Con­tra­he­ge­mo­nía: La “belle­za” agre­so­ra – Willey Peñuela

La base La hege­mo­nía cul­tu­ral del capi­tal no se ha cons­ti­tui­do en poco tiem­po, muchos de los meca­nis­mos cul­tu­ra­les de domi­na­ción han sido el resul­ta­do de una evo­lu­ción de meca­nis­mos pro­pios de otras épo­cas que resul­ta­ban atrac­ti­vos a la cla­se domi­nan­te de las diver­sas socie­da­des. En Euro­pa es cos­tum­bre anti­gua la elec­ción de reyes y rei­nas fic­ti­cios para la cele­bra­ción de fies­tas. En nues­tras socie­da­des lati­no­ame­ri­ca­nas, carac­te­ri­za­das por la lucha his­tó­ri­ca entre colo­nia­je e inde­pen­den­cia, las for­mas cul­tu­ra­les “correc­tas” casi siem­pre debían con­tar con la venia de la igle­sia cató­li­ca euro­pea como el ente regu­la­dor con­for­ma­dor de la mora­li­dad. Sin embar­go, en la his­to­ria con­tem­po­rá­nea la influen­cia de la igle­sia euro­pea ha veni­do dis­mi­nu­yen­do y ha pasa­do a ser fun­da­men­tal la pro­mo­ción esta­dou­ni­den­se de for­mas cul­tu­ra­les, prin­ci­pal­men­te para impul­sar negocios.

Los con­cur­sos de belle­za tal como se cono­cen hoy, vie­nen de Esta­dos Uni­dos, no de Euro­pa. Los pri­me­ros inten­tos tuvie­ron for­ma de un nego­cio pla­ye­ro en Dela­wa­re, y comen­za­ron a ser habi­tua­les en las pla­yas, comen­zó a expan­dir­se este nego­cio en for­ma de fran­qui­cia pla­ye­ra. Se hizo ofi­cial por pri­me­ra vez cuan­do se desa­rro­lló el pri­mer Miss Esta­dos Uni­dos, en Atlan­tic City, 1921.

Estra­te­gia de Guerra

La idea de los con­cur­sos de belle­za, no tuvo tan­to arrai­go y con­so­li­da­ción sino has­ta que fue impul­sa­do por el poder nor­te­ame­ri­cano. En la segun­da gue­rra mun­dial se reclu­ta­ron a las “rei­nas de belle­za” para entre­te­ner a las tro­pas y ven­der bonos, como una estra­te­gia comu­ni­ca­cio­nal esta­dou­ni­den­se para legi­ti­mar la gue­rra y aso­ciar­la al entre­te­ni­mien­to. A par­tir del impul­so de los órga­nos de poder de los Esta­dos Uni­dos, se con­so­li­dó el mode­lo de con­cur­sos de belle­za como lo cono­ce­mos hoy.

En Vene­zue­la

Vene­zue­la no había cono­ci­do los con­cur­sos de belle­za has­ta 1952 cuan­do Pan­ame­ri­can Air­ways dele­gó a una per­so­na para fun­dar el nego­cio en nues­tro país, con fines de legi­ti­mar el con­cur­so Miss Mun­do con una par­ti­ci­pan­te venezolana.

En el país no tuvie­ron sufi­cien­te fuer­za estos con­cur­sos has­ta que en 1962 la tris­te­men­te céle­bre Radio Cara­cas Tele­vi­sión trans­mi­tió por pri­me­ra vez el even­to. En la épo­ca ya los prin­ci­pa­les gru­pos eco­nó­mi­cos abra­za­ban la idea de hacer­se de estas fran­qui­cias pues iden­ti­fi­ca­ron que este tipo de con­cur­sos impul­sa un mode­lo de belle­za que requie­re muchí­si­mas com­pras cos­mé­ti­cas coti­dia­nas y dia­rias. El sis­te­ma capi­ta­lis­ta enton­ces, reco­no­ció en los con­cur­sos de belle­za, una for­ma cul­tu­ral que le brin­da­ba muchí­si­mos recur­sos a la indus­tria cos­mé­ti­ca, tex­til, entre muchí­si­mas otras. Exal­ta­ba el con­su­mo y ter­mi­na­ba bene­fi­cian­do al gran capi­tal trans­na­cio­nal en pro­por­cio­nes inima­gi­na­bles. El mode­lo esté­ti­co impul­sa­do cada vez se ha hecho más exi­gen­te para aumen­tar el gran con­su­mo y por lo tan­to las gran­des cor­po­ra­cio­nes bus­ca­ron apo­de­rar­se de los con­cur­sos. Así fue como la orga­ni­za­ción Cis­ne­ros en la déca­da de los 80 se apo­de­ró de la fran­qui­cia de los con­cur­sos de belle­za y dele­gó a Osmel Sou­za como el diri­gen­te de la organización.

La Agre­sión Permanente 

Este mode­lo de con­cur­sos es siem­pre una for­ma cul­tu­ral suma­men­te agre­si­va para millo­nes y millo­nes de muje­res en el mun­do, en espe­cial en nues­tro país. Ya des­de niñas muchí­si­mas de nues­tras muje­res se sien­ten exclui­das y agre­di­das por el sis­te­ma cul­tu­ral con aque­lla vie­ja cos­tum­bre per­sis­ten­te de las rei­nas de car­na­val (tal vez here­da­das de la vie­ja Euro­pa) en la que una niña era real­za­da y mos­tra­da como la más bella de todas delan­te de otras cien­tos de niñas que que­da­ban exclui­das y agre­di­das por una for­ma cul­tu­ral aje­na a la huma­ni­dad mis­ma. Ese tipo de con­cur­sos se rea­li­zan hoy día con abso­lu­ta liber­tad. No debe­ría per­mi­tir­se que se agre­da con tan­ta natu­ra­li­dad a niñas.

No fal­ta quien afir­me con par­si­mo­nia que eso es par­te de nues­tras tra­di­cio­nes, pues, de ser­lo, hay que trans­for­mar­las. No pue­den todas las supues­tas tra­di­cio­nes ser posi­ti­vas; para la for­ma­ción de una cul­tu­ra nues­tra basa­da en la con­vi­ven­cia hay que supe­rar for­mas his­tó­ri­cas como esa.

Ade­más de la eta­pa infan­til don­de millo­nes de niñas sufren la exclu­sión cul­tu­ral de los con­cur­sos loca­les, se han con­ver­ti­do en una per­ma­nen­te y sis­te­má­ti­ca agre­sión los con­cur­sos de belle­zas para muje­res adul­tas. Algu­nos pen­sa­rán: “yo no he vis­to a nin­gu­na Miss ni a Osmel Sou­za meter­se con nin­gu­na mujer, ni agre­dir a nadie. Esos cha­bu­rros si son fas­ti­dio­sos y amar­ga­dos”. La agre­sión de la publi­ci­dad, de estos con­cur­sos, de la tele­vi­sión, de los medios de comu­ni­ca­ción, de la músi­ca, del cine, y de otros apa­ra­tos cul­tu­ra­les, tie­nen esa carac­te­rís­ti­ca: Son suti­les y pare­cen has­ta agra­da­bles a la per­cep­ción huma­na, a veces inclu­so las peo­res agre­sio­nes se pre­sen­tan en for­mas cari­ta­ti­vas. Sin embar­go, sus men­sa­jes de fon­do son siem­pre de una agre­si­vi­dad tan gran­de que mere­ce el aná­li­sis de toda la sociedad.

Pero hay que expli­car­lo, a veces no bas­ta tener la razón. Un sis­te­ma cul­tu­ral que ha cap­ta­do tan­tas sim­pa­tías no se com­ba­te sino hacien­do ver a quie­nes tie­nen esa sim­pa­tía que se tra­ta de una agre­sión. Tam­po­co se logran los mejo­res resul­ta­dos agre­dien­do a quie­nes sien­ten la sim­pa­tía. Para el des­mon­ta­je hay que ser más hábi­les que los agre­so­res. Aún no he des­cu­bier­to la mejor mane­ra, pero hay que construirla.

Con­cur­sos y Mode­lo Capitalista

Muchí­si­mas empre­sas se bene­fi­cian de los con­cur­sos de belle­zas. Pero este nego­cio es mucho más impac­tan­te y pro­fun­do que cual­quier otro. Basa­do en una agre­sión a las for­mas físi­cas de la gran mayo­ría de las muje­res del país, impul­sa un mode­lo casi inal­can­za­ble de belle­za con el obje­ti­vo de crear muje­res INCONFORMES con­si­go mis­mas y así lograr el gran obje­ti­vo: VENDERLES MUCHOS PRODUCTOS, tan varia­dos como las incon­for­mi­da­des que gene­ra el mode­lo esté­ti­co. Dichas incon­for­mi­da­des gene­ran día tras días des­or­de­nes ali­men­ti­cios gra­ves y des­equi­li­brios psi­co­ló­gi­cos en millo­nes de muje­res. ¿toda­vía se duda de que sean una agresión?

Así que cui­da­do a las cama­ra­das muje­res cuan­do afir­man no sea­mos tan amar­ga­dos, que se tra­ta de un “sim­ple con­cur­so”. No se tra­ta sólo de eso, hay que pen­sar­lo a fon­do. Cui­da­do a las cama­ra­das con estar legi­ti­man­do for­mas de agre­sión capi­ta­lis­tas con­tra millo­nes de mujeres.

Cui­da­do tam­bién a las y los revo­lu­cio­na­rios con creer que los enemi­gos son quie­nes sien­ten la sim­pa­tía por los con­cur­sos, o las muje­res mis­mas que par­ti­ci­pan (que en ese caso serían vic­ti­mas úti­les); hay que carac­te­ri­zar y enfren­tar un sis­te­ma cul­tu­ral que no se redu­ce sólo a los con­cur­sos, sino que se repro­du­ce dicho mode­lo esté­ti­co en la publi­ci­dad, en el cine, en la tele­vi­sión y en muchí­si­mas esfe­ras de la sociedad.

A quie­nes no con­si­de­ren que el víncu­lo entre los con­cur­sos de belle­zas y el capi­ta­lis­mo es tan fuer­te, ima­gí­nen­se una cosa: Si los con­cur­sos pro­mo­vie­ran una belle­za 100% natu­ral, son pro­duc­tos, ni maqui­lla­jes, ni ope­ra­cio­nes, ni nada, segu­ra­men­te no fue­ran trans­mi­ti­dos por TV y Osmel estu­vie­ra metien­do currícu­lo en algu­nas empresas.

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