Pen­sa­mien­to crí­ti­co. Trump y Julio César, ase­si­na­dos en el Senado

Por Fran­co Viel­ma. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 5 de diciem­bre de 2020.

Cla­ra­men­te, el man­da­ta­rio esta­dou­ni­den­se Donald Trump está per­dien­do sus bata­llas en los fren­tes ins­ti­tu­cio­na­les con el fin de rever­tir, lo que ase­gu­ra, sigue sien­do un «frau­de elec­to­ral masi­vo» en su con­tra. Des­de las elec­cio­nes del 3 de noviem­bre y lue­go de la pro­cla­ma­ción de Joe Biden por medios de comu­ni­ca­ción, Trump ha lide­ra­do una cru­za­da de luchas en el ámbi­to legal para inten­tar des­mon­tar el «frau­de» electoral.

Sin embar­go, el pre­si­den­te salien­te solo está acu­mu­lan­do derro­tas mien­tras se apro­xi­ma la fecha tope del 14 de diciem­bre, cuan­do ten­drán lugar los votos de los dele­ga­dos elec­to­ra­les. Será has­ta este lap­so don­de los esta­dos darán un resul­ta­do inexo­ra­ble y defi­ni­ti­vo, lue­go de supe­ra­das todas las impug­na­cio­nes y denuncias.

Si los esta­dos ter­mi­nan favo­re­cien­do a Biden tal como corres­pon­de median­te la ten­den­cia que dejó el voto popu­lar, Trump que­da­rá solo con la posi­bi­li­dad de ir ante la máxi­ma cor­te esta­dou­ni­den­se para lidiar su caso.

El peor revés: una ope­ra­ción interna

Qui­zá la derro­ta más sig­ni­fi­ca­ti­va para Trump vie­ne aho­ra con la fir­ma de uno de sus más altos fun­cio­na­rios y buró­cra­tas de la más alta con­fian­za. El fis­cal gene­ral de Esta­dos Uni­dos, William Barr, ultra­con­ser­va­dor y uno de los prin­ci­pa­les alia­dos de Trump, dijo este mar­tes 1° de diciem­bre que el Depar­ta­men­to de Jus­ti­cia no ha encon­tra­do evi­den­cia de frau­de en las elec­cio­nes pre­si­den­cia­les de 2020.

«Has­ta la fecha, no hemos vis­to frau­de a una esca­la que pudie­ra afec­tar y dar lugar a un resul­ta­do dife­ren­te en las elec­cio­nes», dijo el prin­ci­pal fun­cio­na­rio legal de Esta­dos Uni­dos, refie­re el medio BBC.

Sus comen­ta­rios se con­si­de­ran un gran gol­pe para Trump, que has­ta este mar­tes 1° no había acep­ta­do la derro­ta fren­te a su rival demó­cra­ta. Barr había sido desig­na­do por el man­da­ta­rio a la inusual tarea de des­ple­gar toda su ins­ti­tu­ción en la bús­que­da de las «prue­bas del frau­de», y aho­ra en medio de este revés, las posi­bi­li­da­des de Trump de con­for­mar un caso sóli­do se vuel­ven vir­tual­men­te nulas.

La noti­cia adquie­re rele­van­cia no solo por el fun­cio­na­rio res­pon­sa­ble de efec­tuar­la. Adi­cio­nal­men­te se tra­ta de un anun­cio tajan­te, que mediá­ti­ca­men­te cons­ti­tu­ye un gol­pe de opi­nión cla­ra­men­te adver­so a la narra­ti­va del man­da­ta­rio saliente.

«Hubo una afir­ma­ción de que habría un frau­de sis­té­mi­co y de que las máqui­nas esta­rían pro­gra­ma­das esen­cial­men­te para ses­gar los resul­ta­dos de las elec­cio­nes», dijo Barr a AP News, refi­rién­do­se a la deman­da de que las máqui­nas de vota­ción habían sido pira­tea­das para dar más votos a Biden.

Barr dijo que el Depar­ta­men­to de Jus­ti­cia (DOJ, por sus siglas en inglés) y el Depar­ta­men­to de Segu­ri­dad Nacio­nal han inves­ti­ga­do esas ale­ga­cio­nes, y has­ta el momen­to no han vis­to «nada que lo corrobore».

En un polé­mi­co comen­ta­rio, que refie­re a Trump sin nom­brar­lo y don­de Barr hace una cla­ra dis­tan­cia, agre­ga: «Hay una ten­den­cia cre­cien­te a usar el sis­te­ma de jus­ti­cia penal como una espe­cie de solu­ción por defec­to, si a la gen­te no le gus­ta algo quie­ren que el Depar­ta­men­to de Jus­ti­cia entre e ‘inves­ti­gue”».

El anun­cio, en tér­mi­nos estric­ta­men­te téc­ni­cos, arrui­na el caso de la cam­pa­ña de Trump colo­can­do ele­men­tos ins­ti­tu­cio­na­les, polí­ti­cos y comu­ni­ca­cio­na­les que pue­den con­si­de­rar­se irre­pa­ra­bles. Ya podría asu­mir­se como bas­tan­te polé­mi­co que el Depar­ta­men­to de Jus­ti­cia se pusie­ra a dis­po­si­ción de la cam­pa­ña de Trump, la cual es en el hecho una ins­tan­cia par­ti­dis­ta y pri­va­da. Pero aho­ra Barr se ha des­mar­ca­do y lo ha hecho ale­gan­do que no hay fraude.

En reac­ción a los comen­ta­rios del fis­cal gene­ral, los abo­ga­dos de Trump, Rudy Giu­lia­ni y Jen­na Ellis, dije­ron en una decla­ra­ción con­jun­ta: «Con el mayor res­pe­to para el Fis­cal Gene­ral, su opi­nión pare­ce care­cer de cono­ci­mien­to o inves­ti­ga­ción sobre las irre­gu­la­ri­da­des sus­tan­cia­les y evi­den­cia de frau­de sis­té­mi­co», refie­re BBC.

Que­dan en evi­den­cia, con esto, los dis­tan­cia­mien­tos entre los equi­pos ins­ti­tu­cio­na­les y polí­ti­cos que rodean a Trump y cómo en el momen­to más cla­ve don­de está en entre­di­cho el futu­ro del man­da­ta­rio, sus alle­ga­dos fla­quean, pues Barr pudo sim­ple­men­te evi­tar un anun­cio de estas carac­te­rís­ti­cas y dila­tar la posi­ción de su Departamento.

El derrum­be de la cam­pa­ña de Trump en su fren­te judi­cial tie­ne lugar lue­go de sus fra­ca­sos en Pen­sil­va­nia, Geor­gia, Michi­gan y Ari­zo­na, don­de lue­go de recon­teos se cer­ti­fi­ca­ron las vic­to­rias de Biden y en para­le­lo los tri­bu­na­les esta­ta­les no die­ron lugar a las deman­das del equi­po legal de Trump.

Julio César en el Senado

La situa­ción actual en las altas esfe­ras del poder esta­dou­ni­den­se hace pare­cer a Esta­dos Uni­dos al impe­rio romano en su eta­pa de mayor decadencia.

Recien­te­men­te y en un fer­vo­ro­so tweet, Trump ale­gó que Biden solo podrá asu­mir la pre­si­den­cia del país si logra demos­trar que los millo­nes de votos que obtu­vo no fue­ron ile­ga­les o fraudulentos.

Des­car­tan­do que se tra­te de otra bufo­na­da del man­da­ta­rio y del sos­te­ni­mien­to de una épi­ca post-elec­to­ral, Trump enton­ces segui­ría con­ven­ci­do de que ha habi­do un «frau­de» en su con­tra, y que por las actua­cio­nes de sus enemi­gos y alle­ga­dos, hay en cur­so un gol­pe ins­ti­tu­cio­nal que lo está des­alo­jan­do del poder en medio de las for­ma­li­da­des y apa­rien­cias de tan poco sofis­ti­ca­do anda­mia­je político.

Según BBC Trump se ha esta­do que­jan­do en pri­va­do de la fal­ta de apo­yo de Barr y del FBI en sus inten­tos de atri­buir su derro­ta al frau­de. El medio seña­la que Trump se esta­ría enfren­tan­do con los gober­na­do­res repu­bli­ca­nos en Ari­zo­na y Geor­gia, dos esta­dos tra­di­cio­nal­men­te con­ser­va­do­res que per­dió ante Biden, por no hacer­se eco de sus denuncias.

Adi­cio­nal­men­te, el man­da­ta­rio se esta­ría que­dan­do solo en la aspi­ra­ción de que varios esta­dos gober­na­dos por par­la­men­tos repu­bli­ca­nos y gana­dos por Biden, vol­teen a su favor los votos elec­to­ra­les con­tra­ria­men­te a los resul­ta­dos del voto popular.

El encon­tro­na­zo con Barr no es el pri­me­ro que con­cu­rre den­tro de la estruc­tu­ra buro­crá­ti­ca teji­da por el pre­si­den­te salien­te. Chris Krebs, quien diri­gió la Agen­cia de Segu­ri­dad de Infra­es­truc­tu­ra y Ciber­se­gu­ri­dad, fue des­pe­di­do en noviem­bre des­pués de que cues­tio­na­ra las acu­sa­cio­nes de frau­de de Trump. Las elec­cio­nes de 2020 «fue­ron las más segu­ras en la his­to­ria de Esta­dos Uni­dos», había dicho.

Varias per­so­na­li­da­des de la estruc­tu­ra de poder y del Par­ti­do Repu­bli­cano ya se han ale­ja­do de Trump abier­ta­men­te, y estas esce­nas del impe­rio en deca­den­cia solo hacen que Esta­dos Uni­dos se parez­ca a Roma.

Sal­van­do las dis­tan­cias, todo el com­ple­jo cua­dro hace pare­cer a Trump como un Cayo Julio César sien­do abor­da­do en el Sena­do para ser ajus­ti­cia­do por sus adver­sa­rios y alia­dos trai­do­res. ¿Es William Barr el Mar­co Junio Bruto?

El mag­ni­ci­dio de Julio César, recor­de­mos, tuvo lugar en un con­tex­to don­de los sena­do­res, o el «Esta­do pro­fun­do» romano, se dis­po­nían a pro­te­ger la estruc­tu­ra impe­rial de su máxi­mo res­pon­sa­ble. Pre­ten­dían pro­te­ger «la liber­tad» de Roma. Bru­to cons­pi­ró jun­to a Gayo Casio Lon­gino y otros sena­do­res para ir a la acción: ase­si­nar a Julio César para sal­var la República.

Dece­nas de sena­do­res par­ti­ci­pa­ron en la refrie­ga con­tra el man­da­ta­rio y ocu­rrió jus­ta­men­te en el Sena­do, para hacer­lo hecho públi­co y obli­gar a los fun­cio­na­rios a tomar par­ti­do a favor de la cons­pi­ra­ción consumada.

Qui­zá para varios de los inte­gran­tes en la estruc­tu­ra de poder esta­dou­ni­den­se, del lado de Trump y en su con­tra, el patri­mo­nio a sal­va­guar­dar es el pro­pio anda­mia­je de poder y es pro­ba­ble que los inten­tos del man­da­ta­rio en luchar por lo que cree legí­ti­mo, es para estos gru­pos una afren­ta a la «liber­tad» y futu­ro de su «repú­bli­ca». Razo­nes por las cua­les, entre muchas otras, pre­fe­ri­rían sepa­rar­lo del poder.

Haya un frau­de elec­to­ral o no, sean legí­ti­mas o no las denun­cias del man­da­ta­rio, su des­tino apun­ta a su sali­da del car­go en situa­cio­nes que ya están fue­ra de toda regu­la­ri­dad.

Aun­que Trump divi­dió la polí­ti­ca en las altas esfe­ras de su país y man­tu­vo un abier­to con­flic­to con la eli­te tra­di­cio­nal glo­ba­lis­ta-libe­ral, tam­bién es cier­to que duran­te su man­da­to tuvo que con­vi­vir con los com­po­nen­tes de la estruc­tu­ra de poder y Esta­do que here­dó. Hizo lugar en la mis­ma mesa con algu­nos de sus enemi­gos natu­ra­les en la estruc­tu­ra de gobierno y esta, que a su vez tie­ne capa­ci­da­des enor­mes de coop­ta­ción y trai­ción, pro­ba­ble­men­te arras­tró ya a sus más «lea­les» colaboradores.

Tal como Cayo Julio César, ase­si­na­do por sena­do­res bue­na par­te de ellos pom­pe­ya­nos, a quie­nes él mis­mo per­do­nó y dejó pre­ser­var sus pri­vi­le­gios y pre­sen­cia en el Sena­do, Trump pare­ce estar sien­do aho­ra tri­tu­ra­do por la estruc­tu­ra de poder y sus acó­li­tos, en una com­par­sa entre inte­gran­tes del «Esta­do pro­fun­do», inte­gran­tes de la eli­te que le adver­sa y alia­dos que aho­ra lo traicionan.

Minu­tos antes del ase­si­na­to de Cayo Julio César este había sido pre­via­men­te noti­fi­ca­do median­te un docu­men­to don­de se le exi­gía el poder pleno de vuel­ta al Sena­do, es decir, a la estruc­tu­ra del Esta­do. ¿Está sien­do Trump noti­fi­ca­do por Barr que debe des­alo­jar el poder?

La actual encru­ci­ja­da de la polí­ti­ca esta­dou­ni­den­se está apun­to de resol­ver­se. Al menos en apa­rien­cias estric­ta­men­te polí­ti­cas, ya podría­mos dar por sen­ta­do de que Trump ha reci­bi­do unas 23 puña­la­das y que su cuer­po polí­ti­co ya está a los pies de la esta­tua de Pompeyo.

Así pare­ce ter­mi­nar su paso por la pre­si­den­cia esta­dou­ni­den­se y su apa­ra­to de poder, pero no es así su final polí­ti­co. Trump es y será des­de este tiem­po, un pun­to inevi­ta­ble en la polí­ti­ca esta­dou­ni­den­se, con pro­yec­cio­nes de influen­cia y lide­raz­go que podrían con­so­li­dar­se tal como las que sos­tie­nen otros séqui­tos, como los Bush y los Clinton.

Final­men­te, el asun­to de fon­do, la pug­na de eli­tes que colo­có a Trump en el poder, aún no termina.

Fuen­te: Misión Verdad

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