Gua­te­ma­la. En la aldea Se’ Raxq’een la incer­ti­dum­bre cre­ce a medi­da que dis­mi­nu­yen sus reser­vas de maíz

Por Por Elías Oxom. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 24 de diciem­bre de 2020.

La aldea Se’ Raxq’een en Chi­sec, Alta Vera­paz, se encuen­tra a 15 kiló­me­tros de la cabe­ce­ra muni­ci­pal y está com­ple­ta­men­te inun­da­da des­de el 1 de noviem­bre por las llu­vias cau­sa­das por las tor­men­tas Eta y Iota.

En la aldea de pobla­ción maya q’eqchi’ exis­ten dos arro­yos y un naci­mien­to de agua, pero la inun­da­ción fue cau­sa­da por el des­bor­da­mien­to de los ríos Sesa­jal y Chib’ut que pasan a unos 10 kiló­me­tros de la aldea. Las per­so­nas tuvie­ron que aban­do­nar sus casas y tras­la­dar­se a un lugar más alto del cerro, loca­li­za­do en el terreno de una per­so­na de la comu­ni­dad a 200 metros de la inundación.

En esta aldea no hay nin­gún alber­gue ni cen­tro de aco­pio habi­li­ta­do, las 80 fami­lias y 325 per­so­nas tuvie­ron que cons­truir cham­pas con nai­lon y lámi­nas para res­guar­dar­se con sus fami­lias. Algu­nas de las per­so­nas comen­tan que el agua no ha baja­do su nivel des­de el momen­to de la inundación.

De las ocho caba­lle­rías de tie­rra en las que se asien­te la comu­ni­dad, cin­co se encuen­tran deba­jo del agua, los cen­tros comu­ni­ta­rios, el pues­to de salud, la escue­la pri­ma­ria, que aten­día a 75 estu­dian­tes, el salón comu­nal y la Igle­sia bau­tis­ta que­da­ron total­men­te bajo el agua por lo que fue impo­si­ble que habi­li­ta­ran un alber­gue en estos lugares.

Cré­di­to: Elías Oxom

José Cac Chub, pre­si­den­te del Comi­té Comu­ni­ta­rio de Desa­rro­llo (COCODE), rela­tó que dos muje­res esta­ban en tra­ba­jo de par­to al momen­to de la inun­da­ción y su tras­la­do hacia un cen­tro asis­ten­cial se hizo en bal­sas que habían impro­vi­sa­do para eva­cuar a las fami­lias. Actual­men­te son tres las muje­res quie­nes se encuen­tran en perio­do de gestación.

Cac Chub aña­de que cuan­do se inun­dó el lugar pasó una lan­cha del ejér­ci­to de Gua­te­ma­la pero no se acer­ca­ron para pres­tar auxi­lio en el momen­to de la emer­gen­cia, “está­ba­mos gri­tan­do y lla­mán­do­los con nues­tras manos pidien­do auxi­lio y ellos pasa­ban de lar­go”, comen­tó. Des­pués de un tiem­po nos| acer­ca­mos con ellos, siguió el líder comu­ni­ta­rio, para bus­car apo­yo y nos res­pon­die­ron que tenía­mos que com­prar el com­bus­ti­ble de la lan­cha, “noso­tros no tene­mos dine­ro noso­tros nece­si­ta­mos ayu­da”, indicó.

En la comu­ni­dad per­die­ron los cul­ti­vos de banano, café, piña, malan­gas, cacao, achio­te, maíz, man­go, agua­ca­te y los huer­tos fami­lia­res. Para los dam­ni­fi­ca­dos esto es una gran pér­di­da por­que con ello ali­men­ta­ban a sus fami­lias, aho­ra se que­da­ron sin sus cul­ti­vos y sin poder sem­brar el sagra­do maíz.

Las más de 300 per­so­nas que inte­gran la comu­ni­dad pasa­ran la navi­dad con sus casas bajo el agua y con la ausen­cia del Esta­do en estos momen­tos crí­ti­cos, en las pri­me­ras dos sema­nas des­pués de la inun­da­ción reci­bie­ron apo­yo de otras comu­ni­da­des cer­ca­nas quie­nes les dona­ron víve­res, des­de enton­ces las fami­lias sobre­vi­ven ali­men­tán­do­se del maíz que logra­ron res­ca­tar antes de la inun­da­ción, con­for­me pasan los días la incer­ti­dum­bre cre­ce a medi­da que dis­mi­nu­ye sus reser­vas de maíz.

Fuen­te: Pren­sa Comunitaria

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