Pen­sa­mien­to crí­ti­co. No me lla­mes etnia

Por Ollan­tay Itzam­ná, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 11 de octu­bre de 2021.
Antro­pó­lo­gos euro­nor­te­ame­ri­ca­nos, inclu­so her­ma­nas y her­ma­nos antro­pó­lo­gos ori­gi­na­rios de Abya Yala, con­ti­núan uti­li­zan­do el des­pec­ti­vo tér­mino etnia para refe­rir­se a los pue­blos ori­gi­na­rios o indí­ge­nas.
¿Qué sig­ni­fi­ca el tér­mino etnia, y cuál es su con­te­ni­do racis­ta?
Etnia pro­vie­ne del tér­mino grie­go eth­nos que sig­ni­fi­ca gru­po humano extran­je­ro, gen­til, cuyos miem­bros care­cen del dere­cho de ciu­da­da­nía. Por tan­to, no son suje­tos polí­ti­cos, capa­ces de gober­nar­se, ni de gober­nar. La Biblia inclu­so uti­li­za este tér­mino para refe­rir­se a los extran­je­ros que no son par­te del pue­blo ele­gi­do, pero com­par­ten terri­to­rio con éste, como era el caso de los sama­ri­ta­nos
Con la lle­ga­da de la moder­ni­dad y de la ilus­tra­ción, pen­sa­do­res noreu­ro­peos, divi­di­rán la huma­ni­dad entre: civi­li­za­dos, bár­ba­ros y pri­mi­ti­vos. Los civi­li­za­dos serán ellos (que tie­nen cul­tu­ra), los bár­ba­ros serán los pue­blos que habi­tan alre­de­dor de ellos (bre­tón, cata­lán, fla­men­co,…) y los pri­mi­ti­vos (sin cul­tu­ra) sere­mos todos los gru­pos huma­nos que habi­ta­mos fue­ra de Euro­pa y en la par­te Sur del pla­ne­ta. A los pri­mi­ti­vos nos lla­ma­ron sal­va­jes, etnia, tri­bu…
¿Algu­na vez leís­te o escu­chas­te que algún antro­pó­lo­go se haya refe­ri­do a los vas­cos o fla­men­cos como etnia o tri­bu? No. A ellos se refie­ren como pue­blos. Los tér­mi­nos etnia y tri­bu están reser­va­dos úni­ca­men­te para los pri­mi­ti­vos que nece­si­tan ser civi­li­za­dos, mas no así para los pue­blos de Euro­pa. Aun­que, según la Real Aca­de­mia Espa­ño­la (RAE), fla­men­cos, que­chuas, vas­cos, him­bas, mur­sis, mayas, todos somos etnias.
Si ya la moder­ni­dad nacien­te (inva­sión euro­pea) había nega­do la con­di­ción de suje­tos de dere­chos (per­so­nas) a los ori­gi­na­rios de Abya Yala con la fina­li­dad de apropiarse/​saquear sus bie­nes a cam­bio de civi­li­zar­los, la antro­po­lo­gía hará lo suyo, en espe­cial la antro­po­lo­gía cul­tu­ral que sur­gió en los EEUU (con Franz Boas, prin­ci­pios del siglo XX), y su pos­te­rior espe­cia­li­za­ción como etno­lo­gía.
Des­de fina­les del siglo XIX, antro­pó­lo­gos y etnó­lo­gos nor­te­ame­ri­ca­nos fue­ron envia­dos al Sur con la fina­li­dad de inves­ti­gar y regis­trar los bienes/​riquezas mile­na­rias de los pue­blos para saquear­los. Pero, para evi­tar jus­ti­fi­car o expli­car dicho saqueo, toma­ron el camino racis­ta de lla­mar a todos los pue­blos ori­gi­na­rios del sur como etnias: obje­tos del pasa­do, pie­zas de museo, o a lo mucho, repro­duc­to­res de cul­tu­ra. Mas nun­ca como pue­blos, suje­tos polí­ti­cos.
La antro­po­lo­gía cul­tu­ral, que lue­go se con­vir­tió en un cul­tu­ra­lis­mo nefas­to para los pue­blos, se expan­dió por todas par­tes, pro­mo­vi­do por enti­da­des aca­dé­mi­cas y finan­cie­ra euro­nor­te­ame­ri­ca­nas, con la misión de ins­ta­lar en el ima­gi­na­rio colec­ti­vo glo­bal la idea de: los abo­rí­ge­nes son etnia, obje­tos de estu­dio (cos­ta­les de hue­sos, sin his­to­ria, ni memo­ria).
Los bicen­te­na­rios esta­dos nacio­nes, como herra­mien­tas de domi­na­ción de la geo­po­lí­ti­ca moder­na, jamás qui­sie­ron reco­no­cer la cua­li­dad de pue­blos a los ori­gi­na­rios.
Pero, lle­gó el con­ve­nio inter­na­cio­nal n. 169º de la Orga­ni­za­ción Inter­na­cio­nal del Tra­ba­jo (OIT), 1989, don­de por vez pri­me­ra reco­no­ce a las y los ori­gi­na­rios como pue­blos… des­de enton­ces, los pue­blos ori­gi­na­rios, jurí­di­ca­men­te, comien­zan a exis­tir como suje­tos polí­ti­cos, y ya no como sim­ples pie­zas de museo o repro­duc­to­res cul­tu­ra­les, aun­que, hoy, como ayer, inclu­so antro­pó­lo­gos indí­ge­nas, nos siguen lla­man­do etnia.
Este racis­mo estruc­tu­ral, inclu­so pro­mo­vi­do por la indus­tria de la aca­de­mia hege­mó­ni­ca, es tan evi­den­te que la aca­de­mia no envía ni a antro­pó­lo­gos, ni a etnó­lo­gos, hacia los pue­blos ori­gi­na­rios de Euro­pa. Para allá, si aca­so, van soció­lo­gos, a estu­diar las estruc­tu­ras socia­les de dichos pue­blos. Antro­pó­lo­gos y etnó­lo­gos vie­nen hacia Abya Yala para estu­diar a las pie­zas de museo, las etnias.
No me lla­mes etnia, que no soy nin­gún extran­je­ro sin dere­chos. No me lla­mes etnia, que no soy nin­gu­na pie­za de museo del pasa­do. Soy pue­blo, soy suje­to de dere­chos socio­po­lí­ti­cos, con his­to­ria, como vos. Soy hijo de la Madre Tie­rra. Somos her­ma­nos, por­que veni­mos de la mis­ma Madre y vamos hacia su vien­tre fecun­do de retorno

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