Vene­zue­la. El ensa­ña­mien­to de las éli­tes (Opi­nión)

Por Pedro San­tan­der. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 20 de sep­tiem­bre de 2020.

Todo el dere­cho inter­na­cio­nal ha sido piso­tea­do en los últi­mos años por quie­nes ata­can a Venezuela.

Un enési­mo infor­me de un orga­nis­mo inter­na­cio­nal ha sali­do con­tra Vene­zue­la. Y a coro comien­zan los que lo espe­ra­ban, como ocu­rre en la socie­dad del espec­tácu­lo, a ras­gar ves­ti­du­ras, a ele­var lamen­tos al cie­lo, a tomar­se la cabeza.

No impor­ta que esos que hoy llo­ran ante el mun­do por el sufri­do pue­blo vene­zo­lano sean los mis­mos que incum­plen todo aque­llo que le exi­gen a Vene­zue­la, o que siem­pre miren hacia el lado cuan­do de otros paí­ses y de otros pue­blos se trata.

Todo el dere­cho inter­na­cio­nal ha sido piso­tea­do en los últi­mos años por quie­nes ata­can a Vene­zue­la. Blo­queos y san­cio­nes uni­la­te­ra­les, pro­vo­ca­cio­nes mili­ta­res per­ma­nen­tes, ata­ques a sus sedes diplo­má­ti­cas, inter­cep­ta­ción de buques con medi­ca­men­tos. Dicen que se tra­ta de “san­cio­nes con­tra una nar­co-dic­ta­du­ra”; al menos así lo expli­can los jefes de Esta­do de los mis­mos paí­ses que más dro­ga pro­du­cen y más dro­ga con­su­men en el planeta.

Toda la tra­di­ción de la diplo­ma­cia occi­den­tal ha sido tira­da a la basu­ra cuan­do de Vene­zue­la se tra­ta. Hemos vis­to Pre­si­den­tes extran­je­ros acu­dien­do a la fron­te­ra de ese país inci­tan­do a la gue­rra y legi­ti­man­do una vio­la­ción terri­to­rial. Nacio­nes alia­das de USA han sus­pen­di­do cre­den­cia­les del per­so­nal diplo­má­ti­co y prohi­bi­do la cir­cu­la­ción de sus vehícu­los por las vías públi­cas. Esta­dos Uni­dos – reto­man­do su uso del far west– ha pues­to pre­cio en dóla­res a la cabe­za del Pre­si­den­te de Vene­zue­la y a sus cercanos.

Todo el orden finan­cie­ro inter­na­cio­nal ha sido usa­do para “hacer chi­llar” la eco­no­mía de Vene­zue­la. Se ha san­cio­na­do su Ban­co Cen­tral (medi­da úni­ca en el mun­do), se le ha requi­sa­do su oro en Ingla­te­rra, se le han con­fis­ca­do sus refi­ne­rías en Esta­dos Uni­dos (Cit­go), se aplau­de que ter­ce­ros paí­ses no paguen sus deu­das con empre­sas esta­ta­les venezolanas.

Los mis­mos que llo­ran por más demo­cra­cia en Vene­zue­la, callan ante el recien­te gol­pe de Esta­do en Boli­via. Son los mis­mos que como el chi­leno Fran­cis­co Cox, redac­tor del Infor­me de la ONU, implo­ran por los Dere­chos Huma­nos en Vene­zue­la, mien­tras en su recien­te visi­ta a Chi­le seña­la que no pudo cons­ta­tar “ata­ques a la pobla­ción civil como polí­ti­ca de Esta­do”, y que “no creo que el Pre­si­den­te (Piñe­ra) ten­ga res­pon­sa­bi­li­dad penal inter­na­cio­nal”. Lo dice res­pec­to de un país que tras el esta­lli­do social de octu­bre de 2019 tie­ne más de 1.500 jóve­nes pre­sos, mili­ta­ri­za­ción total del terri­to­rio y el tris­te récord mun­dial de casi 500 per­so­nas con muti­la­cio­nes ocu­la­res en ape­nas 4 meses…ni en Palestina.

Este doble están­dar, esta hipo­cre­sía mun­dial, este cinis­mo es posi­ble, en bue­na par­te, por­que los prin­ci­pa­les medios del mun­do silen­cian lo uno y se escan­da­li­zan con lo otro. Ocu­rre enton­ces que miles de perio­dis­tas, muchos de ellos/​as “pro­gre­sis­tas” se hacen par­te de un jue­go de inter­pe­la­ción per­ma­nen­te con­tra Venezuela.

Esos perio­dis­tas, por ejem­plo, los de mi país – Chi­le- mien­tras exi­gen pro­nun­cia­mien­tos, ponen caras com­pun­gi­das, se afec­tan y les due­len las vio­la­cio­nes a los DD.HH. en Vene­zue­la, nada dicen del gol­pe y las masa­cres recien­tes en Boli­via (país limí­tro­fe). Mien­tras hablan del “régi­men corrup­to de Madu­ro”, nada dicen de Perú (país limí­tro­fe) cuyos últi­mos ¡seis! Pre­si­den­tes han esta­do invo­lu­cra­dos en corrup­ción mayor, lo que ha pro­vo­ca­do cár­cel, sui­ci­dios y renun­cias de ellos.

Por eso en esta dis­cu­sión los argu­men­tos y con­trar­gu­men­tos no tie­nen sen­ti­do. No es éste un tema de deba­te demo­crá­ti­co, no esta­mos ante una dis­cu­sión con racio­na­li­dad prác­ti­ca, no hay espa­cio de encon­trar razo­nes y con­tra-razo­nes que podrían ilu­mi­nar posi­cio­nes distintas.

No es un deba­te, es un ataque.

Un ata­que que pasó de la preo­cu­pa­ción, a la obse­sión, y de ahí al ensa­ña­mien­to. Y ante los ata­ques, espe­cial­men­te en sus fases agu­das como las que esta­mos vien­do hoy, sólo le cabe a uno afir­mar­se en sus prin­ci­pios y tomar posi­ción. Por­que de eso se tra­ta para Trump, Piñe­ra, Bol­so­na­ro, Aznar, Duque y San­tos: de derri­bar posi­cio­nes, de tum­bar las de aque­llos que como millo­nes de vene­zo­la­nos y vene­zo­la­nas se cre­ye­ron con el dere­cho a pen­sar y pro­po­ner una socie­dad no capi­ta­lis­ta, y vol­ver a hablar de Socialismo.

Es un ata­que duro, per­ma­nen­te, dolo­ro­so, incier­to, pero no olvi­de­mos que es un ata­que de la éli­te mun­dial. Los pue­blos están libran­do otra bata­lla, en sus terri­to­rios, en sus comu­ni­da­des, es una bata­lla tam­bién dura, dolo­ro­sa e incier­ta, pero cuyo fin pue­de ser nues­tro comienzo.

Fuen­te: TeleSUR

Itu­rria /​Fuen­te

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