Perú. Ran­king de un deba­te particular

María José Pin­to /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 2 de abril de 2021

Una revi­sión del deba­te pre­si­den­cial: quié­nes lo hicie­ron mejor, men­cio­nes hon­ro­sas, los que per­die­ron la dig­ni­dad y calen­ta­ron el podio.

Inde­pen­dien­te­men­te de si estos deba­tes cam­bia­rán la deci­sión de voto de los elec­to­res, este pasa­do 29, 30 y 31 pare­cie­ron ser par­te de los capí­tu­los de final de tem­po­ra­da de una serie elec­to­ral lle­na de ata­ques, men­ti­ras, decep­cio­nes, y entre eso, algu­nas pro­pues­tas con­cre­tas. Y como todo deba­te pre­si­den­cial, este tuvo dra­ma, mis­te­rio, incóg­ni­tos e inclu­so risas de a momen­tos. Sin embar­go, lo más noto­rio fue­ron las cla­ras divi­sio­nes de ‘gana­dor’, las men­cio­nes hon­ro­sas, los que per­die­ron has­ta la dig­ni­dad, y los que fue­ron a calen­tar el podio. Veamos.

Dejan­do de lado, por un momen­to, los ante­ce­den­tes de los can­di­da­tos y can­di­da­tas pre­si­den­cia­les, las que se lle­va­ron el pre­mio mayor fue­ron las muje­res. Veró­ni­ka Men­do­za y Kei­ko Fuji­mo­ri no sólo demos­tra­ron una alta capa­ci­dad comu­ni­ca­ti­va, expli­can­do a deta­lle sus pro­pues­tas (Plan Cham­ba de Men­do­za y Perú Abier­to de Fuji­mo­ri fue­ron de las pro­pues­tas más reso­na­das), res­pe­tan­do el tiem­po sin enfren­tar­se a cor­tes de los mode­ra­do­res, sino tam­bién un envi­dia­ble –para otros can­di­da­tos– mane­jo polí­ti­co, con­tra­ta­can­do a todo aquel que pre­ten­die­ra ridi­cu­li­zar­las en tele­vi­sión nacio­nal. De los die­cio­cho, fue­ron de las pocas que real­men­te res­pon­dían la pre­gun­ta, sin irse por las ramas ni pro­pa­gar ata­ques sin razón, cosa que se hizo común a tra­vés de los días. A este gru­po se le suma Alber­to Bein­go­lea, con acer­ta­da pre­ci­sión, argu­men­tos sóli­dos, y rapi­dez (podría decir­se ya dema­sia­da, por momen­tos) al hablar para cum­plir con los tiem­pos –algo cru­cial en este nue­vo for­ma­to. Sin duda, su exper­ti­se en dere­cho penal le dio el empu­je que otros can­di­da­tos no tuvie­ron en la sec­ción de segu­ri­dad ciu­da­da­na y la de lucha anticorrupción.

Julio Guz­mán, de los can­di­da­tos con más expec­ta­ti­va en redes, podría haber­se coro­na­do como gana­dor abso­lu­to si úni­ca­men­te de pro­pues­tas se tra­ta­ra. Sin embar­go, los tec­ni­cis­mos inun­da­ron su par­ti­ci­pa­ción por momen­tos, en un deba­te que era cla­ve para embol­sar a todos los inde­ci­sos, en un Perú que lamen­ta­ble­men­te no vota por pro­pues­tas úni­ca­men­te. Las men­cio­nes hon­ro­sas irían para Ollan­ta Huma­la, quien se mane­jó bien por la capa­ci­dad polí­ti­ca adqui­ri­da duran­te su Pre­si­den­cia; Pedro Cas­ti­llo, quien expli­có sus pro­pues­tas con bas­tan­te faci­li­dad; y Ciro Gál­vez, por los jus­tos recla­mos a los que se refi­rió pero que nadie tomó en cuen­ta. Lás­ti­ma que este últi­mo se vie­ra impac­ta­do por la fal­ta de tra­duc­ción de que­chua del JNE, sien­do que casi 4 millo­nes de perua­nos son que­chua­ha­blan­tes. Yonhy Les­cano, por otra par­te, no tuvo mucha opor­tu­ni­dad de resal­tar, ya sea por la aten­ción de todos los elec­to­res en la diná­mi­ca Rafael López Alia­ga – Guz­mán, y en los ata­ques de Rafael San­tos, y man­tu­vo esa dema­go­gia que tan­to carac­te­ri­za su hablar.

En el otro lado del espec­tro, estu­vie­ron aque­llos can­di­da­tos que reso­na­ron en redes, pero por su pau­pé­rri­mo desem­pe­ño. Si Forsyth ya esta­ba humi­llán­do­se solo, en el pri­mer día, repi­tien­do ‘los mis­mos de siem­pre’ y ‘mis­mo­cra­cia’, las res­pues­tas de Fuji­mo­ri y Men­do­za ter­mi­na­ron de hun­dir­lo en un deba­te con un for­ma­to que ponía a prue­ba la capa­ci­dad de impro­vi­sa­ción que él cla­ra­men­te no supo demos­trar que tenía. Peor aún, cuan­do 45 segun­dos por minu­to lo dedi­có a sus clá­si­cos ‘no es posi­ble que en el Perú…’, plan­tean­do una solu­ción banal y vacía al final de cada una de sus participaciones.

Her­nan­do de Soto, el ‘can­di­da­to de lujo’ para muchos, defi­ni­ti­va­men­te no tuvo el per­for­man­ce de alguien que –según él mis­mo– ha sido ‘nomi­na­do al nobel de eco­no­mía’, deno­tan­do que no sólo no cono­ce la reali­dad nacio­nal, sino que esto afec­ta en sus pla­nes e ideas de gobierno. Nadie enten­dió cómo es que lle­gó a hablar del apli­ca­ti­vo de taxis Uber en el seg­men­to de edu­ca­ción, o por qué fue que men­cio­nó a Antau­ro Huma­la como capi­tal polí­ti­co, y mucho menos por qué deci­dió citar a Abi­mael Guz­mán, no una, sino dos veces. Todo esto sin men­cio­nar que se atri­bu­yó des­de la reduc­ción de la infor­ma­li­dad a tra­vés de los años, haber con­ver­sa­do supues­ta­men­te con la ONU para limi­tar la entra­da de extran­je­ros, en sus pala­bras, ‘pobres y delin­cuen­tes’, y si es que le daban más tiem­po, has­ta tra­ta­ba de con­ven­cer­nos que él había crea­do la Inka Cola y des­cu­bier­to Machu Picchu.

Sin embar­go, pue­de decir­se que de Soto bri­lló al cos­ta­do de lo que fue su con­trin­can­te López Alia­ga. Sin más que decir, por­que su desem­pe­ño –o lec­tu­ra– habló por sí mis­mo: leyó de una sar­ta de pape­les que cla­ra­men­te él no escri­bió, por­que inclu­so en un momen­to leyó la mis­ma pági­na dos veces, quien sabe, sin dar­se cuen­ta. Hizo una oda ridí­cu­la a la ‘mujer perua­na’ tenien­do en fren­te a la perio­dis­ta que insul­tó des­ca­ra­da­men­te por sema­nas, y pro­ce­dió a, sin per­der su esti­lo, decir que iba a ‘eli­mi­nar el enfo­que de géne­ro’, con­tra­di­cien­do todo lo dicho por el poe­ma a la mujer que reci­tó al comien­zo. Decir que res­pon­dió a una pre­gun­ta con una res­pues­ta rela­cio­na­da a la mis­ma es bas­tan­te. Des­pués de esta per­for­man­ce, si no baja en las encues­tas, ya esta­ría­mos hablan­do de un cla­ro fana­tis­mo puro y duro cuan­do nos refe­ri­mos a sus seguidores.

Y por supues­to no fal­ta­ron aque­llos can­di­da­tos que fue­ron a fal­tar­le el res­pe­to a todos los perua­nos y perua­nas: a ata­car sin sen­ti­do, hablar san­de­ces, y escu­pir fue­go para lograr, tal vez, sal­tar a los titu­la­res pero por todas las razo­nes equi­vo­ca­das. Eso es al menos a lo que se dedi­có San­tos, cuyo apo­do de ‘cha­le­co de López Alia­ga’ por Guz­mán le cal­zó per­fec­to. Un can­di­da­to que no quie­re al país ni a sí mis­mo, a juz­gar por el ridícu­lo que hizo. Otro, del que no se pue­de men­cio­nar mucho, jus­ta­men­te por­que se reti­ró del deba­te lue­go de su dis­cur­so ini­cial, es Pepe Vega, quien ya no tie­ne abso­lu­ta­men­te nada que per­der sien­do que su par­ti­do es de los más repu­dia­dos a nivel nacional.

Final­men­te pasa­mos a la cate­go­ría de los ‘fu ni fa’: César Acu­ñaMar­co Ara­naAndrés Alcán­ta­raDaniel Urres­ti y Daniel Sala­verry no sólo no apor­ta­ron mucho al deba­te, sino que fue­ron tal vez una máqui­na repe­ti­do­ra a tra­vés de las dos horas: Acu­ña con sus plan­tas de oxí­geno en ‘todos los dis­tri­tos del Perú; Ara­na con su muer­te civil a los corrup­tos; y Urres­ti con su ‘exce­len­te equi­po téc­ni­co’ que, has­ta el día de hoy, pocos conocen.

Pre­vio a las elec­cio­nes, todos los años, escu­cha­mos por doquier que ‘debe­mos votar bien’; pero este deba­te pre­si­den­cial ha des­nu­da­do lo que muchos sos­pe­chan: que no es sola­men­te que noso­tros los elec­to­res no eli­ja­mos bien, sino que la ofer­ta de can­di­da­tos es lo que no cum­ple con nues­tras expec­ta­ti­vas de un pre­si­den­te o una pre­si­den­ta que pue­da lle­var al Perú por un bicen­te­na­rio digno, tal vez con un par de excep­cio­nes. No sabre­mos has­ta el mis­mo día de las elec­cio­nes, o inclu­so des­pués, si el desem­pe­ño de los can­di­da­tos en el deba­te logra­rá cam­biar la deci­sión de voto de los elec­to­res, basán­do­nos en las encues­tas que con tan­ta ansie­dad espe­ra­mos cada sema­na. Pero, inde­pen­dien­te­men­te de ello, lo que es cla­ro es que si el deba­te fue­ra un fac­tor sus­tan­cial de deci­sión para la mayo­ría de los perua­nos (oja­lá fue­se así), ten­dría­mos una más cla­ra idea de una segun­da vuel­ta, y de quié­nes no pasa­rían, bajo nin­gu­na cir­cuns­tan­cia. Sin embar­go, en nues­tro mági­co Perú, todo es abso­lu­ta­men­te posible.

FUENTE: La Mula

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