Boli­via. Pumari

Por Cami­lo Kata­ri, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 13 de diciem­bre de 2021. 

Poto­sí más de 500 años pro­du­cien­do rique­za basa­dos en una men­ti­ra que nos ense­ña­ban (o tal vez con­ti­núan ense­ñan­do) en las escue­las. “En tiem­pos de los incas lle­ga­ron a los pies del cerro rico y este les dijo que la rique­za que tie­ne es para otros” y esta men­ti­ra, ins­ta­la­da en el sen­ti­do común poto­sino per­mi­tió un sis­te­má­ti­co saqueo de su rique­za minera.

Poto­sí tie­ne una con­cien­cia colec­ti­va de frus­tra­ción, hor­nos de fun­di­ción que nun­ca fun­cio­na­ron com­ple­ta­men­te, una fábri­ca de cemen­to que no se qui­so cons­truir, un aero­puer­to que sus mis­mas auto­ri­da­des le nega­ron (Gober­na­dor Gon­za­les) un coli­seo que tar­do casi 15 años para que se con­clu­ya su cons­truc­ción, un sis­te­ma de pro­vi­sión de agua que dejó la mine­ría colo­nial, “coope­ra­ti­vis­ta mine­ros” que pre­fie­ren inver­tir sus ganan­cias en la cer­ca­na ciu­dad de Sucre ¡cómo no se va a tener un espí­ri­tu rebel­de! ¿Si todo es frustración?

Este sen­ti­mien­to ha sido efi­cien­te­men­te mani­pu­la­do para gene­rar una opo­si­ción hacia el gobierno del MAS, espe­cial­men­te en la ciu­dad de Poto­sí, don­de hoy ser “masis­ta” es un deli­to. La furia des­en­ca­de­na­da en el año 2019 no ha men­gua­do y para man­te­ner laten­te este sen­ti­mien­to se uti­li­za el terror.

Puma­ri es hijo de esa frus­tra­ción colec­ti­va e indi­vi­dual, por­que fue expul­sa­do del MAS, trun­cán­do­se una posi­ble carre­ra polí­ti­ca; y siguien­do los pasos de otros diri­gen­tes cívi­co-polí­ti­cos, se hizo de la direc­ción de COMCIPO, por suce­sión y no por elección.

A par­tir de ahí se dedi­có a poten­ciar su ima­gen con el dis­cur­so, ya cono­ci­do des­de media­dos del siglo XX, que recla­ma “por el des­po­jo de esta ben­di­ta tie­rra, somos men­di­gos sen­ta­dos en una silla de oro” se decía y se dice para ape­lar, aho­ra, al fede­ra­lis­mo como solu­ción a este mal de cin­co siglos.

Cómo en el res­to del país, en el cen­tro urbano y en las capi­ta­les de pro­vin­cia se gene­ra­ron los encla­ves de poder basa­dos en ese sis­te­ma de explo­ta­ción, don­de las víc­ti­mas siem­pre fue­ron que­chuas de ayllus y comu­ni­da­des; una veces en las hacien­das, otras en las bocaminas.

Los grin­gos que ase­so­ran las accio­nes del blo­que colo­nial en Boli­via saben de esta reali­dad y por eso han logra­do ese “entron­que” de eli­tes regio­na­les, entre la ciu­dad de Poto­sí y la ciu­dad de San­ta Cruz, a tra­vés de los lla­ma­dos “Comi­tés Cívi­cos”, que son los prin­ci­pa­les acto­res de opo­si­ción anu­lan­do a los par­ti­dos polí­ti­cos, por lo tan­to que­bran­do prin­ci­pios de con­vi­ven­cia demo­crá­ti­ca, que juran respetar.

La idea del Fede­ra­lis­mo, que per­mi­ti­ría a la éli­te due­ña de San­ta Cruz mane­jar a su libre arbi­trio el terri­to­rio, la his­to­ria, la jus­ti­cia, eco­no­mía y la con­cien­cia del pue­blo de San­ta Cruz, ha teni­do en el litio el eje para repe­tir el men­sa­je en Poto­sí: “el litio es de los poto­si­nos”, ha sido la fra­se movi­li­za­do­ra que en varias opor­tu­ni­da­des ha para­li­za­do la eco­no­mía de Potosí.

Puma­ri y Cama­cho son ape­nas los ope­ra­do­res de gran­des intere­ses en jue­go, intere­ses indi­vi­dua­les, por supues­to, liga­dos a nego­cios trans­na­cio­na­les y por otro lado, se encuen­tra el gobierno que tie­ne por obli­ga­ción, pen­sar en el bien común de todo el país de todos los boli­via­nos y boli­via­nas, esa es la con­fron­ta­ción actual.

Eso no qui­ta que el con­jun­to del país ten­ga una deu­da his­tó­ri­ca con Poto­sí, que debe ser can­ce­la­da y jun­to a las posi­bles accio­nes del gobierno, está la res­pon­sa­bi­li­dad de las actua­les auto­ri­da­des para crear una con­cien­cia resi­lien­te que per­mi­ta vis­lum­brar el comien­zo de una ver­da­de­ra trans­for­ma­ción de la ciu­dad de Poto­sí y de sus ciu­da­des intermedias.

Si esto no ocu­rre ten­dre­mos muchos Puma­ris que bus­can, como los vie­jos colo­ni­za­do­res, tener “fama y for­tu­na sin impor­tar el pre­cio ni los muertos”.

*Cami­lo Kata­ri, es escri­tor e his­to­ria­dor potosino

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