Las expectativas de cambio de escenario que ofrece la nueva estrategia política que se está abriendo paso mayoritariamente en las asambleas de la izquierda abertzale, en consonancia con el «Documento de Altsasu», está generando un indisimulable nerviosismo en algunos partidos y medios. Ayer fue una jornada de filtraciones, reacciones y desmentidos que son un botón de muestra de esta situación.
La apuesta por un «proceso político pacífico y democrático», con una nueva estrategia, nuevas alianzas y nuevos instrumentos, que se está abriendo paso mayoritariamente en las asambleas de la izquierda abertzale, en consonancia con la declaración que más de un centenar de personas referenciales de este sector social hicieron pública el 14 de noviembre en Altsasu, genera nerviosismo en algunos partidos políticos y también en determinados medios de comunicación.
La sensación de que se puede estar gestando un cambio de ciclo político gana terreno en los sectores mejor informados del PSOE ‑que así lo manifiestan en privado- y del PNV, lo que da lugar a diversas maniobras y escaramuzas. El día de ayer fue un botón de muestra de esta complicada situación.
Filtraciones
La jornada comenzó con filtraciones a los medios de comunicación. Ya el jueves la Cadena Ser pasó buena parte del día sosteniendo que «ETA vuelve a imponer la lucha armada en el debate de la izquierda abertzale», en base a un documento denominado «Mugarri» y que «El Mundo» y «Público» ya habían aireado el 23 de noviembre.
Llamativamente, la Ser incluía en su página web cinco párrafos de ese texto en euskara que según la propia cadena tiene 50 folios. En base exclusivamente a esos cinco párrafos ‑y con algunos fallos en la traducción al castellano‑, los periódicos del Grupo Noticias en la CAV abrían sus ediciones de ayer con grandes titulares en los que podía leerse que «La ponencia del “sector duro” supedita la estrategia de Batasuna a la lucha armada». Al mismo tiempo, el presidente del EBB, Iñigo Urkullu, hacía un análisis del mismo en su blog personal.
Entre tanto, a raíz de unas palabras dichas en la mañana del jueves por el propio Urkullu en una entrevista de radio, en las que repetía la necesidad de que los partidos alcancen un «análisis y un diagnóstico compartido» para cuando «nos encontremos ante un final del terroris- mo», «El Correo» publicaba ayer con grandes titulares que «El PNV estudia las bases para crear un gran acuerdo de paz en Euskadi». Y añadía que en verano ya había habido un «antecedente frenado por Joseba Egibar».
Declaraciones
Y tras las filtraciones, llegaron las valoraciones de algunos políticos. El portavoz del PSE, José Antonio Pastor, afirmó en referencia al texto «Mugarri» que «ya dijimos con sucesivos documentos que se iban conociendo de la reflexiones internas de esa llamada izquierda abertzale que no aportaban ninguna novedad». A su juicio, se trata de «mucha retórica, muchos folios para decir lo mismo que venimos oyendo y leyendo muchos años por parte de ese mundo».
En cuanto a la supuesta apuesta del PNV, respondió a Urkullu que «no es el momento de hablar del día después de ETA», sino de hablar de «cómo llegamos a ese día».
Tampoco el presidente del PP de la CAV quiso dejar la oportunidad de hablar sobre estos temas. Antonio Basagoiti pidió al PNV que «colabore y ayude a la derrota» de la organización armada y denunció que esta formación «en lugar de ayudar a la derrota del terrorismo y de arrimar el hombro en la deslegitimación de ETA, manda mensajes sobre abrir puertas y ense- ñar esperanzas a una gente que sigue estando donde ha estado siempre».
Desmentido
Pero al final todo quedó en nada. El presidente del EBB sacó una nota en la que afirmaba que «en relación con algunas informaciones aparecidas en medios de comunicación, PNV quiere dejar claro que no está trabajando en ningún texto, ni en ninguna propuesta a presentar a los partidos políticos sobre pacificación», como ya había dejado claro en la entrevista de la víspera. Urkullu lamentaba que «haya quienes siempre parezcan más interesados en referirse a la lucha contra el terrorismo, no ya tergiversando el planteamiento de PNV, sino utilizándolo como arma arrojadiza».
Y en cuanto al texto «Mugarri», fuentes conocedoras del debate señalan que no está siendo objeto de análisis en las asambleas de la izquierda abertzale, que se basan en el documento «Clarificando la fase política y la estrategia» que distribuyó Batasuna entre sus bases.
El secretario general de Eusko Alkartasuna, Pello Urizar, mostró ayer la convicción de su partido de que «antes o después llegaremos a una confrontación con el Estado, una confrontación democrática y que será solamente política». Si este paso tuviera consecuencias como una posible acción de la Audiencia Nacional, Urizar asumió que «tendremos que aceptarlo».
En una entrevista en Euskadi Irratia, en la que el líder de EA volvió a apostar claramente por «el trabajo en común entre independentistas», le preguntaron sobre las menciones a su partido en el auto del juez Baltasar Garzón que decretó el encarcelamiento de Arnaldo Otegi, Rafa Díez, Sonia Jacinto, Miren Zabaleta y Arkaitz Rodríguez. Urizar recordó que el contenido de los autos de Garzón no es un dato desdeñable. Según señaló textualmente, «por lo que nos cuentan, aparecer en los autos de Garzón no suele ser gratuito. Veremos si tiene consecuencias o no, pero lo que tenemos claro es que, y EA lo ha dicho históricamente, antes o después llegaremos a una confrontación con el Estado, una confrontación democrática y que será solamente política. Mientras sigamos en esa vía, si nos llega algo de la mano de Garzón o de algún otro, tendremos que aceptarlo».
Urizar manifestó, respecto a una posible confrontación con el Estado, que existen «dos opciones»: «admitir» el actual estatus o «avanzar, intensificar la tensión y posibilitar la confrontación institucional o de otro tipo». «Desgraciadamente, creo que va a ser así, porque desde Madrid nunca van a aceptar el derecho de Euskal Herria a ser una nación». Precisó que para la confrontación institucional es necesario conseguir primero una mayoría, y en cuanto a la confrontación en la calle puso como ejemplo la que desarrolló el movimiento insumiso al servicio militar español en los años 80.
Urizar defendió nuevamente «el trabajo en común entre independentistas», y explicó que su partido ya ha hecho públicos «los mínimos» para emprender esa tarea y que la izquierda abertzale, «por lo menos en gran parte», puso sus condiciones en la declaración de Altsasu. Así, indicó que ahora están «a la espera» de que el resto de partidos, sindicatos y agentes sociales «hagan lo mismo para poder entrar ya en concreciones». En cuanto a ETA, señaló su deseo de que «deje la política en manos de los políticos» y que «sólo entre en asuntos técnicos» derivados del desarme. Reiteró que el acuerdo sólo es posible desde la utilización exclusiva de «medios políticos y pacíficos», como «hemos dicho desde el primer día».