Colom­bia. En el Par­ti­do Comu­nes ¡has­ta la sal se dañó!

Por María Ruiz Carre­ras. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 3 de mar­zo de 2021.

Es cla­ro que decir la ver­dad y fijar una pos­tu­ra crí­ti­ca fren­te a la reali­dad social, polí­ti­ca, eco­nó­mi­ca y de otros aspec­tos de la vida nacio­nal, es un acto de heroís­mo en un país carac­te­ri­za­do por la vio­len­cia polí­ti­ca con­tra los opo­si­to­res del esta­ble­ci­mien­to, pero ¿Cuán­do se pen­só que fijar una pos­tu­ra polí­ti­ca e ideo­ló­gi­ca fren­te a la reali­dad nacio­nal y el actuar de un par­ti­do polí­ti­co que se supo­ne revo­lu­cio­na­rio y demo­crá­ti­co iba a ser cau­sal de estig­ma­ti­za­ción, per­se­cu­ción e inclu­so expul­sión de su militancia?

Iró­ni­ca­men­te esto está suce­dien­do en el par­ti­do de los Comu­nes, antes Fuer­za Alter­na­ti­va Revo­lu­cio­na­ria del Común FARC, agru­pa­ción polí­ti­ca que debe­ría encar­nar en la polí­ti­ca legal, la lucha revo­lu­cio­na­ria por la Nue­va Colom­bia que duran­te más de 50 años defen­dió en las sel­vas y ciu­da­des como FARC-EP. La reali­dad ha sido todo lo con­tra­rio a lo que gran par­te de los exgue­rri­lle­ros y un impor­tan­te sec­tor de Colom­bia esperaba.

Si, un poco más del 90% de los exgue­rri­lle­ros están en pro­ce­so de rein­cor­po­ra­ción, pero de ese 90% más del 60% ya no mili­tan en el par­ti­do ¿Por qué? Por que como varios lo han expre­sa­do “no repre­sen­ta el sen­tir de la mili­tan­cia” la reali­dad es que el par­ti­do emer­gi­do de los acuer­dos de paz, tran­si­ta preo­cu­pan­te­men­te por el camino de los par­ti­dos tra­di­cio­na­les, pues miles de quie­nes hicie­ron deja­ción de armas para hacer polí­ti­ca des­de la lega­li­dad han sido exclui­dos, mar­gi­na­dos, olvi­da­dos e inclu­so expul­sa­dos por un gru­po de “diri­gen­tes” que cabal­ga­ron sobre la bue­na fe de la mili­tan­cia y con­vir­tie­ron el par­ti­do en un apa­ra­to al ser­vi­cio de los intere­ses de ese “núcleo” que le apos­tó a la absor­ción sis­té­mi­ca de las anti­guas FARC-EP a cam­bio de hacer una carre­ra polí­ti­ca en el con­gre­so o como per­so­na­li­da­des de la “paz”, dejan­do a la mili­tan­cia como invi­ta­dos de piedra.

Lo ante­rior expli­ca la exclu­sión de cin­co inte­gran­tes del Con­se­jo Polí­ti­co Nacio­nal, cin­co fir­man­tes de paz que no hacían mayo­ría en la direc­ción del par­ti­do, pero que sin duda repre­sen­tan la voz de la mayo­ría de los exgue­rri­lle­ros, muchos de quie­nes se han mar­gi­na­do o han sido apar­ta­dos del par­ti­do por fal­ta de demo­cra­cia interna.

La deci­sión de excluir de la direc­ción eje­cu­ti­va del par­ti­do a Joa­quín Gómez (anti­guo miem­bro del secre­ta­ria­do), Vic­to­ria San­dino (Con­gre­sis­ta), Ben­kos Bio­jo (Con­gre­sis­ta), Lilia­na Cas­te­lla­nos (Repre­sen­tan­te legal del par­ti­do) y Jai­ro Estra­da (Aca­dé­mi­co y direc­tor del Cen­tro de Pen­sa­mien­to y Dia­lo­go Polí­ti­co), no repre­sen­ta la deci­sión de los más de 1.200 dele­ga­dos nacio­na­les que die­ron naci­mien­to en el 2017 al par­ti­do Fuer­za Alter­na­ti­va Revo­lu­cio­na­ria del Común.

Es lamen­ta­ble pre­sen­ciar cómo se silen­cia el pen­sa­mien­to crí­ti­co inclu­so en los espa­cios que se con­si­de­ran revo­lu­cio­na­rios, don­de el deba­te polí­ti­co e ideo­ló­gi­co de fon­do y con altu­ra debe­ría ser una de sus carac­te­rís­ti­cas esenciales.

La reali­dad es que ese par­ti­do que hace más tres años pare­cía ser una espe­ran­za de cam­bio, hoy es un reme­do de los par­ti­dos tra­di­cio­na­les, y ni siquie­ra estos, expul­san a manos lle­nas a sus mili­tan­tes por dife­ren­cias políticas.

Sin duda a muchos sec­to­res tibios del país, les agra­da­rá la idea que el par­ti­do emer­gi­do del Acuer­do de paz, con­ti­núe en cabe­za de quie­nes le han dado la espal­da a sus prin­ci­pios revo­lu­cio­na­rios. Si, en cabe­za de quie­nes elo­gia­ron el ascen­so de mili­ta­res invo­lu­cra­dos en crí­me­nes extra­ju­di­cia­les; Si, los mis­mos que hicie­ron acuer­dos con trans­na­cio­na­les finan­cia­do­ras del para­mi­li­ta­ris­mo; vota­ron a favor de la pre­si­den­cia de la ultra­de­re­chis­ta Palo­ma Valen­cia en la Comi­sión del DDHH en el con­gre­so, y son exac­ta­men­te los mis­mos que lle­ga­ron a con­si­de­rar a Duque como un alia­do en la cons­truc­ción de paz, y como enemi­gos a sus anti­guos camaradas.

Como dijo mi abue­la ¡has­ta la sal se dañó!

Fuen­te: Rebelión

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