Argen­ti­na. Gam­bi­to de Walsh

Por José Fer­nán­dez*, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 23 de mar­zo de 2021.

Horas más tar­de su cuer­po acri­bi­lla­do que­da­rá ten­di­do sobre el frio sue­lo de ese cam­po. Pero antes los habrá enfren­ta­do como en sus peo­res pesa­di­llas, gri­tán­do­les que él pre­fie­re morir a su modo, como lo hicie­ra su hija.

Minu­tos antes entra­rá en esa esqui­na, espe­ran­do la cita enve­ne­na­da, con su som­bre­ro de paja, su revol­ver y su más pode­ro­sa arma, la “car­ta abierta….”

Sus movi­mien­tos, como los de una par­ti­da de aje­drez, son repa­sa­do varias veces y ana­li­za­das sus varian­tes, las juga­das pare­cie­ran ser inevi­ta­bles “Zugz­wang” como las que escri­bió en unos de sus cuen­tos policiales.

La ráfa­ga del FAL lo gol­pea duro, pero no pue­de evi­tar que su mano, minu­tos antes, haya deja­do en aquel buzón, el sobre que lle­va ráfa­gas de ver­da­des que aún hoy per­cu­ten sobre el rodi­llo de la maqui­na de escri­bir de la historia.

Su cuer­po yace frio, inmó­vil, sin pala­bras. Sus cen­so­res creen haber aba­ti­do a un pode­ro­so enemi­go. El repre­sor gri­ta ale­gre: “Lo baja­mos a Walsh»; pero él ya no está allí, esta cami­na­do por las calles de Cuba, escri­bien­do para Pren­sa Lati­na, des­ci­fran­do y ade­lan­tán­do­se a la CIA, para aler­tar a la revo­lu­ción que se vie­ne la inva­sión en Bahía de los Cochi­nos o Pla­ya Girón. Sus len­tes repa­san los borra­do­res de “Ope­ra­ción masa­cre”; “Un oscu­ro día de jus­ti­cia”; ¿Quién mató a Rosen­do?. Las anto­lo­gías y sus cuentos.

Su cabe­za está pen­san­do nue­vas herra­mien­tas, el sema­na­rio de la CGT de los Argen­ti­nos, con sus red de corres­pon­sa­les por las fabri­cas. Sus pies cami­nan por las villas, su cora­zón está en aque­lla terra­za con su hija Viqui, enfren­ta­do al ejer­ci­to, sus puños gol­pean en la mesa al cono­cer las atro­ci­da­des de la dic­ta­du­ra. Su genia­li­dad, jun­to a la de un puña­do de com­pa­ñerxs, les per­mi­te refle­xio­nar y refor­mu­lar estra­te­gias y tác­ti­cas para enfren­tar a la dictadura.

Su cuer­po tira­do en el frio piso del cam­po de con­cen­tra­ción, no temía a la muer­te, temía a ser ven­ci­do. Por eso escri­bió esa car­ta, por eso los denun­ció des­de la his­to­ria, los acu­so por sus actos, los acri­bi­llo de verdades.

Hoy su car­ta está allí, entre los árbo­les, sobre gigan­tes vidrios, de pie, para repe­tir una y otra vez, como los cables de la agen­cia ANCLA: “Estas son las refle­xio­nes que en el pri­mer ani­ver­sa­rio de su infaus­to gobierno he que­ri­do hacer lle­gar a los miem­bros de esa Jun­ta, sin espe­ran­za de ser escu­cha­do, con la cer­te­za de ser per­se­gui­do, pero fiel al com­pro­mi­so que asu­mí hace mucho tiem­po de dar tes­ti­mo­nio en momen­tos difíciles”.

#Nun­ca­Más

#Memo­ria­Ver­dadY­Jus­ti­cia

#A45AñosDelGolpeGenocida

*Perio­dis­ta que resi­de en Córdoba

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