Pen­sa­mien­to crí­ti­co. La gue­rra híbri­da con­tra la revo­lu­ción cubana

Por Geral­di­na Colot­ti, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 18 de sep­tiem­bre de 2021. 

«Esta­mos en el medio e una gue­rra total», dijo el pre­si­den­te cubano Miguel Díaz Canel en su dis­cur­so en Méxi­co, antes del des­fi­le mili­tar por el Día de la Inde­pen­den­cia Nacio­nal, en el que fue el invi­ta­do de honor. La que le diri­gió el pre­si­den­te mexi­cano Manuel López Obra­dor fue una invi­ta­ción sin pre­ce­den­tes. Una invi­ta­ción de «valor incon­men­su­ra­ble», dijo el man­da­ta­rio cubano: tan­to más impor­tan­te «cuan­do esta­mos sufrien­do las con­se­cuen­cias de una gue­rra mul­ti­di­men­sio­nal, con un blo­queo cri­mi­nal deli­be­ra­da­men­te exa­cer­ba­do con más de 240 medi­das coer­ci­ti­vas, en medio de la pan­de­mia de Covid-19. Al mis­mo tiem­po ‑aña­dió- esta­mos ante una agre­si­va cam­pa­ña de odio, des­in­for­ma­ción, mani­pu­la­ción y men­ti­ras”. Obra­dor vol­vió a con­de­nar las medi­das coer­ci­ti­vas uni­la­te­ra­les impues­tas por Esta­dos Uni­dos y dijo que Cuba debe ser con­si­de­ra­da «patri­mo­nio de la huma­ni­dad» y no ata­ca­da por el imperialismo.

Cuba es el pri­mer país que ha comen­za­do a vacu­nar a niños des­de los dos años y que, a pesar del feroz blo­queo impues­to por Esta­dos Uni­dos des­de hace casi sesen­ta años, ha logra­do desa­rro­llar cin­co vacu­nas: tres de la serie Sobe­ra­na, Abda­la y Mam­bi­sa, y dos (Sobe­ra­na 2 y Abda­la) que han con­clui­do la ter­ce­ra fase de expe­ri­men­ta­ción. Y se está dia­lo­gan­do con la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud sobre el reco­no­ci­mien­to por par­te de la agen­cia de la ONU de las tres vacu­nas anti-covid desa­rro­lla­das por la isla, ya en uso en inmu­ni­za­cio­nes de emer­gen­cia en el país.

Cuba ha brin­da­do y pres­ta­do aten­ción médi­ca y soli­da­ri­dad en todo el mun­do, inclu­so en aque­llos paí­ses que la devuel­ven con una mone­da com­ple­ta­men­te dife­ren­te, sien­do la bús­que­da del lucro y no el bien­es­tar del pue­blo la recom­pen­sa en las deci­sio­nes de los gobier­nos capi­ta­lis­tas. La admi­nis­tra­ción Biden ha deci­di­do exten­der por un año más la lla­ma­da Ley del Comer­cio con el Enemigo.

Un dis­po­si­ti­vo apro­ba­do en 2017 para limi­tar el comer­cio con aque­llos paí­ses que Washing­ton con­si­de­ra hos­ti­les, pero que el pre­si­den­te tie­ne el poder de man­te­ner o revo­car. El can­ci­ller cubano, Bruno Rodrí­guez, recha­zó la deci­sión, recor­dan­do el apo­yo que Cuba reci­be cada año en la Asam­blea Gene­ral de la ONU con­tra el blo­queo, con solo Esta­dos Uni­dos e Israel votan­do en con­tra y la «neu­tra­li­dad» de sus vasa­llos más cer­ca­nos. La Ley del Comer­cio con el Enemi­go se apli­có por pri­me­ra vez en 1963 con­tra Cuba, úni­ca nación del mun­do con­tra la que está vigente.

Y, hablan­do de vasa­lla­je, aquí vie­ne la reso­lu­ción apro­ba­da por 426 votos a favor, 146 en con­tra y 115 abs­ten­cio­nes por par­te del Par­la­men­to Euro­peo. Acu­sa al gobierno cubano de «cri­mi­na­li­zar las legí­ti­mas y pací­fi­cas nece­si­da­des demo­crá­ti­cas de su pue­blo» y de haber repri­mi­do las mani­fes­ta­cio­nes del 11 de julio. La reso­lu­ción tam­bién recuer­da la cláu­su­la de chan­ta­je con­te­ni­da en el acuer­do de “diá­lo­go y coope­ra­ción polí­ti­ca entre la Unión Euro­pea y Cuba”, fir­ma­do el 5 de julio de 2017, que per­mi­te sus­pen­der el acuer­do en caso de «gra­ves vio­la­cio­nes de los dere­chos huma­nos». En este sen­ti­do, los euro­dipu­tados han pedi­do la con­vo­ca­to­ria de la comi­sión mix­ta que super­vi­sa el acuer­do, pre­sa­gian­do otros capí­tu­los de la gue­rra híbri­da con­tra la revo­lu­ción cubana.

En sin­to­nía con los cen­tros de poder que actúan den­tro del Par­la­men­to Euro­peo con­tra esos paí­ses ‑Cuba, Vene­zue­la, Nica­ra­gua- que para Esta­dos Uni­dos cons­ti­tu­yen el «eje del mal», ha entra­do en acción la habi­tual máqui­na de barro. Mien­tras la reso­lu­ción pide «la libe­ra­ción de todos los pre­sos polí­ti­cos», el gobierno cubano está acu­sa­do de haber hecho des­apa­re­cer a los opo­si­to­res, y el dere­cho a Inter­net se ha suma­do esta vez a la retó­ri­ca habi­tual sobre los dere­chos humanos.

El gobierno cubano ha deci­di­do repli­car pun­to por pun­to, des­man­te­lan­do cada fal­se­dad con la fuer­za de los hechos, cons­cien­te de la per­ver­sa diná­mi­ca que pro­du­cen las redes socia­les. Mos­tró videos y decla­ra­cio­nes de un «pací­fi­co» devas­ta­dor, dete­ni­do duran­te las pro­tes­tas de julio, quien no solo se encuen­tra en exce­len­te esta­do de salud, sino que ase­gu­ra no haber sufri­do nin­gún tipo de vio­len­cia y mucho menos que fue víc­ti­ma de la «espan­to­sa tor­tu­ra» denun­cia­da por los Mia­mi Boys.

Evi­den­te­men­te, esto no fue sufi­cien­te, por­que en el empí­reo de la «post-ver­dad» se pre­mia la ecua­ción Cuba = dic­ta­du­ra, ergo todo lo que el gobierno cubano dice con­tra la men­ti­ra es men­ti­ra. Es una maqui­na­ria mediá­ti­ca pode­ro­sa y bien pro­ba­da, que siem­pre tie­ne el mis­mo patrón, pero que, con solo sem­brar dudas y con­fu­sión, fun­cio­na. Es un eje de esa estra­te­gia de «caos con­tro­la­do» que hemos vis­to y vemos en acción con­tra la Vene­zue­la boli­va­ria­na, des­acre­di­ta­da de todos modos.

Ante el fra­ca­so de los inten­tos de des­en­ca­de­nar una «revo­lu­ción de color» en Cuba, como ante en Vene­zue­la y lue­go en Nica­ra­gua, el obje­ti­vo es fomen­tar o con­fun­dir a la lla­ma­da opi­nión públi­ca mun­dial y man­te­ner sin tra­bas las medi­das coer­ci­ti­vas uni­la­te­ra­les, sus­ten­ta­das en infor­mes fal­sos sobre dere­chos huma­nos en las ins­ti­tu­cio­nes internacionales.

Esto es lo que está suce­dien­do en la sec­ción no. 48 del Con­se­jo de Dere­chos Huma­nos de la ONU, que comen­zó el 13 de sep­tiem­bre y dura­rá has­ta el 8 de octu­bre. Nume­ro­sas orga­ni­za­cio­nes y aso­cia­cio­nes popu­la­res han envia­do un docu­men­to para ilus­trar los efec­tos devas­ta­do­res de las «san­cio­nes» sobre la eco­no­mía vene­zo­la­na, pero lo que cuen­ta son los infor­mes pilo­tea­dos por los lob­bies finan­cia­dos por Washing­ton. Y, de hecho, no se emi­te nin­gu­na «san­ción» por las masa­cres en Colom­bia, por la repre­sión en Ecua­dor, Hon­du­ras, Gua­te­ma­la, mien­tras se aco­sa a gobier­nos como Cuba y Vene­zue­la, que tie­nen la defen­sa de los dere­chos bási­cos y el poder popu­lar en el cen­tro de sus pro­gra­mas sociales.

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