Pales­ti­na. El tiem­po no pasa. Res­pues­ta de Rodol­fo Walsh a la Emba­ja­da de Israel que lo acu­sa­ba de «anti­se­mi­ta»

A prin­ci­pios de 1974, Rodol­fo Walsh via­jó al Cer­cano Orien­te para cono­cer de pri­me­ra mano la cues­tión pales­ti­na. Pro­duc­to de ese via­je fue­ron una serie de notas publi­ca­das por el Dia­rio Noti­cias, de la orga­ni­za­ción Mon­to­ne­ros, entre el 12 y el 19 de junio, bajo el títu­lo gené­ri­co de La revo­lu­ción pales­ti­na. La emba­ja­da de Israel envió enton­ces una nota fir­ma­da por su Res­pon­sa­ble de Pren­sa, Mario Seja­to­vich, que pre­ten­día reba­tir los argu­men­tos de Walsh, y a la que el perio­dis­ta revo­lu­cio­na­rio argen­tino res­pon­dió con esta nota de abso­lu­ta vigen­cia en el con­tex­to de un nue­vo ciclo de la lucha del pue­blo palestino.

Por Rodol­fo Walsh para Noticias/

Fla­gran­tes inexac­ti­tu­des, defor­ma­cio­nes de los hechos his­tó­ri­cos, grue­sos equí­vo­cos, son algu­nas de las vir­tu­des que la Ofi­ci­na de Pren­sa de la Emba­ja­da de Israel en Bue­nos Aires atri­bu­ye a mi recien­te serie sobre Pales­ti­na, según la car­ta publi­ca­da en Noti­cias el domin­go 14*. En ella el señor Seja­to­vich, fun­cio­na­rio de esa ofi­ci­na, se pro­po­ne “rees­ta­ble­cer la ver­dad” y lo inten­ta sos­te­nien­do, en sín­te­sis, que Pales­ti­na era “un país casi des­po­bla­do” al fin de la Pri­me­ra Gue­rra Mun­dial; que el pro­ble­ma de los refu­gia­dos pales­ti­nos fue “crea­do por los pro­pios líde­res ára­bes”, en 1948, “al com­pe­ler a los pobla­do­res ára­bes a aban­do­nar sus luga­res de resi­den­cia”; y que el 14 de mayo de 1948 los Esta­dos Ára­bes “inva­die­ron el Esta­do de Israel”.

En mi serie de notas yo he sos­te­ni­do que Pales­ti­na era des­de el siglo VII una tie­rra pobla­da por ára­bes; que el éxo­do de 1948 fue pro­vo­ca­do por las orga­ni­za­cio­nes terro­ris­tas Haga­nah, Irgun y Stern; y que fue­ron estas orga­ni­za­cio­nes las que des­en­ca­de­na­ron la gue­rra. Fren­te a opi­nio­nes tan dis­pa­res, un lec­tor dis­tan­te tie­ne dere­cho a cono­cer las fuen­tes en que se basan para dedu­cir dón­de está la verdad.

El mito de la “Tie­rra sin pueblo”

Expli­qué en mis notas que ya a fines del siglo pasa­do la pro­pa­gan­da sio­nis­ta con­vir­tió al pales­tino en “el hom­bre invi­si­ble” de Medio Orien­te, a tal extre­mo que Teo­do­ro Herzl hizo un via­je a Pales­ti­na y escri­bió un infor­me don­de no
figu­ra­ba la pala­bra “ára­be”. El mito de la “tie­rra sin pue­blo” era útil para fomen­tar la inmi­gra­ción del “pue­blo sin tie­rra”. Ese mito rena­ce en la car­ta de la Emba­ja­da de Israel, como si no hubie­ra sido refu­ta­do. Según el escri­tor israe­lí Amos Elon, en un libro de 1971, cuan­do Herzl via­jó a Pales­ti­na en 1898, “debía haber allí más de 500.000 ára­bes pales­ti­nos”. Esto se com­ple­men­ta con una obser­va­ción for­mu­la­da en 1891 por el judío Achad Haam, que cono­cía bien Pales­ti­na: “En el extran­je­ro sole­mos pen­sar que Pales­ti­na hoy es casi desier­ta, un pára­mo incul­ti­va­do… Pero no es así, en abso­lu­to. Es difí­cil encon­trar tie­rras sin cul­ti­var… En el extran­je­ro sole­mos pen­sar que los ára­bes son todos sal­va­jes, com­pa­ra­bles a los ani­ma­les, pero esto es un gran error”.

Cabe pre­gun­tar­se si no es esa for­ma racis­ta de pen­sar, lo que vol­vía “invi­si­ble” al pales­tino y lo que, toda­vía hoy, hace que la Emba­ja­da de Israel inven­te cifras de pobla­ción dis­tin­tas a las que figu­ran en los úni­cos cen­sos cono­ci­dos. Así el señor Seja­to­vich afir­ma, sin citar fuen­te, que al fin de la Pri­me­ra Gue­rra “la pobla­ción ára­be era de 557.000 y la pobla­ción judía, de 100.000”. La ver­dad es que en 1914 los tur­cos hicie­ron un cen­so que dio una pobla­ción total de 689.272, y el sio­nis­ta Arthur Rup­pin esti­mó que 60.000 eran judíos.

El 31 de diciem­bre de 1922 el “Gobierno de Pales­ti­na” (o sea el Man­da­to bri­tá­ni­co) hizo un cen­so que dio estos resultados:

Ára­bes Judíos Otros Total
663.914 83.794 9.474 757.182

Es decir que cua­tro años des­pués de lo que dice la Emba­ja­da, la pobla­ción judía aun no lle­ga­ba a los 100.000. Tam­po­co acier­ta la Emba­ja­da cuan­do dice que Pales­ti­na “has­ta comien­zos de la déca­da del 30 era una tie­rra de emi­gra­ción ára­be”. Si com­pa­ra­mos el cen­so de 1922 con el de 1931, vemos que la pobla­ción ára­be cre­ció el 28% y la pobla­ción judía, el 108% lo que sólo se expli­ca por la polí­ti­ca de inmi­gra­ción que implan­tó el Man­da­to bri­tá­ni­co. De las cifras que aca­bo de citar se dedu­ce que los tér­mi­nos “Pales­ti­na, país des­po­bla­do”, son una fala­cia en cual­quier épo­ca que se con­si­de­re. En 1922, la den­si­dad de pobla­ción ascen­día a 22 habi­tan­tes por kiló­me­tro cua­dra­do, cifra supe­rior en ese momen­to a la de Esta­dos Uni­dos o la URSS, y que la Argen­ti­na no alcan­za­rá en un siglo: lo que espe­ro no sumi­nis­tre argu­men­tos a nin­gún colonizador.

Walsh (dere­cha) con Jor­ge Maset­ti y el Che Gue­va­ra en Pren­sa Latina

El mito de la “agre­sión árabe”

Para expli­car el éxo­do pales­tino de 1948, la Emba­ja­da de Israel ape­la a un argu­men­to que el sio­nis­mo ha deja­do prác­ti­ca­men­te de uti­li­zar des­de 1961, cuan­do fue pul­ve­ri­za­do por el inves­ti­ga­dor inglés Ers­ki­ne Chil­ders. El argu­men­to pre­ten­día que “diri­gen­tes ára­bes” habían habla­do por radio a los pales­ti­nos orde­nán­do­les eva­cuar sus casas. Chil­ders via­jó a Israel en 1953 y pidió prue­bas de ese ale­ga­to, sin obte­ner­las. Acu­dió enton­ces al Museo Bri­tá­ni­co, don­de se con­ser­va la ver­sión gra­ba­da por la BBC de todas las emi­sio­nes de radia­les de Medio Orien­te des­de 1948, y no sólo no encon­tró un solo lla­ma­mien­to ára­be a la eva­cua­ción, sino nume­ro­sas exhor­ta­cio­nes, e inclu­so órde­nes, de per­ma­ne­cer en sus casas.

Las razo­nes que inci­ta­ron a los pales­ti­nos a huir al gri­to de “Deir Yas­sin!” son la des­truc­ción de aldeas y las masa­cres que pre­ce­die­ron al 15 de mayo de 1948. Ello está demos­tra­do, en pri­mer lugar, por uno de los res­pon­sa­bles de esas masa­cres, el diri­gen­te de la Irgun Mena­jem Begin, en su libro La Rebe­lión. Pero hay ade­más cen­te­na­res de testimonios.

El media­dor de la UN, con­de Ber­na­dot­te (ase­si­na­do por terro­ris­tas sio­nis­tas) dijo en su infor­me: “El éxo­do de los ára­bes pales­ti­nos resul­tó del páni­co cau­sa­do por la lucha, de rumo­res sobre actos de terro­ris­mo reales o supues­tos y de la expul­sión… Prác­ti­ca­men­te toda la pobla­ción ára­be huyó o fue expul­sa­da del área ocu­pa­da por los judíos”.

El perio­dis­ta (y lue­go dipu­tado) israe­lí Uri Avne­ri dice: “En algu­nos casos, los diri­gen­tes judíos tra­ta­ron de per­sua­dir a los ára­bes de que se que­da­ran, por ejem­plo en Hai­fa. Pero por regla gene­ral los inci­ta­ron a aban­do­nar sus ciu­da­des y aldeas”. El pro­pio Yigal Allon ha refe­ri­do que para lim­piar Gali­lea de pales­ti­nos, lla­mó a los alcal­des ára­bes y les advir­tió “que se van a que­mar todas las aldeas de Huleh… que huyan mien­tras hay tiem­po”. El mayor O’Ballance, his­to­ria­dor mili­tar inglés, seña­la que “expe­di­ti­va­men­te los ára­bes fue­ron expul­sa­dos y obli­ga­dos a huir, como en Ram­leh, Lyd­da y otros luga­res. Don­de quie­ra avan­za­ban en terri­to­rio ára­be las tro­pas israe­líes, la pobla­ción ára­be era arran­ca­da como por una topadora”

Edi­ción ori­gi­nal de La revo­lu­ción palestina

El terror cau­sa­do por las masa­cres tipo Deir Yas­sin, y no las inexis­ten­tes exhor­ta­cio­nes de “diri­gen­tes ára­bes” a quie­nes nun­ca se nom­bra, fue pues la cau­sa del éxo­do. La mayo­ría de esas masa­cres ocu­rrie­ron antes del 14 de
mayo, fecha de la “inva­sión” de Esta­dos Ára­bes, y ocu­rrie­ron en zonas neta­men­te ára­bes, que aun den­tro del Plan de Par­ti­ción de la UN, figu­ra­ban den­tro del Esta­do Árabe.

Entre el 21 de diciem­bre de 1947 y el 14 de mayo de 1948, las orga­ni­za­cio­nes terro­ris­tas israe­líes mon­ta­ron las siguien­tes ope­ra­cio­nes de gran enver­ga­du­ra, fue­ra de los lími­tes de Israel, que en todos los casos sig­ni­fi­ca­ron ocu­pa­ción de terri­to­rio, toma o des­truc­ción de ciu­da­des y pue­blos, y expul­sión de ára­bes: Qaza­za (21.12.47); Sása (16.2.48); Hai­fa (21.2.48); Sala­meh (1.3.48); Biyar Adas (6.3.48); Qas­tal (4.4.48); Deir Yas­sin (10.4.48); Lajun (15.4.48); Saris (17.4.48); Tibe­rias (20.4.48); Hai­fa (22.4.48); Jaf­fa (26.4.48); Acre (27.4.48); Safad (7.5.48); Bei­san (9.5.48). La fuen­te es el New York Times.

Estas incur­sio­nes, y los exten­sos rela­tos que las docu­men­tan, prue­ban que Israel no espe­ró siquie­ra el día de su Inde­pen­den­cia, fija­do por la UN, para lan­zar­se a la con­quis­ta de terri­to­rio ára­be; y que fue­ron sus orga­ni­za­cio­nes arma­das las que des­en­ca­de­na­ron la gue­rra. En este con­tex­to, impor­tan rela­ti­va­men­te poco las citas de fun­cio­na­rios ára­bes que en su mayo­ría per­te­ne­cían a gobier­nos corrom­pi­dos y reac­cio­na­rios, de fuer­tes víncu­los con el colo­nia­lis­mo. Lo que hayan dicho o deja­do de decir el rey Faruk, o el rey Abdu­llah, o el títe­re bri­tá­ni­co en Irak, Nuri as Said, tie­ne tan poca impor­tan­cia como lo que hayan decla­ra­do los Comi­sio­na­dos desig­na­dos por el gobierno bri­tá­ni­co, a quie­nes cita la Emba­ja­da (Abdul Kha­der, el úni­co diri­gen­te ama­do y segui­do por los pales­ti­nos, murió en combate).

Pre­ten­der que sobre esos tes­ti­mo­nios se pue­da eri­gir el dere­cho a la domi­na­ción de un pue­blo; supo­ner que el rela­to de “un refu­gia­do” (entre un millón), apa­re­ci­do en un dia­rio jor­dano, jus­ti­fi­que las infa­mes Leyes de Expro­pia­ción dic­ta­das por el Esta­do de Israel sobre las tie­rras ára­bes; hablar de una ima­gi­na­ria “trans­fe­ren­cia de pobla­cio­nes”; todo eso es defen­der lo inde­fen­di­ble. Com­pren­do que el señor Seja­to­vich, lo haya hecho, por encar­go de su Emba­ja­da, con tan poca convicción.

Para refle­xio­nar

Con res­pec­to a los datos veri­fi­ca­bles, sólo me res­ta agre­gar que las cifras de refu­gia­dos que di en mi serie de notas pro­ce­den de la UN. La Emba­ja­da de Israel se per­mi­te, sin embar­go, teo­ri­zar sobre mi acti­tud fren­te al terro­ris­mo y la vio­len­cia, que expli­qué cla­ra­men­te en mi serie sobre la Revo­lu­ción Pales­ti­na. Dije allí que aprue­bo la vio­len­cia de los pue­blos opri­mi­dos que luchan con­tra sus opre­so­res. Eso sig­ni­fi­ca que el terro­ris­mo que se ins­cri­be en esa lucha es –más allá del jui­cio par­ti­cu­lar sobre cada acción- tan legí­ti­mo en el caso de los pales­ti­nos como en el caso de la Resis­ten­cia francesa.

Y que la insu­rrec­ción de los pales­ti­nos fren­te a los ocu­pan­tes de su patria es tan legí­ti­ma como, por ejem­plo, el alza­mien­to del ghet­to de Var­so­via con­tra los nazis. El tes­ti­mo­nio de un escri­tor reli­gio­so judío ayu­da­rá a com­pren­der el para­le­lo: “En lo que a mi con­cier­ne” ha dicho Moshe Menuhin “mi reli­gión es el judaís­mo pro­fé­ti­co y no el judaís­mo­na­palm. Los nacio­na­lis­tas ‘judíos’, el nue­vo tipo de gue­rre­ros ‘judíos’ no son judíos, sino nazis ‘judíos’ que han per­di­do todo el sen­ti­do de la mora­li­dad y la huma­ni­dad judías… A pesar de todos los arti­fi­cios de encu­bri­mien­to y la cons­truc­ción de imá­ge­nes fic­ti­cias; a pesar de los torren­tes de tru­cos sofis­ti­ca­dos, publi­ci­dad astu­ta, retó­ri­ca polé­mi­ca, ocul­ta­mien­to de los hechos, redac­ción ten­den­cio­sa de la his­to­ria, el hecho trá­gi­co es que los nacio­na­lis­tas ‘judíos’ se apo­de­ra­ron por la fuer­za de las armas, del terror y de las atro­ci­da­des, de los hoga­res, la tie­rra y la patria de los cam­pe­si­nos, tra­ba­ja­do­res y comer­cian­tes ára­bes, en la vie­ja Pales­ti­na; cons­tru­ye­ron una ‘Patria Judía’ y la expan­die­ron duran­te los meses ante­rio­res al 14 de mayo de 1948 por medio de masa­cres, des­po­jos, terro­ris­mo, entre el 10 de abril y el 14 de mayo, expul­san­do a los ára­bes de ciu­da­des tan típi­ca­men­te ára­bes como Deir Yas­sin, Jaf­fa, Acre, Ram­leh, Lyd­da, etc.. Los nacio­na­lis­tas ‘judíos’ son nazis ‘judíos’ y yo sien­to ver­güen­za que me iden­ti­fi­quen con ellos y con sus cau­sas herejes”.

* Noti­cias publi­có la res­pues­ta de la emba­ja­da el 14 de julio de 1974, con la siguien­te nota acla­ra­to­ria: “1º) la direc­ción del dia­rio efec­ti­va­men­te res­pal­da las opi­nio­nes ver­ti­das por Rodol­fo J. Walsh en su serie de notas sobre La Revo­lu­ción Pales­ti­na apa­re­ci­das en Noti­cias en la sema­na del 12 al 19 de junio últi­mo. Cabe recor­dar al res­pec­to que Walsh via­jó a los paí­ses ára­bes como envia­do espe­cial de este matu­tino; 2º) Walsh uti­li­za­rá pró­xi­ma­men­te esta mis­ma colum­na para con­tes­tar a la emba­ja­da de Israel; 3º) La des­crip­ción obje­ti­va de la injus­ti­cia his­tó­ri­ca que ha veni­do sopor­tan­do el pue­blo pales­tino sólo con mali­cia pue­de inter­pre­tar­se como una acti­tud anti­se­mi­ta o per­se­cu­to­ria de la comu­ni­dad judía de nues­tro país”.

Fuen­te: Esta­ción Finlandia

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