La Habana, 15 feb (PL) La capacidad política es una cualidad indispensable para un estadista, porque de ella dependen el prestigio, soberanía, poderío y el destino del país.
Por eso, desde hace más de una década, cada 16 de febrero, el pueblo coreano festeja uno de sus grandes acontecimiento: el nacimiento de su máximo líder Kim Jong Il, el gran dirigente, como le denominan en la norteña Península Asiática.
El general Kim es el presidente del Comité de Defensa Nacional de la República Popular Democrática (RPDC) y secretario general del Partido del Trabajo de Corea y su onomástico se conmemora bajo el nombre de «Día del sol».
Y, es que el dirigente visita sobre el terreno las grandes obras, fábricas, comunas y unidades militares donde se interesó por las producciones industriales y agrícolas y las condiciones de los trabajadores y campesinos, así como por la disposición combativa de los soldados.
Sólo en el 2009, Kim recorrió más de 200 unidades de todo el territorio durante la cual elaboró la estrategia para la construcción de una potencia próspera y manifestó al mundo la dignidad de la nación coreana, pese a la propagación de medios informativos mediáticos acerca de su precaria salud
Como un rotundo mentís a esa falsedad, este año visitó desde el comienzo de enero más de 20 unidades, inclusive el campo de construcción de la Central Hidroeléctrica de Huichon, la Mina de Jaeryong, una sub unidad adscrita a la División Guardia de Tanques 105 «Seúl» Ryu Kyong Su y el campo de construcción de la Central Hidroeléctrica Juventud número dos de Ryesonggang.
De ahí que, los cambios seculares que se imprimen y las orgullosas creaciones, que se levantan a lo largo y ancho de la RPDC son inconcebibles al margen de la destacada dirección y la intensa ¿¿marcha forzada¿¿ de Kim Jong Il.
La biografía del estadista coreano, que cumple 68 años, muestra que nació en un campamento secreto guerrillero en 1942 durante la lucha contra los colonialistas japoneses en el Monte de Paektu, un lugar luego convertido en un Museo de gran atracción para los visitantes nacionales y extranjeros.
Se formó al lado de su padre, Kim Il Sung, y vivió junto a él las grandes batallas en el proceso de defensa de la Revolución y la edificación socialista.
Esa dirección conjunta consolidó la aplicación de la idea filosófica llamada Juche, que coloca al hombre en el centro de las actividades, dado que lo sitúa como dueño y determinante para forjar el destino de las masas populares y solucionar los problemas en la Revolución y su construcción.
Esto se conjuga también con la derivada política de Songún que considera la cuestión militar como el más importante de los temas estatales lo cual reafirma la fuerza interna para la defensa nacional y la construcción socialista con el Ejercito Popular como núcleo central de la Revolución.
Precisamente, gracias a esa idea de Songun la RPDC, pese a su pequeño territorio y población, brilla por su dignidad y honor en la lucha contra Estados Unidos, la única superpotencia, y por encima de múltiples dificultades económicas construye llena de optimismo un Estado próspero socialista.
Para afrontar las diversas catástrofes naturales sufridas, Kim presentó la orientación de responder con la estrategia de autoconfianza y se puso al frente de la «marcha penosa» para conducir con su ejemplo práctico el Partido, Ejército y Pueblo por el único camino de la victoria en el desarrollo económico e industrial.
Con ese impulso o «marcha acelerada» monumentales obras constructivas resultaron edificadas como la Central Hidroeléctrica Juventud de Anbyon, el Canal Kechon-embalse Thaesong, carretera Juventud Héroe, la Avenida 9 de Septiembre, y los Parques de recreaciones en los montes Kuwol y Chilbo, entre otras.
Pero, lo más sobresaliente en la ofensiva política se plasmó en la considerada Cumbre histórica sostenida entre el 13 y 15 de junio del 2000 entre los máximos dirigentes del Norte y Sur de la Península Coreana.
En esas platicas, el presidente de la Comisión de Defensa Nacional de la RPDC, Kim Jong Il, y el entonces jefe de estado de Corea del Sur, Kim Dae Jung, iniciaron un largo camino para la Reunificación pacífica e independiente de la separada nación del noroeste de Asia.
Para avanzar rápidamente hacia la eliminación pacifica de esas fronteras artificiales establecidas por Estados Unidos durante su agresión, Pyongyang y Seúl coincidieron en tomar en cuenta el elemento común en la propuesta del Sur sobre una Confederación y la del Norte respecto a alguna forma de Federación.
También impulsar la reconciliación, fomentar la cooperación social y económica y facilitar el reencuentro de las familias separadas (más de 10 millones de personas) a causa de la división y la guerra y comenzar con el intercambio de prisioneros.
Además las dos partes se comprometieron a consolidar la mutua confianza al promover el desarrollo de la economía nacional mediante la cooperación económica y el intercambio en todos los campos incluidos el social, cultural, deportivo, salud y medio ambiente.
A ello se sumaron las negociaciones entre los ejércitos en la reconstrucción conjunta de la línea férrea y autopista que enlaza a Seúl y Pyongyang, cortadas a raíz de la guerra de 1950.
Sin embargo, ahora, cuando negros nubarrones se ciernen sobre la Península a causa de la política belicista del Gobierno de Estados Unidos el pueblo norcoreano enarbola contra esa amenaza la Revolución de Songún que prioriza la preparación militar para la defensa.
(*) El autor es Jefe de la Redacción Asia de Prensa Latina y ex corresponsal en China, Corea, Japón, India y Vietnam.
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Juan Nogueira López
Secretario de Comunicaciones
Asociación de Amistad con Corea en el Estado Español