Elec­cio­nes gene­ra­les plu­ra­les y trans­pa­ren­tes en Nicaragua

Todo está prác­ti­ca­men­te lis­to para que el pró­xi­mo día 7 de noviem­bre se cele­bren elec­cio­nes gene­ra­les en la Repú­bli­ca de Nica­ra­gua, cum­plien­do escru­pu­lo­sa­men­te las fechas pre­vis­tas en el calen­da­rio elec­to­ral. Con­cu­rren seis par­ti­dos polí­ti­cos que se enfren­ta­rán para ele­gir al bino­mio mix­to de pre­si­den­cia y vice­pre­si­den­cia, 92 dipu­tados y dipu­tadas para la Asam­blea Nacio­nal y otros 20 para el Par­la­men­to Centroamericano.

Las for­ma­cio­nes en liza son el Par­ti­do Libe­ral Cons­ti­tu­cio­na­lis­ta, prin­ci­pal par­ti­do de la opo­si­ción, de don­de han pro­ce­di­do dos pre­si­den­tes de la his­to­ria recien­te del país (Arnol­do Ale­mán y Enri­que Bola­ños); el Fren­te San­di­nis­ta de Libe­ra­ción Nacio­nal, actual­men­te en el gobierno con el 72,44% de los votos emi­ti­dos; el Camino Cris­tiano Nica­ra­güen­se; la Alian­za Libe­ral Nica­ra­güen­se, prin­ci­pal par­ti­do opo­si­tor al FSLN tras las elec­cio­nes de 2006; la Alian­za por la Repú­bli­ca y el Par­ti­do Libe­ral Independiente.

Si algo lla­ma pode­ro­sa­men­te la aten­ción de los pro­ce­sos elec­to­ra­les de esta peque­ña Repú­bli­ca es el abso­lu­to res­pe­to a la igual­dad de géne­ro y su refle­jo pari­ta­rio en las can­di­da­tu­ras. Nica­ra­gua tie­ne el honor de ser uno de los cin­co paí­ses más igua­li­ta­rios del mun­do, espe­cial­men­te tras la refor­ma de la Cons­ti­tu­ción Polí­ti­ca de 2014, impul­sa­da por el FSLN, en la que se ins­ti­tu­ye por ley que el 50 por cien­to de muje­res y el 50 por cien­to de hom­bres ocu­pen los pues­tos ins­ti­tu­cio­na­les más rele­van­tes. Así lo reco­ge el Índi­ce Glo­bal de la Bre­cha de Géne­ro de 2020, que mide la pari­dad entre hom­bres y muje­res en las áreas de salud, edu­ca­ción, eco­no­mía y polí­ti­ca en todo el mundo.

Pero tam­bién lla­ma la aten­ción el inte­rés polí­ti­co y mediá­ti­co que han des­per­ta­do fue­ra del país y los ímpro­bos esfuer­zos que se están rea­li­zan­do para des­acre­di­tar­las y, a pos­te­rio­ri, des­co­no­cer­las. Des­de lue­go, con­tras­ta con el cli­ma de tran­qui­li­dad, nor­ma­li­dad y con­vi­ven­cia que se vive en el país ante la cele­bra­ción del inmi­nen­te pro­ce­so elec­to­ral. Son como dos reali­da­des para­le­las que dis­cu­rren a cier­ta dis­tan­cia de mane­ra inde­pen­dien­te. Un pro­ce­so elec­to­ral regla­do, nor­ma­li­za­do, trans­pa­ren­te que dis­cu­rre paso a paso por don­de le mar­can las leyes elec­to­ra­les, fren­te a una agen­da exter­na pre­fi­ja­da, con guión y acto­res cono­ci­dos, que tra­tan de entur­biar lo que acá sue­len deno­mi­nar como «fies­ta de la demo­cra­cia» que ten­drá lugar el 7 de noviembre.

Estu­dios demos­có­pi­cos pro­yec­tan que alre­de­dor de 34 par­tes de la pobla­ción tie­ne inten­ción de acu­dir a las urnas, lo que supo­ne un por­cen­ta­je ele­va­dí­si­mo de apro­ba­ción del sis­te­ma elec­to­ral en su con­jun­to. Sin embar­go, lo que los medios inter­na­cio­na­les repi­ten, es que la opo­si­ción no par­ti­ci­pa en las elec­cio­nes y que gran par­te de los votan­tes no tie­nen quién los repre­sen­te. Des­de lue­go, con­si­de­rar como fun­cio­na­les al san­di­nis­mo a par­ti­dos pro­fun­da­men­te libe­ra­les, que gober­na­ron el país en varias oca­sio­nes (coli­ga­dos o en soli­ta­rio), que pusie­ron en prác­ti­ca polí­ti­cas pri­va­ti­za­do­ras y demo­le­do­ras del esta­do del bien­es­tar y de dere­cho con­se­gui­das por Daniel Orte­ga y el FSLN es, lisa y lla­na­men­te, falso.

Es cier­to que en Nica­ra­gua hay una miría­da de micro­par­ti­dos que se crean, cam­bian de nom­bre, entran en coa­li­cio­nes y alian­zas y des­apa­re­cen en cada con­tien­da elec­to­ral pero, real­men­te, nin­gu­na for­ma­ción sig­ni­fi­ca­ti­va se ha caí­do del plan­tel elec­to­ral de las elec­cio­nes de 2016 o 2011. Para ser pre­ci­sos, úni­ca­men­te fal­ta el Par­ti­do Con­ser­va­dor de Nica­ra­gua, fun­da­do por el mari­do de Vio­le­ta Barrios de Cha­mo­rro, 45ª pre­si­den­ta de la Repú­bli­ca des­de 1990 has­ta 1997, pero en las últi­mas elec­cio­nes demo­crá­ti­cas obtu­vo poco más del 2% de los sufra­gios y un solo y tes­ti­mo­nial esca­ño en el parlamento.

Sin embar­go, para cual­quier obser­va­dor que se infor­me a tra­vés de las noti­cias de los medios de comu­ni­ca­cion cor­po­ra­ti­vos o escu­che las decla­ra­cio­nes de los líde­res occi­den­ta­les (o sus vasa­llos regio­na­les) cree­rá que se ha impe­di­do par­ti­ci­par en las Elec­cio­nes Gene­ra­les de 2021 a la mayo­ría de par­ti­dos opo­si­to­res con capa­ci­dad de hacer­se con el favor popu­lar. Nada más lejos de la reali­dad, como es fácil comprobar.

Es en este mis­mo sen­ti­do —inje­ren­cis­ta y neo­co­lo­nial— don­de hay que enmar­car los movi­mien­tos recien­tes de la Orga­ni­za­ción de Esta­dos Ame­ri­ca­nos que, en una reso­lu­ción pro­mo­vi­da por EEUU y varios de sus socios, exi­ge la libe­ra­ción de los supues­tos líde­res opo­si­to­res dete­ni­dos que —afir­man— no han podi­do pre­sen­tar­se a las elec­cio­nes, a los que defi­ne como «pre­can­di­da­tos» (figu­ra que no exis­te en la legis­la­ción elec­to­ral nica­ra­güen­se) y anti­ci­pan­do que las gene­ra­les de 2021 no van a ser ni libres ni jus­tas. Obvian, o pre­ten­den que olvi­de­mos, que los dete­ni­dos lo han sido en fun­ción de la legis­la­ción vigen­te del país, espe­cial­men­te la «Ley de Agen­tes Extran­je­ros» que tra­ta de impe­dir que paí­ses como Esta­dos Uni­dos creen y mani­pu­len chi­rin­gui­tos polí­ti­cos y mediá­ti­cos para des­es­ta­bi­li­zar Nica­ra­gua y la «Ley de Defen­sa de los Dere­chos del Pue­blo a la Inde­pen­den­cia, la Sobe­ra­nía y Auto­de­ter­mi­na­ción para la Paz», que cri­mi­na­li­za a quie­nes tra­ba­jan en coor­di­na­ción con enemi­gos exter­nos del país para pro­vo­car san­cio­nes eco­nó­mi­cas des­vir­tuan­do sus legí­ti­mas instituciones.

Pedir que se des­co­noz­can las leyes demo­crá­ti­cas pro­pias de un esta­do por moti­vos de no afi­ni­dad polí­ti­ca, dice muy poco en favor de la Orga­ni­za­ción de Esta­dos Ame­ri­ca­nos, denos­ta­da por una tra­yec­to­ria al ser­vi­cio de las polí­ti­cas colo­nia­lis­tas nor­te­ame­ri­ca­nas, cuyo cul­men recien­te fue la coope­ra­ción con el gol­pe de esta­do fas­cis­ta per­pe­tra­do en Boli­via con ayu­da esta­dou­ni­den­se y de la inter­na­cio­nal libe­ral lati­no­ame­ri­ca­na con­tra la vic­to­ria elec­to­ral de Evo Mora­les que, a la pos­tre, pro­vo­có dece­nas de muer­tos y miles de heri­dos y represaliados.

Las crí­ti­cas de la Orga­ni­za­ción de Esta­dos Ame­ri­ca­nos por impe­dír­se­le enviar una misión de obser­va­ción no están jus­ti­fi­ca­das en abso­lu­to. La OEA, el minis­te­rio de colo­nias de Esta­dos Uni­dos, es par­te de los ins­tru­men­tos del impe­rio para impe­dir el ejer­ci­cio de la sobe­ra­nía de los pue­blos de Nues­tra Amé­ri­ca. La impar­cia­li­dad que debe­rían demos­trar en el ejer­ci­cio de sus fun­cio­nes, hace mucho que se trun­có en sumi­sión a los intere­ses esta­dou­ni­den­ses. Su tiem­po ya ha pasa­do. La región deman­da ins­ti­tu­cio­nes supra­na­cio­na­les real­men­te demo­crá­ti­cas que res­pe­ten la inde­pen­den­cia de los esta­dos y que arro­jen defi­ni­ti­va­men­te la doc­tri­na Mon­roe y sus secue­las al basu­re­ro de la his­to­ria. Muchos más paí­ses de la región debe­rían cerrar sus puer­tas a la OEA para que se garan­ti­ce, al fin, que los recur­sos, las capa­ci­da­des y poten­cia­li­da­des de las nacio­nes de la región, se pon­gan exclu­si­va­men­te al ser­vi­cio de la mejo­ra de la cali­dad de vida de sus habi­tan­tes y no las de las oli­gar­quías de su deca­den­te vecino del norte.

Así pues, las elec­cio­nes de noviem­bre se van a cele­brar con toda nor­ma­li­dad y con una plu­ra­li­dad polí­ti­ca ple­na­men­te ase­gu­ra­da. Si Esta­dos Uni­dos, la Unión Euro­pea o la OEA pre­ten­den des­co­no­cer el resul­ta­do, no será por fal­ta de demo­cra­cia, sino por­que anti­ci­pan un resul­ta­do que no les va a satis­fa­cer. Para ellos la demo­cra­cia sólo es un buen ins­tru­men­to cuan­do res­pon­de a sus intere­ses. Si no es así, la con­si­de­ran un estor­bo. Así lo reco­no­ció Var­gas Llo­sa recien­te­men­te cuan­do dijo que «lo impor­tan­te de unas elec­cio­nes no es que haya liber­tad, sino votar bien». Y votar bien —para los libe­ra­les ultra­ca­pi­ta­lis­tas— es apo­yar a la tro­pa de corrup­tos como él, a sus lobbys y a sus fun­da­cio­nes, que prac­ti­can la inje­ren­cia en todos los pro­ce­sos elec­to­ra­les de Amé­ri­ca Lati­na para evi­tar un cam­bio que ya está en mar­cha y que no tie­ne mar­cha atrás, don­de Nica­ra­gua es un pilar fundamental.

Pero no solo está garan­ti­za­da la liber­tad y la diver­si­dad polí­ti­ca, tam­bién exis­ten meca­nis­mos lega­les que cer­ti­fi­can la trans­pa­ren­cia y fia­bi­li­dad del resul­ta­do. Más de 80.000 per­so­nas a pro­pues­ta de todos los par­ti­dos polí­ti­cos en liza, inte­gra­rán las 13.459 mesas elec­to­ra­les, cono­ci­das como Jun­tas Recep­to­ras de Votos, dis­tri­bui­das en los más de tres mil Cen­tros de Vota­ción repar­ti­dos por toda la geo­gra­fía nica­ra­güen­se. Por otro lado, los par­ti­dos polí­ti­cos nom­bran direc­ta­men­te a un con­jun­to de fis­ca­les que esta­rán pre­sen­tes en todas las fases del con­teo, tan­to en las Jun­tas Recep­to­ras de Votos, como en los Con­se­jos Elec­to­ra­les Muni­ci­pa­les, depar­ta­men­ta­les y regio­na­les, en los Cen­tros de Cómpu­to y en el Con­se­jo Supre­mo Elec­to­ral. Es prác­ti­ca­men­te impo­si­ble que el resul­ta­do de estas Elec­cio­nes Gene­ra­les no se corres­pon­da estric­ta­men­te con lo expre­sa­do libre­men­te por la volun­tad popular.

Velan­do por la tran­qui­li­dad y nor­ma­li­dad del pro­ce­so, el Minis­te­rio de la Gober­na­ción y el Con­se­jo Supre­mo Elec­to­ral han capa­ci­ta­do a 30.000 volun­ta­rios y volun­ta­rias para que pres­ten sus ser­vi­cios como poli­cías elec­to­ra­les que se des­ple­ga­rán en cada Cen­tro de Vota­ción para garan­ti­zar el pleno dere­cho al voto en liber­tad. Final­men­te, un nutri­do gru­po de ana­lis­tas inter­na­cio­na­les inde­pen­dien­tes, al ampa­ro de la Ley Elec­to­ral vigen­te, ejer­ce­rán de Acom­pa­ñan­tes Elec­to­ra­les y darán cuen­ta de la lim­pie­za de los comi­cios ante la opi­nión públi­ca mundial.

Todos los pre­pa­ra­ti­vos para el 7 de noviem­bre mar­chan a buen rit­mo, según lo pre­vis­to en el orde­na­mien­to jurí­di­co de Nica­ra­gua y así lo reco­no­ce cada día un pue­blo com­pro­me­ti­do con su gobierno y su sis­te­ma polí­ti­co. Tam­bién dis­cu­rre rápi­da­men­te en el mun­do de las fake news —y es pre­vi­si­ble que redo­ble su paso en fechas pró­xi­mas— la reali­dad alter­na­ti­va inven­ta­da por los media y los gobier­nos neo­li­be­ra­les enemi­gos. Pero si hay algo que augu­ra esta des­co­mu­nal cam­pa­ña des­in­for­ma­ti­va, es una nue­va e incon­tes­ta­ble vic­to­ria del san­di­nis­mo como, por otro par­te, vati­ci­nan la prác­ti­ca tota­li­dad de las encues­tas rea­li­za­das has­ta la fecha en corres­pon­den­cia con los avan­ces rea­li­za­dos en sani­dad, edu­ca­ción, vivien­da, vías de comu­ni­ca­ción, ener­gía, sobe­ra­nía ali­men­ta­ria, igual­dad de géne­ro, etc.

Bole­ta visa­da por todos los par­ti­dos polí­ti­cos que se pre­sen­tan a las elec­cio­nes del 7 de noviembre

Por Juan­lu González. 

Fuen­te: Bits Roji­ver­des.

La entra­da Elec­cio­nes gene­ra­les plu­ra­les y trans­pa­ren­tes en Nica­ra­gua se publi­có pri­me­ro en La otra Anda­lu­cía.

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