Para­guay. Que no que­de ni uno solo

Por Miguel H. López*, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 14 de mar­zo de 2021.

Ñai­me vai ha ñai­me vai­vé­ta. Esta fra­se ver­ná­cu­la del casi incon­tes­ta­ble aran­du ka’aty se apli­ca hoy día a la situa­ción del país, como con­se­cuen­cia de la irre­suel­ta cri­sis socio­eco­nó­mi­ca y el empeo­ra­mien­to de la mis­ma por el mal gobierno de Mario Abdo Bení­tez. Un gobierno inca­paz, sur­gi­do del frau­de elec­to­ral, que tie­ne al sis­te­ma sani­ta­rio colap­sa­do y sin espe­ran­zas de salud posi­ble para la pobla­ción en una pan­de­mia de coro­na­vi­rus que a dia­rio mata a 20 per­so­nas y con­ta­gia a 1.500.

Cla­ro, el pro­ble­ma es gene­ra­li­za­do en todos los ámbi­tos, una eco­no­mía que se pre­ci­pi­ta, un cam­po labo­ral que escu­pe des­em­plea­dos cada día y una cla­se polí­ti­ca empre­sa­rial fago­ci­ta­do­ra que apro­ve­cha la mise­ria para ser aún más mise­ra­bles, des­vian­do, roban­do y espe­cu­lan­do con el dine­ro públi­co. Por todas estas cosas y más, par­te de la pobla­ción –cada vez en mayor núme­ro y ya no solo en la capi­tal de la Repú­bli­ca- está en las calles des­de el pasa­do 5 de mar­zo recla­man­do la cabe­za del pre­si­den­te Abdo, de su vice­pre­si­den­te Hugo Veláz­quez y toda la pla­na mayor del Gobierno. El ges­to pusi­lá­ni­me del man­da­ta­rio –al que nos tie­ne acos­tum­bra­dos- fue deto­nar fusi­bles en los minis­te­rios de Edu­ca­ción, Mujer, Salud y Gabi­ne­te Civil de la Pre­si­den­cia. Cam­bios que no cam­bian nada, sus­ti­tu­cio­nes que no sus­ti­tu­yen nada. Media doce­na por 6.

La cri­sis sani­ta­ria está peor, las vacu­nas con­tra el nue­vo coro­na­vi­rus no lle­gan ni lle­ga­rán en el bre­ve tiem­po, cuan­do hay paí­ses en la región que ya inmu­ni­za­ron casi el 30% de su pobla­ción. Las nego­cia­cio­nes ofi­cia­les –ade­más de tar­días- solo esta­ban pre­pa­ran­do el col­chón a las far­ma­céu­ti­cas pri­va­das que quie­ren hacer nego­cio con el cadá­ver y la salud de la gen­te. El exmi­nis­tro Julio Maz­zo­le­ni es res­pon­sa­ble en este caso y debe res­pon­der por ello. Tam­po­co hay medi­ca­men­tos en el sis­te­ma sani­ta­rio, la gen­te está murien­do, los fami­lia­res están ven­dien­do todo para cos­tear los tra­ta­mien­tos por­que Salud no da, la deses­pe­ra­ción cun­de, pero las auto­ri­da­des dicen que las pro­tes­tas están infil­tra­das y ten­den­cia­das. Que no es la for­ma de recla­mar y que se están hacien­do los esfuer­zos para rever­tir la situa­ción. Tuvie­ron 1 año y USD 1.600 millo­nes (más USD 3 mil millo­nes entre dona­cio­nes y ayu­das) para poner todo en con­di­cio­nes y no hicie­ron nada sus­tan­cial. Son cul­pa­bles por acción y por omi­sión, por des­viar la pla­ta públi­ca y por no cum­plir su res­pon­sa­bi­li­dad cons­ti­tu­cio­nal. Son cul­pa­bles. Deben irse de los car­gos, ser juz­ga­dos, devol­ver lo bir­la­do y penar pri­sión por sus delitos.

Todos los días en El Para­gua­yo Inde­pen­dien­te y 14 de Mayo, a metros de las puer­tas del Par­la­men­to, se reúnen los mani­fes­tan­tes –la pobla­ción- para gri­tar su indig­na­ción y su impo­ten­cia. A veces mar­chan has­ta la sede de la ANR, el Par­ti­do Colo­ra­do, en el Gobierno hace más de 70 años (con una pau­sa de 4 años entre 2008 y 2012) y corres­pon­sa­ble de la atro­ci­dad en que se halla el país. A veces mar­chan has­ta Mbu­ru­vi­cha Róga, resi­den­cia ofi­cial del Gobierno, o has­ta la casa del expre­si­den­te Hora­cio Car­tes, cóm­pli­ce en mucho de lo que suce­de en el país tan­to en la catás­tro­fe social y sani­ta­ria, como en la corrup­ción vigen­te. Todos los días des­de la pri­me­ra sema­na de mar­zo. Todos los días al gri­to de “que se vayan todos, que no que­de ni uno solo…”.

La inca­pa­ci­dad del gobierno es tal y la indo­len­cia tan, que solo des­ti­la pero­ra­tas vacías y nada de res­pues­ta efec­ti­va a los recla­mos. Al enar­bo­la­do falli­do dis­cur­so de la infil­tra­ción extran­je­ra para azu­zar las pro­tes­tas, cuan­do los cul­pa­bles de las mani­fes­ta­cio­nes son ellos mis­mos, aho­ra se suman las con­tra­mar­chas de hor­das colo­ra­das, coop­ta­das, ren­ta­das, alqui­la­das, defen­dien­do al “gobierno de Mari­to” ale­gan­do que las crí­ti­cas son infun­da­das, que casi casi vivi­mos en el paraí­so. Has­ta en el momen­to en el Guai­rá es don­de ocu­rre esto. Solo bas­ta mirar sus con­cu­rren­cias para notar que ni defien­den al gobierno ni esta­rían allí si no fue­ra por pre­ben­das y zoquetes.

El país es una cala­mi­dad social y eco­nó­mi­ca. Solo los necios la nie­gan. Solo las irres­pe­tuo­sas auto­ri­da­des insis­ten en que lo que vemos no es, que los recla­mos no tie­nen fun­da­men­to y que las muer­tes por cau­sa del sis­te­ma colap­sa­do son men­ti­ras de la opo­si­ción. Tová­ko oĩ ajú­ra­re. Los mis­mos infor­mes ofi­cia­les en los por­ta­les de trans­pa­ren­cia –aun estan­do maqui­lla­dos- no ocul­tan la deba­cle pró­xi­ma. Si no hay una res­pues­ta sóli­da y de fon­do, el coro­na­vi­rus pasa­rá a ser uno de nues­tros pro­ble­mas menores.

De la situa­ción gra­ba­da en memes que decía “espe­ré ver a pobres asal­tan­do super­mer­ca­dos en esta cri­sis y solo vi a los polí­ti­cos roban­do la pla­ta del pue­blo”, pasa­re­mos a otras reali­da­des mucho más lace­ran­tes cuyas con­se­cuen­cias, estoy segu­ro, no gus­ta­rá a las oli­gar­quías apro­ve­cha­do­ras, ni a las auto­ri­da­des corrup­tas, ni a los cóm­pli­ces de siempre.

No, no esta­mos bien y pode­mos estar peor. Las pro­tes­tas son ape­nas una par­te de la tem­pe­ra­tu­ra social que se ele­va. Hay diver­sos sec­to­res arti­cu­lán­do­se para bajar a la are­na de recla­mos. Si no es aho­ra, cuán­do. Las movi­li­za­cio­nes, has­ta el momen­to, no con­cen­tran una direc­ción ver­te­bra­da y un pro­gra­ma de acción. La espon­ta­nei­dad, nece­sa­ria­men­te pasa­rá a otro esta­dio. La diná­mi­ca social siem­pre es así, de esto la his­to­ria da miles de ejem­plos en el pla­ne­ta. De cómo se orien­ta­rán las movi­li­za­cio­nes depen­de­rá si más tem­prano o más tar­de la cri­sis les esta­lla en la cara a los cana­llas del gobierno. Has­ta aho­ra el enfa­do de la gen­te sigue sien­do tími­do y edu­ca­do. Bien sabe­mos que la edu­ca­ción pasa a ser osa­día y lue­go irre­ve­ren­cia incon­te­ni­ble cuan­do la con­vic­ción ven­ce al mie­do insu­fla­do des­de el poder guber­na­men­tal. El fue­go siem­pre engen­dra fue­go. Eso ya lo sabían nues­tros ances­tros del paleo­lí­ti­co, nos recor­da­ron siem­pre los pue­blos en lucha y las socie­da­des nun­ca olvi­dan esas enseñanzas…

*Fuen­te: Ade­lan­te!

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