Colom­bia. Hon­rar la memo­ria de Dia­na Car­do­na, alcal­de­sa de la UP ase­si­na­da hace 22 años

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 28 de febre­ro de 2021.

Dia­na Ste­lla Car­do­na Sal­da­rria­ga com­par­tía los prin­ci­pios socia­les que pre­go­na­ba la Unión Patrió­ti­ca (UP), movi­mien­to polí­ti­co sur­gi­do en 1985 tras las nego­cia­cio­nes entre el gobierno de Beli­sa­rio Betan­cur y una frac­ción de la gue­rri­lla de las Farc.

Los linea­mien­tos polí­ti­cos de la UP esta­ban resu­mi­dos en un docu­men­to de 21 pun­tos. Uno de sus mayo­res intere­ses era reco­brar el carác­ter demo­crá­ti­co de la nación eli­mi­nan­do el con­trol elec­to­ral que esta­ba en manos de los dos par­ti­dos tra­di­cio­na­les, y fomen­tar la par­ti­ci­pa­ción de la socie­dad a tra­vés de con­sul­tas popu­la­res y referendos.

Tam­bién hacía par­te de sus man­da­tos polí­ti­cos con­vo­car una Asam­blea Popu­lar Cons­ti­tu­yen­te, decre­tar un alza gene­ral de sala­rios, redu­cir los gas­tos mili­ta­res y de la poli­cía, de mane­ra que no fue­ran supe­rio­res al pre­su­pues­to de los minis­te­rios de salud, edu­ca­ción, cien­cia y cul­tu­ra, agri­cul­tu­ra y obras públi­cas, nacio­na­li­zar la ban­ca y las mate­rias pri­mas, apro­bar una refor­ma agra­ria, entre otras deu­das socia­les que el Esta­do sigue tenien­do con el Pue­blo Colombiano.

El 28 de mayo de 1985, pri­mer ani­ver­sa­rio del acuer­do entre Beli­sa­rio Betan­cur y las Farc, se ofi­cia­li­zó en Bogo­tá la crea­ción de la UP. Ese año se rea­li­za­ron 572 even­tos en todo el país, y en 209 muni­ci­pios se cons­ti­tu­ye­ron 2.229 orga­ni­za­cio­nes de base lla­ma­das Jun­tas Patrióticas.

La UP invi­ta­ba a la con­ver­gen­cia demo­crá­ti­ca, y esta­ba con­for­ma­da por las Farc, per­so­na­li­da­des y sec­to­res inde­pen­dien­tes, orga­ni­za­cio­nes y líde­res de todo el país pro­ve­nien­tes de par­ti­dos tra­di­cio­na­les y frac­cio­nes de izquier­da y el Par­ti­do Comu­nis­ta Colombiano.

Las elec­cio­nes pre­si­den­cia­les de 1986 fue­ron su pri­me­ra prue­ba elec­to­ral. Jai­me Par­do Leal (ase­si­na­do al año siguien­te), fue el can­di­da­to en aque­llas elec­cio­nes. 328.752 per­so­nas vota­ron por Jai­me, la mayor can­ti­dad de votos que has­ta el momen­to había obte­ni­do una pro­pues­ta de izquier­da en el país. En las elec­cio­nes de ese mis­mo año, las alian­zas resul­ta­ron fun­da­men­ta­les para que la UP con­ta­rá con nue­ve repre­sen­tan­tes a la Cáma­ra y seis sena­do­res. Tam­bién fue­ron elec­tos 24 alcal­des, y 325 con­ce­ja­les en 167 municipios.

Dia­na Ste­lla había estu­dia­do dere­cho en la Uni­ver­si­dad de Antio­quia y lue­go de su fugaz paso en la Con­tra­lo­ría depar­ta­men­tal, se vin­cu­ló al tra­ba­jo social en la región de Ura­bá con la UP, y cuan­do el enton­ces alcal­de de Apar­ta­dó, Ramón Elías Cas­ti­llo, renun­ció al car­go por ame­na­zas en su con­tra, deci­di­da­men­te inte­gró la ter­na para suplir la vacan­te, y el 5 de sep­tiem­bre de 1989 fue nom­bra­da alcal­de­sa del muni­ci­pio más exten­so de Urabá.

Ramón Elías Cas­ti­llo Maru­lan­da mili­tan­te de la UP, quien había sido elec­to en mar­zo de ese mis­mo año como bur­go­maes­tre de la ciu­dad, en el pri­mer ejer­ci­cio de elec­ción popu­lar de alcal­des en Colom­bia, tuvo que refu­giar­se en el exte­rior debi­do a los cin­co aten­ta­dos que se habían per­pe­tra­do en su con­tra, pero final­men­te fue ase­si­na­do en 1996.

En los seis meses que duró la admi­nis­tra­ción de Dia­na Ste­lla saneó los recur­sos, ini­ció las obras del relleno sani­ta­rio, empren­dió la actua­li­za­ción del catas­tro muni­ci­pal, ade­lan­tó la ins­ta­la­ción de redes de alcan­ta­ri­lla­do y de alum­bra­do públi­co, adju­di­có lotes, lega­li­zó vivien­das, e impul­só deba­tes públi­cos sobre el pre­sen­te y el futu­ro de Urabá.

El vier­nes 23 de febre­ro de 1990, des­pués de reu­nir­se con Hele­na Herrán de Mon­to­ya, la enton­ces gober­na­do­ra de Antio­quia, Dia­na estu­vo de visi­ta en su casa paterna.

El domin­go, Luz Hele­na su her­ma­na cami­na­ba pen­sa­ti­va hacia el Par­que Bolí­var, ubi­ca­do en pleno Cen­tro de Mede­llín. Venía de lle­var­le flo­res a su padre en el cemen­te­rio Jar­di­nes Mon­te­sa­cro. Des­de una de las esqui­nas del Par­que Bolí­var Luz Hele­na vio una tren­za. “Ve, esa es Dia­na”, pen­só. Pre­mi­sa que con­fir­mó cuan­do vio la suda­de­ra que lle­va­ba pues­ta. Dia­na esta­ba con su novio. Luz Hele­na se acer­có a ellos, escu­cha­ron jun­tos la retre­ta, una orques­ta sin­fó­ni­ca que anta­ño toca­ba en luga­res públi­cos, y lue­go fue­ron a almor­zar al café Ver­sa­lles. Ter­mi­na­ron de almor­zar, se des­pi­die­ron, y Dia­na avi­só que en la noche pasa­ría por la casa para des­pe­dir­se: al otro día, bien de maña­na, salía el vue­lo hacia Apartadó.

Dia­na, recuer­da Luz Hele­na, lle­gó a las sie­te de la noche, “muy boni­ta, bien pues­ta como ella siem­pre se man­te­nía. Era more­na y alta, y con gar­bo. No es por­que sea mi her­ma­na, pero era muy lin­da. Mi her­ma­na era muy lin­da de todo: de espí­ri­tu, de cuer­po, de alma, de sen­ti­mien­tos”. Hicie­ron cho­co­la­te, y com­pra­ron empa­na­das y par­va para ame­ni­zar la des­pe­di­da. La fami­lia, casi toda, con­ver­sa­ba sen­ta­da en el come­dor. Luz Hele­na apro­ve­chó que Dia­na se ale­jó del ban­que­te por un ins­tan­te para salir de la duda:

–¿Dia­na, a vos te han ame­na­za­do en Apar­ta­dó? – le preguntó.

–No, a mí no me han ame­na­za­do. Pero estoy segu­ra de que si me ame­na­zan no me matan en Apar­ta­dó, me matan en otro lugar menos en Apartadó.

La cues­tión que­dó ahí. Dia­na había cum­pli­do 34 años el 12 de febre­ro. Como le gus­ta­ban tan­to las cachu­chas, Luz Hele­na le rega­ló una boi­na roja. “Te que­da boni­ta”, le dijo. “Maña­na me la pon­dré, o sino esta sema­na”, le res­pon­dió Dia­na. La cuar­ta de los nue­ve her­ma­nos empa­có todos los deta­lles que le die­ron, dio las gra­cias, y se des­pi­dió: “cuan­do lle­gue a Apar­ta­dó yo las lla­mo”, dijo.

Ese 26 de febre­ro de 1990, el vue­lo salía a las seis de la maña­na. Sien­do las cin­co, hom­bres arma­dos que ase­gu­ra­ron per­te­ne­cer al DAS, el orga­nis­mo esta­tal ads­cri­to a la Pre­si­den­cia de la Repú­bli­ca, lle­ga­ron al edi­fi­cio don­de vivía Dia­na. Ter­mi­nó de arre­glar­se las carre­ras y aban­do­nó el edi­fi­cio con los sujetos.

Al abor­dar el auto­mó­vil Mon­za Gris, su suer­te, como la de toda la región de Ura­bá, ya esta­ba echa­da. Se tra­ta­ba de un secues­tro, de un ope­ra­ti­vo fría­men­te cal­cu­la­do, don­de los cri­mi­na­les tenían la orden de segar la vida de la joven diri­gen­te. El vehícu­lo y su cuer­po sin vida fue­ron encon­tra­dos sobre las sie­te de la maña­na en el puen­te Argos en el sec­tor indus­trial de Gua­ya­bal. El mag­ni­ci­dio se había consumado.

El Cen­tro Nacio­nal de Memo­ria His­tó­ri­ca regis­tró 1.284 ase­si­na­tos y des­apa­ri­cio­nes de per­so­nas que tenían filia­ción con la UP, entre 1984, año del acuer­do, y 1988, año de las segun­das elec­cio­nes a gober­na­cio­nes y alcal­días en las que participó.

Los gobier­nos muni­ci­pa­les enca­be­za­dos por repre­sen­tan­tes de la UP se carac­te­ri­za­ron por ser admi­nis­tra­cio­nes que pro­cu­ra­ron man­te­ner una comu­ni­ca­ción direc­ta con la ciu­da­da­nía. Se valie­ron de con­vi­tes para paliar nece­si­da­des bási­cas de infra­es­truc­tu­ra que los recur­sos públi­cos no per­mi­tían sol­ven­tar. Y las acti­vi­da­des o dis­cu­sio­nes que antes se rea­li­za­ban a puer­ta cerra­da las hacían en luga­res públicos.

Las agre­sio­nes nun­ca cesa­ron, pero los picos más altos de vio­len­cia con­tra la UP fue­ron los años de 1988, 1996 y 1997.

Entre 1984 y 2002, año en el que el apa­ra­to Esta­tal le qui­tó a la UP su per­so­ne­ría jurí­di­ca, el Cen­tro Nacio­nal de Memo­ria His­tó­ri­ca docu­men­tó el ase­si­na­to o des­apa­ri­ción de 4.153 inte­gran­tes. Lo que quie­re decir que cada 33 horas, cada día y medio, hubo un muer­to o un desaparecido.

Par­ti­cu­lar­men­te en Ura­bá en la pri­me­ra fase de vio­len­cia, que abar­ca des­de 1986 has­ta 1990, hubo una alian­za cri­mi­nal entre la Fuer­za Públi­ca, los empre­sa­rios bana­ne­ros y gru­pos para­mi­li­ta­res pro­ve­nien­tes del Mag­da­le­na Medio y el Nor­des­te Antio­que­ño. En la déca­da siguien­te, el aumen­to de los homi­ci­dios y des­apa­ri­cio­nes coin­ci­dió con la lle­ga­da y expan­sión de las Auto­de­fen­sas Cam­pe­si­nas de Cór­do­ba y Ura­bá (ACCU), quie­nes decla­ra­ron obje­ti­vo mili­tar a cual­quier miem­bro de la UP, según ellos por per­te­ne­cer a las FARC-EP, que, ante la fal­ta de garan­tías, se reti­ra­ron de la UP en 1987 e hicie­ron un lla­ma­mien­to para que sus miem­bros se rein­te­gra­ran a sus fren­tes militares.

El geno­ci­dio de la Unión Patrió­ti­ca es una pági­na ver­gon­zo­sa y tene­bro­sa del con­flic­to arma­do colom­biano. Los avan­ces en mate­ria de jus­ti­cia, ver­dad y repa­ra­ción son insu­fi­cien­tes. Fal­ta mucha par­te de la his­to­ria por deve­lar. Por eso, el 4 de mar­zo del 2019, la Juris­dic­ción Espe­cial para la Paz (JEP) –uno de los tres orga­nis­mos que inte­gran el Sis­te­ma de Ver­dad, Jus­ti­cia, Repa­ra­ción y no Repe­ti­ción (SIVJRNR) – , abrió el caso 006, reco­no­cien­do, sim­bó­li­ca­men­te, que el geno­ci­dio de la Unión Patrió­ti­ca exi­ge aten­ción especial.

El orga­nis­mo tam­bién anun­ció que tre­ce inte­gran­tes de la Fuer­za Públi­ca se habían aco­gi­do a la JEP por par­ti­ci­par en casos de vic­ti­mi­za­cio­nes con­tra miem­bros de la UP y que otros dos mili­ta­res de alto ran­go, ade­más de tre­ce ex agen­tes del DAS, soli­ci­ta­ron aco­ger­se por las mis­mas razones.

Para la JEP el geno­ci­dio de la Unión Patrió­ti­ca resul­ta un caso pri­mor­dial, entre otras razo­nes, por­que la per­se­cu­ción sis­te­má­ti­ca estu­vo enmar­ca­da en una ope­ra­ción anti­co­mu­nis­ta eje­cu­ta­da por las Fuer­zas Mili­ta­res de Colombia.

Fue­ron 34 crí­me­nes con­tra inte­gran­tes de la Unión Patrió­ti­ca, entre ellos el de Dia­na Car­do­na, los decla­ra­dos crí­me­nes de lesa huma­ni­dad por la Cor­te Cons­ti­tu­cio­nal en 2014.

Afir­ma Luz Helena:

“A mi her­ma­na no me la van a devol­ver. A noso­tros no nos van a devol­ver la tran­qui­li­dad. Noso­tros no somos fami­lia de ren­co­res, pero sí qui­sié­ra­mos saber la ver­dad. Aun sien­do cons­cien­tes de lo que pasó y quién lo patro­ci­nó, es bueno saber­lo por boca de quien lo hizo”

“Apar­ta­dó lamen­tó mucho su muer­te por­que ella tra­ba­ja­ba por la dig­ni­dad de la mujer. Ella decía que como fue­ra tenía que sacar a la mujer por delan­te. Esa era la meta, luchar por ellas. Pero le trun­ca­ron su camino en la mejor épo­ca de su vida”

El perió­di­co antio­que­ño de orien­ta­ción con­ser­va­do­ra, El Colom­biano, en artícu­lo fecha­do el 8 de abril de 1990, reco­no­ció la ges­tión de Dia­na así:

“El balan­ce de su admi­nis­tra­ción fue más que satis­fac­to­rio: orde­na­mien­to de recur­sos, tec­ni­fi­ca­ción de los car­gos, ade­lan­to del relleno sani­ta­rio, ini­cia­ción del pro­ce­so de actua­li­za­ción del catas­tro, ade­cua­ción de infra­es­truc­tu­ra bási­ca urba­na con redes de alcan­ta­ri­lla­do, elec­tri­fi­ca­ción e ilu­mi­na­ción públi­ca, ade­cua­ción de la plan­ta de tra­ta­mien­to de agua, adju­di­ca­ción de lotes y lega­li­za­ción de vivien­das, cons­truc­ción de cin­co par­ques infan­ti­les y la pues­ta en mar­cha del foro regio­nal «Ura­bá es Colom­bia en el siglo XXI»”.

El Pue­blo de Apar­ta­dó tie­ne en su memo­ria una lucha par­ti­cu­lar que le dio solu­ción de vivien­da a un sin­nú­me­ro de per­so­nas pobres. La inva­sión Par­do Leal que­da­ba ubi­ca­da a ori­llas del río en con­di­cio­nes pre­ca­rias, ella visi­tó el lugar y se com­pro­me­tió a reubi­car a la comu­ni­dad a par­tir de una acción que con­tem­pla­ba com­pra de terre­nos y lega­li­za­ción del barrio. El día de la repar­ti­ción de los nue­vos sola­res para que la gen­te pudie­ra asen­tar­se, lle­gó la noti­cia del ase­si­na­to. En medio de la indig­na­ción, el dolor y la tris­te­za, la barria­da popu­lar deci­dió que el nue­vo espa­cio lle­va­ría su nombre.

Al ras­trear la his­to­ria, no solo de la región de Ura­bá, sino del pro­yec­to polí­ti­co de la UP, se expo­ne uno de los pla­nes más exi­to­sos del movi­mien­to popu­lar y revo­lu­cio­na­rio, pero al mis­mo tiem­po que­da en evi­den­cia un peda­zo de la tra­ge­dia cau­sa por el terro­ris­mo de Esta­do en Colombia.

Fina­li­zan­do la déca­da de los cin­cuen­ta la vio­len­cia que se desa­rro­lla­ba en el inte­rior del país, des­pla­zó a miles de colo­nos cam­pe­si­nos que se esta­ble­cie­ron en Ura­bá y al mis­mo tiem­po lle­gó el cul­ti­vo indus­trial del banano de la mano de una “empren­de­do­ra” cla­se terrateniente.

Ura­bá se con­vir­tió en el tea­tro eco­nó­mi­co, polí­ti­co, social y cul­tu­ral de la lucha de cla­ses. El Par­ti­do Comu­nis­ta Colom­biano (PCC), que venía de la com­ple­ja expe­rien­cia de la clan­des­ti­ni­dad, encon­tró en este terri­to­rio un extra­or­di­na­rio lugar para rei­vin­di­car las ideas revo­lu­cio­na­rias. De acuer­do con el aná­li­sis de la reali­dad con­cre­ta, el PCC se con­cen­tró en la cla­se tra­ba­ja­do­ra bana­ne­ra y en orien­tar la fun­da­ción de barrios des­de la orga­ni­za­ción popu­lar en for­ma muy exitosa.

Tres hechos se des­ta­ca­ron: el pri­me­ro fue el lan­za­mien­to de la UP en Ura­bá en junio de 1985 que deri­vó en un amplio apo­yo popu­lar y se cuan­ti­fi­có en exce­len­tes resul­ta­dos elec­to­ra­les, el segun­do fue la explo­sión de la movi­li­za­ción social, que se mate­ria­li­zó en dos exi­to­sos paros cívi­cos regio­na­les, en 1985 y 1988 y el ter­ce­ro fue la uni­dad de los tra­ba­ja­do­res bana­ne­ros, que se cris­ta­li­zó con el triun­fo del plie­go uni­fi­ca­do de la cla­se tra­ba­ja­do­ra en 1989. Así la izquier­da revo­lu­cio­na­ria ganó la sim­pa­tía y el cari­ño de la gente.

Por supues­to, el pano­ra­ma don­de la izquier­da gober­na­ba, la gen­te se movi­li­za­ba y la cla­se tra­ba­ja­do­ra esta­ba en avan­za­da, puso en evi­den­cia la cri­mi­nal lucha de cla­ses de la bur­gue­sía y los terra­te­nien­tes, sus­ten­ta­da en el odio anti­co­mu­nis­ta, que con­so­li­dó un pode­ro­so pro­yec­to mili­tar y para­mi­li­tar, que aún hoy está vigen­te, con el fin exter­mi­nar y expul­sar al PCC.

Este fue el con­tex­to en el que 1.330 mili­tan­tes del PCC y la UP, entre ellos Dia­na Ste­lla Car­do­na, fue­ron vio­len­ta­men­te ase­si­na­dos en el Ura­bá antio­que­ño en la déca­da de los ochen­ta y noven­ta por órde­nes de la bur­gue­sía y los terratenientes.

La mili­tan­cia sobre­vi­vien­te, ya sea en el exi­lio o res­guar­da­da en la trin­che­ra del ano­ni­ma­to, no olvi­da que esta ofen­si­va con­tra­rre­vo­lu­cio­na­ria tuvo su ori­gen en las diná­mi­cas estre­chas de la fal­sa demo­cra­cia burguesa.

El Pue­blo Colom­biano y en par­ti­cu­lar el Pue­blo de Ura­bá, no olvi­da a Dia­na Ste­lla Car­do­na Sal­da­rria­ga y por ello hon­ra­mos su memo­ria al cum­plir­se 31 años de su tem­pra­na y lamen­ta­ble muer­te, a cau­sa del odio de cla­se de la bur­gue­sía y los terra­te­nien­tes colombianos.

Grá­fi­ca .- Dia­na Ste­lla Car­do­na, alcal­de­sa de Apartadó

Refe­ren­cias:
Ver­dad y memo­ria, para que flo­rez­ca la pri­ma­ve­ra de la Unión Patrió­ti­ca. Perió­di­co Peri­fe­ria, comu­ni­ca­ción popu­lar. peri​fe​ria​pren​sa​.com/​i​n​d​e​x​.​p​h​p​/​c​o​m​p​o​n​e​n​t​/​k​2​/​i​t​e​m​/​2​3​0​2​-​v​e​r​d​a​d​-​y​-​m​e​m​o​r​i​a​-​p​a​r​a​-​q​u​e​-​f​l​o​r​e​z​c​a​-​l​a​-​p​r​i​m​a​v​e​r​a​-​d​e​-​l​a​-​u​n​i​o​n​-​p​a​t​r​i​o​t​i​c​a​,​j​e​p​.​g​o​v​.​c​o​/​S​a​l​a​-​d​e​-​P​r​e​n​s​a​/​P​a​g​i​n​a​s​/​J​E​P​-​a​b​r​e​-​e​l​-​c​a​s​o​-06 — Vic­ti­mi­za­cion-de-miem­bros – de-la-Union-Patriotica-.aspx y
https://​sema​na​rio​voz​.com/​d​i​a​n​a​-​c​a​r​d​o​n​a​-​s​a​l​d​a​r​r​i​a​g​a​-​l​a​-​a​l​c​a​l​d​e​s​a​-​n​o​-​o​l​v​i​d​a​d​a​-​u​r​a​ba/

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