Esta­dos Uni­dos. Aumen­tan los crowd­fun­ding para pagar funerales

Por Michael Sai­na­to, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 06 de sep­tiem­bre de 2020.

Pese a las leyes apro­ba­das para cubrir la aten­ción médi­ca en la pan­de­mia, los enfer­mos o sus fami­lia­res siguen reci­bien­do ele­va­das fac­tu­ras de hospitales.

En la maña­na del 19 de agos­to, Miguel Ramos, un enfer­mo de COVID-19 de 74 años, falle­ció en un hos­pi­tal de Orlan­do, Flo­ri­da. Su espo­sa, Leti­cia, tam­bién dio posi­ti­vo y sigue libran­do una lucha con­tra la enfer­me­dad. La hija del matri­mo­nio, Nohe­mi Ramos, ha teni­do que lidiar con las fac­tu­ras del hos­pi­tal y de la fune­ra­ria, que ascien­den a miles de dóla­res. Ha ini­cia­do una cam­pa­ña de recau­da­ción de fon­dos en GoFund­Me para tra­tar de cubrir par­te de los gastos.

Como ellos, son miles las per­so­nas en Esta­dos Uni­dos que ten­drán que pagar el fune­ral, así como gas­tos médi­cos y otros deri­va­dos de la pér­di­da de un fami­liar a cau­sa del coro­na­vi­rus. Muchas fami­lias han recu­rri­do a pla­ta­for­mas como GoFund­Me en bus­ca de ayuda.

«Mis padres eran per­so­nas mayo­res que vivían con un ingre­so fijo y no habían con­tem­pla­do una situa­ción como esta», expli­ca Nohe­mi Ramos. «Ade­más de tener que lidiar con el cos­te eco­nó­mi­co, para noso­tros ha sido una situa­ción muy dura ya que a mi padre lo ais­la­ron en el hos­pi­tal, esta­ba conec­ta­do a un res­pi­ra­dor, y como mi madre tam­bién ha dado posi­ti­vo ni siquie­ra hemos podi­do hacer un due­lo juntos”.

Aun­que en Esta­dos Uni­dos se han apro­ba­do leyes fede­ra­les para garan­ti­zar que las com­pa­ñías de segu­ros o el gobierno, en el caso de las per­so­nas sin segu­ro, cubran com­ple­ta­men­te los cos­tes médi­cos deri­va­dos de la enfer­me­dad, la pobla­ción sigue reci­bien­do fac­tu­ras muy ele­va­das por la estan­cia en el hos­pi­tal y los tra­ta­mien­tos médi­cos. Ade­más, estas leyes no con­tem­pla­ron otros gas­tos, como por ejem­plo, el funeral.

Al menos 30 esta­dos y terri­to­rios del país, así como miem­bros demó­cra­tas del Con­gre­so, han ins­ta­do a la Admi­nis­tra­ción Trump a auto­ri­zar a la Agen­cia Fede­ral de Ges­tión de Emer­gen­cias a reem­bol­sar los gas­tos fune­ra­rios de las víc­ti­mas del coro­na­vi­rus. Sin embar­go, Trump toda­vía no ha toma­do una deci­sión al res­pec­to, y los fami­lia­res están recu­rrien­do a otros medios, como pla­ta­for­mas de ‘crowd­fun­ding’ por Inter­net o dona­cio­nes de parien­tes, ami­gos, com­pa­ñe­ros de tra­ba­jo u orga­ni­za­cio­nes comu­ni­ta­rias locales.

Des­de el ini­cio de la pan­de­mia en Esta­dos Uni­dos, más de 170.000 esta­dou­ni­den­ses han muer­to de COVID-19. La cifra real es mucho más ele­va­da ya que solo se con­ta­bi­li­zan las per­so­nas que han dado posi­ti­vo y el acce­so a las prue­bas ha sido limi­ta­do. Las comu­ni­da­des lati­no­ame­ri­ca­na y afro­ame­ri­ca­na se han vis­to afec­ta­das de mane­ra des­pro­por­cio­na­da por la enfer­me­dad y sus con­se­cuen­cias eco­nó­mi­cas. El año pasa­do, el cos­te medio de un fune­ral en Esta­dos Uni­dos ascen­día a 7.640 dóla­res (unos 6.300 euros), pero pue­de ser mucho más alto depen­dien­do del tipo de ser­vi­cio y del lugar de resi­den­cia. Para muchos, se tra­ta de una cifra difí­cil de asu­mir inclu­so cuan­do las cosas van bien.

El pasa­do 14 de abril Liz King fue infor­ma­da de que su madre, Loret­ta King, de 69 años, de New­ton, Mas­sa­chu­setts, había muer­to de COVID-19. No había podi­do ver­la duran­te sema­nas por­que su madre esta­ba en un cen­tro de reha­bi­li­ta­ción recu­pe­rán­do­se de una ope­ra­ción ya que en enero se rom­pió la pier­na y un tobi­llo. En la clí­ni­ca de reha­bi­li­ta­ción se habían dado varios casos de coro­na­vi­rus y su madre final­men­te dio posi­ti­vo y sus sín­to­mas empeoraron.

«No podía hablar ni tra­gar, así que no podía­mos hablar con ella por telé­fono», expli­ca Liz King. «Lla­mé para poner­la al día como siem­pre lo hacía y la enfer­me­ra me dijo ‘sien­to dar­le la noti­cia, pero su madre ha falle­ci­do’. Si no hubie­ra lla­ma­do ese día, no sé cuán­to tiem­po nos habría lle­va­do ave­ri­guar­lo. Todos esta­mos des­tro­za­dos por la noti­cia, ya que sólo tenía 69 años. Era una mujer fuer­te que se des­vi­vía por los demás». La fami­lia ha teni­do difi­cul­ta­des para pagar los gas­tos del fune­ral, ade­más de una fac­tu­ra médi­ca de más de 14.000 dóla­res (casi 12.000 euros). Su padre está jubi­la­do y depen­de de la segu­ri­dad social. Liz King per­dió su tra­ba­jo como comer­cial duran­te el confinamiento.

Alys­sa Brown ini­ció una cam­pa­ña en GoFund­Me des­pués de que su abue­la de 63 años, Irma, falle­cie­ra de COVID-19 el 14 de agos­to en las afue­ras de Los Ánge­les, Cali­for­nia. Espe­ra poder ayu­dar a su tía a cubrir los gas­tos del funeral.

«Tene­mos un pre­si­den­te irres­pon­sa­ble que ha hecho creer a muchas per­so­nas que el coro­na­vi­rus no es tan gra­ve. Mi tío es una de esas per­so­nas. Votó por Trump, cree en Trump y cre­yó que esta­ría pro­te­gi­do de esta pan­de­mia por la san­gre de Cris­to, esas fue­ron sus pala­bras. Con su acti­tud igno­ran­te, con­ta­gió a mi abue­la», lamen­ta Brown. «Lamen­ta­ble­men­te, mi abue­la no superó la enfermedad».

Expli­ca que la mayo­ría de sus fami­lia­res están sin tra­ba­jo des­de el ini­cio de la pan­de­mia y que el gobierno no ha pre­vis­to nin­gún tipo de ayu­da para las fami­lias que se enfren­tan a gas­tos deri­va­dos de la muer­te por COVID-19 de un ser querido.

«No pudi­mos des­pe­dir­nos de mi abue­la en per­so­na, lo cual fue difí­cil por­que no nos lle­vá­ba­mos bien con ella. La que­re­mos con todo nues­tro cora­zón, pero lamen­ta­ble­men­te era muy reli­gio­sa y nun­ca acep­tó mi esti­lo de vida, ya que soy homo­se­xual, y no tuvi­mos la opor­tu­ni­dad de recon­ci­liar­nos antes de su muer­te», añade.

El 4 de agos­to, Aure­lia Váz­quez, de 56 años, falle­ció en un hos­pi­tal de Gal­ves­ton, Texas, tras enfer­mar de COVID-19. Su hijo y su mari­do tam­bién die­ron posi­ti­vo, pero logra­ron supe­rar la enfer­me­dad. Su hijo, Artu­ro Acos­ta, acu­dió a GoFund­Me para inten­tar cubrir los gas­tos del funeral.

«Pudi­mos cubrir los cos­tes de 6.500 dóla­res (5.400 euros) por­que la inci­ne­ra­mos», dijo Acos­ta. Expli­có que la fami­lia ini­cial­men­te que­ría repa­triar a Váz­quez a Méxi­co, lo que habría cos­ta­do 8.000 dóla­res (6.700 euros), pero Méxi­co no acep­ta­ba la repa­tria­ción de cuer­pos, así que opta­ron por inci­ne­rar­la, que era más ase­qui­ble que un entierro.

«Era una per­so­na tra­ba­ja­do­ra, cari­ño­sa y aten­ta que no mere­cía lo que le pasó y tener que morir sola sin nadie a su lado. Estoy segu­ro de que muchas fami­lias están per­dien­do a sus seres que­ri­dos de esta mane­ra y esto no está bien. Odio oír a la gen­te decir que es como la gri­pe. No lo es. Ella tuvo la gri­pe y es una expe­rien­cia com­ple­ta­men­te diferente».

Pudie­ron cubrir los gas­tos de la inci­ne­ra­ción con la ayu­da de dona­cio­nes de GoFund­Me, dona­cio­nes direc­tas de fami­lia­res y ami­gos, así como fami­lia­res que ven­die­ron comi­da para ayu­dar a recau­dar fon­dos, pero toda­vía no están segu­ros de si les lle­ga­rán fac­tu­ras del hos­pi­tal y, en este caso, a cuán­to ascen­de­rán: «Con un tra­ba­jo, habría­mos podi­do cubrir los gas­tos, pero como todos se enfer­ma­ron en casa, nadie pudo tra­ba­jar y las fac­tu­ras siguie­ron llegando».

Fuen­te: Rebe­lion Tra­du­ci­do por Emma Reverter.

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