Bra­sil. Inex­pli­ca­ble (Opi­nión)

Por Eric Nepo­mu­ceno. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 23 de agos­to de 2020.

Hay cosas que ocu­rren en mi des­tro­za­do y devas­ta­do país que no logro enten­der, y mucho menos expli­car a mis ami­gos extran­je­ros, siquie­ra a los de estas comar­cas de Amé­ri­ca Lati­na acos­tum­bra­das a ser barri­das por tur­bu­len­cias y tragedias.

Men­ciono algu­nas, pero advir­tien­do que dejo otras tan­tas en remo­jo para no angus­tiar­me aún más.

A estas altu­ras el núme­ro de víc­ti­mas fata­les del coro­na­vi­rus en Bra­sil se acer­ca a 115 mil y el de infec­ta­dos supera la mar­ca de los tres millo­nes y medio. Más que un Uru­guay, la mitad de una Bolivia.

Las medi­das de con­ten­ción fue­ron fle­xi­bi­li­za­das por gober­na­do­res y alcal­des, sin nin­gu­na coor­di­na­ción y bajo pre­sión de empre­sa­rios y comer­cian­tes, con­tra­rian­do lo que reco­mien­dan los médicos.

El gobierno del ultra­de­re­chis­ta Jair Bol­so­na­ro (foto) alar­dea a cada día los miles de millo­nes des­ti­na­dos a ayu­dar pro­vin­cias y muni­ci­pios para enfren­tar la pan­de­mia, ade­más de otras medi­das de emergencia.

Nun­ca será dema­sia­do reite­rar el nega­cio­nis­mo del pre­si­den­te des­equi­li­bra­do con rela­ción a la pandemia.

Qui­zá por eso se cons­ta­te que sigue min­tien­do como quien res­pi­ra: de los recur­sos anun­cia­dos con pom­pa y cir­cuns­tan­cia poco más de la mitad lle­gó efec­ti­va­men­te a ser libe­ra­do, y de medi­das de emer­gen­cia nadie sabe, nadie vio.

La eco­no­mía, que ya anda­ba a los tro­pie­zos antes de la pan­de­mia, enfren­ta tur­bu­len­cias pero empe­zó a dar tenues seña­les de recu­pe­ra­ción para ale­gría del gobierno. Esa recu­pe­ra­ción, sin embar­go, no alcan­za a cubrir ni la quin­ta par­te de lo que se per­dió. Y lo que se ve en el hori­zon­te es la peor cri­sis eco­nó­mi­ca de la his­to­ria repu­bli­ca­na. ¿Pro­gra­ma del gobierno para hacer­le fren­te y evi­tar el nau­fra­gio abso­lu­to? Ninguno.

Por todo el país, pero con énfa­sis en las dos ciu­da­des más gran­des, São Pau­lo y Rio de Janei­ro, la vio­len­cia ase­si­na de la Poli­cía Mili­tar se extien­de sin con­trol tenien­do como blan­co pre­fe­ren­cial a pobres y negros. Bol­so­na­ro no hace más que elo­giar a los bra­vos defen­so­res del orden y la seguridad.

Una niña negra y pobre de diez años, vio­la­da por un tío des­de los seis, que­dó emba­ra­za­da. Siguien­do la legis­la­ción, la abue­la pidió que se le hicie­ra un abor­to. Una segui­do­ra faná­ti­ca de Bol­so­na­ro expu­so en las redes socia­les el nom­bre de la niña y el hos­pi­tal en que esta­ba inter­na­da para el pro­ce­di­mien­to. Los médi­cos fue­ron ame­na­za­dos por faná­ti­cos religiosos.

La minis­tra de la Mujer, la Fami­lia y los Dere­chos Huma­nos negó que los datos per­so­na­les de la víc­ti­ma hayan sido fil­tra­dos por fun­cio­na­rios de la car­te­ra. Y apro­ve­chó para recor­dar que el abor­to es peca­do. Para la niña que fue ope­ra­da, nin­gu­na pala­bra de consuelo.

La Ama­zo­nia es devas­ta­da por incen­dios cri­mi­na­les, por extrac­to­res ile­ga­les de made­ra, por inva­so­res de reser­vas indí­ge­nas. El pre­si­den­te dice que es men­ti­ra, pese a las evi­den­cias estridentes.

El vice­pre­si­den­te, el muy tru­cu­len­to y reac­cio­na­rio gene­ral reti­ra­do Hamil­ton Mou­rão, pre­fi­rió desa­fiar al actor nor­te­ame­ri­cano Leo­nar­do di Caprio, feroz crí­ti­co de lo que ocu­rre en Bra­sil: “Que ven­ga a hacer con­mi­go una mar­cha de ocho kiló­me­tros por la sel­va, para ver que lo que dice no es verdad”.

La pre­mier ale­ma­na Ange­la Mer­kel no ha sido invi­ta­da a nada. Pero no habrá sido esa la razón de haber anun­cia­do que su gobierno “difí­cil­men­te” irá adhe­rir al tra­ta­do comer­cial entre la Unión Euro­pea y el Mer­co­sur, a raíz de la situa­ción vivi­da en la Amazonia.

Antes de Ale­ma­nia, otros paí­ses euro­peos como Fran­cia, Bél­gi­ca, Aus­tria, Holan­da e Irlan­da habían mani­fes­ta­do resis­ten­cia en fir­mar el acuer­do por la mis­ma razón.

Ade­más de la salud públi­ca y el medio-ambien­te, tam­bién la edu­ca­ción es blan­co de los ata­ques des­truc­to­res de Bol­so­na­ro. Aho­ra se supo que en la pro­pues­ta de pre­su­pues­to para 2021, que será envia­da al Con­gre­so para aná­li­sis y vota­ción, están pre­vis­tos pro­fun­dos cor­tes en la par­ce­la des­ti­na­da a Edu­ca­ción. Lo que será qui­ta­do ya tie­ne nue­vo des­tino: el minis­te­rio de Defen­sa. Las uni­ver­si­da­des públi­cas advir­tie­ron que no logra­rán sobrevivir.

El tema depen­de­rá del Con­gre­so, pero Bol­so­na­ro ya logró com­prar – lite­ral­men­te – una bue­na can­ti­dad de dipu­tados. Pri­me­ro, para impe­dir que se le abra un jui­cio (hay 53 pedi­dos for­ma­li­za­dos y ofi­cia­li­za­dos dur­mien­do en el cajón del pre­si­den­te de la Cáma­ra). Y a remol­que, para lo que sea.

Pese a todo eso (y mucho más) los son­deos de opi­nión públi­ca indi­can que la popu­la­ri­dad del can­di­da­to a geno­ci­da aumen­tó, mien­tras que su recha­zo bajó. Y, peor: eso se regis­tró entre las par­ce­las más pobres del país más des­igual de Amé­ri­ca, tra­di­cio­nal elec­to­ra­do de Lula da Silva.

A pri­me­ra vis­ta, el motor de esa inver­sión sería el “auxi­lio de emer­gen­cia” deter­mi­na­do no por el gobierno, sino por el Con­gre­so. Fue­ron cin­co cuo­tas de unos 120 dóla­res men­sua­les por fami­lia (la pro­pues­ta ori­gi­nal envia­da por Bol­so­na­ro era de 37 dóla­res, ele­va­da por los diputados).

Habrá otras tres, pero de menos. Y no hay recur­sos para más.

¿Qué pasa­rá cuan­do la ayu­da trans­for­ma­da en teso­ro se acabe?

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