Irak. ¿Cómo la USAID y com­pa­ñía lo destruyeron ?

Resu­men Medio Orien­te, 6 de noviem­bre de 2021-.

El ejér­ci­to esta­dou­ni­den­se se ha dado cuen­ta de que le va a cos­tar mucho tra­ba­jo trans­for­mar la infra­es­truc­tu­ra social en una que le intere­se: tie­ne que haber una for­ma de des­truir, des­man­te­lar y desin­te­grar por com­ple­to el «régi­men dic­ta­to­rial» y sus ins­ti­tu­cio­nes esta­ta­les has­ta redu­cir­los a ceni­zas, al tiem­po que se incul­can valo­res civi­les a la población.

El pro­ble­ma aquí es que las bom­bas no cons­tru­yen, sino que des­tru­yen. Qui­zás, el impe­ria­lis­mo con una cara más ama­ble que la pobla­ción local pue­da dige­rir, acep­tar y abra­zar, era lo que se pedía tras la inva­sión de Iraq en 2003. Eisenho­wer advir­tió del com­ple­jo mili­tar-indus­trial, en el que el hiper­ca­pi­ta­lis­mo lle­va­ría a las empre­sas a obte­ner bene­fi­cios de la gue­rra y el desas­tre. Pero, poco sabía él que la exten­sión de este com­ple­jo, el com­ple­jo indus­trial sin áni­mo de lucro, se lle­na­rá de bol­sas gran­des para un buen cam­bio de régimen. 

Las ONG son muy apre­cia­das por los intere­ses hiper­ca­pi­ta­lis­tas de Esta­dos Uni­dos en Asia Occi­den­tal: En octu­bre de 2001, el difun­to Secre­ta­rio de Esta­do esta­dou­ni­den­se Colin Powell, que super­vi­só la inva­sión de Iraq, cali­fi­có a las ONG de «mul­ti­pli­ca­dor de fuer­zas» y las des­cri­bió como par­te inte­gran­te del equi­po de com­ba­te del ejér­ci­to esta­dou­ni­den­se. Son bue­nas para divi­dir, armar, adoc­tri­nar y robar recur­sos – y la USAID está aquí, sólo para eso.

Dine­ro ira­quí con­fis­ca­do y dóla­res de los con­tri­bu­yen­tes estadounidenses

En Iraq se pro­du­jo un cam­bio de régi­men, con­si­de­ra­do popu­lar­men­te como una cons­pi­ra­ción, pero la pro­pia Casa Blan­ca lo admi­tió. No es tan sen­ci­llo como pare­ce. En 2003, el gobierno de Sad­dam Hus­sain fue derro­ca­do y se pusie­ron de moda los con­tra­tos de recons­truc­ción por valor de más de 60 mil millo­nes de dóla­res para sis­te­mas de agua, petró­leo y elec­tri­ci­dad, talle­res de empo­de­ra­mien­to feme­nino, uni­for­mes esco­la­res, lucha con­tra la corrup­ción, socie­dad civil y mar­cos legales.

Para que ese cam­bio de régi­men se hicie­ra efec­ti­vo, la USAID uti­li­zó fon­dos astro­nó­mi­cos ‑dine­ro ira­quí con­fis­ca­do y dóla­res de los con­tri­bu­yen­tes esta­dou­ni­den­ses- para infil­trar­se en la infra­es­truc­tu­ra social de Iraq, reor­de­nan­do los recur­sos y los bie­nes públi­cos. La pri­va­ti­za­ción y la des­cen­tra­li­za­ción son el núcleo del «nue­vo impe­ria­lis­mo», como le gus­ta lla­mar­lo al bri­llan­te aca­dé­mi­co Mehi­yar Kathem. Las ins­ti­tu­cio­nes públi­cas se con­vir­tie­ron en pro­pie­dad pri­va­da y la legi­ti­mi­dad del Esta­do se hizo añi­cos ante los ojos del mundo. 

Según el Wall Street Jour­nal, la USAID pre­sen­tó una lis­ta de ocho empre­sas y cin­co per­so­nas que habían tra­ba­ja­do estre­cha­men­te con Hus­sain, optan­do la ONU por con­ge­lar sus acti­vos el 16 de abril de 2004. Un año antes, Bush había pro­pues­to un pro­yec­to para «pri­va­ti­zar en masa» impor­tan­tes sec­to­res eco­nó­mi­cos de Irak, con­cre­ta­men­te el petro­le­ro. En poco tiem­po, el petró­leo del país se repar­tió entre gigan­tes­cas cor­po­ra­cio­nes petroleras. 

A Sad­dam no le gus­ta­ban las ONG, pero ¿se le pue­de culpar?

A Sad­dam Hus­sain no le gus­ta­ban las ONG y tenía leyes estric­tas en cuan­to a su for­mu­la­ción y regis­tro: El sur glo­bal ‑Siria, Nica­ra­gua, Vene­zue­la, etc.- «goza­ba» de un his­to­rial de mani­pu­la­ción de los asun­tos inter­nos median­te las osten­si­bles inten­cio­nes de «ayu­da huma­ni­ta­ria». No había muchas razo­nes para con­fiar en ellos. 

Sin embar­go, en 2003, la Auto­ri­dad Pro­vi­sio­nal de la Coa­li­ción (APC) diri­gi­da por Esta­dos Uni­dos, el gobierno de tran­si­ción del Pen­tá­gono, pro­mul­gó algu­nas leyes que levan­tan la ceja sobre la fun­cio­na­li­dad de las ONG en el país. Al res­ta­ble­cer el con­se­jo judi­cial en Iraq para ello ‑así como el nom­bra­mien­to de lea­les ira­quíes en el sis­te­ma judicial‑, las ONG no nece­si­tan some­ter­se al ago­ta­dor pro­ce­so de con­ce­sión de licen­cias, sino sim­ple­men­te de regis­tro. En segun­do lugar, se dejó sin efec­to la facul­tad del gobierno de acep­tar o recha­zar la finan­cia­ción extran­je­ra de una ONG. En ter­cer lugar, aun­que las ONG pue­den ser prohi­bi­das si per­tur­ban la paz civil, la nue­va ley hace cada vez más difí­cil inter­po­ner­se en su camino. 

Según el Cen­tro Nacio­nal para la Ley Sin Fines de Lucro, actual­men­te hay 3.200 ONG regis­tra­das en Iraq; se han regis­tra­do has­ta 12 mil ONG a lo lar­go de la inva­sión. La pre­gun­ta es: ¿qué hacen todas ellas allí? Para un país que ha pro­vo­ca­do la muer­te regis­tra­da de unos 200 mil ira­quíes (según el Ira­qi Body Count), ¿qué pue­de tener de «huma­ni­ta­rio», por ejem­plo, la misión huma­ni­ta­ria de USAID? 

Este es el plan: La USAID pla­nea­ba esta­ble­cer unos mil con­se­jos en todo Iraq, median­te la con­ce­sión de 500 millo­nes de dóla­res a su con­tra­tis­ta, el Research Trian­gle Ins­ti­tu­te (RTI). Se tra­ta del mayor pro­yec­to finan­cia­do en la his­to­ria de la USAID, y no se tra­ta­ba de una boni­ta ayu­da huma­ni­ta­ria sobre el terreno. 

Todos tie­nen una tarea

La gue­rra con­tra Iraq se pla­ni­fi­có años antes de la inva­sión: La USAID, la CIA, el Esta­do Mayor Con­jun­to, el Depar­ta­men­to de Defen­sa, el Esta­do, el Teso­ro, la Jus­ti­cia y el Comer­cio tra­ba­ja­ron 18 horas dia­rias en el «Pro­yec­to Futu­ro de Iraq», cuyo obje­ti­vo era divi­dir el Esta­do, la socie­dad y la eco­no­mía entre 17 gru­pos dife­ren­tes, un pro­ce­so de des­cen­tra­li­za­ción. Las rela­cio­nes socia­les, las polí­ti­cas, las elec­cio­nes, los bie­nes y los recur­sos eran sólo algu­nas de las car­tas sobre la mesa a las que la USAID pre­ten­día hin­car el dien­te; un pro­yec­to falli­do que cau­só una mise­ria multigeneracional. 

A medi­da que se desa­rro­lla­ba la inva­sión de Iraq, se asig­na­ban tareas: La USAID se encar­gó de la sani­dad, la edu­ca­ción, la elec­tri­ci­dad, el trans­por­te, com­par­tien­do la gober­nan­za con el Depar­ta­men­to de Esta­do; el Depar­ta­men­to del Teso­ro se encar­gó de la pla­ni­fi­ca­ción eco­nó­mi­ca, y el Pen­tá­gono se encar­gó del petróleo. 

En el «nue­vo impe­ria­lis­mo», a dife­ren­cia del colo­nia­lis­mo tra­di­cio­nal, no era nece­sa­ria­men­te el caso de que el hom­bre blan­co toma­ra el con­trol direc­to de las ins­ti­tu­cio­nes esta­ta­les. En cam­bio, la USAID y sus simi­la­res ope­ra­ban a tra­vés de con­tra­tis­tas sobre el terreno. Algu­nos de los con­tra­tis­tas, orga­ni­za­cio­nes sin áni­mo de lucro y gru­pos de refle­xión más des­ta­ca­dos fue­ron Save the Chil­dren, Bech­tel Inter­na­tio­nal, Research Trian­gle Ins­ti­tu­te, Crea­ti­ve Asso­cia­tes Inter­na­tio­nal, Bea­ring Point y el Comi­té Inter­na­cio­nal de Res­ca­te, ade­más de las ONG loca­les que cono­cían y enten­dían a los ira­quíes loca­les. El 17 de abril de 2003, USAID adju­di­có a Bech­tel Cor­po­ra­tion un con­tra­to de 18 meses de dura­ción por valor de has­ta 680 millo­nes de dóla­res, con­si­de­ra­do «el mayor con­tra­to indi­vi­dual jamás con­ce­di­do por USAID».

¿Adón­de fue a parar todo el dine­ro de la reconstrucción?

¿Recuer­dan el dine­ro ira­quí con­fis­ca­do y los dóla­res de los con­tri­bu­yen­tes esta­dou­ni­den­ses? USAID y com­pa­ñía, a par­tir de 2021, han gas­ta­do más de 60 mil millo­nes de dóla­res para «recons­truir» Iraq des­de 2003. Tan­to la Casa Blan­ca como los fun­cio­na­rios ira­quíes están de acuer­do en que el pro­gra­ma de recons­truc­ción fue un fra­ca­so. Pero, una entra­da de 25 millo­nes de dóla­res al día en la recons­truc­ción debe haber ido a algu­na par­te, ¿no?

Los resul­ta­dos de la audi­to­ría rea­li­za­da por Stuart Bowen, el Ins­pec­tor Gene­ral Espe­cial para la Recons­truc­ción de Iraq, mos­tra­ron que casi no se encon­tró docu­men­ta­ción sobre lo que se hizo con ese dine­ro. Los fun­cio­na­rios ira­quíes están de acuer­do en que hubo mucho blan­queo de dine­ro y corrup­ción en los pre­su­pues­tos, que vie­ron cómo se trans­fe­rían 800 millo­nes de dóla­res fue­ra de Iraq cada sema­na. Esto des­po­jó a la eco­no­mía ira­quí de 40 mil millo­nes de dólares. 

Donald Rums­feld, el Secre­ta­rio de Defen­sa de la épo­ca, se rió de la idea: «Si creen que vamos a gas­tar un billón de dóla­res de nues­tro dine­ro allí, están tris­te­men­te equi­vo­ca­dos». Prue­ba A.

Divi­de y vencerás

Tra­tar con un Iraq ya divi­di­do por el rey Fai­sal y las geo­gra­fías étni­co-reli­gio­sas de Chur­chill deja espa­cio para la ven­ta­ja. La inva­sión de Irak des­tru­yó fábri­cas de pro­duc­tos lác­teos, ciga­rri­llos, bate­rías y cemen­to, dejan­do a cien­tos de miles de per­so­nas sin tra­ba­jo y hacién­do­las vul­ne­ra­bles al reclu­ta­mien­to de las mili­cias sec­ta­rias. En la men­te de los esta­dou­ni­den­ses, toda sec­ta está suje­ta a «la crea­ción del enemi­go». Incul­car el «mie­do al otro» sólo sir­vió; y Esta­dos Uni­dos sólo vio la opor­tu­ni­dad y la apro­ve­chó. Con el com­ple­to des­man­te­la­mien­to del Esta­do ira­quí en 2003, la APC con­ce­dió a las pobla­cio­nes pobres y mar­gi­na­das de Ciu­dad Sadr su pri­mer gobierno local, dan­do lugar al Con­se­jo Ase­sor de Dis­tri­to (CCD). 

«¡Os sal­va­re­mos!» – El Con­se­jo de Ciu­dad Sadr reci­be unas bolsas

Este fue uno de los mayo­res pro­yec­tos de la USAID «des­de el Plan Marshall». El Con­se­jo Con­sul­ti­vo de Dis­tri­to fue un crea­dor de polí­ti­cas. A tra­vés del ITR, en 2003, el pro­yec­to con­tó con 513 millo­nes de dóla­res de USAID para desa­rro­llar, for­mar y for­ta­le­cer el CAD. El obje­ti­vo era incul­car una «socie­dad civil» favo­ra­ble a Esta­dos Uni­dos que no vie­ra la luz de la sobe­ra­nía en su vida. Para ello, el ITR empleó a 3 mil esta­dou­ni­den­ses e iraquíes. 

Los miem­bros del CAD fue­ron nom­bra­dos por la APC y el ITR para ser­vir a las agen­das de la USAID. Con la adqui­si­ción de dine­ro y for­ma­ción por par­te de los ira­quíes, los lea­les pre­ser­va­ron los intere­ses de la USAID, reci­bie­ron ríos de dine­ro y legi­ti­ma­ron la ocu­pa­ción esta­dou­ni­den­se y sus polí­ti­cas. El CAD gene­ró indi­vi­duos «mode­ra­dos» capa­ces de con­tro­lar el Con­se­jo tras la retirada. 

Ciu­dad Sadr era sólo una pie­za en el mosai­co sec­ta­rio que USAID pla­nea­ba para Iraq. Todo el mun­do tie­ne una pie­za en el mosai­co sectario. 

Muha­sa­sa 

El CAD es un caso de los muchos en los que Esta­dos Uni­dos actúa como un opor­tu­nis­ta. La ocu­pa­ción exa­cer­bó el sec­ta­ris­mo legí­ti­ma­men­te. ¿Cómo lo hicie­ron? Una pala­bra: Muha­sa­sa. Se prohi­bie­ron las elec­cio­nes al gobierno local. Los miem­bros del DAC fue­ron ele­gi­dos por la CPA, el RTI y los mili­ta­res esta­dou­ni­den­ses. Los can­di­da­tos y miem­bros de las elec­cio­nes se basa­ron en cuo­tas étnicas/​religiosas en nom­bre de la «inclu­si­vi­dad». Las ins­ti­tu­cio­nes esta­ta­les se atri­bu­ye­ron a sec­tas y par­ti­dos polí­ti­cos. Muha­sa­sa – con­se­guir una pie­za del mosai­co sectario.

Este pro­ce­so requi­rió dine­ro y tiem­po. Des­de 2003 has­ta 2005, el emba­ja­dor de la APC, Paul Bre­mer, ideó un mode­lo basa­do en las sec­tas para ele­gir a los miem­bros del CAD. Man­te­ner a Irak divi­di­do ser­vía a los intere­ses de Esta­dos Uni­dos, ya que debi­li­ta­ba la uni­dad y la soli­da­ri­dad, pero lo que es más impor­tan­te, debi­li­ta­ba la capa­ci­dad del Esta­do para gobernar. 

¿Qué ocu­rrió con el res­to de las ONG?

La USAID supri­mió o com­pró a las ONG loca­les para que sir­vie­ran a sus intere­ses. Las ONG que antes esta­ban en con­tra de la ocu­pa­ción en poco tiem­po esta­ban al ser­vi­cio de la «socie­dad civil» y de las agen­das polí­ti­cas de USAID. Inclu­so se apro­ve­cha­ron de la situa­ción gene­ra­li­za­da de des­em­pleo, adqui­rien­do lea­les en nómi­nas de dóla­res mien­tras la mayo­ría del res­to de la pobla­ción se que­da­ba con tra­ba­jos manuales. 

La gue­rra con­tra Iraq no podría haber­se eje­cu­ta­do si no fue­ra por la «ayu­da huma­ni­ta­ria» y su estre­cha cola­bo­ra­ción con el ejér­ci­to esta­dou­ni­den­se. Explo­tar las nece­si­da­des para alte­rar el teji­do social de Iraq es la obra maes­tra de la USAID. Mien­tras Irak, hoy en día, lidia con las dispu­tas sec­ta­rias, man­te­nien­do el lega­do impe­ria­lis­ta de los miles de millo­nes de dóla­res de tra­ba­jo deja­dos atrás, el mons­truo de la ocu­pa­ción está vivo y bien des­pués de la retirada. 

Fuen­te: Al Mayadeen

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