Cuba. Desa­fíos actua­les y futu­ros de la segu­ri­dad social

Por Henry Coli­na Her­nán­dez, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 8 de octu­bre 2020.

El dise­ño actual del sis­te­ma de pen­sio­nes de la segu­ri­dad social nece­si­ta replan­tear­se para res­pon­der a los retos del enve­je­ci­mien­to demo­grá­fi­co y un mer­ca­do labo­ral más heterogéneo.

No es un secre­to para nadie que Cuba es un país en fran­ca tran­si­ción demo­grá­fi­ca. En sí mis­ma esta noti­cia tam­po­co se debe­ría tra­du­cir en un pro­ble­ma: es una feli­ci­dad que nues­tros abue­los y abue­las estén más tiem­po en nues­tras vidas.

Sin embar­go, el pro­ce­so que vive el país no es solo resul­ta­do del incre­men­to de la espe­ran­za de vida al nacer, sino de su com­bi­na­ción con otros dos fac­to­res menos aus­pi­cio­sos: la dis­mi­nu­ción de la fecun­di­dad y el incre­men­to de la tasa de migra­ción de la pobla­ción en edad reproductiva.

La con­jun­ción de esos fac­to­res, una “tor­men­ta demo­grá­fi­ca per­fec­ta”, será la cau­sa de que uno de cada tres cuba­nos en 2030 ten­ga más de 60 años. Dicha reali­dad tam­bién pone en ries­go de sos­te­ni­bi­li­dad finan­cie­ra las cuen­tas de la Segu­ri­dad Social, es decir, los ingre­sos de esos cuba­nos que hayan esco­gi­do jubi­lar­se lue­go de haber tra­ba­ja­do el tiem­po que es nece­sa­rio acreditar.

Las fuen­tes de este ries­go son fun­da­men­tal­men­te tres. Pri­me­ra­men­te, el aumen­to de la cuan­tía nomi­nal media de las pres­ta­cio­nes, oca­sio­na­do por los cam­bios rea­li­za­dos en cada una de las nor­ma­ti­vas vigen­tes, las reva­lo­ri­za­cio­nes y el incre­men­to del sala­rio nominal.

En segun­do lugar, el incre­men­to del núme­ro de pen­sio­na­dos y el estan­ca­mien­to rela­ti­vo de la pobla­ción ocu­pa­da que se encar­ga de sos­te­ner median­te sus con­tri­bu­cio­nes a la Segu­ri­dad Social las pen­sio­nes de los jubi­la­dos. Este sis­te­ma, cono­ci­do inter­na­cio­nal­men­te como régi­men de repar­to, es el úni­co vigen­te en Cuba para garan­ti­zar las pres­ta­cio­nes de la Segu­ri­dad Social.

Por últi­mo, la dila­ta­ción del tiem­po medio de per­ma­nen­cia en el sis­te­ma, a par­tir del aumen­to de la espe­ran­za de vida, geriá­tri­ca y al nacer. La com­bi­na­ción de estos fac­to­res gene­ra un esta­do de défi­cit en el sis­te­ma pro­fun­di­za­do tam­bién por las insu­fi­cien­tes con­tri­bu­cio­nes de los emplea­dos y emplea­do­res. Ver grá­fi­co 1.

Grá­fi­co 1. Evo­lu­ción de las Con­tri­bu­cio­nes y Gas­tos de la Segu­ri­dad Social. Cuba. 2004 – 2020.

Fuen­te: Ela­bo­ra­ción pro­pia a par­tir de la Ofi­ci­na Nacio­nal de Esta­dís­ti­cas e Infor­ma­ción, años selec­cio­na­dos. Para los años 2019 y 2020 se ha uti­li­za­do la infor­ma­ción dis­po­ni­ble en las Leyes de Pre­su­pues­to del Esta­do apro­ba­das en la. Asam­blea Nacional.

Al mis­mo tiem­po, el dise­ño actual del sis­te­ma de pen­sio­nes de la segu­ri­dad social nece­si­ta replan­tear­se para hacer­se más amplio. Debe hacer­se así para incor­po­rar rela­cio­nes labo­ra­les y pobla­ción no cubier­ta que exis­ten en la Cuba de hoy, y no esta­ban tan exten­di­das o reco­no­ci­das en el momen­to de la pues­ta en mar­cha ori­gi­nal del sistema.

Un mer­ca­do labo­ral diver­so y más complejo

La con­so­li­da­ción de la hete­ro­ge­nei­dad de for­mas de pro­pie­dad y ges­tión resul­tan­te del pro­ce­so de trans­for­ma­cio­nes cono­ci­do en Cuba con el nom­bre de Actua­li­za­ción del Mode­lo Eco­nó­mi­co y Social, se ha encar­ga­do de con­fi­gu­rar un mer­ca­do labo­ral múl­ti­ple y más complejo.

Esta carac­te­rís­ti­ca, suma­da a los dile­mas aso­cia­dos al enve­je­ci­mien­to demo­grá­fi­co, el défi­cit sos­te­ni­do del sis­te­ma en mar­cha, la débil sufi­cien­cia de las pres­ta­cio­nes y algu­nas des­igual­da­des en el acce­so, con­fi­gu­ran un mosai­co de retos para la Segu­ri­dad Social en el país.

Es posi­ble iden­ti­fi­car un núme­ro bre­ve de polí­ti­cas que pue­den ser eva­lua­das para mejo­rar los gra­dos de cober­tu­ra y la sufi­cien­cia de las pres­ta­cio­nes. En prin­ci­pio pue­de reco­men­dar­se la for­ma­li­za­ción de los con­tra­tos en el “Tra­ba­jo por Cuen­ta Pro­pia” y en las coope­ra­ti­vas, sepa­ran­do roles de emplea­dor y empleado.

Esto pue­de lograr­se median­te el fomen­to y lega­li­za­ción de las micro, peque­ñas y media­nas empre­sas (mpy­mes) no esta­ta­les. Intro­du­cir lue­go de esa sepa­ra­ción la con­tri­bu­ción del emplea­dor, inten­tan­do evi­tar que recai­ga sobre la bol­sa sala­rial o dise­ñán­do­la como res­pon­sa­bi­li­dad com­par­ti­da (una par­te de la bol­sa de sala­rios y otra par­te de los recur­sos de la empresa).

Esto con­tri­bui­rá a trans­pa­ren­tar las rela­cio­nes labo­ra­les infor­ma­les que hoy ocu­rren sin con­tra­tos y sin pro­tec­ción legal o de segu­ri­dad social. Bas­te decir que apro­xi­ma­da­men­te dos millo­nes de cuba­nos en edad labo­ral no inte­gran las filas de la ocu­pa­ción for­mal en Cuba, por lo que es impor­tan­te inte­grar­los y pro­te­ger­los median­te un sis­te­ma de segu­ri­dad social fle­xi­ble y avanzado.

Per­so­nas de varios gru­pos eta­reos per­ma­ne­cen a la espe­ra para adqui­rir ali­men­tos en el exte­rior de un agro­mer­ca­do esta­tal deco­ra­do con gra­fi­tis ale­gó­ri­cos a la Revo­lu­ción Cuba­na, en La Habana.Foto: Jor­ge Luis Baños_IPS

Al mis­mo tiem­po debe for­ta­le­cer­se el pilar no con­tri­bu­ti­vo de la segu­ri­dad social, ya sea median­te trans­fe­ren­cias mone­ta­rias o median­te sub­si­dios de pre­cio en pro­duc­tos que son de con­su­mo inme­dia­to del seg­men­to de la pobla­ción mayor de 65 años.

Esto podría poner­se a fun­cio­nar median­te la pues­ta en prác­ti­ca y moni­to­reo de un Índi­ce de Pre­cios para la pobla­ción enve­je­ci­da que ras­tree la evo­lu­ción de los pre­cios de una canas­ta de bie­nes que son obje­to de con­su­mo de este seg­men­to demográfico.

De mane­ra gene­ral todos los ingre­sos aso­cia­dos a las pres­ta­cio­nes de la segu­ri­dad social debe­rían inde­xar­se a la evo­lu­ción del índi­ce de pre­cios al con­su­mi­dor en la eco­no­mía cuba­na para garan­ti­zar la satis­fac­ción de las nece­si­da­des de esta pobla­ción más vulnerable.

Por últi­mo, debe crear­se un sis­te­ma ins­ti­tu­cio­na­li­za­do de cui­da­dos sien­do res­pon­sa­bi­li­dad del Esta­do su con­duc­ción y la regu­la­ción de la pre­sen­cia de las diver­sas for­mas de pro­pie­dad bajo el prin­ci­pio de corresponsabilidad.

Se deben esta­ble­cer por ley los míni­mos de capa­ci­ta­ción, salu­bri­dad para comen­zar en esta acti­vi­dad mien­tras tam­bién se vigi­la­rá los pre­cios de las acti­vi­da­des que son obje­to de tran­sac­ción comercial.

Este sis­te­ma con­tri­bui­rá a ali­viar la femi­ni­za­ción actual de las tareas de cui­da­dos, impac­tan­do así sobre la ocu­pa­ción feme­ni­na, que hoy es sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te más baja en el país, lo que oca­sio­na que estén menos cubier­tas por el sis­te­ma de Segu­ri­dad Social en su ver­tien­te contributiva.

Fuen­te: Rebe­lión. Henry Coli­na Her­nán­dez, pro­fe­sor asis­ten­te en Facul­tad de Eco­no­mía, Uni­ver­si­dad de La Habana.

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