Ucra­nia. Simu­la­ción de lucha

Por Andrey Man­chuk. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 12 de octu­bre de 2021.

El Par­la­men­to de Ucra­nia ha apro­ba­do en segun­da lec­tu­ra la ley “Sobre la pre­ven­ción de las ame­na­zas a la segu­ri­dad nacio­nal aso­cia­das a la exce­si­va influen­cia de per­so­nas con sig­ni­fi­ca­ti­vo peso eco­nó­mi­co o polí­ti­co en la vida públi­ca”, más cono­ci­da como la “ley sobre los oli­gar­cas”. Volodymyr Zelensky ve en ella un gran logro que devuel­ve el país al pue­blo y la pro­pa­gan­da ofi­cial lo repi­te a dia­rio, pro­me­tien­do a los ucra­nia­nos la vic­to­rio­sa desoli­gar­qui­za­ción del Estado.

Sin embar­go, el pue­blo obser­va lo que ocu­rre con iro­nía y correc­ta­men­te ve en ello una far­sa legis­la­ti­va. Al fin y al cabo, la ley de desoli­gar­qui­za­ción ha sido vota­da por la fac­ción polí­ti­ca Za Mai­but­ke, finan­cia­do por el oli­gar­ca Ihor Kolo­moisky y ha sido poco des­pués de que este se foto­gra­fia­ra en una reu­nión infor­mal con David Araha­mia, líder de la fac­ción par­la­men­ta­ria del par­ti­do de Zelensky. como saben, las abe­jas nun­ca luchan con­tra la miel de sus pro­pios paneles.

El con­te­ni­do de este pecu­liar docu­men­to tam­bién está car­ga­do de iro­nía. Ha sido tan pobre y rápi­da­men­te pre­pa­ra­do que el Par­la­men­to tie­ne que votar otra vez, en esta oca­sión para eli­mi­nar algu­nas de las más obvias con­tra­dic­cio­nes. El con­cep­to de “oli­gar­ca” es defi­ni­do por la ley de la for­ma más ambi­gua posi­ble, de tal mane­ra que, si se desea, pue­de ser apli­ca­ble a cual­quier ucra­niano rico que haya arrui­na­do sus rela­cio­nes con el pre­si­den­te. Es más, será a volun­tad del Con­se­jo de Defen­sa y Segu­ri­dad Nacio­nal, con­tro­la­do per­so­nal­men­te por Zelensky.

En esen­cia, el Con­se­jo de Defen­sa y Segu­ri­dad Nacio­nal tie­ne el dere­cho a nom­brar arbi­tra­ria­men­te a los oli­gar­cas, prohi­bir­les par­ti­ci­par en pri­va­ti­za­cio­nes o finan­ciar par­ti­dos, es decir, apar­tar­les de los flu­jos de dine­ro, pro­pie­dad y poder. Esto da a Zelensky un gran poder, con­vir­tien­do a Ucra­nia en una repú­bli­ca pre­si­den­cia­lis­ta del tipo más auto­ri­ta­rio. Al fin y al cabo, los ricos ten­drán que pro­bar su leal­tad polí­ti­ca al “ser­vi­dor del pue­blo” o com­prar­la con sus acti­vos para no estar inclui­do en la lis­ta de oli­gar­cas sin nece­si­dad de inves­ti­ga­ción o jui­cio. Sin embar­go, no hay duda de que los prin­ci­pa­les oli­gar­cas sal­drán de esta situa­ción sin pro­ble­mas, ya que los repre­sen­tan­tes de esta cla­se están hacién­do­se más ricos que nun­ca bajo el man­da­to de Zelensky.

Según los datos recien­te­men­te publi­ca­dos por la revis­ta Focus, la rique­za del ucra­niano más rico, Rinat Ajme­tov, se esti­ma aho­ra en 10.600 millo­nes de dóla­res fren­te a los 7.200 de hace un año. Pese al a pan­de­mia, el capi­tal del empre­sa­rio ha cre­ci­do en casi 3.000 millo­nes de dóla­res en un año a pesar de la retó­ri­ca anti­oli­gár­qui­ca que reso­na­ba des­de la admi­nis­tra­ción pre­si­den­cial ucraniana.

Según gran par­te de los exper­tos, Ajme­tov ha esta­ble­ci­do una rela­ción de bene­fi­cio pro­duc­ti­vo mutuo con el entorno del pre­si­den­te y espe­ra per­ma­ne­cer en la lis­ta blan­ca de los súper ricos ucra­nia­nos. Aun­que Ban­ko­va inten­ta­rá refor­zar su influen­cia en la línea edi­to­rial de los medios de Ajme­tov, que está per­dien­do audien­cia, para evi­tar crí­ti­cas a los ser­vi­do­res del pue­blo. Lo mis­mo pasa con Kolo­moisky, que abier­ta­men­te coope­ra con Zelensky y le da sus votos para apro­bar su ley “anti­oli­gár­qui­ca”. Pro­ba­ble­men­te por­que le ha pro­me­ti­do un cer­ti­fi­ca­do de seguridad.

Otros muchos oli­gar­cas son algo así como into­ca­bles para las auto­ri­da­des ucra­nia­nas debi­do a sus con­tac­tos con repre­sen­tan­tes del esta­blish­ment occi­den­tal. Entre ellos se pue­de men­cio­nar a Vik­tor Pin­chuk, que ha crea­do a toda una gene­ra­ción de “acti­vis­tas” libe­ra­les y nacio­na­lis­tas con sus becas y que aho­ra cuen­ta con su patro­naz­go y pro­tec­ción. En el caso de Poroshen­ko, sus ami­gos de Bru­se­las y Washing­ton sal­drían en su defen­sa. Al menos para que no cuen­te al mun­do los entre­si­jos de su cer­ca­na amis­tad euro­atlán­ti­ca, reve­lan­do deta­lles de escán­da­los inter­na­cio­na­les de per­fil alto como el famo­so caso Burisma.

¿Quién pue­de sufrir por esta osten­to­sa ley si no se cuen­ta a los secun­da­rios nue­vos ricos, a los que sim­ple­men­te se impon­drá un impues­to espe­cial con la ame­na­za de con­si­de­rar su ficha per­so­nal según la ley anti­oli­gár­qui­ca en la siguien­te reu­nión del Con­se­jo de Defen­sa y Segu­ri­dad Nacional?

En pocas pala­bras, esta­rá diri­gi­da con­tra todo espón­sor de la Pla­ta­for­ma Opo­si­to­ra Por la Vida. Vik­tor Med­ved­chuk, al que ya le han caí­do san­cio­nes extra­ju­di­cia­les, será nom­bra­do el prin­ci­pal oli­gar­ca del país y extrae­rán toda la san­gre posi­ble a su par­ti­do antes de las elec­cio­nes, que se dice que Ban­ko­va ya pre­pa­ra. Cada fuen­te de finan­cia­ción del par­ti­do será auto­má­ti­ca­men­te can­di­da­to a entrar en la lis­ta de oli­gar­cas. Es muy pro­ba­ble que la inti­mi­da­ción a los opo­nen­tes polí­ti­cos sea muy efectiva.

Ade­más, la ley pre­pa­ra el terreno para la prohi­bi­ción de los medios de comu­ni­ca­ción des­lea­les que han sido blo­quea­dos por el Con­se­jo de Defen­sa y Segu­ri­dad Nacio­nal des­de comien­zos de año. Se les vin­cu­la­rá a inco­rrec­tos empre­sa­rios “pro­rru­sos”, aun­que nada de eso esté con­fir­ma­do por los hechos. Al fin y al cabo, lo más impor­tan­te de la ley “anti­oli­gar­cas” es que per­mi­te legi­ti­mar las prác­ti­cas ya esta­ble­ci­das de cas­ti­gos extra­ju­di­cia­les con­tra la opo­si­ción. Aun­que esas accio­nes puni­ti­vas del Con­se­jo de Defen­sa y Segu­ri­dad Nacio­nal con­tra­di­gan abier­ta­men­te lo exi­gi­do por la Constitución.

¿Cómo reac­cio­na­rá Esta­dos Uni­dos, que tie­ne la últi­ma pala­bra en las cosas impor­tan­tes de la agen­da ucra­nia­na, a esta ley? Zelensky cuen­ta con el apo­yo de las auto­ri­da­des esta­dou­ni­den­ses, espe­cial­men­te tras su reu­nión con Joe Biden, don­de se tocó el tema de com­ba­tir la influen­cia de los oli­gar­cas ucra­nia­nos. La retó­ri­ca anti­oli­gár­qui­ca de Kiev se ve con bue­nos ojos en Washing­ton, ya que debi­li­tar el papel polí­ti­co del capi­tal ucra­niano aumen­ta la influen­cia de la estruc­tu­ra supra­na­cio­nal de con­trol impues­ta en Ucra­nia tras Euro­mai­dan. Esto sig­ni­fi­ca que refuer­za la depen­den­cia exter­na de Esta­dos Unidos.

Sin embar­go, refor­zar radi­cal­men­te a Zelensky no es par­te de los pla­nes estra­té­gi­cos de los esta­dou­ni­den­ses. Así que juga­rán su pro­pio jue­go con los oli­gar­cas ucra­nia­nos y los usa­rán con­tra el pre­si­den­te si es nece­sa­rio. Es más, la posi­ción de Zelensky es vul­ne­ra­ble. Pese a haber pur­ga­do el cam­po infor­ma­ti­vo de medios opo­si­to­res, ha per­di­do popu­la­ri­dad entre los enga­ña­dos votan­tes, que cla­ra­men­te no espe­ra­ban haber ele­gi­do a una nue­va ver­sión de Poroshen­ko y que están sufrien­do por las seve­ras con­se­cuen­cias de la cri­sis. Según los datos publi­ca­dos en agos­to por el Ser­vi­cio Nacio­nal de Esta­dís­ti­ca, el 67% de los ucra­nia­nos se con­si­de­ran pobres, lo que crea las con­di­cio­nes para el des­con­ten­to social, con con­se­cuen­cias impre­de­ci­bles para las autoridades.

Ucra­nia real­men­te nece­si­ta des­ha­cer­se de los oli­gar­cas. Al fin y al cabo, es el país más pobre de Euro­pa, don­de un mul­ti­mi­llo­na­rio pue­de per­mi­tir­se com­prar la man­sión más cara del mun­do, que anta­ño fue­ra pro­pie­dad de un rey, mien­tras casi diez millo­nes de ciu­da­da­nos expe­ri­men­tan, según UNICEF, caren­cias ali­men­ti­cias. Sin embar­go, para ello es nece­sa­rio revi­sar los resul­ta­dos de las pri­va­ti­za­cio­nes de los noven­ta y esta­ble­cer impues­tos al capi­tal para poder así atra­par a los mul­ti­mi­llo­na­rios ucranianos.

Esto no entra en los pla­nes de los esta­dou­ni­den­ses, es incon­ve­nien­te para ellos ges­tio­nar un Esta­do frag­men­ta­do y lleno de due­los sin fin entre los prín­ci­pes y los mag­na­tes. Y des­de lue­go no intere­sa a Zelensky, que solo hace el papel de luchar con­tra la oli­gar­quía, nego­cian­do con los oli­gar­cas en los már­ge­nes polí­ti­cos, para poder man­te­ner su poder y reci­bir los bene­fi­cios asociados.

Solo el pue­blo pue­de aca­bar con “el pro­ble­ma de los oli­gar­cas”. Y eso es lo que más temen los “ser­vi­do­res” del equi­po de Zelensky.

Fuen­te: Slavyangrad

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