Chi­na. El sue­ño de Geor­ge Soros: Con­ver­tir al gigan­te asiá­ti­co en una opor­tu­ni­dad neoliberal

Por Michael Hud­son, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano /​Misión Ver­dad /​8 de sep­tiem­bre de 2021.

En un artícu­lo de opi­nión del Finan­cial Times, «Inver­so­res en la Chi­na de Xi enfren­tan un duro des­per­tar» (30 de agos­to 2021), Geor­ge Soros escri­be que «las seve­ras medi­das [de Xi] sobre las com­pa­ñías pri­va­das mues­tran que no entien­de de eco­no­mía de mer­ca­do. (…) Xi Jin­ping, el líder de Chi­na, ha coli­sio­na­do con la reali­dad eco­nó­mi­ca. Su mano dura sobre la empre­sa pri­va­da ha sido un las­tre para la economía».

Tra­du­ci­do al Doble­pen­sar orwe­lliano, la «mano dura sobre la empre­sa pri­va­da» sig­ni­fi­ca res­trin­gir lo que los eco­no­mis­tas clá­si­cos lla­man bús­que­da de ren­ta (rent-see­king) y ren­ta pasi­va (unear­ned inco­me). En cuan­to al supues­to «las­tre para la eco­no­mía», el señor Soros se refie­re a la pola­ri­za­ción de la eco­no­mía que con­cen­tra la rique­za y los ingre­sos en manos del Uno-Por-Cien­to más rico.

Soros expo­ne su plan sobre cómo la reta­lia­ción esta­dou­ni­den­se pue­de cas­ti­gar a Chi­na rete­nien­do el finan­cia­mien­to de Esta­dos Uni­dos a sus com­pa­ñías (como si Chi­na no pudie­ra crear su pro­pio cré­di­to) has­ta que el país capi­tu­le e impon­ga la cla­se de des­re­gu­la­ción y cero impues­tos que Rusia hizo lue­go de 1991. Él advier­te que Chi­na sufri­rá una depre­sión al sal­var su eco­no­mía bajo líneas socia­lis­tas y resis­tien­do el esti­lo esta­dou­ni­den­se de pri­va­ti­za­ción y su aso­cia­da deu­da deflacionaria.

El señor Soros sí reco­no­ce que «el sec­tor más vul­ne­ra­ble [de Chi­na] es el mer­ca­do inmo­bi­lia­rio, par­ti­cu­lar­men­te la vivien­da. Chi­na ha expe­ri­men­ta­do un exten­di­do boom inmo­bi­lia­rio duran­te las últi­mas dos déca­das, que aho­ra está lle­gan­do a su fin. Ever­gran­de, la mayor com­pa­ñía de bie­nes raí­ces, está sobre-endeu­da­da y en ries­go de impa­go (default). Esto podría cau­sar una caí­da». Con eso, se refie­re a una reduc­ción de los pre­cios de la vivien­da. Eso es lo que se nece­si­ta a fin de impe­dir que la tie­rra se con­vier­ta en un vehícu­lo espe­cu­la­ti­vo. Otros y yo hemos exhor­ta­do a una polí­ti­ca de impues­tos sobre la tie­rra con el fin de recau­dar el valor cre­cien­te del terreno, de modo que no se pue­da com­pro­me­ter con los ban­cos por un cré­di­to hipo­te­ca­rio para lue­go inflar los pre­cios de la vivien­da en China.

Advir­tien­do sobre las con­se­cuen­cias eco­nó­mi­cas de la caí­da de la tasa de nata­li­dad en Chi­na, Soros escri­be: «Una de las razo­nes del por­qué las fami­lias cla­se media no están dis­pues­tas a tener más de un hijo es que quie­ren ase­gu­rar­se de que sus niños ten­drán un futu­ro bri­llan­te». Esto es, por supues­to, cier­to para cada nación avan­za­da de hoy. Es más extre­mo en los paí­ses neo­li­be­ra­li­za­dos, por ejem­plo, los Bal­ca­nes y Ucra­nia: los paí­ses modé­li­cos de Soros.

Soros pre­sen­ta su jue­go afir­man­do que «Xi no entien­de cómo ope­ran los mer­ca­dos». Lo que quie­re decir es que el pre­si­den­te Xi recha­za la rapa­ci­dad de la bús­que­da de ren­tas, la explo­ta­do­ra ley de la sel­va y mol­dea los mer­ca­dos para ser­vir a la pros­pe­ri­dad gene­ral para el 99-Por-Cien­to de Chi­na. «Como con­se­cuen­cia, se per­mi­tió que la liqui­da­ción fue­ra dema­sia­do lejos», con­ti­núa Soros. Quie­re decir que fue dema­sia­do lejos para man­te­ner el domi­nio del Uno-Por-Cien­to. Chi­na bus­ca rever­tir la pola­ri­za­ción eco­nó­mi­ca, no intensificarla.

Soros ale­ga que las polí­ti­cas socia­lis­tas de Chi­na están per­ju­di­can­do sus obje­ti­vos en el mun­do. Pero de lo que real­men­te se está que­jan­do es que está per­ju­di­can­do los obje­ti­vos neo­li­be­ra­les de Esta­dos Uni­dos por cómo espe­ra­ba ganar dine­ro con Chi­na. Esto lle­va a Soros a recor­dar­le a los ges­to­res de fon­dos de pen­sio­nes occi­den­ta­les «asig­nar sus acti­vos de mane­ra que estén estre­cha­men­te ali­nea­dos con los pará­me­tros con que se mide su desem­pe­ño». Pero la tra­ge­dia de finan­cia­ri­zar los fon­dos de pen­sio­nes es que los admi­nis­tra­do­res están cali­fi­ca­dos para ganar dine­ro finan­cie­ra­men­te, de for­ma que daña a la eco­no­mía indus­trial pro­mo­vien­do la inge­nie­ría finan­cie­ra por sobre la inge­nie­ría industrial.

«Casi todos ale­gan que toman en cuen­ta los están­da­res ambien­ta­les, socia­les y de gober­nan­za cor­po­ra­ti­va (ESG, sus siglas en inglés) en sus deci­sio­nes de inver­sión», escri­be Soros. Al menos, eso es lo que sus ase­so­res de rela­cio­nes públi­cas ven­den. Exxon afir­ma estar lim­pian­do el ambien­te expan­dien­do su extrac­ción petro­le­ra des­lo­ca­li­za­da en Guya­na, etc. En cuan­to a los «están­da­res socia­les», el man­tra neo­li­be­ral es el efec­to derra­me: hacien­do que el pre­cio de nues­tras accio­nes se ele­ven, median­te la recom­pra de accio­nes y mayo­res pagos de divi­den­dos, esta­mos ayu­dan­do a los asa­la­ria­dos a ganar una pen­sión, aun cuan­do esta­mos des­lo­ca­li­zan­do y des­in­dus­tria­li­zan­do la eco­no­mía, desin­di­ca­li­zán­do­la y «libe­ran­do» la eco­no­mía de las leyes de pro­tec­ción al con­su­mi­dor y laboral.

Soros tie­ne una solu­ción radi­cal, que sugie­re «debe­ría obvia­men­te apli­car­se al ren­di­mien­to a los pará­me­tros selec­cio­na­dos por los fon­dos de pen­sio­nes y otros tipos de car­te­ra de jubi­la­ción: (…) el Con­gre­so de Esta­dos Uni­dos debe apro­bar una ley bipar­ti­dis­ta exi­gien­do explí­ci­ta­men­te que los ges­to­res de acti­vos invier­tan sola­men­te en com­pa­ñías cuyas estruc­tu­ras de gober­nan­za sean trans­pa­ren­tes y ali­nea­das con los accionistas».

Caram­ba. Dicha ley impe­di­ría a los esta­dou­ni­den­ses inver­tir en muchas com­pa­ñías nor­te­ame­ri­ca­nas cuyo com­por­ta­mien­to no está ali­nea­do con los accio­nis­tas. ¿En qué pro­por­ción? ¿50%? ¿75? ¿Más?

«Si el Con­gre­so pro­mul­ga estas medi­das», con­clu­ye Soros, «daría a la Comi­sión de Bol­sa y Valo­res las herra­mien­tas que nece­si­ta para pro­te­ger a los inver­so­res esta­dou­ni­den­ses, inclu­yen­do a aque­llos que no están cons­cien­tes de poseer accio­nes chi­nas y empre­sas fan­tas­mas chi­nas. Tam­bién ser­vi­ría a los intere­ses de los Esta­dos Uni­dos y a la amplia comu­ni­dad inter­na­cio­nal de demo­cra­cias». Así que el señor Soros quie­re impe­dir que los Esta­dos Uni­dos invier­tan en Chi­na. Pare­ce que no com­pren­de que este tam­bién es el obje­ti­vo del pre­si­den­te Xi: Chi­na no nece­si­ta los dóla­res esta­dou­ni­den­ses, y de hechos se está desdolarización.

Geor­ge Soros está obvia­men­te afec­ta­do de que el pre­si­den­te Xi no es Boris Yel­tsin, y que Chi­na no bus­ca la depen­den­cia clep­to­crá­ti­ca que defor­mó la eco­no­mía de Rusia. Soros pen­sa­ba que el final de la Gue­rra Fría sim­ple­men­te le per­mi­ti­ría com­prar las accio­nes ren­tís­ti­cas más lucra­ti­vas, como lo ha enfo­ca­do en los Bal­ca­nes y Ucra­nia. Chi­na dice «no», por lo que no se con­si­de­ra una «eco­no­mía de mer­ca­do», al esti­lo Soros. No ha hecho mer­ca­dea­ble su orga­ni­za­ción social y ha evi­ta­do la depen­den­cia finan­cie­ra que hace de los «mer­ca­dos» un vehícu­lo para el con­trol esta­dou­ni­den­se a tra­vés de «san­cio­nes» y com­pras de accio­nes en el extranjero.


*Michael Hud­son es un eco­no­mis­ta, aca­dé­mi­co y autor esta­dou­ni­den­se de varios libros sobre eco­no­mía e his­to­ria eco­nó­mi­ca, enfo­ca­do en inves­ti­ga­cio­nes sobre la deu­da en sus múl­ti­ples for­mas y en la crí­ti­ca al impe­ria­lis­mo finan­cie­ro de Esta­dos Uni­dos y Occidente.

Este artícu­lo fue publi­ca­do ori­gi­nal­men­te en inglés en The Vine­yard of The Saker el 1° de sep­tiem­bre de 2021, la tra­duc­ción para Misión Ver­dad fue rea­li­za­da por Ernes­to Cazal.

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