Disi­den­cias. Pri­mer trans­fe­mi­ci­dio del año en Argen­ti­na: la Jus­ti­cia empe­zó a inves­ti­gar 10 días después

Por Vic­to­ria Rodrí­guez, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 9 de enero de 2022. 

Alda­na Lorenz, una mujer trans de 35 años, murió 10 días des­pués de ser ata­ca­da. Ni la poli­cía ni la fis­ca­lía inves­ti­ga­ron el moti­vo de la gol­pi­za mien­tras estu­vo internada.

En la vís­pe­ra de Navi­dad, Alda­na Lorenz lle­gó jun­to a un fami­liar al hos­pi­tal J. B. Itu­rras­pe con un fuer­te trau­ma­tis­mo en la cabe­za. Por la gra­ve­dad de la heri­da la deri­va­ron al hos­pi­tal Cullen. Allí ase­gu­ran que la per­so­na que la acom­pa­ña­ba dijo que Alda­na fue ata­ca­da por su her­mano en una casa de barrio La Rani­ta, al noroes­te de San­ta Fe capital. 

Sin embar­go, ni la poli­cía ni el Minis­te­rio Públi­co de la Acu­sa­ción (MPA) toma­ron cono­ci­mien­to del hecho –pese a que el caso fue rela­ta­do por los medios loca­les– has­ta este lunes cuan­do la joven trans falle­ció. Recién 10 días des­pués del ata­que, comen­zó la investigación.

Alda­na tenía 35 años, ejer­cía la pros­ti­tu­ción pero tam­bién se las rebus­ca­ba lle­van­do cosas a un true­que. Quie­nes la cono­cie­ron recuer­dan que le gus­ta­ba mucho maqui­llar­se y, cuan­do podía, jun­ta­ba algu­nos pesos para com­prar­se algo nue­vo. “Yo la cono­cí por el año 99. Era una chi­ca muy lin­da y lle­na de sue­ños, como todas noso­tras cuan­do somos chi­cas. Des­pués el tiem­po nos va cam­bian­do”, lamen­ta Pris­ci­la Mar­tí­nez, mili­tan­te trans.

Y agre­ga: “La vi atra­ve­sar cosas muy difí­ci­les que la fue­ron cam­bian­do. Ella tuvo pro­ble­mas y muchas veces se que­dó en mi casa. Pero lo que hay que decir es que fue una per­so­na con sue­ños trun­ca­dos. Creo que lo que le tocó vivir (antes del cri­men) es por la fal­ta de con­ten­ción fami­liar, del Esta­do y la expul­sión real que sen­ti­mos en el estu­dio, en lo labo­ral. De no ser capa­ces de vivir otra vida y de tener que adap­tar­nos a lo que tene­mos. Yo la recuer­do como una per­so­na lle­na de sue­ños que la vida le fue truncando”.

No fue sólo un golpe

Hace unos meses, mien­tras ejer­cía la pros­ti­tu­ción, un hom­bre la embis­tió con su moto des­pués de no que­rer pagar­le. No podía iden­ti­fi­car al agre­sor, así que no reali­zó la denuncia. 

Del ata­que le que­da­ron varias secue­las que le impi­die­ron seguir con sus acti­vi­da­des. Tenía un gol­pe fuer­te en la pier­na que le seguía moles­tan­do y mareos pro­duc­to del gol­pe en la cabeza.

Tenía que tra­tar­se pero aún no le habían dicho cuán­do en el hos­pi­tal, según con­tó a sus cono­ci­dos. Que­ría vol­ver a tra­ba­jar para ayu­dar un poco a su mamá con quien vivía y sobre­vi­vía con una asis­ten­cia del municipio.

Los pocos datos del caso

Por lo que se pudo recons­truir, el 24 de diciem­bre a la hora de la sies­ta tuvo una dis­cu­sión con su her­mano en la casa de su mamá, en barrio La Rani­ta, y él la habría gol­pea­do con un ele­men­to cor­tan­te en la cabeza. 

Tuvo frac­tu­ra de crá­neo y eso agra­vó el pro­ble­ma que ella tenía, por lo que la lle­va­ron al hos­pi­tal Itu­rras­pe. De allí se deci­dió deri­var­la al José María Cullen.

En el hos­pi­tal fue inter­ve­ni­da y que­dó en tera­pia, sin reci­bir visi­tas, has­ta que el lunes falle­ció. Recién cuan­do se cono­ció su muer­te se dio inter­ven­ción a la poli­cía y se noti­fi­có al Minis­te­rio Públi­co de la Acu­sa­ción (MPA). 

Habían pasa­do 10 días que hubie­ran sido cla­ves para escla­re­cer el hecho y dete­ner al agresor.

El mar­tes se toma­ron las pri­me­ras decla­ra­cio­nes a los fami­lia­res de Alda­na y el jue­ves se rea­li­za­ron dos alla­na­mien­tos. Uno en la casa del her­mano de la víc­ti­ma, a quien se bus­ca como pre­sun­to autor del ata­que y que está pró­fu­go; y otro en la casa de la mamá de Alda­na, don­de ocu­rrió la agresión. 

Fuen­tes de la inves­ti­ga­ción con­fir­ma­ron a Pre­sen­tes que se secues­tra­ron ele­men­tos de valor para com­pro­bar los hechos y que, en el lugar, se noti­fi­có a la madre de la joven falle­ci­da a quien se le atri­bu­ye “la pre­sun­ta auto­ría del deli­to de aban­dono de persona”.

La sole­dad de la pandemia

Ale­jan­dra Iro­ni­ci, refe­ren­te de Miser San­ta Fe (Movi­mien­to de Inte­gra­ción Sexual, Étni­ca y Reli­gio­sa), expli­có a Pre­sen­tes que, más allá de las carac­te­rís­ti­cas indi­vi­dua­les de este cri­men, hay que pres­tar aten­ción al impac­to que la pan­de­mia tuvo en las per­so­nas trans y travestis.

“Creo que la pan­de­mia ter­mi­nó de des­truir a la comu­ni­dad trans. Nos ence­rró en una cár­cel pro­pia en don­de a las com­pa­ñe­ras, que ya venían mal, se les suma la fal­ta de empleo, la infla­ción y el no saber dón­de vivir. La sole­dad de la pan­de­mia ter­mi­nó de refun­dir y matar a toda la comu­ni­dad trans tra­ves­ti”, enfa­ti­za Ironici.

Ade­más remar­có la fal­ta de res­pues­tas sobre por qué se demo­ró la comu­ni­ca­ción con la poli­cía y el MPA, razón por la cual el mar­tes a las 11 varias orga­ni­za­cio­nes se con­vo­ca­rán en la puer­ta del hos­pi­tal José María Cullen para recla­mar que se inves­ti­gue y se san­cio­ne a las per­so­nas res­pon­sa­bles. Des­de el MPA remar­ca­ron que esa situa­ción no es moti­vo de inves­ti­ga­ción por el momen­to por­que se con­si­de­ra una cues­tión administrativa.

“Invi­ta­mos a todas las orga­ni­za­cio­nes de diver­si­dad y a la socie­dad a con­vo­car­se en la puer­ta del hos­pi­tal. Que­re­mos soli­ci­tar hablar con el direc­tor del hos­pi­tal, que­re­mos cono­cer por qué se actuó como se hizo y por qué no se cum­plie­ron los pro­to­co­los”, des­ta­có Ironici.

Fuen­te: Agen­cia Presentes

Itu­rria /​Fuen­te

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