Cuba. Home­na­je, en la san­gre de Rober­to Diago

Por Mari­bel Acos­ta Damas, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 21 de enero de 2021.

Un perio­dis­ta euro­peo, de izquier­da por más señas, me ha preguntado

hace unos días: “¿Exis­te una cul­tu­ra lati­no­ame­ri­ca­na?” Conversábamos,

como es natu­ral, sobre la recien­te polé­mi­ca en torno a Cuba,

que aca­bó por enfren­tar, por una par­te, a algu­nos intelectuales

bur­gue­ses euro­peos (o aspi­ran­tes a ser­lo), con visi­ble nos­tal­gia colonialista;

y por otra, a la pla­na mayor de los escri­to­res y artis­tas latinoamericanos

que recha­zan las for­mas abier­tas o vela­das de coloniaje

cul­tu­ral y polí­ti­co. La pre­gun­ta me pare­ció reve­lar una de las raíces

de la polé­mi­ca, y podría enun­ciar­se tam­bién de esta otra manera:

“¿Exis­ten ustedes?”

Ensa­yo Cali­ban, Rober­to Fer­nán­dez Reta­mar, 1971

Home­na­je: Expo­si­ción dedi­ca­da a Juan Rober­to Dia­go Que­rol, artis­ta insig­ne de la van­guar­dia cuba­na del siglo XX, leyen­da del arte cubano. Otro Dia­go, su nie­to, Juan Rober­to Dia­go Durruthy, artis­ta cubano con­tem­po­rá­neo y tam­bién impres­cin­di­ble en el arte de la isla, pen­sa­dor, lucha­dor anti­rra­cis­ta; dia­lo­ga des­de el hoy con su abue­lo y el tiem­po de la Cuba que trans­cu­rre… ¿Cómo vini­mos a parar de isla a nación?

Mari­bel Acos­ta- Home­na­je es esta expo­si­ción… En la Gale­ría Villa Manue­la de la Unión de Escri­to­res y Artis­tas de Cuba (UNEAC).

Rober­to Dia­go–  Es un home­na­je a mi abue­lo por sus cien años de vida cum­pli­da. Es algo fami­liar y cer­cano. Mi abue­la me edu­có para ver­me a mí en él. O a él en mí…

MA– Tú has dicho otras veces que tu voca­ción por el arte venía de tu abue­la, de lo que fue sem­bran­do en ti…

RD– Sí, fue mi abue­la quien me toma­ba de la mano y me lle­va­ba los sába­dos a los círcu­los de inte­rés del Museo Nacio­nal de Bellas Artes. Allí cono­cí a Oscar Morri­ña, a Mer­ce­des Peña­ran­da… Así fue todo. ¡Yo que­ría era ser pelo­te­ro! ¡Ima­gí­na­te! naci­do y cria­do en el barrio haba­ne­ro de Pogo­lot­ti. Y ella, mi abue­la, poco a poco… todos los sába­dos me lle­va­ba al museo y me habla­ba del mun­do que vivió al lado de mi abue­lo, al lado de sus padres… Era la hija de José Urfé, uno de los gran­des del dan­zón en Cuba. Eso me fue con­for­man­do como hom­bre, como artista…

MA– Tú de un modo u otro has pasa­do la vida home­na­jean­do a tu abuelo…en esa espe­cie de puen­te de con­ti­nui­dad con la obra de un hom­bre, un gran artis­ta que murió muy joven…

RD- 34 años… no lle­gó a los 35 años…

MA-¿Qué dis­tin­gue este home­na­je a ese de la vida que le has hecho siempre?

RD- He teni­do dos mues­tras con obras de él, El negro y el puro, en la sede de la revis­ta Revo­lu­ción y Cul­tu­ra, en el Museo pro­vin­cial de Cama­güey y en ferias de arte. En Chica­go se orga­ni­zó una mues­tra, en Pit­ts­burg en Esta­dos Uni­dos… Lam, mi abue­lo y yo… y des­pués yo decía: … ¡pero tie­ne que estar Men­di­ve! ¡No pue­de faltar!

Auto­rre­tra­to.

Para esta expo­si­ción en los cien años de mi abue­lo, lo úni­co que tra­je de él fue su auto­rre­tra­to y un retra­to que le hizo la pin­to­ra Loló Sol­de­vi­lla, quien fue su gran ami­ga. Y lo demás son pie­zas ale­gó­ri­cas… Mira, este es el prin­ci­pio de la mues­tra, casi fren­te a la puer­ta de la gale­ría… Es el paño mági­co, que con­du­ce al res­to de la obra, que hil­va­na la mues­tra… Y es que a la hora de curar la mues­tra Vir­gi­nia Alber­di, la cura­do­ra y direc­to­ra de esta gale­ría, esco­gió más pie­zas pero el espa­cio siem­pre dic­ta la últi­ma palabra…

MA- ¿Y cómo con­cep­to, este home­na­je qué es?… ¿dón­de via­ja en sus ideas…?

RD- No que­ría pasar por alto los cien años de mi abue­lo por­que el vie­jo está un poco olvi­da­do… las nue­vas gene­ra­cio­nes cono­cen de él muy poco y enton­ces me dije: voy a poner a hil­va­nar las pie­zas sobre él, el auto­rre­tra­to y el retra­to de Loló, con un con­jun­to de pie­zas mías… y ese es mi homenaje…

MA- ¿Tú sien­tes que eres mejor artis­ta que tu abuelo?

RD- No. Para nada, para nada… En arte nadie es mejor que nadie por­que el arte es muy libre… unos pue­den apos­tar por una cosa, otros por otra… y cuan­do alguien me ha dicho a mí la obra tuya sí, la de tu abue­lo no, de hecho has­ta me he moles­ta­do… Esas son pos­tu­ras de mer­ca­de­res, díga­se gale­ris­tas, cura­do­res e intere­ses espu­rios… no… no… no… Mi abue­lo hizo en su épo­ca lo que tuvo que hacer y yo estoy hacien­do en la mía lo que ten­go que hacer… creo yo…

MA- Tú no eres un hom­bre que se pavo­nea… ¿cómo haces para poner a dia­lo­gar esa acti­tud que se per­ci­be y el ego pro­pio de los artistas?

RD- Hay un pata­kí yoru­ba, yo más bien le lla­mo filo­so­fía afri­ca­na, que dice: Si no sabes hacia dón­de vas, mira para atrás para que sepas de dón­de vie­nes… Y yo ven­go de la nada… de una fami­lia negra de cla­se media. Mi abue­la era maes­tra, que per­dió a su espo­so, mi abue­lo Dia­go, a los trein­ta y cua­tro años, que se que­dó con dos niños… que luchó mucho para for­mar a mi padre perio­dis­ta y a mi tía inge­nie­ra fores­tal… mi mamá, bió­lo­ga… y eso se logró luchan­do, luchan­do… y lo que he apren­di­do de la fami­lia es que la vida es el día a día… Eso de pen­sar los pro­yec­tos hechos es vani­dad. La vida es el día a día, poco a poco… No somos dio­ses ¡Oja­lá! Yo siem­pre le digo a mi equi­po de tra­ba­jo, ¡Oja­lá yo tuvie­ra una vari­ta mági­ca para ven­cer al tiem­po, a las difi­cul­ta­des!, esas que a los huma­nos nos hacen huma­nos… Mira aho­ra mis­mo, con esta pan­de­mia… por un lado es malo por­que mucha gen­te ha muer­to, pero por otro lado, nos ha pues­to en nues­tro jus­to lugar. Somos seres huma­nos… la enfer­me­dad no cree en cosas como que si el blan­qui­to es mejor que el negri­to o si el negri­to tie­ne una deter­mi­na­da pos­tu­ra con el blan­qui­to… Ya ves, somos seres huma­nos, tene­mos que cui­dar­nos… y que­rer­nos, por­que todos somos pol­vo… Yo pro­ven­go de una tra­di­ción que me tras­cien­de… que es la escue­la cuba­na de arte, que es antiquísima…

MA- … Reco­rra­mos la expo­si­ción des­de el principio…

RD- Esta pie­za es Paños mági­cos. Es una for­ma de ren­dir cul­to al paño que te pone el Baba­la­wo cuan­do lle­gas a la este­ra y te tiras y te con­sul­tas… Era sacar del espa­cio ritual ese paño que está en el piso… voy a mag­ni­fi­car­lo a tra­vés de mi crea­ción… Está hecho de peda­zos de made­ra este tra­ba­jo… Igual defino “mi tra­ba­jo”, no mi obra por­que con­si­de­ro que la obra es el con­jun­to de tra­ba­jos a tra­vés del tiem­po… y me fal­ta mucho tiem­po… Este paño lo hago con recor­te­ría, con cosas que encuen­tro… Una de las carac­te­rís­ti­cas de mi tra­ba­jo es esa… salir y bus­car cosas que supues­ta­men­te han per­di­do el valor… reva­lo­ri­zar­las y reac­tua­li­zar­las…. De ahí sale mi trabajo.

Paños mági­cos.

MA– ¿Y este paño mági­co que sig­ni­fi­ca para ti?

RD- Es una ola, es el mar… ¡son tan­tas cosas! Con mi tra­ba­jo yo tam­bién quie­ro que el públi­co inter­ac­túe, que le pon­ga la otra mitad que lle­va. No me gus­tan los dis­cur­sos cerra­dos. Me gus­ta que el públi­co inter­pre­te el tra­ba­jo por­que así dia­lo­ga, crea…

MA- A mí este paño se me pare­ce un poco a Cuba…

RD- Eso es lo intere­san­te del tra­ba­jo artís­ti­co, que es polisémico…

MA- Es la ola que se tuer­ce, lle­na de peque­ñas sal­pi­ca­du­ras de espu­ma y de lo que trae el mar y el tiem­po… y que se pare­ce un poco al deve­nir de la isla…

RD– Sí. No te voy a qui­tar tu lec­tu­ra… para nada…

MA– Nos move­mos a este tra­ba­jo…. Hom­bre de lucha

Hom­bre de lucha.

RD- Es el tipo de indi­vi­duo que yo repre­sen­to, que me carac­te­ri­za y que tra­ba­jo des­de hace tiem­po… es el ros­tro más­ca­ra. Es el indi­vi­duo que te mira, te reta con su mira­da. No habla por­que no tie­ne boca. Le han roba­do el dis­cur­so pero así y todo se impo­ne… con las cade­nas de la escla­vi­tud que yo las con­vier­to en colla­res reli­gio­sos que muchos usa­mos… yo se lo pon­go siem­pre en el cue­llo y hago la inter­pre­ta­ción de los colla­res de los san­tos… Tie­ne una car­ga sim­bó­li­ca: la reli­gio­si­dad… rojo y negro es Ele­guá… el niño tra­vie­so de la reli­gión yoru­ba que abre los cami­nos. Y siem­pre vas a ver que es un tra­ba­jo frag­men­ta­do, es el mun­do roto, el pan­afri­ca­nis­mo… Áfri­ca que vive fue­ra de Áfri­ca… vive en el Cari­be, en Euro­pa, en Asia…

MA– ¿Y eso cómo lo ves en Cuba?

RD- Igual… tene­mos un país ultra afri­ca­ni­za­do… noso­tros somos afri­ca­ni­za­dos des­de el len­gua­je, de muchas mane­ras; musi­cal­men­te, la culi­na­ria… Recuer­do que una vez un fes­ti­val culi­na­rio en Expo­cu­ba… y a mí me daba gra­cia por­que la comi­da era pla­ta­ni­to fri­to, con­grí, pollo en fri­ca­sé… ¡y yo decía… jaja­ja!!!! ¿Y esto? ¡Esto es lo que come­mos todos los días! Y me res­pon­die­ron: ¿Pero se te olvi­dó que eran las negras las que coci­na­ban? ¡Ah bueno!!!!! Yo me reía por­que decía ¡Esto es Cuba! ¡Somos tan afri­ca­nos que no los sabemos!

MA-¿Des­de tu mira­da del afri­ca­nis­mo, cómo crees que ha con­tri­bui­do a la con­for­ma­ción de nación en Cuba?

RD- Cien­to por cien­to. Como dije­ra Fer­nan­do Ortiz, sin el negro no hubie­ra Cuba. Somos una mez­cla… Fíja­te, en oca­sio­nes yo adop­to una pos­tu­ra de resis­ten­cia por­que afri­cano no soy. Cuan­do he esta­do en Áfri­ca me doy cuen­ta de que no soy afri­cano… A veces uno por roman­ti­cis­mo o por recrear­se un mun­do roto que no cono­ció, que pudo haber sido pero no es, enton­ces uno tira mucho hacia allá. Pero soy cubano, ten­go una heren­cia afri­ca­na pero ten­go muchí­si­mo de espa­ñol. De hecho hablo cas­te­llano… mis ideas se expre­san en mi len­gua… A veces les digo a algu­nos cole­gas… Sí… Sí… sua­ve con tema de la resis­ten­cia. Es cier­to que hay injus­ti­cias pero somos lo que somos. No es ese pasa­do el que vivi­mos. Ese pasa­do nos legó algo…

MA- Es como expre­sa el Cali­ban de Rober­to Fer­nán­dez Reta­mar… Con la len­gua que nos legó el con­quis­ta­dor Prós­pe­ro hici­mos la patria…. ¿Tú te lo has leído?

RD- ¡Cla­ro! ¿Con quién habla­ba hace poco de eso? No he deja­do de som­brar­me de la edad en que Reta­mar escri­bió ese ensa­yo… Yo lo leí muy joven, esta­ba en la Base Aérea de San Anto­nio de los Baños pasan­do el Ser­vi­cio Mili­tar cuan­do leí Cali­ban… De eso se tra­ta ese ensa­yo, de pura resis­ten­cia… Sí, Sí… deci­si­vo… ¡jaja­ja­ja­ja yo soy un negro ilustrado….jajajaja….!!!!!

MA- Cali­ban es pre­ci­sa­men­te eso… el sím­bo­lo de la resis­ten­cia… Decía Cali­ban que con las pro­pias herra­mien­tas que le die­ra Prós­pe­ro para la injus­ti­cia, se las apro­pió para la lucha por jus­ti­cia. ¿Cómo lo miras tú en tu con­cep­to de vida y en tu ima­gi­na­rio de Cuba?

RD-Como El sue­ño del pon­go del escri­tor peruano José María Arguedas…

Y así pasa­ron varios días, has­ta que una tar­de, a la hora del rezo habi­tual, cuan­do el corre­dor esta­ba reple­to de la gen­te de la hacien­da, el pon­go le dijo a su patrón: “Gran señor, dame tu licen­cia; padre­ci­to mío, quie­ro hablar­te” (…) Cuan­do le tocó su turno al pon­go, San Fran­cis­co orde­nó a un ángel vie­jo: “Oye vie­jo. Emba­dur­na el cuer­po de este hom­bre­ci­to con el excre­men­to que hay en esa lata que has traí­do: (…) Has­ta allí pare­cía que esa era la jus­ta retri­bu­ción de ambos y así cre­yó enten­der el hacen­da­do, que escu­cha­ba aten­to tal rela­to. Sin embar­go, el pon­go advir­tió rápi­da­men­te que allí no ter­mi­na­ba la his­to­ria, sino que San Fran­cis­co, lue­go de mirar fija­men­te a ambos, orde­nó que se lamie­ran el uno al otro, en for­ma len­ta y por mucho tiem­po. El vie­jo ángel reju­ve­ne­ció y que­dó vigi­lan­do para que la volun­tad de San Fran­cis­co se cumpliera…

JMA

RD- … Es que los inte­lec­tua­les cari­be­ños de la negri­tud, todos aque­llos que estu­dia­ron en París como Frantz Fanon, Aimé Césai­re… todos pro­fun­da­men­te anti­co­lo­nia­les, defen­die­ron el mis­mo con­cep­to de la resis­ten­cia… Sin embar­go, en Cuba lamen­ta­ble­men­te con­vi­ve un pen­sa­mien­to retró­gra­do que no quie­re que se hable de esto… En Cuba se han gana­do muchas cosas, eso no se pue­de negar… pero de esto hay que hablar…

MA– Es intere­san­te que en Cuba no se dice afro­cu­bano, sino cubano…

RD- Sí, por­que a pesar de todos los pro­ble­mas de nues­tro país, hay una dig­ni­dad que tie­ne el negro en Cuba que no la tie­ne en muchos luga­res. Me ha pasa­do en Esta­dos Uni­dos, en Fran­cia, en otros sitios en que he con­vi­vi­do con comu­ni­da­des negras. Los negros allí no miran a los ojos del otro y cuan­do me ven a mí, cómo yo me lle­vo con todo el mun­do o cómo se lle­van los blan­cos cuba­nos con­mi­go, dicen… ¿pero cómo es eso? Y yo digo, pero es que noso­tros los cuba­nos somos así… Ten­go una anéc­do­ta en Sudá­fri­ca con el artis­ta José Bedia en que fui­mos a un baño y le dicen a Bedia, ¡pasa! Y a mí no me deja­ban… y Bedia dijo ¿cómo que a él no? ¡Aquí ori­na­mos todos o mea­mos en la calle! jaja­ja­ja­jaj­ja… La gen­te no entien­de eso… Cuba es otra cosa… Por eso me encan­ta Cuba…

MA- ¿Y tú, negro cubano, cómo te sien­tes? ¿Negro, cubano, afrocubano…?

RD- Yo me sien­to un hom­bre. Yo he tra­ta­do de reba­sar esas auto­li­mi­ta­cio­nes. Yo me sien­to un hom­bre… y te veo a ti como una mujer, no como una blan­qui­ta… jajajajaj

MA- ¿Eso tú lo cons­truis­te a lo lar­go de tu vida?

RD- Sí, sí… lo tuve que cons­truir… mi fami­lia tam­bién con­tri­bu­yó a eso por­que des­de que eres niño, la socie­dad te seña­la con pre­jui­cios… ¡Ay que negri­to más lin­do! ¡Qué negri­to más edu­ca­do! En Cuba no se dice ¡Qué blan­qui­to más edu­ca­do! Sin embar­go, se dice ¡Qué negri­to más edu­ca­do! Por­que siem­pre se remi­te al con­cep­to blan­co… Mira, hay una fra­se que a mí no me gus­ta mucho, que se emplea a menu­do, por­que somos racis­tas incons­cien­te­men­te… La fra­se eso es deni­gran­te, que eti­mo­ló­gi­ca­men­te sig­ni­fi­ca, cosa de negro… Enton­ces se uti­li­za para deva­luar… Y no… ¡el espa­ñol es tan rico y tie­ne tan­tas pala­bras….! ¿Por qué usar esa? Se que­dó en el habla, como el mula­to, el hijo de la mula… las muje­res blan­cas que sus mari­dos tenían hijos con las negras y salió aquel que era lla­ma­do hijo de la mula, la que no fue al pese­bre a ver al niño Jesús… hoy es algo incor­po­ra­do, natu­ra­li­za­do… pero esos fue­ron los orígenes…

MA- ¿Cómo com­bi­nas sen­tir­te un HOMBRE con tu acti­vis­mo visi­ble y mili­tan­te con­tra el racismo?

RD- Ten­go que tener ese acti­vis­mo. Ten­go hijo, ten­go hijas y soy un ser humano… A lo mejor si hubie­ra sido rubio y retró­gra­do no fue­ra par­te de esa lucha, no tuvie­ra este pen­sa­mien­to… pero No, no… ¿Por qué mi pelo no es bueno, por qué pasas…? Como me dijo una vez una doc­to­ra… ¡por­que esas pasas estánnnnnn…! Y yo le dije… No doc­to­ra… ese no es un tér­mino correc­to… eso es des­pec­ti­vo… ñata, bem­ba… estos son mis labios y mi nariz es mi nariz… Enton­ces esos atri­bu­tos de la esté­ti­ca blan­ca que quie­ren impo­ner, no se pue­den per­mi­tir. Recuer­do un artícu­lo en el perió­di­co Tra­ba­ja­do­res don­de entre­vis­ta­ban a una tra­ba­ja­do­ra negra que decía ¿Por qué la empre­sa Suchel Cama­cho no coge tam­bién emble­mas de la mujer negra para el cham­pú, para el jabón….? Cuan­do ves la ima­gen de la cos­mé­ti­ca, es blan­ca; niños blan­cos… en un país afro­ca­ri­be­ño como el nues­tro es muy triste…

MA- ¿En ese sen­ti­do cómo miras la Cuba de hoy?

RD- Tene­mos que seguir dan­do la bata­lla por­que a tra­vés de los medios se cons­tru­ye una sub­je­ti­vi­dad, a tra­vés de una tele­no­ve­la, del cine, de la pren­sa impre­sa… y si solo ves blan­cos y en los luga­res pro­ta­gó­ni­cos… eso es lo que quie­res ser… Mi hija quie­re ser Rapun­zel, el per­so­na­je del cuen­to infan­til que tie­ne el pelo muy lar­go y lacio… me dice que quie­re ser ella y se pone una toa­lla para tener el pelo lar­go… y le ten­go que decir…!nooooooooooooooo!!!! … y eso crea trau­ma… En Esta­dos Uni­dos hay estu­dios impor­tan­tes del trau­ma… Aho­ra están estu­dian­do el ADN cul­tu­ral del trau­ma. Aquí, la inves­ti­ga­do­ra Gise­la Aran­dia vie­ne estu­dian­do tam­bién el trau­ma… por­que ya eso es gené­ti­co… es un mie­do incor­po­ra­do gene­ra­ción tras gene­ra­ción…. Hay que qui­tar ese las­tre para real­men­te vivir en una socie­dad libre. No pue­de haber- y más en el caso de Cuba- un socia­lis­mo prós­pe­ro con esos prejuicios.

MA- ¿Tú crees que en ese sen­ti­do ha habi­do retro­ce­sos en la Cuba de hoy?

RD- La socie­dad es una cosa, los deci­so­res hablan de ter­mi­no­lo­gías eco­nó­mi­cas y cifras y creen muchas veces que ya resol­vie­ron el pro­ble­ma. Fue algo que Fidel Cas­tro reco­no­ció que no se había resuel­to… En el libro Cien horas con Fidel de Igna­cio Ramo­net, Fidel dijo: Es un pro­ble­ma sub­je­ti­vo y eso no es fácil de erra­di­car. Tie­ne que haber una polí­ti­ca con­cre­ta, como se ha hecho con­tra la homo­fo­bia, tam­bién en el caso de la vio­len­cia con­tra la mujer. Tie­ne que haber una polí­ti­ca, un depar­ta­men­to real que atien­da el pro­ble­ma. No sola­men­te aquí en la UNEAC en la Comi­sión Apon­te con inte­lec­tua­les, don­de todos sabe­mos del tema, habla­mos y de ahí no sale… Este es un tema polí­ti­co, de la calle. Tie­ne que salir del con­tex­to de espa­cio cerrado…

MA- ¿El ser par­te de una mili­tan­cia acti­va con­tra el racis­mo no podría deve­nir posi­cio­nes tan racis­tas como las que son el pun­to de partida?

RD- No. Hay una defi­ni­ción cla­ra. El racis­mo vie­ne del poder, no del apa­lea­do. El apa­lea­do pue­de estar resen­ti­do, doli­do, pero no pue­de adop­tar una posi­ción racis­ta por­que no te sir­ve como con­cep­to… Aun­que qui­sie­ra ser racis­ta, no pue­do. No ten­go el poder de deci­sión. El poder es blan­co, nos gus­te o nos dis­gus­te. Aho­ra hay un deba­te tre­men­do sobre lo que pasó en el Capi­to­lio en los Esta­dos Uni­dos… Con el movi­mien­to de las vidas negras no impor­tó. Allí estu­vo el ejér­ci­to, gases lacri­mó­ge­nos… Sin embar­go, en torno al movi­mien­to de apo­yo a Trump, fue lo con­tra­rio, ¡has­ta los poli­cías tomán­do­se sel­fies….! Por­que al final lo sien­ten, son así, es un poder anti negro…

MA- ¿Pero así es inexo­ra­ble­men­te el poder?

RD- No tie­ne que ser así pero es la reali­dad… es lo que exis­te ante nues­tros ojos…

MA- ¿Cómo lo miras en Cuba?

RD- Es dife­ren­te. Aquí gra­cias a Dios tuvi­mos un Fidel Cas­tro que dijo en mar­zo de 1959 en una de sus alo­cu­cio­nes, que ese era tal vez el pro­ble­ma más difí­cil a resol­ver… Sin embar­go, curio­sa­men­te este tema no lo men­cio­nó en el pro­gra­ma del Moncada…Estuvieron los pro­ble­mas de la edu­ca­ción, la salud, la tie­rra… Cier­to que eran líneas más gene­ra­les pero inme­dia­ta­men­te des­pués del triun­fo de la Revo­lu­ción reco­no­ce que tal vez sea el pro­ble­ma más difí­cil de resolver…

Chi­ri­bo­ga

Suel­ta mi trenza/​para que dance/​en el moja­do viento…/ Vue­la, bai­lo­tea, /​con asus­ta­das alas/

y al revolotear/​revela su ori­gen africano.

Nancy More­jón

MA- …. Aho­ra nos acer­ca­mos al abue­lo Rober­to Dia­go miran­do la sala o el paño… o la entra­da de la calle… como les gus­ta hacer a los cuba­nos… ¿Cómo te lo ima­gi­nas, al abuelo?

Paños mági­cos.

RD- ¡Ima­gí­na­te tú! ¡Fue­ron tan­tas anéc­do­tas! Que si lo mata­ron, que si se cayó del bal­cón… que si esta­ba con una mucha­cha espo­sa del inten­den­te de la poli­cía… Yo estu­ve allí, en Balles­ta no. 6 en Madrid… ¡y nada el pobre! Se chi­vó… pero dejó una luz en mi ambien­te fami­liar muy boni­ta, ade­más que él mis­mo fue el hijo de Vir­gi­lio Dia­go, ¡el pri­mer vio­lín de la sin­fó­ni­ca! ¡…jaja­ja­ja la fami­lia es fuer­te! Hay un libro de per­so­na­li­da­des de la fami­lia cuba­na don­de la mía apa­re­ce dos veces, por Dia­go y por Urfé… y ade­más se con­fun­die­ron en la foto­gra­fía de mi abue­lo y pusie­ron la mía jaja­ja­ja­jaj… y yo dije… No impor­ta. Sir­ve. Esta­mos aquí.

MA- Y esta pie­za tuya… Es par­te de la serie Des­de el silen­cio… este es el Dia­go de la resistencia….

Des­de el silencio.

RD- Cuan­do vas a muchos barrios pre­ca­rios verás que las cer­cas son de latón. Se va colo­can­do un latón a con­ti­nua­ción del otro… Cuan­do veía eso me decía: El artis­ta Richard Serra pone sus meta­les… ¡y qué va!!!! ¡Mira lo mío aquí…!!!

MA- Tú has dicho que tú empe­zas­te a uti­li­zar este tipo de mate­ria­les en los 90…

RD- Esto venía muy bien a mi for­ma de crear…. En los años ante­rio­res a los 90 en las escue­las tenía­mos todo tipo de mate­ria­les para tra­ba­jar… el cam­bio fue tre­men­do en los 90 y había que seguir crean­do, yo nun­ca he para­do… y empe­cé con este tipo de mate­ria­les, usan­do cemen­to, car­to­nes… Hay un movi­mien­to que es el arte pove­ra o arte pobre, que sus­ten­ta el uso de este tipo de mate­ria­les como reac­ción a la socie­dad indus­trial… y me dije… yo por dere­cho no, por izquier­do lo tomo de mi reali­dad que es lo que ten­go a mano… y a par­tir de ahí, ¡a expre­sar­me! No podía dejar de hacer­lo y me ha veni­do muy bien….

MA- ¿Y por qué no lo aban­do­nas­te nun­ca más?

RD- ¡Es que toda­vía hay tan­to que decir!!! Cuan­do haces un pro­yec­to se te ocu­rre otro y otro… y no he podi­do salir de este con­cep­to… toda­vía ten­go boce­tos y pro­yec­tos para hacer…

MA- ¿Y al uti­li­zar estos mate­ria­les, al aso­mar­te a esta for­ma de crear que vie­ne de mirar la reali­dad, cam­bias­te tú?

RD- La mira­da y la socie­dad pue­den cam­biar… y la mane­ra de mirar­la… uno se rein­ter­pre­ta pero en esen­cia que­da ese núcleo que es como el esti­lo de la escri­tu­ra… pasan los años pero va que­dan­do tu hue­lla y tu caligrafía…

MA- Aho­ra tú tie­nes recur­sos, podrías usar otros materiales…

RD- No. Este modo de hacer me lle­na y ten­go muchas cosas que decir a par­tir de ahí…

MA- ¿Cuá­les?

RD- Aho­ra con lo que está pasan­do… con los movi­mien­tos de la reali­dad, ahí están las fuen­tes… Con lo que está pasan­do en Cuba, el tema de las des­igual­da­des me preo­cu­pa mucho en Cuba… La fami­lia que está bien, con bue­na vivien­da, con reme­sas… y es que la reme­sa es fun­da­men­tal­men­te blan­ca. De eso se hizo un estu­dio y ese es el resul­ta­do… Ima­gi­na un mucha­cho que entró a la uni­ver­si­dad… ¡por­que la Revo­lu­ción le ha dado la opor­tu­ni­dad a todos de lle­gar a los sitios pero si detrás no hay con­du­mio, te que­das…! Inves­ti­ga­cio­nes des­pués de los años 90 arro­ja­ron que todos vamos a la pri­ma­ria, a la secun­da­ria que es obli­ga­to­ria pero a par­tir del pre­uni­ver­si­ta­rio se empie­zan a ver las dife­ren­cias… la fami­lia negra empie­za a bus­car carre­ras téc­ni­cas y ofi­cios para sus hijos…

MA- Aquel pro­yec­to de prin­ci­pios de los 2000 de la Bata­lla de ideas que tenía la uni­ver­sa­li­za­ción de la ense­ñan­za, tenía jus­ta­men­te ese sen­ti­do, de cerrar las bre­chas, de luchar con­tra el blan­quea­mien­to de la uni­ver­si­dad cuba­na… Un pro­yec­to de Fidel Castro…

RD-Ese fue un pro­yec­to de Fidel. Él esta­ba con­ten­tí­si­mo con una mucha­cha de Guan­tá­na­mo que tenía dos hijos, y cómo esa mucha­cha salió ade­lan­te con el apo­yo que se le esta­ba dan­do… Pero es duro. La reali­dad es dura…

MA- Yo di cla­ses en ese pro­yec­to, a jóve­nes del muni­ci­pio 10 de octu­bre… fui pro­fe­so­ra… casi toda mis alum­nos eran negros o blan­cos humil­des, o mucha­chas divor­cia­das y con hijos… y a la gran mayo­ría de ellos los vi graduarse…

RD- Ahí está lo que vale­mos noso­tros. Cuan­do yo hago mi tra­ba­jo con el gre­mio, con jóve­nes les digo…. ¿qué es para ti mejor, estar en pri­sión per­dien­do tu juven­tud o estu­diar duran­te 7 años? Y me res­pon­den… No… no padrino… estu­diar… Es que me dicen Padrino o Papá… Y les digo que hay que esfor­zar­se… Y recuer­do aho­ra cuan­do Fidel me pre­gun­tó una vez que cómo yo había lle­ga­do a ser el artis­ta que era… Yo le hablé de mi fami­lia… y me dijo ¡Ves que la edu­ca­ción es impor­tan­te!!!! Así mis­mo. Mi abue­la es mi luz, mi abue­lo mi guía espi­ri­tual… mi fami­lia toda… negros inte­lec­tua­les unos, otros tenían un ofi­cio, lucha­ron mucho…El papá de mi abue­la era zapa­te­ro pero no dejó de hacer exce­len­tes dan­zo­nes… Hay que echar palan­te… A veces yo les digo a todos mis cole­gas y her­ma­nos de raza… Si no apro­ve­cha­mos lo que nos dejó Fidel esta­mos jodi­dos… ¡por­que este país ten­drá millo­nes de pro­ble­mas, pero hay una can­ti­dad de escuelas!!!!

Un eco de un eco

Nada más que una marim­ba, /​un gua­sá, un bombo/

y la asti­lla de un grito/​para poner el cielo/​al nivel de mis pies.

/​Sube un temblor/​asentado/​en la raíz misma/​de mi ancestro.

Nancy More­jón

MA- Este es el retra­to de Loló… ¡Era lin­do Dia­go abue­lo! ¿eh?

RD- Sí. Era un negro tipo­so… jaja­ja­jaj Este retra­to siem­pre estu­vo en casa…

MA- …. El poder de tu alma… ¡Esta es una obra bellísima!!!!

El poder de tu alma.

RD- Esta serie vie­ne de una expo­si­ción para el cen­tro Wifre­do Lam. Ahí me adap­té a la expo­si­ción que había esta­do antes… Se había expues­to la colec­ción de Ella Cis­ne­ros y las pare­des habían sido pin­ta­das de negro por­que ella expu­so mucho video y me ser­vía esa base que había para un con­cep­to esce­no­grá­fi­co… Y tra­ba­jé El poder de tu alma con el con­cep­to de la dei­dad yoru­ba Obba­ta­lá, que es el color blan­co como refe­ren­cia jugan­do con el pei­na­do y el que­loi­de. Lo inter­pre­ta­ba en este tipo de pie­za semi abs­trac­ta que tie­ne toda la car­ga con­cep­tual detrás, jugan­do tam­bién con la som­bra que me da la luz…

MA– El que­loi­de es una cons­tan­te en tu tra­ba­jo… es trans­ver­sal… inclu­so, cuan­do uno mira los lato­nes… en todas par­tes están…

RD- Es que en nues­tra raza una de las carac­te­rís­ti­cas, por la mela­ni­na, es que cual­quier heri­da deja una cica­triz muy fuer­te… y en la escla­vi­tud, cuan­do daban lati­ga­zos a los escla­vos esa hue­lla que­da­ba en la espal­da… de ahí que yo me apro­pie de eso para inter­pre­tar para que a par­tir de ese len­gua­je la gen­te vaya enten­dien­do el pro­ble­ma de la racia­li­dad, unas veces con gra­fi­tos y tex­tos… otras no…

MA- Tú te has refe­ri­do varias veces al con­cep­to raza… pero las razas no exis­ten… es una cons­truc­ción sociocultural…

RD- Es cier­to…. Recuer­do cuan­do era joven que leía El enga­ño de las razas de Fer­nan­do Ortiz… Sí. La raza es una cons­truc­ción socio­cul­tu­ral pero des­gra­cia­da­men­te se cons­tru­ye para unas cosas y se decons­tru­ye para otras… Es así. Las razas no exis­ten pero cuan­do coges el car­né de iden­ti­dad están datos como color de la piel… es una for­ma sutil de exclusión…

Pre­so.

MA- Estoy de acuer­do. Pien­so que ano­tar color de la piel, raza etc… es una for­ma de para­me­trar… (nos move­mos a otra pie­za…)… ¿Esta es una espal­da lle­na de que­loi­des, ver­dad? ¿Se le pue­de pasar la mano al cuadro?…

RD- ¡Sí, cla­ro….! Cuan­do vi la pelí­cu­la 12 años de escla­vi­tud a mí me impac­tó mucho y me dije que tenía que hacer una pie­za así… ten­go que hacer­me una espal­da… ¿Sabes…? lo úni­co que no se nos olvi­da­ba a noso­tros los negros jóve­nes cuan­do íba­mos al barrio del Veda­do era el car­né de iden­ti­dad… el negro y el car­né tene­mos un trauma…

MA- …Lle­ga­mos al final de la gale­ría… Esta obra es inmen­sa de hon­du­ra… Un bar­co me tra­jo. En mi opi­nión, en esta serie está la sín­te­sis de todos tus con­cep­tos de isla, de racia­li­dad, de cubanidad…

Un bar­co me trajo.

RD- Cuan­do yo ter­mi­né de leer al des­ta­ca­do inte­lec­tual cubano Elías Entral­go hace años, me iden­ti­fi­qué mucho con su refe­ren­cia de que el blan­co vino a bus­car for­tu­na y al negro lo tra­je­ron… Es la dis­pa­ri­dad de cómo lle­ga­mos al terru­ño; unos que vinie­ron a hacer for­tu­na y otros traí­dos a la fuer­za… Y a par­tir de ahí, Entral­go desa­rro­lla todo su con­cep­to de la cuba­ni­dad… Otro autor que creo impres­cin­di­ble para abor­dar el sur­gi­mien­to de la nación es Wal­te­rio Car­bo­nell con un libro que debe­ría ser obli­ga­do estu­diar, Crí­ti­ca: Cómo Sur­gió la Cul­tu­ra Nacio­nal… Y otros como Moreno Fra­gi­nals y su obra El inge­nio, que debe­ría ser libro de cabe­ce­ra para saber cómo la pro­duc­ción azu­ca­re­ra nos hizo Cuba. Como dicen los vie­jos, sin azú­car no habría país… Es impre­sio­nan­te cómo inter­vi­nie­ron ahí las fuer­zas, los bra­zos, los sue­ños… Enton­ces, un bar­co me tra­jo… Y heme aquí, hecho poe­sía, hecho hombre…

MA- ¿Para ti qué es Cuba?

RD- Cuba es amor y dolor… Es como cuan­do estás con una novia o un ami­go, a quien le pides más y más y ver más allá de lo que hay… ¡En Cuba yo qui­sie­ra ver tan­tas cosas!!!! Soy un suje­to social vivo, actuan­te, qui­sie­ra ver a mi país como pro­ce­so ter­mi­na­do… pero te das cuen­ta que es poco a poco… que es el día a día… ¡qué es una nación muy joven y zoque­ta! ¡por­que a lo lar­go de tan­tos años crear un pro­ce­so social con enemi­gos reales…!!!! Habla­mos del impe­ria­lis­mo nor­te­ame­ri­cano y de los otros imperialismos…

MA– ¿Tú y tus ances­tros qué le augu­ran a Cuba?

RD- Que si no logra­mos la empa­tía entre todos lo per­de­mos todo por­que la injus­ti­cia es como un virus… se enmas­ca­ra, toma for­ma y pue­de derro­tar un pro­ce­so dejan­do atrás a los des­fa­vo­re­ci­dos… ese es el reto… hay que estu­diar todo aho­ra, los pre­cios, la vida de la gen­te, empo­de­rar más a los muni­ci­pios, al tra­ba­jo local… tene­mos que ser osa­dos, atre­vi­dos y como decía el Che, pode­mos equi­vo­car­nos, pode­mos meter la pata pero no las manos…

MA– Tú haces mucho tra­ba­jo social…

RD- Sí. Aho­ra mis­mo en Soroa don­de vivo lo estoy hacien­do. Lo hice en Tri­ni­dad, en Arro­yo Are­nas… El gran inte­lec­tual peruano meji­cano Juan Acha, decía que el inte­lec­tual lati­no­ame­ri­cano tenía que ser un hace­dor. Sí, por­que aquí tene­mos que hacer­lo todo… la escue­la euro­pea lo tie­ne todo nor­ma­do des­de su euro­cen­tris­mo. Noso­tros tene­mos que hacer y ayu­dar a las nue­vas gene­ra­cio­nes… hay que pre­pa­rar a ese públi­co… Allá en Soroa todos han vis­to un piano… hay una pro­fe­so­ra de piano que lle­vo todos los mar­tes y los jue­ves a dar cla­ses a los niños… En artes plás­ti­cas toda­vía no… Quie­ro empe­zar a hacer cerá­mi­ca, es una zona don­de hay mucho barro, zona de anti­guos cafe­ta­les fran­ce­ses cuyas casas seño­ria­les se cons­tru­ye­ron con el barro del lugar… allí tam­bién se hace car­bón por­que es una región fores­tal muy rica, y ten­go la inten­ción de en el pro­ce­so de la que­ma del car­bón poner la cerá­mi­ca en el cen­tro, que es una téc­ni­ca muy pare­ci­da a la téc­ni­ca cerá­mi­ca del raku.

MA- Detrás de cada pie­za, de cada tra­ba­jo tuyo, hay letras… muchos susu­rros de libros, de lec­tu­ras… ¿qué pre­fie­res leer?

RD- Poe­sía… Es que el ensa­yo trae siem­pre pos­tu­ras ¡y la poe­sía es tan abier­ta! Y para diver­tir­me mi escri­tor de cabe­ce­ra es el cubano Samuel Fei­jó… y me gus­ta mucho la poe­sía Alek­sandr Ser­gué­ye­vich Push­kin tra­du­ci­da por Samuel Fei­jó que tam­bién fue un gran tra­duc­tor… Fue un hom­bre genio, llano, de pue­blo… Y me gus­ta mucho tam­bién Eli­seo Diego…

MA-¿Te intere­sa la poe­sía negra cubana?

RD- Cuan­do habla­mos ya del negris­mo, me intere­sa por ejem­plo José Zaca­rías Tallet… pero pre­fie­ro ir más allá… Me que­do con Nico­lás Gui­llén por la sono­ri­dad, es un son cuan­do lo lees… hay que hacer­lo en voz alta para sen­tir­lo… Sin embar­go, de Gui­llén me gus­ta más su poe­sía social…

MA- ¿Y el soni­do en tu obra?

RD- Siem­pre está… Cuan­do pin­to, cuan­do tra­ba­jo escu­cho jazz… como uti­li­zo tex­tos en mis pie­zas, pre­fie­ro escu­char músi­ca sin tex­tos por­que sin que­rer se invo­lu­cran en el tra­ba­jo que hago…

MA- ¡Y qué raro que no hayas hecho tra­ba­jo con soni­dos pro­pia­men­te para cons­truir tus piezas…!

RD- He esta­do gra­ban­do soni­dos en París, en La Haba­na, en Roma, en don­de­quie­ra que lle­ga­ba, para hacer una espe­cie de soni­dos del mun­do… pero son pro­yec­tos ambi­cio­sos que hay que cons­truir poco a poco… Na… Hago como hizo Víc­tor Hugo, voy guar­dan­do la idea y des­pués al cabo del tiem­po cuan­do sea que sal­ga, sale… Siem­pre pro­yec­to boce­tos… ando con mi agen­di­ta y voy escri­bien­do y pen­sa­do en ideas, cómo hacer­las… y así voy per­fi­lan­do el pro­ce­so creativo…

MA- Tú eres un hom­bre más bien ais­la­do, es como si mira­ras el mun­do des­de lejos…

RD- ¿Qué pasa? Empie­za el mer­ca­do, la crí­ti­ca… y son cosas que se cue­lan en tu reali­dad… no todos los días, sino cada diez minu­tos… ¡y enton­ces hay que tomar dis­tan­cia por­que la vida es tan bre­ve…! Para mí lo más impor­tan­te es mi fami­lia y mi entorno… por eso hay una expre­sión que yo he usa­do que es mi lugar en el mun­do… y estar tran­qui­lo. El gale­ris­ta cubano Luis Miret, que en paz des­can­se, me decía Tran­qui­lino

MA- Tran­qui­lino San­da­lio fue un gran sabio arte­mi­se­ño… mi terru­ño también…

RD- Bueno, yo lo ado­ro… el mogo­te que está fren­te a mi casa en Soroa fue él quien lo nom­bró… Y José Mar­tí lo lla­mó sabio… fue agri­men­sor, des­cu­brió los peces cie­gos, habla­ba muchos idio­mas y fue un gran inves­ti­ga­dor autodidacta…

MA- Tú tie­nes varios hijos…

RD- Tres hijos, el varón es más gran­de, estu­dia vio­lín… actual­men­te es pro­fe­sor en la escue­la ele­men­tal de músi­ca Pau­li­ta Con­cep­ción… Está hacien­do allí el ser­vi­cio social… en la mis­ma escue­la don­de yo estu­die… mi hija estu­dia che­lo y la más peque­ñi­ta estu­dia en su escue­la en la mon­ta­ña y jun­to al res­to de los niños en las cla­ses de piano que se dan allí dos veces a la semana…

MA- Y a esas hijas hem­bras, por­que siguen sien­do las muje­res las de las gran­des bata­llas… ¿qué les deseas para la vida?

RD- Que sean autó­no­mas, que luchen por ellas, que apren­dan todo lo que pue­dan, que sean úti­les, que nos sean obje­tos de nadie y que sean felices…

MA- ¿Tú eres romántico?

RD- Hay quien dice que es un cli­ché… pero sí. Yo me con­si­de­ro un román­ti­co. ¡Llo­ro y todo a veces con tele­no­ve­las! Jaja­jaj Pero….

MA- Miran­do la pie­za Lo que tra­jo el bar­co… ese bar­co que tra­jo, ese, el que vino hacia aquí, en aquel tiem­po, con aque­llos escla­vos y un futu­ro pin­ta­do… ¿aho­ra qué misión ten­dría ese barco?

Un bar­co me trajo.

RD- A la gene­ra­ción acti­va nos toca hacer del bar­co, un bar­co moral, no solo para Cuba, sino para muchas nacio­nes… por­que hemos demos­tra­do al mun­do que sí se pue­de…. Ape­nas con nada… ¡por­que si te pones a pen­sar en Cuba, en esta isli­ta, tan peque­ña, de poca pobla­ción… y todo lo que se está hacien­do!!! Tam­bién están los desa­fíos y los tro­pe­zo­nes… ¡se hacen tan­tas cosas que unas salen bien y otras salen pési­mas…! es un gran bar­co y tene­mos que ir con una línea y seguir pro­po­nién­do­nos metas, pero que poda­mos tocar con nues­tras manos… a veces los sue­ños los pone­mos tan altos que solo vemos el cie­lo… hay que hacer día a día… Aho­ra en el cam­po en que todas las maña­nas ten­go que echar­le la comi­da a los pollos, cul­ti­vo tam­bién un peda­zo de tie­rra en que ten­go mis vege­ta­les… te das cuen­ta de que es el día a día… y lo impor­tan­te que es que llue­va, pero que llue­va con mesu­ra por­que si llue­ve mucho se echa a per­der la cose­cha… si hay mucho vien­to se secan los cul­ti­vos y la tie­rra se pone dura… he apren­di­do el pro­ce­so del cui­da­do, de cul­ti­var, de levan­tar­te tem­prano… del día a día por­que cuan­do en el cam­po pier­des el rit­mo del día lo per­dis­te todo… Eso me ayu­da mucho para la crea­ción por­que tra­ba­jo allí con la luz del día… Eso es lo mis­mo para una nación…

MA– ¿Y aho­ra en qué estás trabajando?

RD- Tra­ba­jo en una nue­va serie… Me gus­ta con­fron­tar las series que voy haciendo…

MA- ¿Y esta serie de qué es?

RD- No, no… si te lo digo… Cuan­do estés ahí, lo verás… verás el pro­ce­so y habla­mos… Eso se lo ten­go pro­me­ti­do tam­bién a Nancy More­jón que es una escri­to­ra que leo mucho su obra… es una gran ensa­yis­ta pero sobre todo la poe­sía de ella me fascina…

MA-¿Crees que el arte avizora?

RD- Sí, sí, sí… por­que el artis­ta tie­ne un nivel de sen­si­bi­li­dad… es una espon­ja, un niño que reco­ge todo y a par­tir de ahí crea… la reali­dad se impo­ne pero hay un sis­te­ma de co-crea­ción, de tomar ele­men­tos que al final siem­pre te remi­ten a la reali­dad… una reali­dad tami­za­da, inter­pre­ta­da poé­ti­ca­men­te… pero está ahí la reali­dad… Cuan­do en el mun­do polí­ti­co no se habla­ba de los pro­ble­mas medioam­bien­ta­les, los artis­tas avi­zo­ra­ban ya que la tie­rra nece­si­ta­ba paz y des­can­so… esa liber­tad solo la pue­de atra­par el arte… y aun­que pue­de no ser enten­di­do en su momen­to, tie­ne la posi­bi­li­dad del redes­cu­bri­mien­to… ese es el poder del arte…

MA- ¿Tú haces gui­ños a la reali­dad o la miras con los ojos abiertos?

RD- Yo miro a la reali­dad de fren­te, sin mie­do… lo que te gus­ta y no te gus­ta hay que ver­lo… ana­li­zas los pro­ce­sos de por qué son así… Mira, cuan­do tie­nes hijos, en el caso de la racia­li­dad te das cuen­ta de que las niñas empie­zan a hacer cier­to recha­zo a cosas ele­men­ta­les… Uno dice por qué… en el caso de las niñas negras el tema del pelo es muy fuer­te… Solo una for­ma, una mane­ra de ser bella… te tie­nes que ver así… y el reto es hacer­las enten­der que hay otras mane­ras y otras belle­zas… ¡pero es tre­men­do!!! Esas son realidades…los mode­los de belle­za, de éxi­to… Cuba hacía muñe­cas mes­ti­zas her­mo­sas… Ya no… Y lo que no asu­mi­mos noso­tros, lo asu­men otros en los espa­cios de cons­truc­ción de sím­bo­los… Tene­mos que ser cau­te­lo­sos, no ir a los esque­mas para ver cómo logra­mos influir en nues­tras comu­ni­da­des, cómo tra­ba­jar con los niños, con la juven­tud, con las nue­vas gene­ra­cio­nes… para ir de for­ma sutil… no impo­nien­do… pero hay que dar el ejem­plo, estar ahí mano a mano… ni des­de un buró ni des­de un pleno de la UNEAC… Tene­mos que robar­nos la calle… nuestra…

Y así podremos

pre­pa­rar­nos para entrar sin temor en la ame­na­za­da casa del futuro,

aun­que ella no sea aún la Hou­se Beau­ti­ful que qui­so Wal­ter Pater;

debe­mos pre­pa­rar­nos para entrar en esa casa hecha de tiem­po y esperanza,

a cuya edi­fi­ca­ción fue­ron dedi­ca­das las vidas y las muertes

de hom­bres y muje­res como Ernes­to Che Gue­va­ra, el más calibanesco

de los Arie­les que per­so­nal­men­te he cono­ci­do y ama­do. Si luchamos

jun­tos con valor, inte­li­gen­cia, pasión y com­pa­sión a fin de merecerlo,

en tal casa, para glo­sar a Herá­cli­to el Oscu­ro y a San­ta Tere­sa la iluminada,

tam­bién esta­rán los Dioses.

Cali­ban, Rober­to Fer­nán­dez Retamar

Fuen­te: Cuba Perio­dis­tas – Fotos: Yai­mí Ravelo

Itu­rria /​Fuen­te

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