Perú. El momen­to constituyente

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 6 de julio de 2021

Una polé­mi­ca res­pec­to a la urgen­cia o no de con­tar con una nue­va Cons­ti­tu­ción man­tie­ne la pola­ri­za­ción vivi­da en tiem­po elec­to­ral, mien­tras el deba­te pare­ce alcan­zar pun­to muer­to por­que no exis­te nin­gún tér­mino medio, nin­gu­na concesión.

La Cons­ti­tu­ción fuji­mo­ris­ta ado­le­ce de muchos defec­tos, inclu­so tener una par­ti­da de naci­mien­to exten­di­da por la dic­ta­du­ra. Es indu­da­ble que pro­te­gió los intere­ses de un deter­mi­na­do sec­tor eco­nó­mi­co, que se bene­fi­ció por casi 30 años con la ausen­cia del rol regu­la­dor esta­tal y un sin­nú­me­ro de con­ce­sio­nes. El resul­ta­do es una bre­cha pro­fun­da entre los pro­pios perua­nos, gene­ra­da por la desigualdad.

Adi­cio­nal­men­te, en estos meses de pan­de­mia se han des­nu­da­do pro­ble­mas estruc­tu­ra­les en el país. La des­aten­ción de salud y edu­ca­ción –pero tam­bién trans­por­te, ser­vi­cios bási­cos de agua, luz y gas, segu­ri­dad ali­men­ta­ria, etc.– puso en evi­den­cia la exis­ten­cia de un Esta­do inca­paz de gene­rar bene­fi­cios para las mayo­rías, sobre todo en las áreas rura­les y semi­rru­ra­les, des­aten­di­das y deja­das a su suerte.

Es cla­ro que duran­te los 30 años del mode­lo eco­nó­mi­co impues­to por el fuji­mo­ris­mo y con­ti­nua­do por los gobier­nos demo­crá­ti­cos se han resuel­to algu­nos temas urgen­tes, pero no así los impor­tan­tes, los que gene­ran desa­rro­llo y bienestar.

A pesar de todas estas razo­nes seña­la­das, no exis­te un momen­to cons­ti­tu­yen­te que sir­va de base para pro­mo­ver una nue­va ley de leyes. La pre­ca­rie­dad de una vota­ción pre­si­den­cial que en pri­me­ra ins­tan­cia no lle­gó a supe­rar el 20% del total del elec­to­ra­do y que no logró alcan­zar algo más del 50% en segun­da vuel­ta no es piso sóli­do para pro­pi­ciar una Asam­blea Constituyente.

La frag­men­ta­ción par­la­men­ta­ria, la debi­li­dad ins­ti­tu­cio­nal y una pren­sa con­cen­tra­da no nos per­mi­ten for­jar el con­sen­so nece­sa­rio para lan­zar una modi­fi­ca­ción tan de fon­do, tan pro­fun­da, que bus­ca cam­biar las bases del mode­lo eco­nó­mi­co y tra­zar un nue­vo pac­to social, con nue­vos acto­res socia­les, polí­ti­cos y económicos.

Ello no sig­ni­fi­ca que no hay que hacer­lo. Hay que cons­truir un nue­vo con­sen­so y eso no se hace tenien­do como pun­to de par­ti­da un país pola­ri­za­do y debi­li­dad polí­ti­ca. Esta­ble­cer bases sóli­das des­de el Gobierno sobre aspec­tos cons­ti­tu­cio­na­les a par­tir de pro­pues­tas con­cre­tas, con­sen­sua­das y estruc­tu­ra­das, por ejem­plo, por espe­cia­lis­tas de las uni­ver­si­da­des del país, sería un buen pun­to de partida.

Des­de el Eje­cu­ti­vo y en coor­di­na­ción con las regio­nes se pue­de abrir y alen­tar, des­de aba­jo, el diá­lo­go pací­fi­ca­men­te, a fin de mirar más lejos y en pro­fun­di­dad el des­tino de nues­tro país para los siguien­tes años.

fuen­te: La República

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