Eco­lo­gía Social. El cam­bio cli­má­ti­co ha afec­ta­do la pro­duc­ti­vi­dad agrí­co­la global

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 20 de abril de 2021.

La pro­duc­ti­vi­dad agrí­co­la mun­dial dis­mi­nu­yó 20,8 por cien­to entre 1961 y 2020 como con­se­cuen­cia del cam­bio cli­má­ti­co pro­vo­ca­do por acti­vi­da­des huma­nas, lo que equi­va­le a la pér­di­da de sie­te años de pro­duc­ción. El efec­to fue más mar­ca­do en las regio­nes cáli­das como Áfri­ca (30 por cien­to) y Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be (25,9 por ciento).

Así lo esta­ble­ce un nue­vo estu­dio rea­li­za­do por un gru­po de cien­tí­fi­cos de las uni­ver­si­da­des esta­dou­ni­den­ses de Cor­nell, Mary­land y Stan­ford publi­ca­do en Natu­re Cli­ma­te Chan­ge que tam­bién advier­te que la agri­cul­tu­ra glo­bal se está vol­vien­do más vul­ne­ra­ble al cam­bio climático.

“Estos núme­ros no sig­ni­fi­can que este­mos pro­du­cien­do menos que en 1961, de hecho hemos pro­du­ci­do más año tras año. Lo que nues­tro estu­dio dice es que la pro­duc­ti­vi­dad agrí­co­la glo­bal es casi un 21 por cien­to más baja de lo que podría haber sido en un mun­do sin cam­bio cli­má­ti­co”, expli­có a Sci​Dev​.Net Ariel Ortiz-Bobea, pro­fe­sor de eco­no­mía apli­ca­da en la Uni­ver­si­dad de Cor­nell y autor prin­ci­pal del estudio.

“Estos núme­ros no sig­ni­fi­can que este­mos pro­du­cien­do menos que en 1961, de hecho hemos pro­du­ci­do más año tras año. Lo que nues­tro estu­dio dice es que la pro­duc­ti­vi­dad agrí­co­la glo­bal es casi un 21 por cien­to más baja de lo que podría haber sido en un mun­do sin cam­bio cli­má­ti­co”, Ariel Ortiz-Bobea.

Para arri­bar a estas con­clu­sio­nes, los inves­ti­ga­do­res ana­li­za­ron los regis­tros ofi­cia­les anua­les de la pro­duc­ti­vi­dad agrí­co­la de 172 paí­ses y los datos de pará­me­tros climáticos.

De esa mane­ra esta­ble­cie­ron “cuán­to aumen­tó o dis­mi­nu­yó la pro­duc­ti­vi­dad agrí­co­la en un país deter­mi­na­do, si un año espe­cí­fi­co fue más cáli­do, más frío, más húme­do o más seco de lo nor­mal”, entre otras varia­bles, pre­ci­só Ortiz-Bobea.

Encon­tra­da esta rela­ción esta­dís­ti­ca (tam­bién cono­ci­da como mode­lo eco­no­mé­tri­co), la hicie­ron fun­cio­nar en dos dimen­sio­nes: el mun­do real en el que hemos vivi­do y un mun­do para­le­lo, don­de el cam­bio cli­má­ti­co antro­po­gé­ni­co no existe.

Para evi­tar ses­gos, los auto­res del estu­dio man­tu­vie­ron el mun­do alter­na­ti­vo muy simi­lar al real, con­si­de­ran­do las últi­mas seis déca­das para ambos, con el mis­mo tipo de eco­no­mía, el mis­mo uso de com­bus­ti­bles fósi­les e inclu­so las mis­mas emi­sio­nes de gases invernadero.

Según Ortiz-Bobea “la úni­ca dife­ren­cia fue que en el mun­do fic­ti­cio las emi­sio­nes no tenían la capa­ci­dad de alte­rar el clima”.

Al com­pa­rar los dos mun­dos, los cien­tí­fi­cos tam­bién des­cu­brie­ron que el cam­bio cli­má­ti­co ha sig­ni­fi­ca­do sie­te años de estan­ca­mien­to en la pro­duc­ti­vi­dad agrí­co­la. Es decir, el nivel alcan­za­do en 2020 es equi­va­len­te a la pro­duc­ti­vi­dad que se podría haber alcan­za­do des­de 2013 en un mun­do sin cam­bio cli­má­ti­co, acla­ró un comu­ni­ca­do de pren­sa de la Uni­ver­si­dad de Cornell.

Los inves­ti­ga­do­res están preo­cu­pa­dos por­que, a pesar de las mejo­ras en la agri­cul­tu­ra, la ralen­ti­za­ción de la pro­duc­ti­vi­dad se ha agra­va­do a nivel mun­dial en las últi­mas déca­das, lo que sugie­re que el tra­ba­jo cien­tí­fi­co y el desa­rro­llo tec­no­ló­gi­co en el sec­tor agrí­co­la no se están refle­jan­do en una mayor resi­lien­cia al cam­bio climático.

Ello qui­zás sea por­que la inver­sión es insu­fi­cien­te o no se ajus­ta al esce­na­rio que vivi­mos. O por­que el apo­yo no se ha des­ti­na­do a los luga­res que más lo nece­si­tan, como Áfri­ca o Amé­ri­ca Lati­na, refle­xio­nó Ortiz-Bobea.

Caro­li­na Ure­ta-Sán­chez, del Cen­tro de Cien­cias Atmos­fé­ri­cas de la Uni­ver­si­dad Nacio­nal Autó­no­ma de Méxi­co, que no par­ti­ci­pó en el estu­dio, cree que aque­llas regio­nes cuya pro­duc­ti­vi­dad agrí­co­la pare­ce sufrir más debi­do al cam­bio cli­má­ti­co en reali­dad podrían ser la fuen­te de la resi­lien­cia que Ortiz-Bobea y sus cole­gas no vislumbran.

“Esta inves­ti­ga­ción no con­si­de­ra la agri­cul­tu­ra de peque­ña esca­la que per­sis­te en dife­ren­tes par­tes del mun­do, como Áfri­ca y Amé­ri­ca Lati­na, pro­ba­ble­men­te por­que este tipo de pro­duc­ción no sue­le estar inclui­do en los regis­tros ofi­cia­les”, dijo a Sci​Dev​.Net vía Zoom la exper­ta en cam­bio cli­má­ti­co y agrobiodiversidad.

“Por eso es impor­tan­te que las futu­ras inves­ti­ga­cio­nes ten­gan en cuen­ta a los peque­ños agri­cul­to­res, ya que son los guar­dia­nes de una enor­me diver­si­dad de semi­llas, téc­ni­cas y cul­ti­vos que podrían ayu­dar­nos a afron­tar mejor la cri­sis cli­má­ti­ca”, subrayó.

Sin embar­go, Ure­ta-Sán­chez des­ta­ca que la recien­te inves­ti­ga­ción “nos ense­ña a abor­dar el cam­bio cli­má­ti­co miran­do hacia atrás y eso defi­ni­ti­va­men­te nos ayu­da a ges­tio­nar nues­tro futuro”.

Foto: El des­cen­so en la pro­duc­ti­vi­dad agrí­co­la afec­ta más a Áfri­ca y Amé­ri­ca Lati­na. En la ima­gen, cam­pe­si­nos andi­nos en ple­na cose­cha. Zorai­da Por­ti­llo /​Sci­Dev­Net

Fuen­te: https://​www​.sci​dev​.net/​a​m​e​r​i​c​a​-​l​a​t​i​n​a​/​n​e​w​s​/​c​a​m​b​i​o​-​c​l​i​m​a​t​i​c​o​-​h​a​-​a​f​e​c​t​a​d​o​-​p​r​o​d​u​c​t​i​v​i​d​a​d​-​a​g​r​i​c​o​l​a​-​g​l​o​b​al/, Rebe­lión.

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