Euro­pa. Recu­pe­rar lo roba­do y gri­tar bien fuer­te: «Viva Afrí­ca Libre»

Por Bruno Ama­ral de Car­valho. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 23 de sep­tiem­bre de 2020.

Acti­vis­tas inten­tan recu­pe­rar obras expo­lia­das de museos euro­peos. Seña­lan con el dedo el colo­nia­lis­mo holan­dés y por­tu­gués, entre otros, y argu­men­tan que las obras saquea­das por el colo­nia­lis­mo deben regre­sar a sus paí­ses de ori­gen. Los cin­co mili­tan­tes que pro­ta­go­ni­za­ron un inten­to simi­lar en un museo de Fran­cia inten­ta­ron lle­var­se una obra de arte de un museo de Holan­da para devol­ver­la a África. 

«Silen­cio, poli­cía», gri­tó un agen­te que corrió hacia un hom­bre con un obje­to en las manos. «Dáme­lo», orde­nó el poli­cía antes de espo­sar­lo. Este epi­so­dio tuvo lugar a prin­ci­pios de sep­tiem­bre fren­te al Museo de Áfri­ca ubi­ca­do en Berg en Dal, en los Paí­ses Bajos. Ade­más de Mwa­zu­lu Diya­ban­za Siwa Lem­ba, fue­ron dete­ni­dos otros cua­tro compañeros. 

Los cin­co con­go­le­ños, de la orga­ni­za­ción Yan­kan­ku, no eran asal­tan­tes sino acti­vis­tas que que­rían denun­ciar el saqueo al con­ti­nen­te afri­cano duran­te la colo­ni­za­ción y devol­ver el obje­to fune­ra­rio a sus ver­da­de­ros due­ños. «No somos cri­mi­na­les, lucha­mos con­tra los que nos roba­ron», dijo Mwa­zu­lu mien­tras fil­ma­ba, según El País.

Los guar­dias de segu­ri­dad del museo no los inte­rrum­pie­ron para evi­tar un alter­ca­do den­tro del museo mien­tras espe­ra­ban la lle­ga­da de la poli­cía. Los cin­co acti­vis­tas fue­ron pos­te­rior­men­te pues­tos en liber­tad y, aun­que están a pun­to de salir del país, pro­me­tie­ron regre­sar. En junio pasa­do inten­ta­ron algo simi­lar en el Museo Quai Branly de París, que tie­ne una impor­tan­te colec­ción de arte afri­cano, y el caso está en manos de los tri­bu­na­les franceses.

El acti­vis­ta denun­ció la impo­si­ción de una iden­ti­dad a tra­vés del colo­nia­lis­mo y que no tenía que pedir auto­ri­za­ción para recu­pe­rar lo que les per­te­ne­cía. Lue­go sos­tu­vo una ima­gen, com­pra­da en 1968 por reli­gio­sos a un mar­chan­te de arte, dicien­do que repre­sen­ta «el guar­dián de nues­tra alma y de las socie­da­des africanas».

Una vez fue­ra del museo, la fuga con el obje­to no tuvo éxi­to por­que el auto­mó­vil no pudo pasar la puer­ta y cuan­do deci­die­ron hacer el res­to del camino a pie fue­ron dete­ni­dos por la poli­cía. Segun­dos antes, uno de los acti­vis­tas gri­tó «¡Viva Áfri­ca libre!»

Con la escul­tu­ra regre­san­do al museo, se ana­li­za la direc­ción del espa­cio que for­ma par­te del Museo Nacio­nal de Cul­tu­ras del Mun­do, ins­ti­tu­to que inclu­ye el Museo del Tró­pi­co, en Áms­ter­dam, y el Museo de Etno­lo­gía, en Lei­den, según El País, el ori­gen de sus colec­cio­nes y admi­te que cer­ca de la mitad de las 368 mil pie­zas están vin­cu­la­das al pasa­do colonial.

Con el regre­so de las obras de arte de las anti­guas poten­cias colo­ni­za­do­ras a los pue­blos colo­ni­za­dos para ser par­te del deba­te polí­ti­co en varios paí­ses del mun­do, inclui­do Por­tu­gal, en 2018 Ale­ma­nia entre­gó obras a los indios de Alas­ka y está con­si­de­ran­do devol­ver el arte afri­cano. Por su par­te, el pro­pio pre­si­den­te fran­cés, Emma­nuel Macron, defen­dió el regre­so de los arte­fac­tos afri­ca­nos a sus paí­ses de origen.

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