Bra­sil. Elec­cio­nes muni­ci­pa­les: pier­den fuer­za las can­di­da­tu­ras apo­ya­das por Bolsonaro

Por Pedro Rafael Vile­la. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 14 de noviem­bre de 2020.

Espe­cia­lis­tas seña­lan que mili­tan­cia bol­so­na­ris­ta per­dió fuer­za de cara a las elec­cio­nes municipales.

Pro­ta­go­nis­ta y prin­ci­pal ins­tru­men­to elec­to­ral de la ascen­sión de la extre­ma dere­cha en Bra­sil duran­te las elec­cio­nes de 2018, el pre­si­den­te Jair Bol­so­na­ro ve caer drás­ti­ca­men­te su influen­cia en las elec­cio­nes muni­ci­pa­les de este año.

Sin un par­ti­do polí­ti­co que pudie­ra orga­ni­zar más cla­ra­men­te su base de apo­yo, el pre­si­den­te poco inci­dió en la crea­ción de alian­zas. Ni siquie­ra el ímpe­tu de la mili­tan­cia bol­so­na­ris­ta en las redes socia­les, que fue ava­sa­lla­dor hace dos años, pare­ce ejer­cer un papel deter­mi­nan­te en el esce­na­rio actual. 

«El bol­so­na­ris­mo no está fuer­te en los muni­cí­pios, defi­ni­ti­va­men­te. Si toma­mos las encues­tas en las prin­ci­pa­les capi­ta­les, los que se han pre­sen­ta­do fuer­te­men­te como nom­bres de Bol­so­na­ro no lide­ran por eso y no han con­se­gui­do impul­sar una mili­tan­cia de redes socia­les, de gru­pos de WhatsApp, como hicie­ron en 2018», ana­li­za el cien­tis­ta polí­ti­co Fran­cis­co Tava­res, pro­fe­sor de la Uni­ver­si­dad Fede­ral de Goiás (UFG).

En las prin­ci­pa­les capi­ta­les del país, los can­di­da­tos apo­ya­dos por Bol­so­na­ro, de for­ma más o menos explí­ci­ta, pati­nan en las encues­tas. Entre los nom­bres aso­cia­dos a Bol­so­na­ro, está el de Cel­so Rus­so­manno (Repu­bli­ca­nos), can­di­da­to a alcal­de de São Paulo.

De líder dis­pa­ra­do, Rus­so­manno comien­za a repe­tir su desem­pe­ño en elec­cio­nes ante­rio­res, en las que fue per­dien­do apo­yo y ni siquie­ra lle­gó a la segun­da vuel­ta. En Manaus, Coro­nel Mene­zes (Patrio­ta) está ape­nas en sex­to lugar, con cer­ca de 6% de la inten­ción de voto, según encues­tas recientes.

En For­ta­le­za, Capi­tão Wag­ner (Pros) apa­re­ce en segun­do lugar, pero está en una dispu­ta muy cerra­da con los can­di­da­tos Sar­to (PDT), alia­do de Ciro Gomes, y Lui­zia­ne Lins, del PT.

Ade­más de eso, el alia­do de Bol­so­na­ro en la capi­tal cea­ren­se ha evi­ta­do vin­cu­lar su nom­bre al del pre­si­den­te, por cau­sa de su baja popu­la­ri­dad en el esta­do, que tie­ne ampla influen­cia de sec­to­res de izquierda.

En Belo Hori­zon­te, don­de el actual alcal­de Ale­xan­dre Kalil (PSD) cami­na con ven­ta­ja hacia la reelec­ción, el can­di­da­to que tie­ne la sim­pa­tía de Bol­so­na­ro, Bruno Engler (PRTB), tie­ne poco más de 3% de las inten­cio­nes de voto, según encues­tas recientes.

Para Tava­res, aún es muy tem­prano para seña­lar cual­quier ten­den­cia para las elec­cio­nes pre­si­den­cia­les de 2022, pero lo que la dispu­ta muni­ci­pal pue­de estar seña­lan­do es jus­ta­men­te una cam­bio socio­po­lí­ti­co con rela­ción a lo que se vio hace dos años. El cree que las redes bol­so­na­ris­tas «pue­den estar encon­tran­do algu­na fatiga».

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«Aque­lla explo­sión de extre­ma dere­cha que se vio en 2018, que comien­za a enrai­zar­se en la socie­dad, que sale a la calle, que apun­ta a la rut­pu­ra ins­ti­tu­cio­nal, no está tan acti­va­da en este momen­to. Las redes de extre­ma dere­cha del bol­so­na­ris­mo no están dan­do la demos­tra­ción de fuer­za que die­ron en 2018», evalúa.

Tava­res seña­la que la mili­tan­cia más ague­rri­da que ayu­dó a ele­gir a Bol­so­na­ro, «que iba a la calle y a las redes socia­les», comien­za a aban­do­nar la defen­sa del gobierno por no ver solu­ción para cues­tio­nes como la cri­sis eco­nó­mi­ca y el desempleo.

«Cuan­do la extre­ma dere­cha apues­ta por las mis­mas polí­ti­cas de aus­te­ri­dad con­tra las cua­les las per­so­nas vota­ron cre­yen­do que era un pro­yec­to dis­rup­ti­vo, esta va per­dien­do el ímpe­tu. Y lo pier­de pri­me­ro en la mili­tan­cia, des­pués en la popu­la­ri­dad», analiza.

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Para Car­los Macha­do, pro­fe­sor del Ins­ti­tu­to de Ciên­cia Polí­ti­ca de la Uni­ver­si­dad de Bra­si­lia, esa mili­tan­cia bol­so­na­ris­ta fue cons­ti­tui­da no de for­ma espon­tá­nea, sino a par­tir de intere­ses que con­ver­gie­ron en 2018, y que no se repro­du­cen nue­va­men­te en la dispu­ta actual. «Una par­te de esos acto­res migró al per­ci­ber que no habría un ganan­cia nece­sa­ria al unir su ima­gen a la de Bol­so­na­ro en el con­tex­to actual», señala.

Según el docen­te, una par­te sig­ni­fi­ca­ti­va de la mili­tan­cia bol­so­na­ris­ta que actuó en la cam­pa­ña pre­si­den­cial tenía un inte­rés eco­nó­mi­co vin­cu­la­do al pro­ce­so elec­to­ral, «sea del pun­to de vis­ta de reci­bi­mien­to que obtu­vie­ron a tra­vés de las estruc­tu­ras de cam­pa­ña onli­ne, pero tam­bién de varias per­so­nas que se pusie­ron en una pers­pec­ti­va de anti-polí­ti­ca y, no por casua­li­dad, aca­ba­ron par­ti­ci­pan­do y sien­do elegidos».

A pesar de haber con­se­gui­do man­te­ner una cier­ta esta­bi­li­dad en su popu­la­ri­dad, alre­de­dor del 40%, Macha­do resal­ta que el pre­si­den­te Jair Bol­so­na­ro vio que el per­fil de su base de apo­yo se modi­fi­có des­de que tomó pose­sión en 2019, lo que aña­de más incer­ti­dum­bre a los pronósticos.

Si por un lado sec­to­res de la cla­se alta que ayu­da­ron a ele­gir al capi­tán dado de baja en 2018 comien­zan a salir de su base de apo­yo al per­ci­bir «las accio­nes del gobierno como inefi­ca­ces para abor­dar la cri­sis actual», la ayu­da de emer­gen­cia resul­tó en una adhe­sión de sec­to­res popu­la­res al gobierno. «Con el fin de la ayu­da de emer­gen­cia, la con­fi­gu­ra­ción de esa base pue­de sufrir nue­vos cam­bios», pre­vé Machado.

Fran­cis­co Tava­res con­si­de­ra que la deci­sión de Bol­so­na­ro de man­te­ner­se a cier­ta dis­tan­cia de la dispu­ta muni­ci­pal tam­bién fue una for­ma de no expo­ner las fisu­ras en su popularidad.

«Su no par­ti­ci­pa­ción osten­si­va en los pro­ce­sos elec­to­ra­les, al menos en la pri­me­ra vuel­ta, no pue­de ser inter­pre­ta­da como impro­vi­sa­ción. El sabe lo que está hacien­do y debe tener sus inves­ti­ga­cio­nes, prin­ci­pal­men­te cua­li­ta­ti­vas, que le dicen que no es ade­cua­do invo­lu­crar­se expre­sa­men­te en el pro­ce­so elec­to­ral», afirma.

Otro pun­to que obser­va el cien­tis­ta polí­ti­co tie­ne que ver con los temas que más movi­li­zan el deba­te públi­co en las elec­cio­nes actuales.

«Des­de 2018 para acá, muchas cosas cam­bia­ron. Cuan­do se le pre­gun­ta al elec­to­ra­do aquí cual es su prin­ci­pal preo­cu­pa­ción, apa­re­cen salud, empleo e ingre­so, y eso se ha pro­yec­ta­do fue­ra del país», obser­va Tavares.

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En las encues­tas sobre elec­cio­nes que con­du­ce la UFG en Goiâ­nia, un encla­ve con­ser­va­dor en el cen­tro-oes­te, los temas de cos­tum­bres casi no apa­re­cen ya entre las preo­cu­pa­cio­nes de la populación.

«Las per­so­nas no estão se pau­tan­do por ele­men­tos como escue­la sin par­ti­do, guar­dia muni­ci­pal con más armas, no es eso lo que está dan­do el tono, al con­tra­rio. Esa agen­da con­ser­va­do­ra en ape­nas dos años pare­ce haber per­di­do mucho de su ímpe­tu tam­bién», concluye.

Tra­duc­ción: Pilar Troya

Fuen­te: Bra­sil de Fato

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