Bra­sil. La inter­mi­na­ble lucha por recu­pe­rar la dignidad

Por Fer­nan­do de la Cua­dra. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 18 de noviem­bre de 2020.

Los resul­ta­dos de las últi­mas elec­cio­nes muni­ci­pa­les per­mi­ten aven­tu­rar tres con­clu­sio­nes con rela­ción al esce­na­rio que se vis­lum­bra para los pró­xi­mos meses y pen­san­do en las futu­ras con­tien­das y “bata­llas por las ideas” que se pre­sen­tan en el país. Lo pri­me­ro es que los can­di­da­tos apo­ya­dos por Bol­so­na­ro en las capi­ta­les y las prin­ci­pa­les ciu­da­des del país fra­ca­sa­ron indu­da­ble­men­te y la ten­den­cia es que aque­llos que pasa­ron a segun­da vuel­ta ‑Cri­ve­lla en Rio de Janei­ro y Capi­tán Wag­ner en Fortaleza‑, no obten­gan los votos nece­sa­rios en fun­ción de las arti­cu­la­cio­nes que ya se pro­du­cen entre sus adver­sa­rios para sumar a las fuer­zas demo­crá­ti­cas. En São Pau­lo, el can­di­da­to del Bol­so­na­ris­mo tuvo un desem­pe­ño más que medio­cre, obte­nien­do poco más del 10% de las adhesiones.

Una segun­da cons­ta­ta­ción, es que los par­ti­dos del lla­ma­do “cen­trão” gana­ron en un núme­ro sig­ni­fi­ca­ti­vo de muni­ci­pios dis­per­sos por todo el país, aun­que como ya hemos seña­la­do en colum­nas ante­rio­res, el apo­yo de este sec­tor al ex capi­tán es mera­men­te ins­tru­men­tal y fisio­ló­gi­co, razón por la cual no es espe­ra­ble que el gobierno se sus­ten­te sobre una pla­ta­for­ma tan ende­ble y capri­cho­sa como la que ofre­cen este con­glo­me­ra­do un tan­to amor­fo de partidos.

La ter­ce­ra com­pro­ba­ción, es que la izquier­da y los sec­to­res pro­gre­sis­tas expe­ri­men­ta­ron una recu­pe­ra­ción en las capi­ta­les y en cen­tros urba­nos media­nos, en gran medi­da impul­sa­dos por una agen­da que levan­ta los temas de la diver­si­dad sexual, la iden­ti­dad racial y la equi­dad de géne­ro. A pesar de la ince­san­te cam­pa­ña pro­mo­vi­da por los sec­to­res más retró­gra­dos del gobierno que com­ba­ten la lla­ma­da “ideo­lo­gía de géne­ro”, muchas de las alcal­de­sas y con­ce­ja­las elec­tas son muje­res negras con amplio tra­ba­jo en sus res­pec­ti­vas comu­ni­da­des. Un caso emble­má­ti­co, es el de Môni­ca Bení­cio ‑la viu­da de Marie­lle Fran­co ase­si­na­da en mar­zo de 2018‑, que fue elec­ta con­ce­jal en Rio de Janei­ro, con más de 22 mil votos por el Par­ti­do Socia­lis­mo y Liber­tad (PSOL), el mis­mo al que per­te­ne­cía Marie­lle en el momen­to de ser ulti­ma­da por milicianos.

La cues­tión cen­tral que se colo­ca a par­tir de este esce­na­rio, es que el ciclo de la anti-polí­ti­ca ‑que le per­mi­tió a Bol­so­na­ro nave­gar en la marea ultra­de­re­chis­ta que emer­gió intem­pes­ti­va­men­te en 2018- pare­ce estar lle­gan­do a un pun­to de ago­ta­mien­to y decli­nio. Can­di­da­tos tru­cu­len­tos que mon­ta­ron sus cam­pa­ñas en torno a un dis­cur­so de odio y men­ti­ras, fue­ron pena­li­za­dos por la mayo­ría de los elec­to­res. Per­die­ron y per­de­rán en el segun­do turno del día 29 de noviem­bre, como ya está sien­do cons­ta­ta­do en las diver­sas inda­ga­cio­nes sobre inten­ción de voto rea­li­za­das en estos días.

Otro fac­tor que ha afec­ta­do el apo­yo de la pobla­ción a can­di­da­tu­ras cer­ca­nas al gobierno se aso­cia con el des­pre­cio que este ha asu­mi­do con rela­ción al uso de mas­ca­ri­llas y al dis­tan­cia­mien­to social como una acti­tud ele­men­tal para pre­ve­nir el con­ta­gio entre per­so­nas. Un estu­dio efec­tua­do por la Uni­ver­si­dad de Bra­si­lia mues­tra que muchos de los elec­to­res del ex capi­tán le están reti­ran­do su apo­yo en fun­ción del papel dis­pli­cen­te e irres­pon­sa­ble que ha teni­do el gobierno para enfren­tar la Covid-19, ya sea min­tien­do sobre posi­bles reme­dios para curar o miti­gar sus efec­tos (clo­ro­qui­na) como en el tra­to veja­to­rio que ha teni­do el pre­si­den­te al sen­ten­ciar que fren­te al virus los bra­si­le­ños se han com­por­ta­do como “Un país de mari­co­nes” (sic). La bana­li­za­ción de la muer­te y la visión necro­po­lí­ti­ca impues­ta por el bol­so­na­ris­mo posee un lími­te en la sub­je­ti­vi­dad ciu­da­da­na y a pesar de todos los males his­tó­ri­cos que aque­jan a los bra­si­le­ños des­de la épo­ca del Impe­rio y la Repú­bli­ca atro­fia­da, un ful­gor de luci­dez emer­ge al final, cuan­do pare­ce que la des­hu­ma­ni­za­ción de los más pobres, de los exclui­dos, de los indí­ge­nas, de los negros, de los invi­si­bi­li­za­dos, ya es una tarea con­clui­da y san­cio­na­da por un orden natural.

El nega­cio­nis­mo de Bol­so­na­ro, del gabi­ne­te y de su gru­po ideo­ló­gi­co, des­co­no­cien­do la gra­ve­dad de una pan­de­mia que ya ha infec­ta­do a casi 6 millo­nes de habi­tan­tes y ha cau­sa­do la muer­te de más de 166 mil per­so­nas, sólo pue­de gene­rar un cre­ci­mien­to del males­tar que se vie­ne incu­ban­do en la pobla­ción, a lo cual hay que sumar­le los altos índi­ces de des­em­pleo, el aumen­to de la pobre­za y la arre­me­ti­da de la cri­mi­na­li­dad urba­na que no cesa de acu­mu­lar víc­ti­mas, espe­cial­men­te entre los más vulnerables.

Al igual que otras nacio­nes de Amé­ri­ca Lati­na, Bra­sil se encuen­tra en estos momen­tos en una dura lucha por recu­pe­rar la dig­ni­dad, pese a la heren­cia nefas­ta deja­da por la escla­vi­tud y la des­igual­dad acu­mu­la­da. Sobre el mito de la “demo­cra­cia racial”, Bra­sil ha mon­ta­do una estruc­tu­ra socio­eco­nó­mi­ca per­ver­sa que no ha hecho más que pena­li­zar a los sec­to­res más explo­ta­dos y más fra­gi­li­za­dos his­tó­ri­ca­men­te. Esta es su mar­ca de naci­mien­to y su tra­yec­to­ria secu­lar, su rela­to abe­rran­te y su tra­ge­dia, la cual debe ser rees­cri­ta nue­va­men­te por las fuer­zas mayo­ri­ta­rias que sien­do trai­cio­na­das y sucum­bien­do a los intere­ses patri­mo­nia­lis­tas de unos pocos, se deben levan­tar una vez más para con­so­li­dar sus dere­chos y su cali­dad de ciu­da­da­nos con la legi­ti­ma espe­ran­za de un futu­ro mejor.

Fuen­te: Rebelión

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