Perú. Otros tiem­pos están comenzando

Por Cami­lo Kata­ri, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano 7 de junio de 2021

El pue­blo peruano ha deci­do retor­nar al Qapaj Ñan, dejan­do atrás los cami­nos del terror neo­li­be­ral. Han corri­do todas las san­gres, des­de Vil­ca­bam­ba has­ta ayer nomás, cuan­do el zorro de arri­ba y el zorro de aba­jo han decan­ta­do sus intere­ses y sus pro­yec­tos de vida.

Manuel Escor­za, en Redo­ble por Ran­cas, nos ha con­ta­do las surrea­les his­to­rias de las luchas cam­pe­si­nas perua­nas por la tie­rra, de las estra­te­gias y resis­ten­cias de los pue­blos invi­si­bles, o las aldeas sumer­gi­das que nos des­cri­be Efrain Morote…y hoy hacien­do his­to­ria las aldeas se mues­tran vivas, emer­gen de las pro­fun­das raí­ces de las for­ta­le­zas de Saq­say­wa­man y con el lápiz en la mano rees­cri­ben la his­to­ria del Perú.

Los temo­res, los mie­dos impues­tos por el régi­men de terror de Fuji­mo­ri, se han ago­ta­do y la Flor de Reta­ma se encuen­tra “ama­ri­lli­ta ama­ri­llan­do” para dar cobi­jo a todos los már­ti­res de la lar­ga noche colonial.

Los pue­blos ori­gi­na­rios, los tra­ba­ja­do­res, los afro­des­cen­dien­tes, ya han gana­do, han demos­tra­do su fuer­za, su uni­dad, el otro Perú ya está en la his­to­ria y su carác­ter plu­ri­na­cio­nal es una evi­den­cia que debe ser hecha constitución.

¿Qué lec­ción nos deja el pro­fe­sor Cas­ti­llo? Una prin­ci­pal, la dig­ni­dad, su capa­ci­dad de supe­rar la ava­lan­cha racis­ta de una socie­dad lide­ra­da por medios de comu­ni­ca­ción ser­vi­les a los pode­ro­sos de siem­pre, a los due­ños del Perú. Tra­ta­ron de doble­gar la alti­vez andi­na con un sis­te­má­ti­co rela­to anti­co­mu­nis­ta y anti-indí­ge­na, no lo lograron.

La región, esta Patria Gran­de se va re-con­fi­gu­ran­do des­de aba­jo, des­de las luchas en la Pata­go­nia argen­ti­na y chi­le­na has­ta las calien­tes tie­rras de Chia­pas, son los pue­blos que van tejien­do el arco iris de mil colo­res y esa fuer­za es imparable.

Perú ha vuel­to al Qapaj Ñan, la ances­tral gue­rra con­tra el sis­te­ma colo­nial, se ha con­ver­ti­do en millo­nes de votos de espe­ran­za, pon­chos al vien­to fes­te­jan el cáli­do alien­to de Tupak Ama­ru y de la gene­ro­sa mano de Micae­la Bas­ti­das los abra­zos de la Pacha­ma­ma, ya no hay vuel­ta; el camino ha que­da­do seña­la­do y los mil entuer­tos que pue­dan inven­tar los odia­do­res, serán sepul­ta­dos por la Tem­pes­tad en los Andes. 

Perú ya no será lo mis­mo, Lima ya no será más. Como decía  Javier Heraud poe­ta y gue­rri­lle­ro en su poe­ma Dos Pre­gun­tas;

la “Ciu­dad de los Reyes

de la explo­ta­ción y el hambre,

tres veces coro­na­da por la sumisión,

ciu­dad tris­te, ham­brien­ta, mísera

por todos lados,

sal­vo peque­ños rinconcitos

don­de se can­ta «la flor de la canela»

«viva el Perú y sereno» y se bebe whisky

con hie­lo y cocacolas.”

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