Cuba. Vicen­te Feliú. Ele­gía a la coherencia

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 18 de diciem­bre de 2021.

Ins­ti­tu­cio­nes de la cul­tu­ra cuba­na lamen­tan el falle­ci­mien­to del tro­va­dor Vicen­te Feliú, a cau­sa de un infar­to. 1947 – 2021.

-¿Nos toma­mos un cafecito? 

Con esa gran excu­sa, en una cal­ma de la cru­da de la pan­de­mia, nos vimos en una esqui­na del Veda­do haba­ne­ro, don­de se reúnen los jóve­nes a leer y charlar.

Encon­tra­mos el espa­cio de silen­cio en Cuba­li­bro para con­ver­sar sobre Sara Gon­zá­lez y la Nue­va Tro­va, e incluir­la en un libro en pre­pa­ra­ción. Un par de cafe­ci­tos con azú­car prie­ta, hace exac­ta­men­te un año atrás. 

La pri­me­ra ima­gen que ten­go de Sara debe ser de fina­les del año 1968, o a más tar­dar, 1969. Eran los con­cier­tos del Cen­tro de la Can­ción Pro­tes­ta de la Casa de las Amé­ri­cas, que se crea a par­tir del pri­mer encuen­tro de tro­va­do­res en 1967 en que tuvo lugar en Cuba, el pri­mer encuen­tro mundial.

Vicen­te Feliu can­tan­do La Bayamesa

– Vicen­te, hábla­me de ese con­cier­to, el primero.

– Des­pués del con­cier­to ini­ciá­ti­co, en el públi­co está­ba­mos Mar­tín Rojas, Eduar­do Ramos y yo. Sil­vio ha escri­to sobre eso: “La suer­te fue que en el públi­co esta­ban Vicen­te Feliú, Mar­tín Rojas, Eduar­do Ramos y Belin­da Romeu, y entre todos sí que pudi­mos armar algo pare­ci­do a un con­cier­to de “can­cio­nes de con­te­ni­do”, que era como se les decía por entonces”.

– Otra de las suer­tes era que el ICAIC los fil­ma­ba, docu­men­ta­ba todo eso, por­que noso­tros está­ba­mos prohi­bi­dos. De noso­tros no se habla­ba y no salía­mos en la televisión.

– ¿Prohi­bi­dos?

– 1968 – 69. La tele­vi­sión la diri­gía Jor­ge “Papi­to” Ser­gue­ra, don­de está­ba­mos com­ple­ta­men­te prohi­bi­dos. Solo salía­mos en los Noti­cie­ro ICAIC. Debes haber vis­to esas imá­ge­nes don­de salen Pablo, Noel, mon­tón de gen­tes más que can­ta­ban, en esos con­cier­tos mensuales.

– ¿Esa pri­me­ra vez que vis­te a Sara, fue allí?

– Pues fui con mi pare­ja de enton­ces, y en esa tari­ma, se sube aque­lla mucha­chi­ta con saya esco­lar gris y rayi­tas, gor­di­ta y rubie­ci­ta, can­tan­do con una gui­ta­rra: “La era está parien­do un cora­zón”. Era Sara Gon­zá­lez y la inter­pre­ta­ba descomunalmente.

Eso lo supe años des­pués, por­que Sara apa­re­ce en algún momen­to posi­ble­men­te en esos mis­mos con­cier­tos. Cuan­do Sil­vio regre­sa de su via­je en bar­co, enero del 1970, se fun­da el Gru­po de expe­ri­men­ta­ción Sono­ra, y la lla­ma para que gra­be el tema de “Los Coman­dos del Silencio. 

Sara Gon­zá­lez. I Foto: Cor­te­sia de May­ra Martinez.

– Esa fue la can­ción que la pro­yec­tó comer­cial­men­te por la televisión. 

– Era el tema del espa­cio tele­vi­si­vo “Aven­tu­ras”, que diri­gió Eduar­do Moya. Pobre­ci­ta, Sil­vio se la dio con dos o tres tonos por deba­jo del de ella. O sea, se la mues­tra gra­ba­da con su voz ‑imi­ta a Sil­vio- “Un hom­bre se levan­ta, sen­ta­do en la mañana…”

– Eso nada mas lo saben los músicos.

– Exac­to, por­que Sara en eso era “una bes­tia”. Lo hizo mejor que nadie. Era una trom­ba aque­lla mucha­chi­ta. Así apa­re­ció en los con­cier­tos de la Casa de las Amé­ri­cas. Ya en el gru­po de Expe­ri­men­ta­ción Sono­ra, nos empe­za­mos a cono­cer más.

– ¿Des­de enton­ces coincidieron?

– Si, a par­tir de la crea­ción del Movi­mien­to de la Nue­va Trova.

– Del pri­mer encuen­tro de jóve­nes tro­va­do­res el 2 de diciem­bre de 1972, nos reuni­mos en la Ciu­dad de Manzanillo.

– ¿Ya Sara esta­ba inclui­da en el Movimiento?

– Como todos los tro­va­do­res, nos encon­tra­mos en Man­za­ni­llo, des­pués de hacer una cami­na­ta des­de Pla­ya las Colo­ra­das has­ta allí. Era una oca­sión his­tó­ri­ca, a pro­pó­si­to de la fecha del des­em­bar­co del yate Granma.

Foto: Cor­te­sía

– ¿Cómo la recuerdas?

– Muy jode­do­ra, bro­mis­ta. Divi­na­men­te indis­ci­pli­na­da, Noel siem­pre la fus­ti­ga­ba y todo se nos olvi­da­ba cuan­do com­par­tía­mos. A par­tir de eso, empe­za­mos a conocernos. 

En el año 1973 o 74, ella asu­me la direc­ción del Movi­mien­to de la Nue­va Tro­va de la Pro­vin­cia de La Haba­na. Yo esta­ba en la direc­ción nacio­nal, des­de el prin­ci­pio. Y bueno, la apo­yé muchísimo. 

Inclu­so a media­dos de 1974, nos empa­re­ja­mos y estu­vi­mos muy cer­ca. Recuer­do cuan­do hizo su mara­vi­llo­so dis­co a José Mar­tí, está­ba­mos pró­xi­mos. Estu­ve muy cer­ca de ella cuan­do com­pu­so el tema “La Vic­to­ria”. Como sabes se hizo para el con­cier­to del 4 de abril, ani­ver­sa­rio de la UJC y los pioneros.

– ¿En qué tiem­po se hicie­ron esas canciones?

– En muy bre­ve tiem­po. Eso se pre­pa­ró con par de meses de ante­la­ción. Era una gue­rri­lla per­ma­nen­te. Frank Fer­nán­dez fue el direc­tor de ese con­cier­to, yo hice ‑un poco- como asis­ten­te de él.

– ¿Cómo se man­tu­vo la rela­ción entre ustedes?

– Estu­vi­mos muy cer­ca siem­pre. Inclu­so esa rela­ción de extra­ña pare­ja que fui­mos por un tiem­po, tan­to Auro­ra, mi espo­sa, como Dia­na, su pare­ja, la asi­mi­la­ron de una mane­ra hermosísima.

– Que­dó una com­po­si­ción tuya, que ella te inspiró. 

– Hay dos can­cio­nes a Sara. La pri­me­ra se la hice en Cien­fue­gos y la otra, recién “empa­ta­dos” noso­tros. Se lla­ma: “Don­de empie­za mi can­ción”. Una vez en su casa, en Línea, La escu­cha­mos los cua­tro y todos nos echa­mos a llo­rar. Era un tema muy entrañable.

– ¿Cómo des­cri­bes su personalidad?

– Era un ciclón. Una fuer­za extra­or­di­na­ria. De una con­cep­ción, sen­ti­do de la patria, muy fuer­te. O sea, no le toques la patria a Sara por­que te mata.

– Ni a los amigos…

– Ni la Patria, ni los ami­gos. ¡Y a Fidel, cui­dao! Él se la dis­fru­ta­ba tre­men­da­men­te, y ella lo tra­ji­na­ba, en la mane­ra cam­pe­cha­na de tra­tar­lo. Le decía coño Fidel, esto o lo otro…y él se moría de la risa.

Los recuer­dos que ten­go de Sara son muchí­si­mos. Algu­nos no divul­ga­bles, sus secre­tos espe­cia­les, ni aun cuan­do se fue, estoy auto­ri­za­do a divulgarlos.

– Sara tenía un sen­ti­do muy lúdi­co de la vida, y sus alle­ga­dos lo confirman.

– Era una jode­do­ra. Mira, cuan­do Sara y Liu­ba se jun­ta­ban, eran un peli­gro sumo. Si cada una lo son por sepa­ra­do, ima­gí­na­las jun­tas. Nada más de mirar­las te reías.

Por eso es que Viru­lo, que es otro pare­ci­do a ellas, un chis­te en sí mis­mo, supo encau­zar su alto his­trio­nis­mo en la escena.

Mira Pan­cho Amat, debe tener bue­ní­si­mas anéc­do­tas, por­que hicie­ron jun­tos, su pri­mer via­je al extran­je­ro, con Man­gua­ré. Cual­quier anéc­do­ta con­ta­da por Sara, era sim­pá­ti­ca. Hay una en Ita­lia, des­car­gan­do en la casa don­de se que­da­ron duran­te esa gira.

Dice Sara que Pedro­so esta­ba nos­tál­gi­co, recos­ta­do en el bal­cón y vie­ne la vie­ji­ta de la casa – sabrá Dios, qué jode­do­ra la había entre­na­do en el idio­ma espa­ñol- y le dice, ¿Pedro­so, está “empin­ga­do”? Ya te ima­gi­na­rás la cara de Pedro­so. Se cayó de nal­gas. Deben haber­le dicho a la vie­ji­ta ita­lia­na, que eso sig­ni­fi­ca­ba tris­te­za. Ese cuen­to hecho por Sara, te arras­tra­bas de la risa.

– ¿Cómo narra­rías esos momen­tos impor­tan­tes del comien­zo de la Nue­va Trova?

– A Man­za­ni­llo lle­ga­mos más de 70 per­so­nas. Nun­ca ten­go el dato exac­to. Entre noso­tros muy pocos nos cono­cía­mos. Yo me rela­cio­na­ba con el Gru­po de expe­ri­men­ta­ción, cono­cía a Augus­to Blan­ca, a un par más.

A Láza­ro Gar­cía y Migue­li­to Esca­lo­na, lo cono­ci­mos allí. A par­tir de ese momen­to deja­mos de ser pros­cri­tos. No via­já­ba­mos a nin­gu­na par­te, ni a las pro­vin­cias, mucho menos al extranjero.

Yo recuer­do que hice una can­ción dedi­ca­da a los Car­na­va­les del 1970 en San­tia­go de Cuba. La can­té en un reci­tal y no sé quién era el Secre­ta­rio de la Juven­tud, dijo cuan­do salí de allí dijo: “ese no entra más a San­tia­go”. Una cosa así. Me ente­ré por­que alguien me lo con­tó después.

Vicen­te en Valen­cia. I Foto: Iva Soca Pascual.

– ¿Y qué podría decir una can­ción como esa?

Habla­ba de la Polo­nia jodi­da, de lo que resul­ta­ron los car­na­va­les del “70”, una gran catar­sis por los 10 millo­nes que no fue­ron. Era una can­ción muy loca.

– ¿Cómo se llamó?

– Ele­gía a la incohe­ren­cia. Cosas así.

Allí en man­za­ni­llo nos cono­ci­mos todos, Chis­pa, Rami­ro Gutié­rrez, a los Novo, a gen­te de Pinar del Rio, Matan­zas. En 1973, se empe­zó a armar el MNT.

En mar­zo, comien­za a orga­ni­zar­se des­de La Haba­na. En diciem­bre de 1973 se hace el segun­do encuen­tro en Man­za­ni­llo otra vez, apa­re­cen unos cuan­tos más. Por ejem­plo, a par­tir de 1974, Sil­vio va a Matan­zas como dele­ga­do, a bus­car a los tro­va­do­res. La Juven­tud Comu­nis­ta no había suge­ri­do a nadie. 

– ¿O sea, Matan­zas no asis­tió al evento?

– Por­que los más impor­tan­tes eran los de Nues­tra Amé­ri­ca y eran “reli­gio­sos cató­li­cos”. Los habían plan­cha­do completo.

El secre­ta­rio de la juven­tud, era ami­go per­so­nal de Sil­vio y mío. Oscar Cues­ta, y lo lle­vó por toda la pro­vin­cia y ahí apa­re­cen ellos.

Estan­do en eso, se pre­pa­ra el con­cier­to que lide­ró Frank Fer­nán­dez, y apa­re­cen pre­sen­ta­das todas esas can­cio­nes emblemáticas. 

– ¿Tie­nes algu­na can­ción en ese evento?

– Si, se lla­ma “Empie­za el año”. Se hizo un guion para defi­nir de qué iba el espec­tácu­lo. Y se deci­dió hacer una pano­rá­mi­ca de la his­to­ria de Cuba, es cuan­do me desig­nan abor­dar el triun­fo de la revo­lu­ción. Mi can­ción la can­tó Ramon­ci­to Adriano, de “Los Cañas”.

– ¿Algu­na vez la gra­bas­te tú?

– Si, en una oca­sión, en Cienfuegos. 

– Ahí tam­bién que­dó, La Victoria.

– Mira con La Vic­to­ria, pasó una cosa tre­men­da que quie­ro decir­te. En un acto de la Juven­tud, no recuer­do cual, lla­man a Sara, esta­ba Fidel. Le piden que can­te La Vic­to­ria. Ella esta­ba con su gui­ta­rri­ta y tie­ne a Fidel casi en el hom­bro. Ella esta­ba ner­vio­sa, y can­tó como pocas veces.

Alber­to Rodrí­guez Aru­fer, quien fue fun­da­men­tal en el ini­cio de la Nue­va Tro­va, me dijo que le escu­chó a Fidel decir, al final de la inter­pre­ta­ción de Sara, que “esa can­ción expre­sa la fuer­za de la Revolución”.

Cuan­do se lo con­té a Sara, enton­ces se puso más emo­cio­na­da aun, que cuan­do la can­tó. Y es ver­dad, es una can­ción tre­men­da. Fidel no era de buen oído musi­cal, pero supo apreciarla.

En Argen­ti­na, con su hija Auro­ra de los Andes, con Pau­la Ferré y Adrián Odriozola

– ¿Des­pués de ese even­to en man­za­ni­llo, cómo fun­cio­nó el tra­ba­jo de la nue­va Tro­va, como se inser­tan ustedes?

– Ya no era sólo la sal­va­ción que hicie­ron Hay­dee San­ta­ma­ría y Alfre­do Gue­va­ra. A par­tir de este momen­to, fue el espal­da­ra­zo para for­ta­le­cer el Movi­mien­to de la Nue­va Trova.

– ¿Te cons­ta de esa rela­ción que arro­pó ini­cial­men­te a los trovadores?

– Hay­dee, con ese pri­mer con­cier­to, y lue­go la cons­ti­tu­ción del Cen­tro de la Can­ción Pro­tes­ta. Eduar­do Ramos, con Sono­ra­ma 6 y Sil­vio. Ahí can­to Belin­da Romeu, y tam­bién yo, entre otros. 

Pero la casa no tenía posi­bi­li­dad de ofre­cer­nos tra­ba­jo. Alfre­do aca­ba­ba de regre­sar de Bra­sil don­de ve y sien­te el “Tro­pi­ca­lis­mo”. Este fue un movi­mien­to de rup­tu­ra que sacu­dió la atmós­fe­ra de la músi­ca popu­lar y la cul­tu­ra bra­si­le­ña entre 1967 y 1968.

Sus par­ti­ci­pan­tes for­ma­ron un gran colec­ti­vo, cuyos des­ta­ca­dos fue­ron los can­tau­to­res Chi­co Buar­que, Gil­ber­to Gil, Elis Regi­na, Badem Powell, Edu Lobo, Cae­tano Velo­so, Geor­ge Bem, lue­go Mil­ton Nas­ci­men­to, María Betha­nia y tan­tos otros.

– Tam­bién apre­cia las bru­ta­les pelí­cu­las bra­si­le­ras. Enton­ces lla­ma a Leo Bro­wer, para que un gru­po pudie­ra apo­yar musi­cal­men­te al ICAIC y les crean esa posi­bi­li­dad de trabajo.

Leo Brou­wer, un músi­co de gran ins­pi­ra­ción crea­ti­va, logra el jun­te de dos gran­des maestros. 

– El pri­mer genio era Fede­ri­co Smith, un nor­te­ame­ri­cano loco, que se que­da en Cuba y entre 1969 y 1972. Smith tam­bién for­ma par­te del pro­fe­so­ra­do del ‑GESI- Gru­po de Expe­ri­men­ta­ción Sono­ra del ICAIC. Fue con­si­de­ra­do de la van­guar­dia musi­cal cuba­na y, al mis­mo tiem­po, un peda­go­go ¨»sui generis».

El segun­do, toca­ba la vio­la en la sin­fó­ni­ca. Sus libros de músi­ca, sol­feo y teo­ría eran de refe­ren­cia obli­ga­to­ria para estu­diar músi­ca en Cuba. El pro­fe­sor ‑pri­mer vio­la de la sin­fó­ni­ca– con su ori­gi­nal méto­do de sol­feo, que impar­tió cla­ses a los com­pa­ñe­ros que has­ta enton­ces toca­ron sólo de oído, como era el caso de los tro­va­do­res (sal­vo Eduar­do Ramos).

En el año 1969 – 70, el pro­fe­sor Elo­se­gui, tocó a la puer­ta de Sil­vio Rodrí­guez, le abrí yo. Me dijo “hola Vicen­te, ¿aquí vive Sil­vio? Yo soy pro­fe­sor de músi­ca y quie­ro dar­les cla­ses a uste­des. Y es para que sepan lo que han esta­do hacien­do. No para que hagan nada a par­tir de mí. Se nos ofre­ció y nos daba cla­se en el edi­fi­cio de 23 y 14, en su casa. Cla­ses y comi­da. Lue­go creó otro espa­cio para la ense­ñan­za, en los altos del Ama­deo Rol­dan. Segui­da­men­te Leo Bro­wer lo llama. 

Esos fue­ron los gran­des maes­tros de Sil­vio, Pablo, Noel y Sara que entra, quien tenía cono­ci­mien­tos de músi­ca, por­que era ins­truc­to­ra de arte. https://​www​.you​tu​be​.com/​e​m​b​e​d​/​z​q​g​_​t​t​c​p​i9o

– ¿Sara fue la úni­ca cantante?

– Sara era la úni­ca mujer can­tan­te, y había otra mujer músi­co, Ana Besa, toca­ba el oboe. Amaury Pérez, fue sonidista. 

– ¿Y tú, no te motivaste?

– Si tú supie­ras, que no esta­ba para estu­diar músi­ca. Alfre­do Gue­va­ra me dijo, lo que que­re­mos es que estu­dien para poner­lo en fun­ción del cine y le dije, “Alfre­do, esa no es la mía”.

– ¿De todos los fun­da­do­res, quié­nes tenían edu­ca­ción musical?

– Algu­nos de los músi­cos, los tro­va­do­res no. Noel por Isac, pero muy poco. Real­men­te arran­ca­ron de cero. Agru­pa­ron a estos tres, cabe­zas fun­da­men­ta­les y ofre­cer­les un espa­cio de crea­ción. Ya sabes lo que resul­tó el Gru­po de Expe­ri­men­ta­ción Sono­ra del ICAIC, para la cul­tu­ra cubana.

– Qué años tan espe­cia­les. Pien­so que se debe reite­rar esa his­to­ria, no leí­da sufi­cien­te­men­te. Va a ser nue­va cada vez que se cuen­te. Hay quien no va a los tiem­pos fundacionales.

– Por qué no nos pone­mos para eso. Hay per­so­na­jes fun­da­cio­na­les, como Raquel Revuel­ta, que fue fun­da­men­tal. Ella com­pren­dió lo que hacía­mos y nos abrió Tea­tro Estu­dio, cuan­do no podía­mos tocar en nin­gún otro lugar de La Habana. 

– ¿Cómo ella los inser­ta­ba, cuan­do su acti­vi­dad era teatral?

– Raquel revuel­ta pro­cu­ra­ba tener días para que actuá­ra­mos en sus pre­dios. Tea­tro Estu­dio fun­cio­na­ba de jue­ves a domin­go. Había dos días libres y con la esce­no­gra­fía de la obra que ella estu­vie­ra expo­nien­do, noso­tros can­tá­ba­mos. No había soni­do, era un espa­cio pequeño. 

En lo par­ti­cu­lar, yo di cual­quier can­ti­dad de con­cier­tos. Es de las pri­me­ras cosas que hici­mos en tea­tro fue con Car­los Gómez, Noel Nico­la, Melin­da Romeu y yo, con dibu­jos de Pan­cho Vare­la. Pin­ta­ba mien­tras cantábamos.

– ¿Se con­ser­van algo de todo eso?

– En la men­te está todo. Sil­vio Rodrí­guez hizo a reven­tar­se el tea­tro, de lleno que esta­ba, los cua­tro con­cier­tos al regre­sar del via­je. Can­tó casi todas “las can­cio­nes del mar”, y eran 62.

En esa épo­ca –creo que en 1971- entró Mar­ta Val­dés tra­ba­jan­do como ase­so­ra musi­cal de la obras del gru­po Tea­tro Estu­dio, Mike Por­cel y Jesús del Valle-Tatica.

Antes de la nue­va tro­va, habían cuar­te­tos: Los Dimos y Los Cañas. Ellos die­ron ahí el úni­co con­cier­to que hicie­ron jun­tos. Hubo otro, Cuar­te­to Tema 4. No había apa­re­ci­do Sara por­que era la más joven­ci­ta. No recuer­do que pasa­ra por allí. 

Pero si evo­co un con­cier­to de Ñico Rojas, des­ta­ca­do com­po­si­tor y gui­ta­rris­ta cubano, con­si­de­ra­do como uno de los fun­da­do­res del esti­lo de can­ción cuba­na lla­ma­do «filin». En un momen­to con­ver­sa­ba, de la peña de Siri­to, y des­de el fon­do del tea­tro, como hacien­do his­to­ria, se oyó una voz gra­ve que decía: “Ñico, aquí esta Sirito”.

Vicen­te se refie­re a la Peña de Siri­que, en una herre­ría, que era un san­tua­rio de tro­va­do­res. En el Con­cier­to en Tea­tro Estu­dio, Ñico Rojas habló sobre de Siri­que y el alu­di­do, con su voz de trueno lo salu­dó des­de el públi­co que aba­rro­ta­ba el tea­tro. Fue entre 1968 – 69.https://www.youtube.com/embed/tliQ52YCv3s

– Ahí se die­ron con­cier­tos de Pedro Luis Ferrer y un cuar­te­to. El úni­co que die­ron. Creo que Miriam Ramos tam­bién can­tó. Aun­que enton­ces, esta­ba más como can­tan­te, menos cer­ca de los tro­va­do­res. Todos los con­cier­tos los ten­go en mi men­te, en mis mejo­res recuerdos.

A par­tir de 1971 la cosa cam­bió, ya no éra­mos tan pros­cri­tos. No recuer­do haber vuel­to a can­tar solo. Sola­men­te esos dos con­cier­tos que di allí.

La orga­ni­za­ción juve­nil los asu­mió, pero eso no cam­bio el espí­ri­tu rebel­de de la nue­va tro­va. Sus can­cio­nes son irre­ve­ren­tes, reflexivas.

No han deja­do de tener detrac­to­res, aun­que sus can­cio­nes son tes­ti­mo­nios de fe, aun cuan­do lo cues­tio­nan todo. Siem­pre hubo gen­te que no nos entendió

– Y no entien­den. Vicen­te, ¿cómo era Sara?

– Y no entien­den. Sara era irre­ve­ren­te, todo el tiem­po lo era. 

Cuan­do tú deci­des, te sien­tes revo­lu­cio­na­rio, no lo haces a la hora de salir a la calle o la de dor­mir. Y Sara más. Era así todo el tiem­po. La quie­res o no. Podía estar equi­vo­ca­da, podía ser fun­da­men­ta­lis­ta si quie­res, pero era genui­na. Es algo que te gana­ba. Con ella no había doble de nada, no era doble ros­tro, era así transparente.

– ¿Tuvis­te opor­tu­ni­dad de hacer giras con ella?

– No. En can­ta­mos y coin­ci­di­mos, en muchos even­tos de la tro­va, en con­cier­tos, en actos. No en con­cier­tos de via­je. Pri­me­ro estu­vo con el GESI y lue­go con La Seña del Humor.

– Cuan­do inten­tas defi­nir­la, como revo­lu­cio­na­ria, con esa per­so­na­li­dad trans­for­ma­do­ra, inclu­so en su vida pri­va­da, en momen­tos de tan­to pre­jui­cio en una socie­dad machis­ta, ¿cómo lo harías?

– Yo la que­ría mucho y tam­bién por eso. La admi­ra­ba. En un momen­to deter­mi­na­do hubo un cre­ci­mien­to del Par­ti­do den­tro de la Nue­va Tro­va. Me lla­ma­ron para que habla­ra con Sara.

– ¿Nun­ca fue mili­tan­te polí­ti­ca de algu­na organización?

– No.

– ¿No quería?

A mí me dicen que le hable por­que le que­rían dar la mili­tan­cia del Par­ti­do a Sara.

– O sea, había que con­ven­cer­la para que lo aceptara.

– Fui a ver­la, y le expli­qué lo que me dije­ron. Ella me res­pon­dió, mira Vicen­te, te lo agra­dez­co. Y la inte­rrum­po para decir­le que a mí no tie­ne que agra­de­cer­me nada, esta­ba infor­mán­do­le algo. Ella con­ti­nuó, mira Vicen­te, yo paso el pro­ce­so del par­ti­do y al pri­me­ro que me cues­tio­ne si soy les­bia­na o no, lo man­do en casa de la p… con todas las letras.

Mira, la pri­me­ra vez que tuve una casa, fue en 1985. Des­de 1979, me uní a Auro­ra Her­nán­dez. Ya había­mos teni­do bron­cas con mis tías, don­de vivía­mos, por­que eran insoportables.

Pro­ble­mas de con­vi­ven­cias de vivir con vie­jas, enton­ces deam­bu­lá­ba­mos. Nos que­da­mos en casa de la madre de Eduar­do Ramos, que fue de enfer­me­ra en una Misión a Irak, año 1983 por ahí. 

Enton­ces Sara fue a un via­je, y nos dejó don­de ella vivía. En esa casa de San Rafael, fue que le dije esto que te conté.

Un poco más tar­de, le die­ron un apar­ta­men­to peque­ño a Sara, y lo pri­me­ro que les dijo fue, por qué no se lo dan a Vicen­te, que está mas jodi­do que yo. Esa es Sara.

Antes, yo esta­ba vivien­do con Auro­ra en casa de Maxi­mi­na, hubo un acci­den­te, y a mí me ingre­san un par de días en el hos­pi­tal de Hol­guín. Está­ba­mos en un even­to, don­de esta­ba Sara.

La noche antes de su regre­so, fue que el cho­fer se que­dó dor­mi­do cuan­do está­ba­mos de camino, creo que a la pla­ya, y murie­ron dos mucha­chas que iban en el via­je. Yo no me mate de milagro. 

Y Sara, que debía regre­sar a La Haba­na, inclu­so ya le habían cerra­do hotel y todo, no se fue. Se que­dó a mi lado en el hos­pi­tal, has­ta que yo estu­ve de alta. Y me entre­gó a Auro­ra, sano y sal­vo. “Aquí te lo dejo”. Así era su sen­ti­do de la lealtad. 

Para mí, era más que ami­ga y fami­lia. Era una célu­la de uno, un “peda­zo de mí”. https://​www​.you​tu​be​.com/​e​m​b​e​d​/​B​c​n​A​r​k​a​N​QLY

Ins­ti­tu­cio­nes de la cul­tu­ra cuba­na lamen­tan el falle­ci­mien­to del tro­va­dor Vicen­te Feliú, a cau­sa de un infar­to. 1947 – 2021.

Su hija, la tro­va­do­ra Auro­ra de los Andes, infor­mó: “Esta­ba en un esce­na­rio. Empe­za­ba a can­tar La Baya­me­sa. Se fue en toda su esta­tu­ra y con el cora­zón más gran­de que el pecho. ¡¡¡Te amo, papá. Te amo!!!”.

Itu­rria /​Fuen­te

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