El ‘Mall­ku’, el fac­tor inesperado

Por Jor­ge Rich­ter Ramí­rez*, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 12 de agos­to de 2020 

Boli­via vivía en 1899 una gue­rra civil que a momen­tos se hacía cruen­ta y lace­ran­te. José Manuel Pan­do, hom­bre de ideas libe­ra­les, bus­có el derro­ca­mien­to del gobierno con­ser­va­dor de Seve­ro Fer­nán­dez Alon­so. Libe­ra­les y Con­ser­va­do­res fue­ron enton­ces los pro­ta­go­nis­tas de aquel epi­so­dio des­ga­rra­dor que fue la Gue­rra Fede­ral. Bus­can­do mayor for­ta­le­za béli­ca, Pan­do se alió con el Movi­mien­to Indí­ge­na de Pablo Zára­te Will­ka, el temi­ble Will­ka, como era cono­ci­do. Una coa­li­ción para enfren­tar a la “Oli­gar­quía del Sur” que repre­sen­ta­ba el Par­ti­do Con­ser­va­dor. Tenían intere­ses dife­ren­tes, para Zára­te Will­ka se tra­ta­ba de ase­gu­rar el rol del indí­ge­na en el futu­ro de la Repú­bli­ca libe­ral que esta­ba conformándose.

El 28 de mar­zo de aquel año, posi­ble­men­te preo­cu­pa­do por las matan­zas en Coro y Moho­za, Pablo Zára­te Will­ca escri­be la Pro­cla­ma de Cara­co­llo, en ella expre­sa una idea de res­pe­to recí­pro­co nece­sa­rio para la con­vi­ven­cia en la nue­va Repú­bli­ca por venir: “Tan lo mis­mo deben res­pe­tar los blan­cos y veci­nos a los indios por­que son de la mis­ma san­gre e hijos de Boli­via y que deben que­rer­se como her­ma­nos y como india­nos”. Rami­ro Con­dar­co Mora­les, autor de la cono­ci­da obra Zára­te, el temi­ble Will­ca, seña­la con acier­to y pun­tua­li­za: “El debi­do res­pe­to no solo como per­so­na sino tam­bién como suje­to de dere­cho a la dig­ni­dad, a la vida, al pro­gre­so mate­rial y a la tierra”.

La nove­la Alu­vión de Fue­go de Óscar Cerru­to, publi­ca­da en los años 30 del siglo pasa­do y como un pre­sa­gio de lo que esta­ba por lle­gar, incor­po­ra una pie­za de pre­ci­sa des­crip­ción del momen­to polí­ti­co de enton­ces: el Mani­fies­to de las Nacio­na­li­da­des Indí­ge­nas del Kolla­su­yo. En sus exten­sos pasa­jes sin­te­ti­za la cru­de­za de la rela­ción del indio con el blan­co, “¿qué que­re­mos los indios? Algo muy lógi­co y natu­ral, que se nos devuel­va nues­tra con­di­ción huma­na”. Sin res­pe­to recí­pro­co la igual­dad que­da degra­da­da a un sim­ple anun­cio retó­ri­co y, en con­se­cuen­cia, la liber­tad es anu­la­da. Sin liber­tad ni igual­dad, la Patria no pue­de ser rege­ne­ra­da. La rege­ne­ra­ción del país equi­va­lía en esos tiem­pos a una idea actual de refun­da­ción del Estado.

Des­pués de 121 años, los odios racia­les seña­lan que el res­pe­to recí­pro­co fue ape­nas un deli­rio momen­tá­neo. Las fuer­zas socia­les vuel­ven a coli­sio­nar y hoy, el país nue­va­men­te exte­rio­ri­za la vena ira­cun­da de un racis­mo que se pre­ten­de ocul­tar. Miles de boli­via­nos que ejer­cen su ciu­da­da­nía y acción de peti­cio­nar, mar­chan, blo­quean y resis­ten la fecha modi­fi­ca­da incon­sul­ta e impen­sa­da­men­te por el Tri­bu­nal Elec­to­ral. En medio de la pan­de­mia y la pola­ri­dad de odios, la pro­tes­ta es seña­la­da de irra­cio­nal y los insul­tos aba­rro­tan las redes socia­les. La pala­bra indio, aso­cia­da a los peo­res y más humi­llan­tes adje­ti­vos, se escri­be con nom­bres per­so­na­les y muchos otros dis­fra­za­dos en un insul­to ver­gon­zan­te que no per­mi­te mos­trar el ros­tro de su autor refinado.

Sur­gi­do de la nada, un hom­bre que ya en 2003 enten­dió la dimen­sión de este odio racial, vuel­ve a mani­fes­tar­se: “Habrá movi­li­za­cio­nes des­de las bases, es la úni­ca alter­na­ti­va, nos hare­mos res­pe­tar por­que el Gobierno está piso­tean­do a todos los hom­bres y muje­res que vivi­mos en la ciu­dad y el cam­po. Todos los días nos insul­tan, nos dicen sal­va­jes, igno­ran­tes, estú­pi­dos, burros, indios de mier­da. Seño­res y seño­ras de raza supre­ma, res­pe­tos guar­dan res­pe­tos. Nos res­pe­ta­re­mos como seres huma­nos”. Hoy las movi­li­za­cio­nes de Feli­pe Quis­pe ya ame­na­zan aco­rra­lar al Gobierno.

Es impor­tan­te com­pren­der que el con­flic­to social está mutan­do en estas horas. Deja de ser una deman­da por el even­to elec­to­ral y pasa a ser un hecho social, étnico/​racial. Han ofen­di­do en extre­mo a un sec­tor que bus­ca, his­tó­ri­ca­men­te, res­pe­to recí­pro­co. El con­flic­to va absor­bien­do fases ace­le­ra­da­men­te en su esca­la­da ascen­den­te. El pedi­do aho­ra es la sali­da de quien ejer­ce la tran­si­ción. En el círcu­lo rojo del poder, don­de no se cono­ce el país y tam­po­co las lógi­cas de inci­den­cia de los movi­mien­tos socia­les ni la his­to­ria de una lucha de rei­vin­di­ca­cio­nes por la igual­dad étni­ca, racial y cul­tu­ral de Boli­via, endo­san toda la res­pon­sa­bi­li­dad al MAS y su círcu­lo dirigencial.

Los movi­mien­tos socia­les en el alti­plano boli­viano reci­ben a Feli­pe y lo escu­chan aten­ta­men­te. Como en 2003, mien­tras el error polí­ti­co vigi­la­ba a un diri­gen­te con preo­cu­pa­ción enfer­mi­za, Feli­pe les lle­na­ba de pie­dras las carre­te­ras incan­sa­ble­men­te, un día detrás de otro. Ayer en la tar­de el Mall­ku era nom­bra­do coman­dan­te de los blo­queos de las 20 pro­vin­cias de La Paz. Dijo que mien­tras viva, no pue­de dejar a sus her­ma­nos des­pro­te­gi­dos. Tam­po­co que los insul­ten. Pide como en 1899, res­pe­to recíproco.

*Jor­ge Rich­ter es politólogo.

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