Colom­bia: dife­ren­cia entre ele­gir un pre­si­den­te y cam­biar de régimen

Por Oto Higui­ta. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 9 de noviem­bre de 2020.

De la dis­cu­sión polí­ti­ca sobre Colom­bia y el fin del gobierno y régi­men de la oli­gar­quía, del uri­bis­mo como el últi­mo alien­to que la sos­tie­ne, el día que sea derro­ta­da en las urnas masi­va­men­te por un movimiento/​ciudadanías libres; preo­cu­pa que casi siem­pre se pon­ga el énfa­sis del deba­te en la cues­tión del CANDIDATO/​A presidencial.

Enfo­car­lo todo en las elec­cio­nes pre­si­den­cia­les es otor­gar­le una impor­tan­cia fun­da­men­tal a éstas, que no deja de ser un ele­men­to impor­tan­te den­tro de un pro­ce­so más amplio y com­ple­jo que apun­te a un cam­bio de raíz, de régi­men, en una socie­dad con las par­ti­cu­la­ri­da­des his­tó­ri­cas como la colombiana.

¿Se tra­ta de elegir/​cambiar un pre­si­den­te? ¿Eli­gir un pre­si­den­te pro­gre o alter­na­ti­va es equi­va­len­te a la derro­ta de la oli­gar­quía libe­ral-con­ser­va­do­ra? Así se aco­ja la pro­pues­ta de Gus­ta­vo Bolí­var el Sena­dor, el 5586, para obte­ner una alta repre­sen­ta­ción en el Con­gre­so y la Cáma­ra, repi­ta­mos, ¿esa sería la derro­ta de la oli­gar­quía y su pro­yec­to his­tó­ri­co en Colombia?

Lo que ha demos­tra­do la expe­rien­cia y las luchas de los pue­blos es que no es así. Pare­ce que no se han enten­di­do ni apren­di­do las lec­cio­nes de la historia.

Colom­bia a dife­ren­cia de otras nacio­nes del con­ti­nen­te, de gobier­nos repu­bli­ca­nos des­pués de la Inde­pen­den­cia, no ha cono­ci­do un régi­men dife­ren­te al de la oli­gar­quía libe­ral-con­ser­va­do­ra. En cam­bio otras nacio­nes sí. Cuba, Vene­zue­la, Nica­ra­gua, Boli­via, Argen­ti­na, Bra­sil, Ecua­dor, Uru­guay son ejem­plos de ello en con­tex­tos y momen­tos his­tó­ri­cos dis­tin­tos, pero don­de se han pro­du­ci­do rup­tu­ras en la con­ti­nui­dad de los gobier­nos oligárquicos.

Lo que estos cam­bios de régi­men han demos­tra­do, es que no bas­ta ganar la pre­si­den­cia o ele­gir un pre­si­den­te no oli­gar­ca, que se reque­ría más que eso, que los pueblos/​movimientos asu­mie­ran un papel pro­ta­gó­ni­co des­de la movi­li­za­ción, la lucha per­ma­nen­te y la defen­sa de su pro­yec­to. En el caso de Cuba y Nica­ra­gua sus pue­blos logra­ron derro­tar y sacar del poder a la oligarquía/​burguesía pos­co­lo­nial, con la Revolución.

No se está dicien­do qué camino tran­si­ta­rá Colom­bia. Eso depen­de­rá de las cir­cuns­tan­cias, con­tex­to, his­to­ria, intere­ses y fuer­zas en pug­na, tan­to loca­les, regio­na­les como internacionales.

Por supues­to, la lucha elec­to­ral se defi­ne a par­tir de cómo están con­fi­gu­ra­das las fuer­zas que pug­nan y dispu­tan por el poder. Sin embar­go, será la volun­tad y madu­rez polí­ti­ca de la gen­te y el con­tex­to, los que deci­di­rán cómo se dará esa con­tien­da y no el sim­ple volun­ta­ris­mo y adhe­sión que tan­to pre­go­nan, por ejem­plo, las redes sociales.

Colom­bia hoy

A lo que se apun­ta aquí, es que qui­zá lo más impor­tan­te hoy sea empren­der un tra­ba­jo pro­fun­do, sis­te­má­ti­co y muy amplio de gene­rar cons­cien­cia en las ciu­da­da­nías y bases socia­les, de que no solo se tra­ta de cam­biar un pre­si­den­te oli­gar­ca por uno pro­gre o alter­na­ti­vo del nue­vo movi­mien­to ciudadano.

Que de lo que se tra­ta es de crear un movi­mien­to polí­ti­co de ciu­da­da­nías a par­tir de un con­sen­so de lo que se quie­re, lo sufi­cien­te­men­te sóli­do, for­ma­do y con­cien­te, no solo para par­ti­ci­par en elec­cio­nes, sino sobre todo enfo­ca­do en la tran­si­ción his­tó­ri­ca de la oli­gar­quía deca­den­te hacia un gobierno cua­li­ta­ti­va­men­te dife­ren­te, anti­oli­gár­qui­co, anti­neo­li­be­ral. Y ello pre­ci­sa de un pro­ce­so de rup­tu­ra y al mis­mo tiem­po de crea­ción, que va más allá de par­ti­ci­par en unas elec­cio­nes como cons­cien­tes y cum­pli­dos ciudadanos.

El enfo­que y deba­te de la izquier­da con otras ten­den­cias y fuer­zas polí­ti­cas debe­ría cen­trar­se en el gobierno de tran­si­ción que nece­si­ta Colom­bia, en aquel basa­do en un mode­lo que prio­ri­ce el dere­cho a la vida dig­na, el medio ambien­te sano y ener­gías lim­pias, que haga valer más por su res­pal­do mayo­ri­ta­rio y la movi­li­za­ción, no solo por su exis­ten­cia for­mal los dere­chos de la Cons­ti­tu­ción del 91, así como las liber­ta­des y los debe­res ciu­da­da­nos; en un pro­yec­to de cam­bio de régi­men que renue­ve los cimien­tos corroí­dos de la socie­dad mis­ma, cam­bio al que se lle­ga­rá a tra­vés de una dispu­ta que segu­ra­men­te se dará en dife­ren­tes nive­les y escenarios.

Y eso hay que empe­zar a hacer­lo, y ahí es don­de está el pro­ble­ma. Pues lo que hoy está al cen­tro del deba­te es la can­ti­ne­la de las elec­cio­nes, el can­di­da­to, quién es el que va, quién tie­ne más segui­do­res. De ahí que hacer creer que derro­tan­do la oli­gar­quía en las urnas ven­dría el fin de su perío­do his­tó­ri­co, lo úni­co que con­se­gui­ría sería eva­dir el pro­ble­ma y la solu­ción de fondo.

En con­cre­to, se tra­ta de pre­pa­rar­se para una ardua lucha de la cual poco sabe­mos, ni cómo será su des­en­la­ce y dura­ción; lucha que tras­cien­de la mera­men­te elec­to­ral, que tie­ne como su otro esce­na­rio, qui­zás de alcan­ce y sig­ni­fi­ca­do mayor; la lucha extra­par­la­men­ta­ria, la movi­li­za­ción y la pro­tes­ta, con­ver­tir la socie­dad, el Esta­do y sus ins­ti­tu­cio­nes, en manos del nar­co­go­bierno cri­mi­nal de la oli­gar­quía, en un per­ma­nen­te cam­po de bata­lla, por­que habrá que arre­ba­tár­se­lo todo si se está pen­san­do en cam­bios de fon­do y no en pañi­tos de agua tibia.

Sin alcan­zar este obje­ti­vo, no será posi­ble hablar de polí­ti­cas de Esta­do anti­neo­li­be­ra­les, del cam­bio de régi­men polí­ti­co, del cam­bio de mode­lo eco­nó­mi­co basa­do en ener­gías no contaminantes.

Todo un momen­to y una gene­ra­ción que tie­ne cla­ro que quie­re un cam­bio real y radi­cal, se dese­cha­ría si se cree que la con­quis­ta del poder del Esta­do es como encon­trar­se un Bece­rro de Oro. Y un tro­feo, ganar la pre­si­den­cia, por más que de oro sea, no garan­ti­za­ría por sí mis­mo el cam­bio de las estruc­tu­ras de un mode­lo de opre­sión basa­do en la vio­len­cia y la acu­mu­la­ción de rique­zas en pocas manos.

No bas­ta­ría, pues, en ganar el poder del Esta­do y poner un pre­si­den­te con mayor legi­ti­mi­dad y trans­pa­ren­cia que los que ha teni­do la oli­gar­quía en los últi­mos 70 años, cuan­do se sabe que las for­ma­li­da­des del poder no son un asun­to que le impor­te en el momen­to de sen­tir­se amenazada.

Lati­noa­mé­ri­ca hoy y algu­nas lec­cio­nes que aprender

En Boli­via gana­ron el poder pre­si­den­cial hace 14 años des­de un bas­to movi­mien­to y cohe­sio­na­do social, popu­lar, obre­ro, indí­ge­na y cam­pe­sino. Se han hecho cam­bios cua­li­ta­ti­vos en la Cons­ti­tu­ción, se ha mejo­ra­do las con­di­cio­nes de vida de millo­nes de pobres y cla­se media que antes esta­ban social­men­te blo­quea­dos o exclui­dos; sin embar­go, la oli­gar­quía his­tó­ri­ca no ha sido derro­ta­da y sigue pen­dien­do como una ame­na­za vio­len­ta, se vio hace un año con el gol­pe de Esta­do que Alma­gro agen­te de la CIA y la DEA hizo con­tra Evo Mora­les, acu­sán­do­lo de haber hecho frau­de sin prue­bas, derro­ca­ron su gobierno y lo obli­ga­ron a exi­liar­se. Es reco­no­ci­do, tam­bién, que hubo erro­res inter­nos pro­pios como lo han expre­sa­do Alva­ro Gar­cía Line­ra, Katu Arko­na­da, Evo y la direc­ción del MAS.

Hoy el Movi­mien­to Al Socia­lis­mo (MAS) ha vuel­to via elec­to­ral al poder con Luis Arce como pre­si­den­te, y se ha vis­to cómo pen­de la ame­na­za de una oli­gar­quía que los desa­fía en todos los terre­nos, ayer dan­do el gol­pe de Esta­do y orde­nan­do a las FF.AA. y la poli­cía masa­crar y repri­mir al pue­blo, y hoy pro­ta­go­ni­zan­do actos vio­len­tos, lo cual sig­ni­fi­ca que el gobierno del MAS gober­na­rá bajo una ame­na­za constante.

Vene­zue­la des­de la elec­ción de Chá­vez a la pre­si­den­cia en 1998, con dos déca­das en el poder, hizo cosas dis­tin­tas a las que hizo el MAS en Boli­via o el Movi­mien­to Revo­lu­ción Ciu­da­da­na con Rafael Correa en Ecua­dor, como sacar del eje­cu­ti­vo y gran par­te del apa­ra­to del Esta­do a la oli­gar­quía, segui­da­men­te cam­biar la vie­ja cons­ti­tu­ción, lo cual tam­bién hizo Boli­via, des­pués depu­rar y cohe­sio­nar y con­cien­ti­zar a su pue­blo, pero tam­bién a la Guar­dia Nacio­nal y todo el apa­ra­to mili­tar y poner­lo al ser­vi­cio de la V Repú­bli­ca y el pro­yec­to de nación sobe­ra­na y boli­va­ria­na, lo cual, esto últi­mo, no hizo ni el MAS, ni la Revo­lu­ción Ciudadana.

La oli­gar­quía vene­zo­la­na es tal vez la que más ha pro­ba­do el pol­vo de la derro­ta, por eso se revuel­ca y vomi­ta san­gre como se ha vis­to, has­ta se ridi­cu­li­za (Guai­dó). Su alia­do prin­ci­pal, el impe­ria­lis­mo yan­qui, deses­pe­ra­do por recu­pe­rar el con­trol de sus rique­zas ener­gé­ti­cas inten­ta derro­car y des­truir la Repú­bli­ca Bolivariana.

Ni Ecua­dor con Rafael Correa, ni Bra­sil con Lula-Rous­seff, ni Argen­ti­na con Kirch­ner, ni Uru­guay con Moji­ca y el Fren­te Amplio, saca­ron del poder com­ple­ta­men­te a la oli­gar­quía, solo con­quis­ta­ron el poder del Esta­do, hicie­ron cam­bios impor­tan­tes sin duda, final­men­te cada pueblo/​movimiento está en una bata­lla cons­tan­te por dispu­tar el poder total.

Quien más ha resis­ti­do la agre­sión yan­qui las últi­mas dos déca­das, a par­te de Cuba blo­quea­da hace 60 años, es el pue­blo vene­zo­lano, el mis­mo que más orga­ni­za­ción, cons­cien­cia, uni­dad y resis­ten­cia ha alcan­za­do. ¿Que hubie­ra pasa­do con la oli­gar­quía si des­de Chá­vez no se le saca de las esfe­ras del Esta­do y sus ins­ti­tu­cio­nes? Ése ha sido el muro de con­ten­ción con­tra el ata­que de la oli­gar­quía gol­pis­ta, los yan­quis y la oli­gar­quía colom­bia­na, para man­te­ner­los a raya, ha sido el no pasarán!

He ahí varias lec­cio­nes y hay que apren­der­las, si real­men­te se está pen­san­do en el cam­bio de régi­men oli­gár­qui­co y de mode­lo eco­nó­mi­co en Colombia.

Fuen­te: TeleSUR

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