Entre­vis­ta a San­dra Gam­boa. «Bajo Uri­be casi se han tri­pli­ca­do los ase­si­na­tos de civi­les por fuer­zas estatales»

¿Podría expli­car­nos resu­mi­da­men­te qué es el Colec­ti­vo de Abo­ga­dos José Alvear Res­tre­po, don­de usted ejer­ce como abo­ga­da?El Colec­ti­vo de Abo­ga­dos José Alvear Res­tre­po es una orga­ni­za­ción no guber­na­men­tal colom­bia­na que lle­va ya trein­ta años dedi­ca­da a la defen­sa de los dere­chos huma­nos en Colom­bia. Tene­mos una con­cep­ción de los dere­chos huma­nos como una inte­gra­li­dad. Eso ha impli­ca­do que en el dere­cho interno colom­biano repre­sen­te­mos a víc­ti­mas y defen­da­mos a dete­ni­dos polí­ti­cos y de con­cien­cia, y empren­da­mos otro tipo de accio­nes en orden a ase­gu­rar la Ver­dad, la Jus­ti­cia y la Repa­ra­ción en diver­sas juris­dic­cio­nes del sis­te­ma judi­cial colom­biano. Asi­mis­mo hace­mos un liti­gio inter­na­cio­nal ante el Sis­te­ma Inter­ame­ri­cano y el de Nacio­nes Uni­das. Actual­men­te espe­ra­mos que la Cor­te Penal Inter­na­cio­nal pose sus ojos pron­ta­men­te sobre la reali­dad colom­bia­na, e igual­men­te hace­mos un tra­ba­jo en dere­chos eco­nó­mi­cos, socia­les y cul­tu­ra­les, así como tene­mos un equi­po de accio­nes cons­ti­tu­cio­na­les. Igual­men­te con­ta­mos con una ofi­ci­na de pren­sa que repro­du­ce las noti­cias del acon­te­cer en mate­ria de dere­chos huma­nos en Colom­bia y cons­ti­tu­ye un impor­tan­te espa­cio de expre­sión de los movi­mien­tos socia­les, sin­di­ca­les, orga­ni­za­ti­vos en Colombia.

Sobre el Colec­ti­vo de Abo­ga­dos se han lan­za­do muchas calum­nias des­de el ámbi­to esta­tal y para­es­ta­tal colom­biano. ¿Podría acla­rar­nos cómo se finan­cia el Colec­ti­vo y cuál es su ámbi­to de acción?

La Cor­po­ra­ción Colec­ti­vo de Abo­ga­dos se defi­ne des­de el huma­nis­mo social. Ésa es, por decir­lo de algu­na for­ma, «la ideo­lo­gía polí­ti­ca» del Colec­ti­vo de Abo­ga­dos. Noso­tros nos finan­cia­mos con pro­yec­tos que ase­gu­ran, pri­me­ro, una inde­pen­den­cia del Esta­do: cuan­do hay inde­pen­den­cia tie­nes la posi­bi­li­dad de decir lo que pien­sas y de ejer­cer una labor crí­ti­ca y en defen­sa real de los dere­chos fundamentales.

La asis­ten­cia que pres­ta­mos a las víc­ti­mas es gra­tui­ta. Si hay algún ingre­so por algu­nas accio­nes que gana­mos, esto entra a aumen­tar nue­va­men­te lo que es el fon­do para defen­sa de las víc­ti­mas. No hay un enri­que­ci­mien­to a títu­lo ins­ti­tu­cio­nal o indi­vi­dual, sino una per­ma­nen­te ubi­ca­ción de recur­sos para poder seguir aten­dien­do la situa­ción de los dere­chos huma­nos en Colom­bia, que es gra­ve. Cuan­do se es un abo­ga­do defen­sor de los dere­chos huma­nos, el per­te­ne­cer a una orga­ni­za­ción como ésta cons­ti­tu­ye no sólo un honor, sino un espa­cio don­de pre­ci­sa­men­te el tema eco­nó­mi­co no sigue sien­do el lími­te que nor­mal­men­te es en la asis­ten­cia a las víc­ti­mas y a los per­se­gui­dos por razo­nes políticas.

Un honor, pero tam­bién un ries­go. ¿Podría expli­car­nos qué supo­ne para un abo­ga­do el estar vin­cu­la­do a una orga­ni­za­ción como la Alvear Restrepo?

Real­men­te es una situa­ción que se com­par­te, no sólo con los abo­ga­dos del Colec­ti­vo, sino en gene­ral con todos quie­nes ejer­cen, de una for­ma u otra, la defen­sa de los dere­chos huma­nos en Colom­bia. Par­ti­cu­lar­men­te, se está en este momen­to pro­ce­san­do ante algu­nos estra­dos judi­cia­les, entre ellos ante la Cor­te Supre­ma de Jus­ti­cia, una per­se­cu­ción exis­ten­te, orga­ni­za­da des­de lo más encum­bra­do del Esta­do colom­biano, con­tra orga­ni­za­cio­nes de dere­chos huma­nos, con­tra líde­res sin­di­ca­les y socia­les. Son apro­xi­ma­da­men­te cua­tro pro­ce­sos, uno de ellos en la Cor­te Supre­ma de Jus­ti­cia con­tra Jor­ge Nogue­ra don­de, entre otras muchas cosas, se deter­mi­na su res­pon­sa­bi­li­dad en el sumi­nis­tro de lis­ta­dos de sin­di­ca­lis­tas, polí­ti­cos de opo­si­ción, diri­gen­tes socia­les, etc. con des­tino al para­mi­li­tar Jor­ge 40, muchas per­so­nas de las cua­les fue­ron efec­ti­va­men­te ase­si­na­das. Actual­men­te, este caso se ade­lan­ta por tres de estos homi­ci­dios, y esta­mos ante la Cor­te sur­tien­do la eta­pa de jui­cio, espe­ran­do que final­men­te la Cor­te ten­ga las con­di­cio­nes para poder admi­nis­trar jus­ti­cia en un ambien­te sen­sa­to, un ambien­te de paz, lo cual por aho­ra es un poco impre­vi­si­ble, en la medi­da en que se han denun­cia­do inten­tos de ase­si­na­to de magis­tra­dos de la Cor­te Supre­ma de Jus­ti­cia, así como algu­nos tes­ti­gos han denun­cia­do que han sido de una for­ma u otra pre­sio­na­dos en rela­ción con los tes­ti­mo­nios que han de vertirse.

La situa­ción en las regio­nes de Colom­bia real­men­te es lamen­ta­ble. Hay un núme­ro de abo­ga­dos que son ase­si­na­dos, pero últi­ma­men­te y con mayor cru­de­za duran­te estos dos perío­dos pre­si­den­cia­les de Uri­be, se han pre­sen­ta­do lo que son las deten­cio­nes arbi­tra­rias: hemos lle­ga­do al extre­mo de que un diri­gen­te del Movi­mien­to Nacio­nal de Víc­ti­mas de Esta­do está sopor­tan­do la cri­mi­na­li­za­ción de su accio­nar y está sien­do acu­sa­do de ser un para­mi­li­tar de ultra­de­re­cha. Es una cosa absur­da, y en este con­tex­to tam­bién están las posi­bi­li­da­des de la des­apa­ri­ción for­za­da, de una eje­cu­ción extra­ju­di­cial, de una deten­ción arbitraria…

Pero no nos vamos a callar. Nues­tro com­pro­mi­so con los dere­chos huma­nos sigue, a pesar de enten­der los alcan­ces de una peli­gro­sa com­pren­sión de los dere­chos huma­nos por par­te del Esta­do. Lo que se ha ven­ti­la­do en estos pro­ce­sos es que orga­nis­mos esta­ta­les veri­fi­ca­ban inclu­so los infor­mes de dere­chos huma­nos que saca­ban inclu­so orga­ni­za­cio­nes de dere­chos huma­nos como una prác­ti­ca con­sue­tu­di­na­ria, por con­si­de­rar que podrían afec­tar la ins­ti­tu­cio­na­li­dad que ellos refle­jan en una per­so­na, que es Álva­ro Uri­be Vélez.

Sería con­ve­nien­te que nos acla­ra­ra la dimen­sión del caso en el que usted actúa como abo­ga­da de las víc­ti­mas, por­que muchas veces, se habla del «escán­da­lo de las chu­za­das del DAS» y mucha gen­te entien­de que son escu­chas ile­ga­les, pero que «al fin y al cabo se hicie­ron para pre­ser­var la segu­ri­dad de todos los colom­bia­nos». En este caso, ¿de qué esta­mos hablan­do exac­ta­men­te, y por qué hay tan­to mie­do por par­te del Esta­do colom­biano de que se sepa la verdad?

Real­men­te, el caso de Nogue­ra es sólo uno de los múl­ti­ples casos que evi­den­cian la exis­ten­cia de un apa­ra­to orga­ni­za­do de poder, de un apa­ra­to cri­mi­nal, que emer­gía del Esta­do, que accio­na­ba con fun­cio­na­rios esta­ta­les, que tenía diver­sos eje­cu­to­res, y que, entre otras cosas, lo más míni­mo que rea­li­za­ban, que ya es de por sí muy gra­ve, eran las escu­chas, los segui­mien­tos per­ma­nen­tes, las inter­cep­ta­cio­nes de todo tipo de comu­ni­ca­cio­nes de los miem­bros del Colec­ti­vo de Abo­ga­dos José Alvear Res­tre­po, sus ami­gos, sus fami­lia­res, las víc­ti­mas y todas las per­so­nas con las que tenían algu­na rela­ción per­so­nal o labo­ral, sino que ade­más, tam­bién se ha deter­mi­na­do el envío de sufra­gios, de coro­nas fúne­bres, la redac­ción y la exis­ten­cia de unos manua­les de redac­ción de ame­na­zas, ame­na­zas que efec­ti­va­men­te fue­ron veri­fi­ca­das.… La his­to­ria de per­se­cu­ción que había­mos sufri­do, los ata­ques, los hechos que había­mos veni­do denun­cian­do con el hallaz­go de unos archi­vos den­tro de la mis­ma sede del Depar­ta­men­to Admi­nis­tra­ti­vo de Segu­ri­dad (DAS) han toma­do sen­ti­do y han expli­ca­do cómo en reali­dad no se tra­ta de un tema de sim­ples inter­ven­cio­nes tele­fó­ni­cas o de correos elec­tró­ni­cos, sino que en reali­dad nos encon­tra­mos fren­te a un cri­men de lesa huma­ni­dad; un cri­men de lesa huma­ni­dad de per­se­cu­ción que coin­ci­de ade­más con un cri­men de lesa huma­ni­dad de tor­tu­ra, por­que son niños, son muje­res que entre­gan su tra­ba­jo por la cons­truc­ción de la paz en Colom­bia quie­nes han sido las víc­ti­mas pre­di­lec­tas de este apa­ra­to de poder criminal.

¿Cuál es la tesis sobre la que uste­des tra­ba­jan para demos­trar la cul­pa­bi­li­dad de Jor­ge Nogue­ra en este caso, y del Esta­do colom­biano? ¿Cómo se pue­de lle­gar a esta­ble­cer ese víncu­lo entre los crí­me­nes del para­mi­li­ta­ris­mo y el Esta­do colombiano?

Fren­te a eso hay dos cosas que hay que tener pre­sen­tes. La pri­me­ra, es que el Depar­ta­men­to Admi­nis­tra­ti­vo de Segu­ri­dad (DAS) es un orga­nis­mo esta­tal que depen­de de mane­ra direc­ta del pre­si­den­te de la Repú­bli­ca. No exis­te nin­gún pun­to inter­me­dio entre el pre­si­den­te de la Repú­bli­ca y el Direc­tor del DAS. Estas actua­cio­nes que se desa­rro­llan tan­to en el pro­ce­so que actual­men­te cono­ce la Cor­te Supre­ma, con­tra Jor­ge Aure­lio Nogue­ra, como las demás inves­ti­ga­cio­nes, como las demás inves­ti­ga­cio­nes que se desa­rro­llan en diver­sas fis­ca­lías, entre ellas, ante el Des­pa­cho del Fis­cal Gene­ral de la Nación, lo que evi­den­cian es la crea­ción y la implan­ta­ción de una estruc­tu­ra. La juris­pru­den­cia de Dere­cho Penal Inter­na­cio­nal se ha ocu­pa­do en evi­den­ciar cómo hay muchos apa­ra­tos que se orga­ni­zan des­de el mis­mo poder esta­tal para per­se­guir o exter­mi­nar a deter­mi­na­dos gru­pos. A par­tir Wel­zel y de unas crí­ti­cas que le hace Roxin a Wel­zel, se vie­ne a con­fi­gu­rar una obser­va­ción dog­má­ti­ca deno­mi­na­da la auto­ría media­ta. Esta auto­ría media­ta ha sido dis­cu­ti­da por las Salas de Cues­tio­nes Pre­li­mi­na­res 1 y 3 de la Cor­te Penal Inter­na­cio­nal, y lo que se ha obser­va­do es la apli­ca­ción ini­cial­men­te por par­te de las Salas de Cues­tio­nes Pre­li­mi­na­res, de lo que se lla­ma la coau­to­ría media­ta en los apa­ra­tos orga­ni­za­dos de poder, y ya con el caso Al Bashir tene­mos el pri­mer caso don­de el Fis­cal de la Cor­te Penal Inter­na­cio­nal direc­ta­men­te impu­ta y soli­ci­ta medi­das a la Sala de Cues­tio­nes Pre­li­mi­na­res fun­dán­do­se en esta teoría.

Noso­tros en la obser­va­ción del caso de Nogue­ra Cotes en par­ti­cu­lar lle­ga­mos a la con­clu­sión de que ana­li­zan­do el caso des­de un codo­mi­nio fun­cio­nal, es decir, una lógi­ca de coau­to­ría dog­má­ti­ca­men­te reco­no­ci­da, podía con­cluir­se su res­pon­sa­bi­li­dad; pero tam­bién podría hacer­se des­de la empre­sa cri­mi­nal común, o median­te la coau­to­ría media­ta. La can­ti­dad de medios de prue­ba docu­men­ta­les, tes­ti­mo­nia­les y de toda índo­le que obran en con­tra de Nogue­ra Cotes per­mi­ten deter­mi­nar su res­pon­sa­bi­li­dad de for­ma abso­lu­ta­men­te concluyente.

En esta vía, y tenien­do en cuen­ta que éste es sólo un peque­ño aso­mo hacia la pun­ta del ice­berg, en este caso hemos veni­do fun­da­men­tán­do­lo en la coau­to­ría media­ta por­que a nues­tro jui­cio reve­la de una for­ma más com­ple­ta y ade­cua­da cuál es la estruc­tu­ra cri­mi­nal que sub­ya­ce a la veri­fi­ca­ción de crí­me­nes de lesa huma­ni­dad con­tra la pobla­ción colombiana.

Asis­ti­mos en las últi­mas sema­nas a una serie de ata­ques por par­te del mis­mo pre­si­den­te Uri­be hacia refu­gia­dos colom­bia­nos que están en el exte­rior hacien­do una acti­vi­dad de defen­sa de los dere­chos huma­nos en dife­ren­tes pun­tos de Euro­pa, inclu­so con la afir­ma­ción de que «hay que aca­bar­los». Aquí en Espa­ña inclu­so la apa­ri­ción de un auto que lle­ga a acu­sar inclu­so al Gobierno de Vene­zue­la de haber cola­bo­ra­do con las FARC y con ETA, pero sin que se sepa en qué prue­bas se está basan­do, y arre­me­ti­das con­tra per­so­nas que tra­ba­jan en el acom­pa­ña­mien­to a los dere­chos huma­nos en Colom­bia. ¿Esta­mos ante un meca­nis­mo nue­vo o en Colom­bia tam­bién es habi­tual que la Jus­ti­cia se uti­li­ce para perseguir?

Lamen­ta­ble­men­te uno de los meca­nis­mos más uti­li­za­dos con­tra la pobla­ción civil colom­bia­na ha sido los pro­ce­sa­mien­tos y las deten­cio­nes arbi­tra­rias, que han sido un lugar común. Hace unos años hubo un reco­no­ci­mien­to a nivel inter­na­cio­nal del tema de estas deten­cio­nes masi­vas arbi­tra­rias. La impre­sión que exis­te en muchos casos es que estas deten­cio­nes masi­vas arbi­tra­rias se han fini­qui­ta­do, pero lamen­ta­ble­men­te esto no es así. En Colom­bia son per­se­gui­das las per­so­nas por la región don­de resi­den, por su pen­sa­mien­to, por su ejer­ci­cio aca­dé­mi­co, etc. Actual­men­te están pro­ce­sa­dos el perio­dis­ta William Parra, el pro­fe­sor Miguel Ángel Bel­trán… casual­men­te estas per­so­nas son acu­sa­das por el mis­mo fis­cal, en unos pro­ce­sos que se han dis­tin­gui­do por la vul­ne­ra­cion del debi­do pro­ce­so, y en unas con­di­cio­nes de tal mag­ni­tud, que con­si­de­ra­mos que la inde­pen­den­cia judi­cial pue­de estar seria­men­te afec­ta­da, en la medi­da en que si una deci­sión toma­da por la Cor­te, nece­sa­ria­men­te o con mucha fre­cuen­cia, es dis­cu­ti­da en tér­mi­nos abso­lu­ta­men­te hos­ti­les des­de el Eje­cu­ti­vo, ¿qué pue­de espe­rar un juez de infe­rior ran­go que no tie­ne el nivel de pro­tec­ción que pue­de tener la Cor­te Supre­ma para admi­nis­trar jus­ti­cia? Noso­tros tene­mos muchos casos en las regio­nes don­de los jue­ces no tie­nen siquie­ra un poli­cía que esté a la entra­da de su des­pa­cho, a pesar de lle­var casos abso­lu­ta­men­te graves.

El pano­ra­ma no es el mejor. No obs­tan­te, los defen­so­res de dere­chos huma­nos segui­re­mos apli­can­do y exi­gien­do el res­pe­to a nues­tros dere­chos fun­da­men­ta­les. Para dar un ejem­plo, en el caso del perio­dis­ta William Parra, des­pués de que debi­mos pre­sen­tar una acción de tute­la que gana­mos para que no nos escon­die­ran el expe­dien­te y para poder tener acce­so a que se defi­nie­ran unas prue­bas, yo fui con­mi­na­da por el fis­cal a com­por­tar­me «como una dama» ‑según sus pala­bras- «no como una sim­ple abo­ga­da liti­gan­te». El ejer­ci­cio es limi­ta­ti­vo, hay vul­ne­ra­ción del debi­do pro­ce­so, pero noso­tros segui­re­mos en nues­tra labor de denun­cia y de exi­gen­cia de los dere­chos de nues­tros defen­di­dos y de las víc­ti­mas, y nece­sa­ria­men­te se pre­ci­sa rodear la admi­nis­tra­ción de Jus­ti­cia, con for­ma­ción, con medi­das de pro­tec­ción que per­mi­tan tomar las deci­sio­nes con­for­me a la ley y sin nece­si­dad de nin­gún tipo de presión.

Ayer hubo una pre­gun­ta par­la­men­ta­ria en el Con­gre­so de los Dipu­tados espa­ñol. Un dipu­tado pre­gun­tó al minis­tro de Asun­tos Exte­rio­res, Miguel Ángel Mora­ti­nos, por la situa­ción de los dere­chos huma­nos en Colom­bia y las rela­cio­nes con este gobierno. La res­pues­ta del minis­tro de Exte­rio­res fue que el pre­si­den­te Álva­ro Uri­be ha hecho mucho por la mejo­ra de la situa­ción de dere­chos huma­nos en Colom­bia y que se ha veni­do notan­do la mejo­ra. ¿Cuál es la res­pues­ta que des­de los pro­fe­sio­na­les que tra­ba­jan día a día con las víc­ti­mas y que ven la reali­dad se le pue­de dar al can­ci­ller español?

Lo que yo pue­do decir es que en Colom­bia tene­mos un con­flic­to arma­do, tene­mos una situa­ción de vul­ne­ra­ción abso­lu­ta de los dere­chos fun­da­men­ta­les que, lamen­ta­ble­men­te, se ha agra­va­do con la pre­sen­cia de Álva­ro Uri­be Vélez en el poder. Tene­mos unas cifras gran­dí­si­mas de eje­cu­cio­nes extra­ju­di­cia­les, y obser­va­mos que la tasa de eje­cu­cio­nes extra­ju­di­cia­les don­de inclui­mos a las per­so­nas civi­les que han sido ase­si­na­das direc­ta­men­te por fuer­zas esta­ta­les, es una tasa que se ha más que dupli­ca­do y casi tri­pli­ca­do en los dos perío­dos de Uri­be. Y com­pa­ran­do estos dos perío­dos, usted lo que obser­va es que se ha sos­te­ni­do el incre­men­to de eje­cu­cio­nes extra­ju­di­cia­les en Colom­bia. Y no es una situa­ción insu­lar, en algún depar­ta­men­to, es una situa­ción gene­ra­li­za­da, ade­más sis­te­má­ti­ca, que plan­tea una polí­ti­ca. Eje­cu­cio­nes que se incre­men­ta­ron con pos­te­rio­ri­dad al año 2005, a tra­vés de un decre­to, expe­di­do des­de el Minis­te­rio de Defen­sa, estan­do como minis­tro de Defen­sa el actual can­di­da­to San­tos, don­de ponían pre­cio por la cabe­za de supues­tos insur­gen­tes que fue­ran asesinados.

Noso­tros hace­mos un lla­ma­do a los bue­nos ofi­cios que pue­dan hacer­se des­de el exte­rior para con­tri­buir a que en Colom­bia se reco­noz­ca que hay un con­flic­to arma­do, para que se pue­da apli­car y res­pe­tar el Dere­cho Inter­na­cio­nal Huma­ni­ta­rio por todas las par­tes. La coope­ra­ción con Colom­bia debe ser una coope­ra­ción para la paz, y hago un lla­ma­do a la impor­tan­cia de la soli­da­ri­dad inter­na­cio­nal, de la que depen­de la vida y la muer­te de los defen­so­res de dere­chos huma­nos en Colombia.

Adol­fo Mena Rebe­lión

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