La OTAN ame­na­za la paz, no la man­tie­ne- Seu­mas Milne

Por lo que res­pec­ta a los seño­res de la gue­rra de Occi­den­te, este fue un buen momen­to para estar en Gales. Una alian­za mili­tar que lle­va deba­tién­do­se duran­te años para poder expli­car por qué sigue exis­tien­do lle­vó una agen­da bien car­ga­da para su reu­nión de New­port. Pue­de que la OTAN no esté en el cen­tro de los pla­nes de Barack Oba­ma y David Came­ron para redo­blar la inter­ven­ción de Orien­te Medio y liqui­dar la “exis­ten­cia” del lla­ma­do Esta­do islá­mi­co. Pero des­pués de 13 años de san­grien­ta ocu­pa­ción de Afga­nis­tán y una cala­mi­to­sa inter­ven­ción en Libia, la alian­za occi­den­tal se ha hecho con un enemi­go que por fin pare­ce ajus­tar­se a lo espe­ra­do. Movién­do­se hoy aquí y allá por la anti­gua repú­bli­ca sovié­ti­ca de Esto­nia, el pre­si­den­te nor­te­ame­ri­cano decla­ró que la OTAN esta­ba lis­ta para defen­der Euro­pa de la “agre­sión rusa”.

El secre­ta­rio gene­ral de la OTAN, Anders Fogh Ras­mus­sen – que insis­tía como pri­mer minis­tro en 2003 en que «Irak dis­po­ne de armas de des­truc­ción masi­va …lo sabe­mos» – ha dis­tri­bui­do imá­ge­nes por saté­li­te para demos­trar que Rusia ha inva­di­do Ucra­nia. Para no ser menos, el pri­mer minis­tro bri­tá­ni­co ha com­pa­ra­do a Vla­di­mir Putin con Hitler.

La cum­bre estu­vo pla­ni­fi­can­do una fuer­za de reac­ción rápi­da que se des­ple­ga­ría en Euro­pa orien­tal para disua­dir a Mos­cú. Gran Bre­ta­ña envia tro­pas a Ucra­nia de manio­bras. En Washing­ton, los hal­co­nes del Con­gre­so abu­chean el apa­ci­gua­mien­to y exi­gen acción para dotar a Ucra­nia de «una fuer­za de com­ba­te más capa­ci­ta­da para resis­tir» a Rusia.

Cual­quier espe­ran­za de que las decla­ra­cio­nes del pre­si­den­te de Ucra­nia sobre un acuer­do de alto el fue­go pudie­ran seña­lar el final del con­flic­to se vinie­ron aba­jo cuan­do su pri­mer minis­tro, Arseny Yatse­niuk – un favo­ri­to de los nor­te­ame­ri­ca­nos en Kiev – des­cri­bió a Rusia como «Esta­do terro­ris­ta» y, ani­ma­do por Ras­mus­sen, exi­gió que se per­mi­tie­ra a Ucra­nia ingre­sar en la OTAN. [Mano­ta­zos de aho­ga­do para no reco­no­cer públi­ca­men­te el triun­fo de Rusia en el con­flic­to ucra­niano, al con­se­guir un acuer­do que favo­re­ce a los sepa­ra­tis­tas, y ade­más jus­to en medio de la reu­nión de la OTAN]. Fue pre­ci­sa­men­te la ame­na­za de que Ucra­nia se vie­ra atraí­da a una alian­za mili­tar hos­til a Rusia, pese a la opo­si­ción de la mayo­ría de los ucra­nia­nos y de su gobierno elec­to de enton­ces, lo que, para empe­zar, des­en­ca­de­nó esta cri­sis. En lugar de man­te­ner la paz, la OTAN ha sido la cau­sa del recru­de­ci­mien­to de las ten­sio­nes y la guerra.

Que es lo que ha sido des­de que se fun­dó la OTAN en 1949, en el cul­men de la Gue­rra Fría, seis años antes del Pac­to de Var­so­via, supues­ta­men­te como tra­ta­do defen­si­vo con­tra una ame­na­za sovié­ti­ca. Se afir­ma a menu­do que la Alian­za man­tu­vo duran­te 40 años la paz en Euro­pa, cuan­do no hay de hecho la menor evi­den­cia de que la Unión Sovié­ti­ca haya teni­do inten­ción de ata­car algu­na vez.

Tras el derrum­be de la URSS, el Pac­to de Var­so­via se disol­vió debi­da­men­te. Pero la OTAN, no, pese haber per­di­do osten­si­ble­men­te su razón de exis­tir. Si su obje­ti­vo hubie­ra sido la paz, podría haber­se con­ver­ti­do en un ins­tru­men­to de segu­ri­dad colec­ti­va que inclu­ye­ra a Rusia.

Por el con­tra­rio, se dotó de un nue­vo man­da­to «fue­ra de área» para librar gue­rras uni­la­te­ra­les, de Yugos­la­via a Afga­nis­tán y Libia, como van­guar­dia de un nue­vo orden mun­dial domi­na­do por EEUU. En Euro­pa, sen­tó las bases para la gue­rra de Ucra­nia al rom­per el com­pro­mi­so nor­te­ame­ri­cano con Mos­cú y exten­der­se inexo­ra­ble­men­te hacia el Este: pri­me­ro a los paí­ses del anti­guo Pac­to de Var­so­via, lue­go inclu­so has­ta la anti­gua Unión Soviética.

Pero el «pre­mio gor­do», como dijo el año pasa­do el direc­tor del Fon­do Nacio­nal para la Demo­cra­cia, finan­cia­do por EEUU, era una Ucra­nia divi­di­da étni­ca­men­te. Des­pués de que EEUU cerra­ran con Ucra­nia un acuer­do de aso­cia­ción con víncu­los mili­ta­res que excluía tra­tos con Rusia– y de que el pre­si­den­te de Ucra­nia, corrup­to pero elec­to, que se negó a fir­mar­lo, fue­se derro­ca­do en un gol­pe, aun­que sea con otro nom­bre, res­pal­da­do por EEUU – no resul­ta muy para­noi­de que Rusia se toma­se el asal­to del poder como una ame­na­za a sus intere­ses centrales.

Seis meses des­pués, la resis­ten­cia del Este de Ucra­nia ‑res­pal­da­da por Mos­cú- a los nacio­na­lis­tas ‑apo­ya­dos por la OTAN- se ha con­ver­ti­do en gue­rra a gran esca­la. Se cuen­tan miles de muer­tos y se han mul­ti­pli­ca­do las vio­la­cio­nes de dere­chos huma­nos, con­for­me las tro­pas guber­na­men­ta­les y sus auxi­lia­res para­mi­li­ta­res bom­bar­dean zonas civi­les, secues­tran, detie­nen y tor­tu­ran a sos­pe­cho­sos de sepa­ra­tis­mo a esca­la masiva.

Las fuer­zas ucra­nia­nas res­pal­da­das por gobier­nos occi­den­ta­les inclu­yen gru­pos como el bata­llón neo­na­zi Azov, cuyo sím­bo­lo es el emble­ma de las tro­pas nazis de asal­to duran­te la gue­rra mun­dial. El régi­men de Kiev, cada vez más repre­si­vo, tra­ta aho­ra de prohi­bir el par­ti­do comu­nis­ta ucra­niano, que con­si­guió el 13% de los votos en las últi­mas elec­cio­nes parlamentarias.

Pero al cabo, la OTAN, entre cuyos miem­bros ha habi­do en el pasa­do gobier­nos fas­cis­tas, nun­ca ha sido muy quis­qui­llo­sa en mate­ria de demo­cra­cia. No hay evi­den­cia de sus afir­ma­cio­nes de que tro­pas rusas han inva­di­do Ucra­nia orien­tal. Los sumi­nis­tros de armas y las inter­ven­cio­nes encu­bier­tas en apo­yo de los rebel­des del Don­bás – inclu­yen­do fuer­zas espe­cia­les y para­mi­li­ta­res – ya son otra cuestión.

Pero eso es exac­ta­men­te lo que poten­cias de la OTAN tales como EEUU, Gran Bre­ta­ña y Fran­cia se han ocu­pa­do de hacer por todo el mun­do duran­te años, de Nica­ra­gua a Siria y Soma­lia. La idea de que Rusia ha inven­ta­do una nue­va for­ma de «gue­rra híbri­da» en Ucra­nia es estrafalaria.

Eso no sig­ni­fi­ca decir que la gue­rra por dele­ga­ción entre la OTAN y Rusia en Ucra­nia no sea un asun­to feo y peli­gro­so. Pero no es nece­sa­rio tener­le sim­pa­tía algu­na al auto­ri­ta­ris­mo oli­gár­qui­co de Putin para reco­no­cer que la OTAN y la UE, y no Rusia, han des­ata­do la cri­sis, y que son los pode­res occi­den­ta­les los que se resis­ten al acuer­do nego­cia­do que repre­sen­ta la úni­ca salida.

Ese acuer­do ten­drá que incluir auto­no­mía fede­ral, igual­dad de dere­chos para las mino­rías y neu­tra­li­dad mili­tar como míni­mo: en otras pala­bras, nada de OTAN. Aho­ra que el derra­ma­mien­to de san­gre y el cen­tro de gra­ve­dad polí­ti­ca de Kiev se está des­pla­zan­do a la dere­cha con­for­me implo­sio­na la eco­no­mía ucra­nia­na, sólo sus patro­ci­na­do­res occi­den­ta­les pue­den con­se­guir que se asien­te. La alter­na­ti­va, des­pués de Cri­mea, es la esca­la­da y la desintegración.

A la OTAN le gus­ta ver­se como si fue­ra la comu­ni­dad inter­na­cio­nal. En reali­dad, se tra­ta de un club mili­tar inter­ven­cio­nis­ta y expan­sio­nis­ta de esta­dos del mun­do rico y de sus saté­li­tes que se uti­li­za para dar cur­so a los intere­ses estra­té­gi­cos y eco­nó­mi­cos occi­den­ta­les. Tal como demues­tra Ucra­nia, lejos de man­te­ner la paz, la OTAN supo­ne una ame­na­za para la misma.

The Guar­dian. Tra­duc­ción para sin​per​mi​so​.info: Lucas Antón. Extrac­ta­do por La Hai­ne

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *