La gue­rra a con­trol remo­to de Oba­ma- Diagonal

Infografía: Sancho Ruiz.Info­gra­fía: San­cho Ruiz. 

Rober­to Mon­to­ya, perio­dis­ta y autor del recien­te libro ‘Dro­nes, la muer­te por con­trol remo­to’, ana­li­za el alcan­ce de la nue­va estra­te­gia béli­ca de EE UU.

Todos los mar­tes por la maña­na, en la Situa­tion Roomde la Casa Blan­ca se cele­bra una reu­nión. Un equi­po com­pues­to por los máxi­mos respon­sables de la Inte­ligencia esta­dou­ni­den­se pre­sen­ta al pre­si­den­te su ‘kill list’, sus pro­pues­tas de can­di­da­tos a ser eje­cu­ta­dos extra­ju­di­cial­men­te en algu­na par­te del mun­do. Barack Oba­ma tie­ne la últi­ma pala­bra. Los dro­nes son su arma estre­lla para lle­var a cabo los asesinatos.

Era el 23 de enero de 2009, habían pasa­do sólo tres días des­de la toma de poder del pri­mer pre­si­den­te afro­ame­ri­cano de la his­to­ria de Esta­dos Uni­dos. Los perió­di­cos y tele­vi­sio­nes de todo el mun­do dedi­ca­ban toda­vía gran espa­cio a des­ta­car seme­jan­te even­to. El ‘Yes, We Can’ reso­na­ba por doquier. Eran muchos los que que­rían creer en las ambi­cio­sas pro­me­sas del fla­man­te pre­si­den­te, creer en que un cam­bio pro­fun­do era posi­ble. El gran seduc­tor, Super­man Oba­ma, pare­cía capaz de ente­rrar la sinies­tra tra­di­ción impe­ria­lis­ta de su país des­pués de más de dos siglos y dar ini­cio a un nue­vo orden mundial.

Jue­gos de guerra

Los pri­me­ros en com­pro­bar que eso era sólo un espe­jis­mo, que todo ame­na­za­ba con ir inclu­so a peor, no fue­ron agu­dí­si­mos ana­lis­tas inter­na­cio­na­les sino los pobla­do­res de la remo­ta aldea de Zera­ki, en la zona de Mir Ali, en Wazi­ris­tán Nor­te, Pakis­tán. Sobre las cin­co de la tar­de de aquel 23 de enero los aldea­nos escu­cha­ron un rui­do “como de un abe­jo­rro” sobre­vo­lan­do sus cabe­zas, dirían lue­go, pero no vie­ron nada al alzar la vis­ta. Poco des­pués cayó el pri­mer misil Hell­fi­re lan­za­do por el abe­jo­rro, un dro­ne, con­tra una vivien­da de esa aldea. La edi­fi­ca­ción que­dó des­trui­da, varias per­so­nas muer­tas o muti­la­das. Los sobre­vi­vien­tes y algu­nos veci­nos se acer­ca­ron para ayu­dar a las víc­ti­mas. Y cayó el segun­do misil, aca­ban­do con la vida de más per­so­nas. Entre 11 y 15 per­so­nas murie­ron en el ata­que. Oba­ma se había estrenado.

No fue el úni­co ata­que con dro­nes de ese día. No muy lejos de allí, en Wazi­ris­tán Sur, en la aldea Gan­ki Khei, en la zona de Wana, se regis­tra­ba el segun­do. La meto­do­lo­gía, siem­pre la mis­ma, el pilo­to, que pue­de estar a 10.000 kiló­me­tros de dis­tan­cia, cómo­da­men­te sen­ta­do en un sillón en una base mili­tar en Esta­dos Uni­dos, reci­be la orden de dis­pa­rar con­tra el obje­ti­vo que los ojos del dro­ne le mues­tran en varios moni­to­res. Sólo le hace fal­ta pul­sar su joys­tick para que el dro­ne lan­ce de inme­dia­to un pri­mer misil. Una vez que com­prue­ba los efec­tos del impac­to, com­ple­ta la fae­na, dis­pa­ra otro misil para rema­tar a los heri­dos o para matar a quie­nes se acer­can a pres­tar auxilio.

El segun­do ata­que de ese día con­tra otra vivien­da pro­vo­có entre seis y diez muer­tos. Mien­tras en el pri­me­ro, fuen­tes ofi­cio­sas de la CIA ase­gu­ra­ron que habían muer­to “cin­co mili­tan­tes de Al Qae­da” –sin men­cio­nar que murie­ron tam­bién entre seis y nue­ve per­so­nas más, algu­nas niños–, en el segun­do caso se tra­tó direc­ta­men­te de un error, una mala infor­ma­ción. Tiem­po des­pués se sabría que quien había pro­por­cio­na­do los deta­lles de los obje­ti­vos de gran valor al pre­si­den­te había sido el pro­pio direc­tor de la CIA, el gene­ral Hay­den, a quien Oba­ma habría cri­ti­ca­do por su fal­ta de precisión.

Si des­de la pri­me­ra incur­sión letal con dro­nes, en 2002, has­ta 2009, sólo se habían pro­du­ci­do 48 ata­ques –con dece­nas de muer­tos – , en la era Oba­ma, ini­cia­da ese año, la cifra habría de dis­pa­rar­se a un rit­mo enlo­que­ce­dor: en cin­co años se pro­du­je­ron 390 ata­ques, con un sal­do de entre 4.000 y 5.000 víc­ti­mas mor­ta­les. Al menos el 20% de ellas, una de cada cin­co víc­ti­mas, eran civi­les. El grue­so, tali­bán o acti­vis­tas de Al Qae­da u otros gru­pos de esca­so valor, muchas veces cam­pe­si­nos reclu­ta­dos a la fuer­za o atraí­dos por la posi­bi­li­dad de con­tar con una paga mise­ra­ble y comida.

Sólo entre el 1,5% y el 2% de las víc­ti­mas eran diri­gen­tes. Los ata­ques con avio­nes no tri­pu­la­dos, que comen­za­ron en 2002 en Yemen y Afga­nis­tán, se exten­de­rían a Pakis­tán, Irak, Soma­lia, Libia y otros paí­ses. La mayo­ría de las eje­cu­cio­nes extra­ju­di­cia­les come­ti­das por medio de dro­nes fue­ron rea­li­za­das por la CIA o por el Pen­tá­gono, pero el Rei­no Uni­do, ese gran alia­do de EE UU para todas sus aven­tu­ras mili­ta­res, ha teni­do tam­bién par­ti­ci­pa­ción en ope­ra­cio­nes con­jun­tas o en soli­ta­rio, per­si­guien­do sus pro­pios objetivos.

Oba­ma cre­yó encon­trar en los dro­nes la fór­mu­la ideal para dar con­ti­nui­dad a la gue­rra con­tra el terror de Bush y, a su vez, evi­tar el recha­zo nacio­nal cada vez mayor que ya pro­vo­ca­ba en EE UU la muer­te de los miles de jóve­nes sol­da­dos caí­dos en las gue­rras de Iraq y Afga­nistán. El mediá­ti­co pre­si­den­te vio tam­bién que la gue­rra pro­ta­go­ni­za­da por dro­nes, diri­gi­dos por con­trol remo­to des­de miles de kiló­me­tros de dis­tan­cia, le per­mi­tía a EE UU eli­mi­nar las tibias crí­ti­cas de la lla­ma­da comu­ni­dad inter­na­cio­nal ante el cúmu­lo de atro­pe­llos a la pobla­ción civil que siem­pre van vin­cu­la­dos con las inter­ven­cio­nes de sus tro­pas en con­flic­tos en el extranjero.

Como dio­ses

El pre­si­den­te esta­dou­ni­den­se pare­ce copiar así la meto­do­lo­gía prac­ti­ca­da des­de hace años por Israel, don­de un equi­po com­pues­to por repre­sen­tan­tes de las fuer­zas arma­das, del Mos­sad y ase­so­res anti­te­rro­ris­tas, ofre­ce al pri­mer minis­tro perió­di­ca­men­te la car­ta con los dis­tin­tos can­di­da­tos a morir, víc­ti­mas de un misil lan­za­do por un dro­ne, por medio de los dis­pa­ros de fuer­zas espe­cia­les camu­fla­das actuan­do en terri­to­rio pales­tino ocu­pa­do o por agen­tes lle­van­do a cabo ase­si­na­tos selec­ti­vos en el exterior.

Cuan­do los mar­tes sus ase­so­res le pre­sen­tan la ‘kill list’ de la sema­na, el demó­cra­ta Oba­ma eva­lúa los pros y los con­tras de esa ope­ra­ción clan­des­ti­na, valo­ra la impor­tan­cia del suje­to, valo­ra las con­se­cuen­cias polí­ti­cas que pue­da tener el ase­si­na­to, y deci­de matar o per­do­nar al can­di­da­to de turno. Tal como lo hacían los reyes abso­lu­tis­tas, o como el César, cuan­do, tras una con­tien­da entre gla­dia­do­res en el cir­co romano, indi­ca­ba con un movi­mien­to de su pul­gar, hacia arri­ba o hacia aba­jo, si el gla­dia­dor ven­ci­do en la are­na mere­ce­ría vivir o morir.

A pesar de que en Euro­pa, como en gran par­te del mun­do, la cri­sis eco­nó­mi­ca ha lle­va­do a sus gobier­nos neo­li­be­ra­les a recor­tar en la mayo­ría de los casos drás­ti­ca­men­te los pre­su­pues­tos para I+D civil, no suce­de lo mis­mo sin embar­go con la I+D mili­tar, que sigue en gene­ral dota­da de impor­tan­tes medios para inves­ti­gar y desa­rro­llar armas cada vez más ‘inte­li­gen­tes’ y autónomas.

Al igual que ha suce­di­do en el terreno de la carre­ra nuclear, las gran­des poten­cias se esfuer­zan por com­pe­tir en el cam­po de las armas inte­li­gen­tes sabien­do que en ello se jue­ga hoy día la supe­rio­ri­dad mili­tar. A pesar de su papel de van­guar­dia en ese sen­ti­do, EE UU teme que tec­no­lo­gías como la de los dro­nes pue­dan ser usa­das un día por sus adver­sa­rios –poten­cias o pode­ro­sos gru­pos terro­ris­tas– para ata­car sus ciu­da­des. ¿Que suce­de­ría si Washing­ton o Nue­va York fue­ran ata­ca­das por flo­ti­llas de cien­tos de dro­nes con explo­si­vos lan­za­dos con­tra ins­ta­la­cio­nes de alto valor?

La gue­rra del futu­ro ya está aquí

Según el tenien­te gene­ral Dave Dep­tu­la, de la USAF, des­de 2009 se han entre­na­do más pilo­tos de dro­nes que pilo­tos de cazam­bom­bar­de­ros con­ven­cio­na­les. La deman­da ha aumen­ta­do en un 300%, sos­te­nía. El Pen­tá­gono pre­vé que en pocos años se fabri­ca­rán menos bom­bar­de­ros con­ven­cio­na­les y más dro­nes cum­pli­rán su fun­ción. En sep­tiem­bre de 2013 tuvo lugar una expe­rien­cia iné­di­ta: la pre­sen­ta­ción en públi­co de la modi­fi­ca­ción de un caza­bom­bar­de­ro F16, uno de los mode­los que más se uti­li­zan en las gue­rras de Iraq y Afga­nis­tán, para con­ver­tir­lo en un dron.

El “subi­dón” de los pilotos

Algu­nos pilo­tos hablan del “subi­dón” que les pro­du­ce la expe­rien­cia. Otros que­da­ron trau­ma­ti­za­dos. El coro­nel Matt Mar­tin ama­ba su tra­ba­jo. “A veces me sen­tía como Dios lan­zan­do rayos des­de lejos”, escri­bió en su libro Pre­da­tor. Otros, sin embar­go, que­da­ron trau­ma­ti­za­dos y aban­do­na­ron las fuer­zas arma­das. Bran­don Bryant lo expli­có así en una entre­vis­ta: “A tra­vés de los moni­to­res he vis­to morir a hom­bres, muje­res y niños; en aque­lla épo­ca nues­tros misi­les no deja­ban nada vivo don­de impactaban”.

Lo que un dron pue­de conseguir

“Los cuer­pos esta­ban tan des­he­chos que fue impo­si­ble dife­ren­ciar entre niños, jóve­nes, adul­tos y ancia­nos, todos fue­ron ente­rra­dos como ani­ma­les en una fosa común”, tes­ti­fi­có ante un sub­co­mi­té del Sena­do de EE UU en abril de 2013 Farea al Mus­li­mi, cono­ci­do acti­vis­ta social yeme­ní que fue tes­ti­go de la matan­za pro­vo­ca­da por los misi­les dis­pa­ra­dos des­de un dron ­esta­dou­ni­den­se con­tra su aldea, en la remo­ta loca­li­dad de Wes­sab. Y aña­dió: “Lo que antes los vio­len­tos no logra­ban, un ata­que de dro­nes lo con­si­guió en un ins­tan­te: aho­ra hay un inten­so odio con­tra Amé­ri­ca en Wessab”.

Esta­dou­ni­den­ses entre las víctimas

En el año 2013 el fis­cal gene­ral de Esta­dos Uni­dos, Eric Hol­der, reco­no­ció que cua­tro de los ase­si­na­dos con dro­nes habían naci­do en terri­to­rio esta­dou­ni­den­se. “Basa­do en prin­ci­pios lega­les de vie­jas gene­ra­cio­nes y en deci­sio­nes de la Cor­te Supre­ma des­de la Segun­da Gue­rra Mun­dial y ante los con­flic­tos actua­les, que­da cla­ro, y es lógi­co que así sea, que la sim­ple ciu­da­da­nía esta­dou­ni­den­se no haga a esos indi­vi­duos inmu­nes de con­ver­tir­se en obje­ti­vos”, dijo el fis­cal general.

¿Una aca­de­mia de dro­nes en Galicia?

El Minis­te­rio de Defen­sa espa­ñol, el Pen­tá­gono y exper­tos de la OTAN ana­li­zan al menos des­de 2007 la posi­bi­li­dad de ins­ta­lar en Espa­ña una de las bases prin­ci­pa­les para adies­trar a pilo­tos de dro­nes mili­ta­res. Se pen­só ini­cial­men­te en la loca­li­dad de Tras­mi­ras, en Ouren­se, pero a par­tir de 2013 tomó cuer­po la idea de que se esta­ble­cie­ra en Lugo, en el aeró­dro­mo de Rozas. Los veci­nos de la zona crea­ron una pla­ta­for­ma para recha­zar ese pro­yec­to. El gru­po par­la­men­ta­rio de Alter­na­ti­va Gale­ga de Esquer­da (AGE) pidió en rue­da de pren­sa en 2013 que se para­li­za­ran las prue­bas con drones

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