalismo proletario genuino. La bandera colgada en el Partenón “Trabajadores europeos levántense” es un llamado de alerta no solo a los trabajadores europeos sino a los trabajadores del mundo entero, en los cuales si se entra en una nueva caída recesiva de la economía mundial, la burguesía y sus gobiernos, no dudarán en aplicar planes drásticos como en Grecia contra el salario y el empleo.