Chi­le. Mue­re pio­ne­ro de la tele­vi­sión comunitaria


Por Ale­jan­dro Kirk, Poli­ti­ka, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 26 de diciem­bre de 2021.


Luis Lillo, «el Polo», fun­da­dor y direc­tor de la popu­lar Señal 3 de la barria­da de La Vic­to­ria, en San­tia­go, murió este 24 de diciem­bre a los 55 de edad, víc­ti­ma de una enfer­me­dad dege­ne­ra­ti­va del sis­te­ma nervioso.

Lillo fue el prin­ci­pal impul­sor de Señal 3, la pri­me­ra tele­vi­sión comu­ni­ta­ria del país, fun­da­da en 1997 en una casa del barrio, y sos­te­ni­da difi­cul­to­sa­men­te con el tra­ba­jo volun­ta­rio de sus perio­dis­tas y cama­ró­gra­fos, asi como el apo­yo de los veci­nos, dona­cio­nes, y fon­dos con­cur­sa­bles, casi siem­pre en medio de la hos­ti­li­dad de los orga­nis­mos estatales.

REFERENTE COMUNICACIONAL

El canal rápi­da­men­te se con­vir­tió en un refe­ren­te de la comu­ni­ca­ción alter­na­ti­va, trans­mi­tien­do via UHF en hacia la comu­ni­dad por medio de una pre­ca­ria ante­na cons­truí­da por sus pro­pios tra­ba­ja­do­res, siem­pre con el temor de ser alla­na­dos y de que sus equi­pos fue­ran con­fis­ca­dos, como ocu­rre regu­lar­men­te en Chi­le con las emi­so­ras comunitarias.

«Nues­tro pilar es la eman­ci­pa­ción, el res­pe­to y el inte­rés por la ver­dad, la jus­ti­cia y la res­pon­sa­bi­li­dad de todos los acto­res socia­les, cul­tu­ra­les y polì­ti­cos en la cons­truc­ción de una socie­dad jus­ta y de una vida dig­na», expli­có el direc­tor en una de sus entre­vis­tas con HispanTV.

La per­se­ve­ran­cia de Lillo y su equi­po hizo de la Señal 3 no sólo un medio alter­na­ti­vo de comu­ni­ca­ción, sino un cen­tro de for­ma­ción de comu­ni­ca­do­res popu­la­res en todo el país, median­te cur­sos y talle­res, siem­pre enfo­ca­dos al dere­cho de la pobla­ción no sólo a estar infor­ma­da, sino a par­ti­ci­par acti­va­men­te en el pro­ce­so comunicacional.

En 2017, y tras un arduo y cos­to­so pro­ce­so de pos­tu­la­ción, Señal 3 obtu­vo una con­ce­sión de Tele­vi­sión Digi­tal Terres­tre (TDT), con­tra todas las expec­ta­ti­vas, com­pi­tien­do con los gigan­tes comer­cia­les de la tele­vi­sión. Otras tres «agru­pa­cio­nes de audi­vi­sua­lis­tas comu­ni­ta­rios» logra­ron tam­bién con­ce­sio­nes, que reque­rían cos­to­sos estu­dios téc­ni­cos que se finan­cia­ron con cam­pa­ñas de recio­lec­ción de fondos.

Esto impli­có «salir a la lega­li­dad fren­te a un Esta­do que no nos había toma­do en cuen­ta casi nada», dijo Lillo.

MILITANTE Y COMBATIENTE

En los años de la dic­ta­du­ra empre­sa­rial-mili­tar de Augus­to Pino­chet (1973−1990), Lillo se inte­gró a las Juven­tu­des Comu­nis­tas clan­des­ti­nas en su barrio, y se ocu­pó con su espo­sa Chaly de orga­ni­zar a los jóve­nes en la resis­ten­cia en la zona. 
La repre­sión dic­ta­to­rial era bru­tal: par­ti­ci­par de ese tipo de acti­vi­da­des traía con­si­go el ries­go de deten­cio­nes, secues­tros, tor­tu­ras, ase­si­na­tos y des­pa­ri­cio­nes forzadas.

La Vic­to­ria fue un bas­tión fun­da­men­tal de la lucha popu­lar con­tra la dic­ta­du­ra, y para Lillo su iden­ti­dad con el barrio era un orgu­llo. En 1957, un gru­po de fami­lias que mora­ban a las ori­llas de un canal putre­fac­to en con­di­cio­nes de mise­ria, ocu­pa­ron terre­nos en lo que era enton­ces la peri­fe­ria sur de San­tia­go, y se man­tu­vie­ron allí aguan­tan­do ame­na­zas y repre­sión. Como en casi todos los casos de lucha por una vivien­da dig­na, las muje­res fue­ron el baluar­te de esta toma. Los nom­bres de las calles de La Vic­to­ria rin­den home­na­je a los héroes del movi­mien­to obre­ro y popu­lar chi­leno e internacional.

En los años 80, Lillo se incor­po­ró al Fren­te Patrió­ti­co Manuel Rodrí­guez, enton­ces el bra­zo arma­do del par­ti­do Comu­nis­ta, has­ta el fin de la dic­ta­du­ra, cuan­do se ale­jó de esa orga­ni­za­ción por con­si­de­rar que esta­ba aban­do­nan­do la lucha social de base.

CAMARA AL HOMBRO

Lillo no sólo fue un orga­ni­za­dor, sino tam­bién repor­te­ro de calle, siem­pre en la pri­me­ra línea de los con­flic­tos socia­les, regis­tran­do las luchas de pobla­do­res, tra­ba­ja­do­res, muje­res, estudiantes.

Se hizo cono­ci­do por su acti­tud desa­fian­te fren­te a las temi­das Fuer­zas Espe­cia­les de Cara­bi­ne­ros, la poli­cía mili­ta­ri­za­da chi­le­na que car­ga en su his­to­rial innu­me­tra­bles vio­la­cio­nes a los dere­chos humanos.

Tam­bién era cono­ci­do por su ver­bo cru­do, pro­vo­ca­dor, fren­te al perio­dis­mo obse­cuen­te al poder, lo que con­tras­ta­ba con su carác­ter hos­pi­ta­la­rio y afa­ble en la intimidad.

Duran­te la Revuel­ta Popu­lar de 2019, el equi­po de repor­te­ros de Señal 3 ya se había expan­di­do y diver­si­fi­ca­do, y con­tri­bu­yó a visi­bi­li­zar las deman­das popu­la­res que se expre­sa­ban en las calles masi­va­men­te, en medio de los ata­ques poli­cia­les y de la pren­sa cor­po­ra­ti­va, que se cen­tra­ba en des­ta­car epi­so­dios violentos.

Los repor­te­ros de Señal 3 fue­ron muchas veces repri­mi­dos, gol­pea­dos y dete­ni­dos, al igual que muchos otros comu­ni­ca­do­res comunitarios.

Ese equi­po for­ma­do por «el Polo» Lillo asu­mió tras su enfer­me­dad la con­duc­ción del canal y tie­ne hoy el desa­fío de man­te­ner­lo, aho­ra sin el lide­raz­go y la per­sis­ten­cia obse­si­va de su fundador.

Itu­rria /​Fuen­te

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *