Egip­to. La ren­di­ción del Emir

Por Gua­di Cal­vo*, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 23 de sep­tiem­bre de 2021-.

Se cono­ció el pasa­do 19 de sep­tiem­bre que Abu Ham­za al-Qadi, el emir de la Wilā­yat Sinaí (Pro­vin­cia del Sinaí) el capí­tu­lo egip­cio del Daesh, se rin­dió fren­te a los líde­res de la Unión de Tri­bus del Sinaí, una con­fe­de­ra­ción no ofi­cial, com­pues­ta por 24 tri­bus bedui­nas del nor­te y cen­tro de la penín­su­la, diri­gi­das por el sheikh Ibrahim Erga­ni, miem­bro de la tri­bu Tara­bin, la más nume­ro­sa del Sinaí.

La ren­di­ción, que se habría pro­du­ci­do el diez de sep­tiem­bre, es un fuer­te gol­pe para el gru­po waha­bi­ta, que ha sido uno de los gran­des “ani­ma­do­res” del terro­ris­mo inte­gris­ta, en el con­ti­nen­te duran­te la déca­da pasa­da, cuan­do ope­ra­ba con el nom­bre de Ansar Beit al-Maq­dis (Segui­do­res de la Casa de Jeru­sa­lén), que tomó un gran impul­so con la Pri­ma­ve­ra Ára­be, cam­bián­do­lo en noviem­bre de 2014 a Wilā­yat al Sinaí, tras jurar leal­tad al emir del Daesh glo­bal Abu Bakr al-Baghdadi.

La Willat Sinaí en octu­bre del 2015, fue res­pon­sa­ble entre otros aten­ta­dos del derri­bo del vue­lo chár­ter KGL 9268, de la aero­lí­nea rusa Kogaly­ma­via, que se diri­gía a San Peters­bur­go des­de el bal­nea­rio egip­cio de Sharm el-Sheij, en el sur de la penín­su­la, sobre el mar Rojo, pro­vo­can­do 224 muer­tos, todos rusos, que vol­vían de sus vaca­cio­nes. Ade­más de los suce­si­vos ata­ques con­tra la comu­ni­dad cop­ta, en el mar­co de la gue­rra de exter­mi­nó que el Daesh lan­zó en 2016, con­tra esa mino­ría reli­gio­sa, que repre­sen­ta el nue­ve por cien­to de la pobla­ción total del país.

El nue­ve de abril de 2017, en ple­na cele­bra­ción del Domin­go de Ramos, y a vein­te días de la lle­ga­da del Papa Fran­cis­co, en dos ata­ques explo­si­vos y simul­tá­neos con­tra la igle­sia Mar Guer­gues y la de Tan­ta, en Ale­jan­dría, son ase­si­na­das 53 per­so­nas pro­du­cien­do ade­más 204 heri­dos. Meses des­pués, exac­ta­men­te el 24 de noviem­bre, un ata­que pro­ta­go­ni­za­do por unos cua­ren­ta muyahi­di­nes con­tra la mez­qui­ta sufí Jari­ri­ya de al-Raw­da en la loca­li­dad de Bir al-Abed al nor­te del país, deja 311 muer­tos lo que sig­ni­fi­có el 75% de los hom­bres de la aldea, ade­más de dejar 130 heridos.

La ren­di­ción de al-Qadi, mar­ca la impor­tan­te cri­sis que se está pro­du­cien­do hacia el inte­rior del gru­po. Ya en 2016, había muer­to en com­ba­te Abu Duaa el-Ansa­ri, por enton­ces el jefe de la orga­ni­za­ción, loca­li­za­do en el área de la ciu­dad al-Arish, capi­tal de la pro­vin­cia del Nor­te del Sinaí, jun­to a 45 de sus com­ba­tien­tes, en una ope­ra­ción, que según se cree fue guia­da por inte­li­gen­cia extran­je­ra. Mien­tras que, a fines de mar­zo de este año, otra muer­te rele­van­te sacu­dió a la Wilā­yat, fue eli­mi­na­do Salim Sal­ma Said Mah­moud al-Hama­din, en el mar­co de un ope­ra­ti­vo del ejér­ci­to, cer­ca de al-Barth, al sur de Rafah, en pro­xi­mi­da­des de la fron­te­ra con Israel.

Salim al-Hama­din, era uno de los más anti­guos miem­bros de la orga­ni­za­ción y con­si­de­ra­do por la inte­li­gen­cia egip­cia par­ti­cu­lar­men­te vio­len­to. Res­pon­sa­ble de dece­nas de ase­si­na­tos de civi­les y mili­ta­res, habien­do rea­li­za­do ata­ques explo­si­vos a gaso­duc­tos, pues­tos poli­cia­les y uni­da­des mili­ta­res, ade­más de haber esta­do invo­lu­cra­do, en los aten­ta­dos de Ale­jan­dría y Sharm el-Sheij, por los que se con­si­guió dete­ner­lo, aun­que pudo fugar­se poco tiem­po después

Para su ren­di­ción, al-Qadi, pac­tó que su vida, la de su mujer y sus tres hijos fue­ran res­pe­ta­das. Lo que ha con­se­gui­do a pesar de su lar­go his­to­rial de crí­me­nes, como la deci­sión de eje­cu­tar a nue­ve camio­ne­ros civi­les, sin vin­cu­la­ción con el gobierno, en el nor­te del Sinaí, en noviem­bre de 2017.

Según algu­nos ana­lis­tas su ren­di­ción, está seña­lan­do pro­fun­das grie­tas den­tro de la diri­gen­cia de la Wilā­yat, lo que podría pro­du­cir un efec­to domi­nó en el inte­rior de la organización.

Ade­más, se espe­cu­la, que con la rica infor­ma­ción que posee acer­ca de escon­di­tes de los miem­bros de la orga­ni­za­ción, depó­si­tos de armas, rutas de abas­te­ci­mien­to y orga­ni­gra­mas de la ban­da y cono­ci­mien­to de la red de sus célu­las que ope­ran fue­ra del Sinaí, les dará a los mili­ta­res egip­cios la opor­tu­ni­dad para ases­tar gol­pes cada vez más duros.

Un matri­mo­nio de conveniencia.

Si bien es cier­to que el pre­si­den­te egip­cio Abdel Fat­tah al-Sisi, des­pués de los ata­ques a la aldea de Bir al-Abed en noviem­bre de 2017, com­pren­dió que para derro­tar a los rigo­ris­tas iba a nece­si­tar una estra­te­gia más amplia, de la que esta­ba apli­can­do, por lo que dis­pu­so la pues­ta en mar­cha de la Ope­ra­ción Sinaí 2018, que des­de febre­ro de ese año se ha exten­di­do has­ta hoy. Para dicha ope­ra­ción dis­pu­so prác­ti­ca­men­te del des­plie­gue de todo el poten­cial de sus fuer­zas arma­das y de segu­ri­dad, que ade­más de con­cen­trar­se en el Sinaí, ope­ra­ron jun­to a la ines­ta­ble fron­te­ra libia, de don­de los terro­ris­tas egip­cios se abas­te­cían de armas y militantes.

Para el libre mane­jo de sus tro­pas, al-Sisi, clau­su­ró el acce­so de los perio­dis­tas al Sinaí, por lo que la infor­ma­ción siem­pre está sien­do regu­la­da por el ejér­ci­to, aun­que si se han fil­tra­do innu­me­ra­bles denun­cia por la vio­la­ción a los dere­chos huma­nos, ya no solo a la de los com­ba­tien­tes, sino tam­bién de la pobla­ción civil que ha sido prác­ti­ca­men­te mili­ta­ri­za­da, con rígi­dos hora­rios de trán­si­to, impi­dien­do en muchos casos la posi­bi­li­dad de tras­la­dos labo­ra­les, trans­por­te de mer­ca­de­rías, a lo que hay que agre­gar la demo­li­ción de nume­ro­sas vivien­das para per­mi­tir manio­brar “cómo­da­men­te” a los efec­ti­vos de al-Sisi y res­tar­le a los terro­ris­tas esce­na­rios pro­pi­cios para aten­ta­dos y embos­ca­das. Ade­más, los pobla­do­res del Sinaí sufren deten­cio­nes masi­vas sos­pe­cha­dos de cola­bo­rar con los insur­gen­tes, sin nin­gún sus­ten­to legal.

A pesar de haber­se toma­do todos esos atri­bu­tos las tro­pas de al-Sisi, no habían logra­do, y toda­vía no lo hacen, la derro­ta total de la Wilā­yat Sinaí, por lo que debie­ron estre­char sus esfuer­zos con las tri­bus loca­les, que des­de siem­pre han teni­do una rela­ción “com­ple­ja” con El Cai­ro, que nun­ca los ha teni­do en cuen­ta en sus pla­nes de desa­rro­llo, ni estruc­tu­ró polí­ti­cas de inte­gra­ción. Ade­más de haber sido con­si­de­ra­dos un fac­tor de con­flic­tos, por sus acti­vi­da­des rela­cio­na­das al con­tra­ban­do. Cuan­do en 2013, sur­ge la acti­vi­dad terro­ris­ta en la penín­su­la las tri­bus pre­fi­rie­ron man­te­ner­se dis­tan­tes de ellos, aun­que algu­nos de sus jóve­nes, se afi­lia­ron a la insur­gen­cia como modo de expre­sar su recha­zo al gobierno cen­tral, por no apli­car polí­ti­cas de desa­rro­lló para el Sinaí.

La vin­cu­la­ción entre las tro­pas del gobierno des­ple­ga­das en el Sinaí y las tri­bus ha sido un matri­mo­nio de con­ve­nien­cia para ambas par­tes. Para los mili­ta­res por­que los bedui­nos, son cono­ce­do­res pro­fun­dos de la geo­gra­fía de la penín­su­la, que ocu­pan des­de hace mile­nios; al tiem­po que las tri­bus habían comen­za­do a ser cada vez más vio­len­ta­das por los rigo­ris­tas. Sufrien­do abu­sos de todo tipo: robos, secues­tros, tor­tu­ra y muer­te e inclu­so la incor­po­ra­ción obli­ga­to­ria a la orga­ni­za­ción. Las tri­bus han pro­por­cio­na­do al ejér­ci­to en ope­ra­cio­nes impor­tan­te infor­ma­ción acer­ca de refu­gios, depó­si­tos de arma­men­tos y la posi­bi­li­dad de ata­ques, ade­más de hacer inte­li­gen­cia cons­tan­te e inclu­so incor­po­rán­do­se en ope­ra­cio­nes, que los lle­vó a par­ti­ci­par en nume­ro­sos com­ba­tes. Según los líde­res de las tri­bus, la estre­cha coor­di­na­ción con el ejér­ci­to, se veri­fi­ca con las cada vez más fre­cuen­tes derro­tas de los tak­fi­ríes.

El pri­me­ro de agos­to, el ejér­ci­to con­si­guió “neu­tra­li­zar” a noven­ta muyahi­di­nes, en la pro­vin­cia noro­rien­tal de Sinaí del Nor­te, ade­más de incau­tar más de 400 IDE (dis­po­si­ti­vos explo­si­vos impro­vi­sa­dos), cua­tro cin­tu­ro­nes explo­si­vos, incau­tar 73 ame­tra­lla­do­ras y 52 vehícu­los. Mien­tras tam­bién se cono­ció la baja de ocho mili­ta­res. El 13 de ese mis­mo mes fue­ron ase­si­na­dos una doce­na de terro­ris­tas en dife­ren­tes ope­ra­cio­nes en el nor­te y el área cen­tral de la península.

La alian­za entre las tri­bus y el ejér­ci­to, faci­li­tó, que los terro­ris­tas no tuvie­ran vías de acce­so segu­ras para acer­car­se a los pues­tos de con­trol y cam­pa­men­tos mili­ta­res, para ata­ques más amplios, redu­cien­do su accio­nar a tác­ti­cas limi­ta­das, como la colo­ca­ción en rutas y cami­nos de IDE, lo que no era habi­tual en este gru­po terro­ris­ta. Con­si­guien­do algu­nos “éxi­tos” como el del pasa­do tre­ce de agos­to, cuan­do el vehícu­lo blin­da­do en el que via­ja­ban fuer­zas de segu­ri­dad, pisó uno de estos dis­po­si­ti­vos en New Rafah, cer­ca de la fron­te­ra con la Fran­ja de Gaza, pro­du­cien­do una explo­sión en la que murie­ron nue­ve poli­cías y otros seis resul­ta­ron heridos.

Según algu­nos ana­lis­tas esta nue­va estra­te­gia adop­ta­da por la Wilā­yat es una cla­ra demos­tra­ción de un mar­ca­do dete­rio­ro de sus capa­ci­da­des y su colap­so gra­dual, aun­que se sabe que exis­ten una impor­tan­te can­ti­dad de “célu­las dur­mien­tes” que podrían ser acti­va­das, cuan­to más pre­sio­na­do se sien­tan, inclu­so lle­gan­do a ope­rar en El Cairo.

*Gua­di Cal­vo es escri­tor y perio­dis­ta argen­tino. Ana­lis­ta Inter­na­cio­nal espe­cia­li­za­do en Áfri­ca, Medio Orien­te y Asia Cen­tral. En Face­book: https://​www​.face​book​.com/​l​i​n​e​a​i​n​t​e​r​n​a​c​i​o​n​a​lGC.

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