El despiste, la frustración, la impotencia, la rabia, el coraje contenido, la mala hostia sin cadenas y sentimientos semejantes, son los que tienen ahora los votantes de PSOE-ZP que creyeron que este sujeto no iba a defraudar y que era de izquierdas. De los socialdemócratas hay que señalar una constante –históricamente comprobada- que son y han sido siempre en los últimos 120 años los palanganeros del sistema capitalista, los manigeros, los capataces, los asesinos en no pocas ocasiones cuando han ejercido el poder (desde Weimar a Felipe González). Posiblemente alguno considere que se exagera en esta entrada, pero los datos históricos son como las pruebas en un juicio y no hay nada que pueda destrozarlos. Son, y ante esa realidad no hay apelación posible.
Ahora los votantes del PSOE que pensarondetener a la derecha falangista del PP votando a ZP se encuentran con un dilema tremendo, un pregunta esencial, ¿y ahora qué? Ahora que se el PSOE se ha quitado la careta de la derecha socialdemócrata, ahora que vemos a qué intereses sirven, ahora, dicen: ¿a quién votamos?, ¿qué nos queda?, ¿cuál es la alternativa? Está claro que quienes se mueven en esos parámetros no son los borregos que consideran que la alternativa es más derecha, y más derecha fascista. Sino que de pronto se han visto huérfanos. Y ahora el partido comunista –si no estuviera desecho y secuestrado por los cristianos con Centella a la cabeza- tendría su espacio. El partido comunista dejó de ser comunista y marxista, dejó de ser un agente revolucionario, dimitió a favor de un plato de lentejas en el democrático sistema parlamentario español (por cierto, muy democrático no debe ser cuando están denunciando su falsedad democrática).Quedó en manos de ecocristioanos, lógica consecuencia de haber sido dirigido por un anticomunista como Santiago Carrillo. Ahora no sirve para nada, ni para recoger firmas. Los comunistas estamos fuera de esa cofradía de ecocristianos; desorganizados y actuando como francotiradores desde la esquina en la que nos hallamos sin ton ni son, sin un plan de acción para derrocary derrotar al sistema capitalista. No se trata de coger las pistolas, se trata de actuar inteligentemente destrozando el sistema desde dentro y volteando el sistema demofascista, aclarando y limpiando la difusa línea que empuerca la pertenencia de clase.
No es poco lo que se puede hacer.
Si existiera el partido comunista ahora estaría en la calle. Estaría en la calle desde hace años. Tendría militantes revolucionarios y combatientes de una pieza. Dirigentes insobornables que no se dejaran acariciar por la mano de quienes poseen todo y no dan nada y jamás lo darán de buena gana. Tendría un objetivo y un fin claro, y entonces sí que podría aparecer en estos momentos como una alternativa a la socialdemocracia ante estos votantes desoreintados y huérfanos políticamente.
Por qué no se reclama el cambio legislativo, por qué no se modifican leyes que han insultado a las capas populares –aunque en su adocenamiento no se sientan insultadas- como la eliminación en 2008 del Impuesto de patrimonio (7.400 millones de euros para los bolsillos de la clase dominante); por qué no se incrementa el IRPF hasta el 56% donde ya estaba en 1996; por qué no se impone a las SICAV el 30% como a cualquier sociedad anónima; por qué no se ataja el fraude fiscal que alcanza los 100.000 millones de euros; por qué no. Y si nos fijamos novulneramos ni una sola norma ni ningún principio de los que consideran los propios socialdemócratas como esenciales.
Si algo tienen y han tenido los comunistas es que han hecho pedagogía en los tajos y en las calles. Enseñemos a los demás que en este sistema un trabajador con sueldo que no supere 1500 € mensuales tributa entre el12 y el 15 %, y que el gran capital escondido en las SICAV tributa por cada 2.400€ solamente 24 € (el 1%). Que la derecha socialdemócrata que gobierna ahora concede a los empresarios la rebaja de 1,5 puntos en la cotización a la Seguridad Social (cada punto suponen 3.500 millones de €), por lo que los empresarios se embolsarán 5.000 millones de € al año.
No hace falta sacar las pistolas para hacer la revolución, basta con desalojar a quienes gobiernan y establecer un gobierno de hombres y mujeres honrados que no cedan a las llamadas del emperador y que no se dejen tutelar como si fueran los cónsules imperiales en Hispania; que no se dejen amedrentar por los especuladores a quienes con la ley en la mano –claro está que reformada democráticamente- se les mete en el trullo y se les embarga cuantos bienes posean los tengan donde los tengan.
Hay tanto que hacer tan sencillo y, lo que es más llamativo, sin que se vulnere la juridicidad del sistema. Con tus leyes –reformadas por los mecanismos previstos- acabo contigo y se defiende a la población de tal abuso y expolio. Para eso debiera de haber una fuerza política organizada que se mostrara como una real alternativa. El partido comunista sería la solución, pero no existe.Se olvidó de hacer clase, de ser partido, y de avanzar en la educación y formación ideológica de las clases populares.
Preguntaba el socialdemócrata honrado ¿a quién voto ahora? Lo han dejado huérfano. El PSOE siempre ha sido el partido del gran capital;del PP eso y mucho más ( tiene ver con el crimen durante años de fascismo); IU no tiene cuadros ni dirigentes y para colmo se han emporcado con los ecocristianos –son los ecocristianos- y no son alternativa para nada ni para nadie. ¿Qué queda?, la autoorganización comunista y la federación de la misma entrando en la cabeza del obrero adocenado –el lumpen y los desclasados que tan bien señalara Marx- y de esa clase “media” (identificada con el coche y la tele de plasma) que cree que no está explotada y que nada tiene que ver con la lucha de clases. No votarán nunca a los comunistas –dirán algunos, y tienen razón al decirlo- porque los comunistas se llevan la vaca. Sin darse cuenta de que ahora no hay vaca que llevarse porque nada tienen después de toda un vida trabajando, y no fueron los comunistas los que les dejaron sin nada, han sido los estupendos demócratas que sirven, y son, al propio sistema de explotación capitalista.
Más capitalismo, más ruina. Pero todos piensan en salir de pobres porque todas las semanas se juega a la bonoloto, y uno siempre puede ser el afortunado, “así que el sistema no es tan malo”, permite enriquecerse a uno entre millones, y culminan con la cristiana reflexión “a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga”. Así, entre la resignación y la jaculatoria se desenvuelve esta clase obrera de “plasma y coche”, que lloriquea en lugar de luchar, y votará más derecha para acabar con la derecha que es ZP, y no se les ocurre pensar que la clase a la que pertenecen tiene una alternativa de clase: el comunismo y la libertad. Para pensarlo, alguien habría de educarlos, y ese papel históricamente corresponde a los sindicatos de clase (CCOO y UGT sólo son oficinas desde donde se gestionanintereses burocráticos y pactos sociales que ponen al conjunto de la clase obrera al pie de los caballos del gran capital) y, por supuesto, a un partido comunista que sea el ariete desde donde golpear física e ideológicamente a las fuerzas que representan al capital. Esto no es novedoso, es el abc de la lucha de clases.
Preguntaba yo al socialdemócrata honrado si estaría por la labor de ayudar a modificar el sistema establecido, y contestaba afirmativamente, para añadir a renglón seguido: ¿pero a quién voto?.