Tengo grabada en mi memoria la frase lapidaria con la que un amigo sentenció una discusión acalorada en torno a una mesa donde parecía que se iban a solucionar todos los males de este país: «La culpa no existe, la inventó Dios». Y con el paso del tiempo aún le encuentro más sentido.
Lo de la culpa viene bien los lunes para fustigarnos un poquito más de lo debido por los excesos del fin de semana. Pero si lo acuñó la religión fue para inventar el perdón y esquivar así la responsabilidad que tenemos sobre nuestros actos.
Un ejemplo. Uno puede informar del montaje del guardia civil de Leitza así, diciendo que fue un montaje. O, por el contrario, se puede hacer como «El Mundo». Señalar que el militar resultó herido y añadir un despiece justificando el teatro por ser un policía «marcado por la barbarie de ETA». Es como sugerir ‑y pocas palabras son objetivas- que María del Carmen Moreno ha muerto a consecuencia de una militante de Segi. ¿Que quién era la susodicha? Claro; EiTB no nos ha informado de ello. Era una madrileña de 84 años que el sábado a las 17.00 se dirigía a la parada del autobús. Pero no llegó. Un coche de la Guardia Civil que trasladaba a uno de los jóvenes detenidos en la última razzia se la llevó por delante. Es más, los militares intentaron escaparse cambiando la matrícula.
Pero dejando las culpas a un lado, más preocupante es la responsabilidad. Carente de ella me pareció, por no decir insultante, que la reacción de los «progres» de los jóvenes del PSE a la vendetta de Rubalcaba sea demonizar al Consejo de la Juventud de la CAV por solidarizarse con Segi. Creo que cada uno debe ser consecuente y responsable con lo que hace y dice. Un militante de Segi podría haber elegido ser un estudiante vividor, sin compromiso con nada ni con nadie, apolítico en un país marcado por la política, un chupabotes… Pero aun a sabiendas de que de entrada tendrán seis años de cárcel, todavía hay quienes luchan por los derechos de todos los jóvenes. Y eso, bien o mal, se debe reconocer, porque no todos pueden decir lo mismo. Justo ayer supe qué ofrece JSE a los jóvenes vascos: una campaña de concienciación para promover el sexo «siempre seguro». Sinceramente, no me parece muy responsable. Lo único bueno, el condón, que será gratis.