Bra­sil. Los cam­bios que se vis­lum­bran en un esce­na­rio siniestro

Por Fer­nan­do de la Cua­dra | Resu­men lati­no­ame­ri­cano, 1 de abril de 2021.

Foto: El pre­si­den­te de Bra­sil, Jair Bol­so­na­ro. jun­to con los dimi­ti­dos minis­tro de Defen­sa y los coman­dan­tes del ejér­ci­to. Cré­di­tos: Mar­ce­lo Camargo/​Agência Bra­sil. Fotos Públicas]

En este artícu­lo el autor sos­tie­ne que los últi­mos cam­bios minis­te­ria­les en el gobierno de Bol­so­na­ro res­pon­den a la máxi­ma gato­par­dia­na: cam­biar todo para que nada cambie.


En su nove­la El Gato­par­do, el escri­tor ita­liano Giu­sep­pe Toma­si di Lam­pe­du­sa pone en boca del per­so­na­je Tan­cre­di ‑el sobrino del prín­ci­pe Fabri­zio Salina‑, aque­lla fra­se que se ha trans­for­ma­do en un arque­ti­po clá­si­co del aná­li­sis y la acción polí­ti­ca: “Si que­re­mos que todo siga como está, es nece­sa­rio que todo cam­bie”. Este pare­ce ser el espí­ri­tu de los cam­bios minis­te­ria­les rea­li­za­dos por el ex capi­tán en pues­tos impor­tan­tes de la estruc­tu­ra de poder, es decir, de aque­llos minis­te­rios más cer­ca­nos al Pala­cio do Pla­nal­to (Rela­cio­nes Exte­rio­res, Casa Civil, Secre­ta­ria de Gobierno, Jus­ti­cia y Segu­ri­dad Públi­ca, Defen­sa y Abo­ga­cía Gene­ral de la Unión). La mitad de ellos son enro­ques entre minis­tros, ajus­tes de pie­zas en un table­ro pen­sa­do para dar­le mayor capa­ci­dad de arti­cu­la­ción al gobierno.

El nue­vo can­ci­ller que reem­pla­za a Ernes­to Arau­jo, se carac­te­ri­za por su bajo per­fil y por ser una figu­ra irre­le­van­te, tam­bién adic­ta a las ideas de Ola­vo de Car­valho, el deli­ran­te astró­lo­go que diri­ge des­de Vir­gi­nia a sus segui­do­res anti­glo­ba­lis­tas y ultra­con­ser­va­do­res. Por lo tan­to, nada pare­ce mudar bajo el sol de Bra­si­lia en un con­tex­to de indis­cu­ti­ble des­gas­te del gobierno y en espe­cial de la figu­ra del pre­si­den­te que se sien­te arrin­co­na­do y mues­tra los dientes.

Qui­zás si el cam­bio más sen­si­ble en este momen­to sea el efec­tua­do en la pas­ta de Defen­sa, pues reper­cu­tió inme­dia­ta­men­te en la deci­sión de los tres coman­dan­tes de las Fuer­zas Arma­das de soli­ci­tar la renun­cia a sus res­pec­ti­vas jefa­tu­ras. Pre­via­men­te, en su car­ta de des­pe­di­da, el Gene­ral Fer­nan­do Aze­ve­do había expre­sa­do que tra­tó de pre­ser­var al máxi­mo la auto­no­mía de la Fuer­zas Arma­das, con­si­de­ran­do que ellas son ins­ti­tu­cio­nes del Esta­do bra­si­le­ño y no una mili­cia de apo­yo a los arre­ba­tos guber­na­men­ta­les, como ha sido la pre­ten­sión de Bol­so­na­ro y de su gru­po ideo­ló­gi­co más radicalizado.

En defi­ni­ti­va, el ex minis­tro Aze­ve­do se opu­so a una ope­ra­ción mili­tar como desea­ba el man­da­ta­rio, que impli­ca­ba decre­tar el esta­do de sitio y, de esa mane­ra, inter­ve­nir en los Esta­dos de la Fede­ra­ción para obli­gar a los gober­na­do­res a sus­pen­der las medi­das de ais­la­mien­to ylock­down que muchos de ellos han decre­ta­do, como uno de los meca­nis­mos nece­sa­rios para impe­dir la expan­sión de la pan­de­mia. El ex capi­tán se resis­te tajan­te­men­te a aca­tar estas medi­das por el impac­to que ellas tie­nen sobre la eco­no­mía de las regio­nes. La deci­sión sobre la sali­da del minis­tro de defen­sa sería tam­bién una señal para las Fuer­zas Arma­das cer­ti­fi­quen su apo­yo incon­di­cio­nal a un gobierno deli­ran­te que lucha con­tra enemi­gos pode­ro­sos, es decir, todos los detrac­to­res de su polí­ti­ca de negar la gra­ve­dad de la pan­de­mia a par­tir de una visión obtu­sa por recu­pe­rar la “nor­ma­li­dad”. Aún más, en estos días el ex capi­tán supo­ne que cuen­ta con la com­pli­ci­dad de los mili­ta­res cuan­do el 1 de abril se reme­mo­ra un nue­vo ani­ver­sa­rio del Gol­pe Mili­tar de 1964, que derro­có al gobierno demo­crá­ti­co de João Gou­lart, ins­ta­lan­do una dic­ta­du­ra cruen­ta que dura­ría más de dos décadas.

Por lo mis­mo, la renun­cia de los coman­dan­tes en jefe repo­si­cio­na el deba­te sobre la posi­ble ges­ta­ción de un auto­gol­pe den­tro del gobierno, el cual ten­dría como obje­ti­vo entre­gar­le pode­res extra­or­di­na­rios al Eje­cu­ti­vo para hacer y des­ha­cer a su anto­jo, den­tro del com­ple­jo esce­na­rio polí­ti­co en que se encuen­tra el país, mar­ca­do por la tra­ge­dia de la covid-19, el colap­so sani­ta­rio, la rece­sión eco­nó­mi­ca, el des­em­pleo y el aumen­to ace­le­ra­do de la pobre­za. Sin embar­go, más que una aso­na­da gol­pis­ta ava­la­da por los nue­vos coman­dan­tes, lo que se pue­de pro­du­cir es un dis­tan­cia­mien­to cada vez mayor entre la cúpu­la mili­tar y los anhe­los del núcleo ideo­ló­gi­co del gobierno que inten­tan coop­tar y pre­sio­nar a las Fuer­zas Arma­das para obte­ner su apo­yo en el endu­re­ci­mien­to de las posi­cio­nes fren­te al Par­la­men­to, gober­na­do­res, alcal­des y poder judi­cial, espe­cial­men­te sobre el Supre­mo Tri­bu­nal Federal.

Difí­cil­men­te las Fuer­zas Arma­das se invo­lu­cra­rán en el actual con­tex­to en una aven­tu­ra tan biza­rra como un auto­gol­pe. Este es sin indis­cu­ti­ble­men­te uno de los peo­res perio­dos de la his­to­ria de Bra­sil, cuan­do su des­pres­ti­gio por ser el mayor reser­va­to­rio del coro­na­vi­rus en el pla­ne­ta es del con­sen­so de toda la comu­ni­dad cien­tí­fi­ca y de orga­nis­mos mul­ti­la­te­ra­les, como la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud (OMS). Bra­sil se ha trans­for­ma­do en un paria den­tro de la comu­ni­dad inter­na­cio­nal, no sola­men­te debi­do a su ausen­cia de volun­tad para com­ba­tir la pan­de­mia, sino tam­bién por su polí­ti­ca medioam­bien­tal de des­truc­ción del eco­sis­te­ma, de vio­la­ción a los Dere­chos Huma­nos de Pue­blos Indí­ge­nas, comu­ni­da­des negras y gru­pos LGBTI, así como por su dis­pli­cen­cia fren­te a los casos de corrup­ción que han recru­de­ci­do en los últi­mos dos años.

Efec­ti­va­men­te, la actual admi­nis­tra­ción ha des­ti­na­do una par­te sig­ni­fi­ca­ti­va del PIB para equi­par y mejo­rar la infra­es­truc­tu­ra y las con­di­cio­nes sala­ria­les de las diver­sas ramas del Ejer­ci­to, la Mari­na y la Aero­náu­ti­ca, pero ello no ha sido sufi­cien­te para obte­ner el apo­yo incon­di­cio­nal a su ges­tión desas­tro­sa, que vie­ne sien­do cada vez más cues­tio­na­da en las esfe­ras mili­ta­res. Asu­mién­do­se como los “sal­va­do­res de la patria”, las Fuer­zas Arma­das se han empe­ña­do en tra­ba­jar para aca­bar con la mor­tan­dad y la cri­sis huma­ni­ta­ria des­ata­da en el país, entran­do en ruta de coli­sión con el nega­cio­nis­mo mos­tra­do por Bol­so­na­ro y sus ase­so­res más acérrimos.

Por su par­te, el Con­gre­so domi­na­do por un agre­ga­do de par­ti­dos fisio­lo­gis­tas y prag­má­ti­cos (cen­trão), tam­bién vie­ne acu­san­do reci­bo del colap­so gene­ra­li­za­do de hos­pi­ta­les, clí­ni­cas y has­ta de los ser­vi­cios fune­ra­rios, que com­pro­me­te la reelec­ción de muchos de sus miem­bros. La ini­cia­ción de un pro­ce­so de impeach­ment, que pare­cía impro­ba­ble hace dos meses atrás, es una posi­bi­li­dad que no se pue­de des­car­tar de plano en este nue­vo esce­na­rio crí­ti­co y caó­ti­co que apun­ta a Bol­so­na­ro como el prin­ci­pal responsable.

Con más de 310 mil falle­ci­dos y casi 13 millo­nes de con­ta­gia­dos, la tra­ge­dia de los bra­si­le­ños no pare­ce tener fin. Con un gober­nan­te incom­pe­ten­te y extre­mis­ta apo­ya­do por una hor­da de sim­pa­ti­zan­tes neo­fas­cis­tas y oscu­ran­tis­tas, Bra­sil pare­ce una nave a la deri­va en un mar tem­pes­tuo­so con una tri­pu­la­ción deses­pe­ra­da y aco­rra­la­da entre el deli­rio y la igno­ran­cia. Por lo mis­mo, es de suma urgen­cia con­vo­car a todas las fuer­zas polí­ti­cas y socia­les que estén dis­pues­tas a par­ti­ci­par en la cons­truc­ción de un pac­to de sal­va­ción nacio­nal que per­mi­ta salir cuan­to antes de esta pesa­di­lla que ame­na­za seria­men­te la vida y los pro­yec­tos de la inmen­sa mayo­ría de sus habitantes.

Fer­nan­do de la Cua­dra es doc­tor en Cien­cias Socia­les y edi­tor del blog Socia­lis­mo y Demo­cra­cia.

Fuen­tes: Rebe­lión /​Socia­lis­mo y Democracia

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