Ara­bia Sau­dí. Al bor­de de la derro­ta en Yemen

Por Yusuf Fer­nán­dez, Resu­men Medio Orien­te, 27 de abril de 2021-.

Hace seis años, la coa­li­ción lide­ra­da por Ara­bia Sau­dí lle­vó a cabo sus pri­me­ros bom­bar­deos en Yemen como par­te de su esfuer­zo diri­gi­do a reins­tau­rar en el poder al pre­si­den­te fugi­ti­vo Abed Rab­bo Man­sur Hadi. Este últi­mo es actual­men­te un títe­re de los sau­díes, que care­ce de poder, auto­ri­dad y legi­ti­mi­dad. No solo no ha podi­do ins­ta­lar­se en la capi­tal, Sanaa, sino que su sede en Adén ha sido ata­ca­da por mili­tan­tes del Con­se­jo de Tran­si­ción del Sur.

Los sau­díes cre­ye­ron que la gue­rra dura­ría unas sema­nas y con­fia­ban en una rápi­da vic­to­ria dada su ven­ta­ja en arma­men­to y dine­ro, Sin embar­go, su aven­tu­ra pron­to se reve­ló como un gran fra­ca­so mili­tar y polí­ti­co. La gue­rra se ha con­ver­ti­do en un pozo sin fon­do para las finan­zas sau­díes. Estas sufren los cre­cien­tes cos­tos de la gue­rra, que han veni­do sien­do agra­va­dos por los ata­ques yeme­níes con­tra las ins­ta­la­cio­nes petro­lí­fe­ras sau­díes. Tres pro­vin­cias sau­díes del sur del país, Asir, Nay­ran y Yizan se han con­ver­ti­do tam­bién en esce­na­rios de la bata­lla y han sido repe­ti­da­men­te ocu­pa­das por los com­ba­tien­tes yemeníes.

La agre­sión sau­dí se ha con­ver­ti­do en un desas­tre mili­tar, pero ha pro­du­ci­do una catás­tro­fe huma­ni­ta­ria en Yemen. Cabe recor­dar aquí que más de 112.000 civi­les yeme­níes han muer­to y dece­nas de miles sufren enfer­me­da­des como el cóle­ra y una ham­bru­na, fru­to, sobre todo, del blo­queo que Ara­bia Sau­dí ha impues­to y que equi­va­le a un geno­ci­dio con­tra el pue­blo yeme­ní. Esta tác­ti­ca tam­po­co ha fun­cio­na­do fren­te a la resis­ten­cia de la pobla­ción yeme­ní, que ha fre­na­do con su tena­ci­dad la agre­sión de los inva­so­res saudíes.

Hoy, seis años des­pués de la gue­rra, Ara­bia Sau­dí y sus mer­ce­na­rios están al bor­de de la derro­ta. El Ejér­ci­to yeme­ní y los Comi­tés Popu­la­res de Ansa­ru­lá con­ti­núan sus avan­ces, en espe­cial en la pro­vin­cia de Maa­rib, que con­tro­lan en su mayor par­te, pri­van­do así a la coa­li­ción sau­dí de su últi­mo pun­to de apo­yo en el nor­te de Yemen. Con el fin de inten­tar fre­nar la ofen­si­va yeme­ní, el régi­men sau­dí no ha duda­do en aliar­se con terro­ris­tas de Al Qai­da y con los mili­cia­nos del Par­ti­do Islah, vin­cu­la­do al gru­po de los Her­ma­nos Musul­ma­nes, al que Riad ofi­cial­men­te condena.

Está cla­ro que el lla­ma­do Acuer­do de Riad no ha logra­do impul­sar un esfuer­zo con­cer­ta­do entre los repre­sen­tan­tes de Ara­bia Sau­dí y los Emi­ra­tos Ára­bes Uni­dos para dejar de lado sus dife­ren­cias polí­ti­cas y vol­ver a cen­trar su aten­ción en los huzíes del nor­te. Los enfren­ta­mien­tos entre las fuer­zas de la mili­cia de Islah res­pal­da­das por Ara­bia Sau­dí y aque­llos ali­nea­dos con el sepa­ra­tis­ta Con­se­jo de Tran­si­ción del Sur (STC), apo­ya­do por los Emi­ra­tos Ára­bes Uni­dos, son aho­ra una ruti­na y se han inten­si­fi­ca­do en los últi­mos meses en la ciu­dad por­tua­ria de Adén, en el sur.

En medio de la gue­rra y el blo­queo, los yeme­níes han sido capa­ces de desa­rro­llar una pode­ro­sa indus­tria mili­tar, que inclu­ye dro­nes y misi­les sofis­ti­ca­dos. Estos son capa­ces una y otra vez de supe­rar las defen­sas anti­aé­reas sau­díes, inclu­yen­do los Patriot esta­dou­ni­den­ses y han ases­ta­do duros gol­pes a la indus­tria petro­le­ra y a sitios mili­ta­res sau­díes situa­dos muy lejos de Yemen. Dichas ope­ra­cio­nes han humi­lla­do al régi­men sau­dí, ade­más de crear impor­tan­tes pro­ble­mas eco­nó­mi­cos para Riad.

El Gobierno de Sal­va­ción Nacio­nal de Sanaa ha deja­do cla­ro que lucha­rá con­tra la coa­li­ción y sus mer­ce­na­rios en el sur y este del país mien­tras la agre­sión no cese y el blo­queo no sea levan­ta­do. El gobierno ha con­se­gui­do el reco­no­ci­mien­to y apre­cio del pue­blo y las tri­bus yeme­níes debi­do a su ges­tión hones­ta y efi­caz, que con­tras­ta con la corrup­ción y sumi­sión de los mer­ce­na­rios de Hadi a Arabia.

Que­da por ver, por lo tan­to, cuán­to tiem­po más con­ti­nua­rán los sau­díes con su desas­tro­sa e ile­gal inter­ven­ción en Yemen, espe­cial­men­te con la caí­da de los pre­cios del petró­leo y las cri­sis polí­ti­cas inter­nas entre el gober­nan­te de fac­to, el prín­ci­pe here­de­ro Moham­mad Bin Sal­man, y sus riva­les. A ello hay que aña­dir la amplia con­de­na inter­na­cio­nal hacia el papel de MBS en el ase­si­na­to del perio­dis­ta opo­si­tor Yamal Khashog­gi, que ha sido pues­to de mani­fies­to en un recien­te infor­me publi­ca­do por la admi­nis­ta­ción Biden. Los sau­díes pron­to des­cu­bri­rán que no tie­nen ni la volun­tad ni los recur­sos para seguir ade­lan­te con su desas­tro­sa aven­tu­ra en Yemen.

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