Argen­ti­na. «Cuan­do ellos fes­te­jan, el país siem­pre pierde»

Por Juan Guahán, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 10 de agos­to de 2020.

Ale­jan­dro Olmos Gao­na, cola­bo­ra­dor de Rafael Correa en la nego­cia­ción de la deu­da de Ecua­dor e hijo de quien logra­ra que nues­tra “deu­da” fue­ra decla­ra­da judi­cial­men­te como frau­du­len­ta, puso el títu­lo a estas refle­xio­nes sobre el acuer­do cele­bra­do. La pro­pues­ta de Refor­ma Judi­cial y la “tela­ra­ña” de la que habla­ba Mar­tín Fie­rro. En Cen­troa­mé­ri­ca, los pan­di­lle­ros de las Maras espían al Estado.

Alber­to Fer­nán­dez había avi­sa­do: “no voy a ser el Pre­si­den­te del default” y cum­plió. Aho­ra se olvi­dó decir que se había “olvi­da­do” del com­pro­mi­so de “inves­ti­gar la lega­li­dad de la deu­da”. De este modo segui­mos legi­ti­man­do lo que es frau­du­len­to e impa­ga­ble, renun­cian­do a cono­cer los nom­bres de los auto­res y bene­fi­cia­rios de tama­ños crí­me­nes e injusticias.

Que­da cla­ro que Fer­nán­dez no va a ser el Pre­si­den­te que pague la deu­da. Ello va a ser así por dos razo­nes: Una por­que los pagos ‑en serio- recién empie­zan des­pués de este man­da­to. En segun­do lugar, por­que a poco de andar se va a saber que –una vez más- no podre­mos pagar y vol­ve­re­mos a esta eter­na cale­si­ta que nos aco­go­ta y que se lla­ma “deu­da externa”.

Lo más lla­ma­ti­vo de este acuer­do, arri­ba­do lue­go de varias “últi­mas pro­pues­tas”, es la can­ti­dad y cali­dad de apo­yos que ha reci­bi­do. En este tema, la famo­sa “grie­ta” prác­ti­ca­men­te des­apa­re­ció, como sue­le pasar cuan­do se dis­cu­ten los temas don­de entran en jue­go los intere­ses del poder. Ahí sue­len coin­ci­dir quie­nes coti­dia­na­men­te se agre­den. Entre los apo­yos y aplau­sos están los de aque­llos que pue­den ser reco­no­ci­dos como “gori­las”, de las cen­tra­les empre­sa­ria­les; tam­bién quie­nes nos endeu­da­ron (los capu­to, prat gay y dujov­ne) y aho­ra son aplau­di­do­res de esta medi­da; tam­po­co fal­tan los “nacio­na­les y popu­la­res” de gran par­te del sin­di­ca­lis­mo y del actual ofi­cia­lis­mo. No están ausen­tes los apo­yos de los gran­des par­ti­dos polí­ti­cos diri­gi­dos des­de los intere­ses del poder. Tam­bién die­ron su aval los pode­ro­sos medios perio­dís­ti­cos con­tro­la­dos por los due­ños de todo y asen­ta­dos en el área por­tua­ria. Ni hablar del fes­te­jo de los más impor­tan­tes eco­no­mis­tas y de los orga­nis­mos finan­cie­ros inter­na­cio­na­les, inclu­yen­do las feli­ci­ta­cio­nes de las auto­ri­da­des del Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal (FMI). Todos ellos fes­te­jan; el pue­blo humil­de y los intere­ses de la Patria, nada tie­nen para hacerlo.

EL CONTENIDO DEL ARREGLO

Es muy difí­cil hablar sobre este tema cuan­do solo se han difun­di­do algu­nas gene­ra­li­da­des de lo pac­ta­do y nada del acuer­do final y menos aún de la letra chi­ca del mismo.

Estas ideas ini­cia­les del acuer­do se irán des­gra­nan­do en la medi­da que apa­rez­can los datos con­cre­tos. De todas mane­ras hay algu­nas cues­tio­nes en las cua­les la infor­ma­ción exis­ten­te per­mi­te hacer las eva­lua­cio­nes del caso.

Uno de los pri­me­ros temas que apa­re­ce con­sis­te en saber si este arre­glo encau­za todo el pro­ble­ma de nues­tra deu­da. En ese sen­ti­do, corres­pon­de hacer dos acla­ra­cio­nes. La pri­me­ra es que solo abar­ca a los bonis­tas pri­va­dos (los famo­sos “bui­tres”) con los cua­les se rene­go­cian los bonos del acuer­do fir­ma­dos por Nés­tor Kirch­ner (2005), los de Cris­ti­na (2010) y endeu­da­mien­tos des­me­su­ra­dos de Mau­ri­cio Macri como el famo­so Bono a 100 años (2017). En segun­do lugar, no entra en este acuer­do el demen­cial com­pro­mi­so macris­ta con el FMI por 44 mil millo­nes de dóla­res (que con intere­ses ya suman 49 mil millo­nes), que ten­dría­mos que pagar fun­da­men­tal­men­te en 2022 y 2023. A esos fines será nece­sa­ria otra nego­cia­ción. Allí se defi­ni­rán las men­ta­das “con­di­cio­na­li­da­des” que impo­ne el FMI y que son las garan­tías para que cum­pla­mos con lo que el gobierno está acordando.

Al “coro de aplau­di­do­res” estas cues­tio­nes no les hacen mella por dife­ren­tes razones.

Al mun­do finan­cie­ro solo le intere­sa la con­ti­nui­dad del actual sis­te­ma. Éste les garan­ti­za el cobro de lo que recla­man, lo cual les da segu­ri­dad y pre­vi­si­bi­li­dad a sus negocios.

Para la mayor par­te de nues­tra diri­gen­cia pare­cie­ra que su mayor preo­cu­pa­ción pasa por cubrir­se sus espal­das y ase­gu­rar­se la impu­ni­dad pasa­da, actual y futu­ra. Es por eso que todos y cada uno de los acuer­dos pasa­dos ‑segu­ra­men­te el actual corre­rá la mis­ma suer­te- fue­ron apro­ba­dos por las gran­des mayo­rías parlamentarias.

Natu­ral­men­te que todos ellos tie­nen el dere­cho a pre­gun­tar: ¿Había otras opciones?

La res­pues­ta es un rotun­do SI.

Lo dicho está ava­la­do en 3 razo­nes com­ple­men­ta­rias y de dis­tin­ta naturaleza.

Una es la actual cri­sis mun­dial que atra­vie­sa Occi­den­te. Ésta es agra­va­da por esta pan­de­mia que colo­ca a muchos paí­ses al bor­de situa­cio­nes de cam­bios impre­de­ci­bles. El gobierno debe­ría apro­ve­char esa cir­cuns­tan­cia para avan­zar en nues­tra eman­ci­pa­ción y no para rega­lar­le la soga a nues­tros verdugos.

Dos, debe­ría­mos tener pre­sen­te que hay cer­ca de 90 paí­ses con agu­dos pro­ble­mas en sus pagos inter­na­cio­na­les. En otros tiem­pos se inten­tó y aho­ra es la hora de reflo­tar ese “Club de Deu­do­res” que dis­cu­ta de un modo glo­bal el esti­lo y carac­te­rís­ti­cas de las rela­cio­nes con el mun­do finan­cie­ro inter­na­cio­nal. Tres, no son pocas, ni des­co­no­ci­das, las razo­nes que tene­mos para deman­dar una inves­ti­ga­ción sobre la lega­li­dad y legi­ti­mad de tales recla­mos. Sobre muchos de los cua­les pesa el argu­men­to de tra­tar­se de deu­das frau­du­len­tas y “odio­sas”, es decir con­traí­das con­tra el inte­rés de nues­tros pue­blos y con la com­pli­ci­dad de los prestamistas.

Nada de ello ha sido invo­ca­do o pues­to en prác­ti­ca, en con­se­cuen­cia nos some­te­mos man­sa­men­te a los desig­nios que el gran capi­tal nos vie­ne impo­nien­do des­de hace déca­das. Cla­ro está que los más humil­des, sus des­cen­dien­tes y la Patria toda son los gran­des perjudicados.

LA REFORMA JUDICIAL Y LA TELA DE ARAÑA

Tal como se espe­ra­ba la deci­sión ofi­cial de meter­se en el tema de la Jus­ti­cia no iba a pasar desapercibido.

Sema­nas atrás se había remo­vi­do el avis­pe­ro con dos deci­sio­nes del Eje­cu­ti­vo. Por un lado ponía en manos del Par­la­men­to la pro­pues­ta para una Refor­ma Judi­cial. Simul­tá­nea­men­te, por medio de un Decre­to de Nece­si­dad y Urgen­cia (DNU) crea­ba un Con­se­jo Con­sul­ti­vo (no vin­cu­lan­te) para que haga un Infor­me sobre la reor­ga­ni­za­ción del sis­te­ma judi­cial, inclui­da la Supre­ma Corte.

Aho­ra la cues­tión va toman­do cuer­po. Ya están desig­na­dos los 11 miem­bro del Con­se­jo Con­sul­ti­vo, que tie­nen 90 días para expe­dir­se. En el Sena­do comien­za el deba­te sobre la Refor­ma Judicial.

Sobre estos temas hay dos for­mas de abor­dar­los. Des­de aden­tro de los pro­ble­mas téc­ni­cos sobre el fun­cio­na­mien­to del sis­te­ma judi­cial o tam­bién se lo pue­de obser­var des­de afue­ra del mis­mo, como lo ve la mayo­ría del pueblo.

Los ver­sos de José Her­nán­dez, en su Mar­tín Fie­rro, que enca­be­zan estas refle­xio­nes son una cla­ra mues­tra de cómo el pue­blo llano ha vis­to y ve –en gran­des líneas- la evo­lu­ción y sen­ti­do del poder encar­ga­do de impar­tir justicia.

Así vis­tas las cosas resul­ta cla­ro que a cual­quier gobierno le intere­sa tener algu­na for­ma de con­trol sobre las deci­sio­nes judi­cia­les. Sien­do, según nues­tro sis­te­ma ins­ti­tu­cio­nal, uno de los tres pode­res del Esta­do su rol –muchas veces- resul­ta deter­mi­nan­te para ase­gu­rar el fun­cio­na­mien­to de cual­quier gobierno. No es dis­tin­to el caso que nos ocupa.

Es por eso que los gobier­nos, cual­quie­ra sea su signo, tie­nen la pre­ten­sión de ase­gu­rar­se la mejor rela­ción con dicho poder. Es por eso que los cam­bios de gobierno pro­du­cen ten­sión con el mismo.

Es sabi­do que gobierno y opo­si­ción mani­fies­tan algu­nos acuer­dos, por ejem­plo en temas vin­cu­la­dos a esta pes­te o al tra­ta­mien­to de aspec­tos de la deu­da. Pero ello no sig­ni­fi­ca olvi­dar aque­llas cues­tio­nes que se van gene­ran­do con la “grie­ta” que les con­vie­ne man­te­ner en temas de la coyun­tu­ra. El gobierno actual tie­ne, en este sen­ti­do, un par de temas que pro­cu­ra resol­ver. Entre ellos las cues­tio­nes judi­cia­les vin­cu­la­das a cau­sas de corrup­ción de kirch­ne­ris­mo y macris­mo. En el pri­mer caso para excul­par a aque­llos que muchos miem­bros del pro­pio gobierno con­si­de­ran “pre­sos polí­ti­cos” o invo­lu­cra­dos en cau­sas polí­ti­cas. Res­pec­to del macris­mo para avan­zar en su enjui­cia­mien­to por algu­nos actos de su gestión.

En este sen­ti­do es difí­cil no tener pre­sen­te que la pro­pia vice pre­si­den­ta y líder del ofi­cia­lis­mo gober­nan­te tie­ne cau­sas pena­les en deba­te y que Macri le ande gam­be­tean­do a la Justicia.

Es posi­ble que esta carac­te­ri­za­ción expli­que los dos gran­des cam­bios en la Jus­ti­cia que están en mar­cha. Uno refe­ri­do al des­mem­bra­mien­to de los Tri­bu­na­les Fede­ra­les de Como­do­ro Py, reco­no­ci­dos por el uso, mal uso y abu­so del gran poder que tie­nen y don­de recaen la mayo­ría de las cau­sas por corrup­ción. Más impor­tan­te aún es la inte­gra­ción de la Supre­ma Cor­te, cuya actual com­po­si­ción no le garan­ti­za al gobierno la sufi­cien­te con­fian­za. Aun­que se lo esté negan­do, es muy difí­cil pen­sar que el ofi­cia­lis­mo care­ce de inte­rés en lograr algu­nos cam­bios en su composición.

Itu­rria /​Fuen­te

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *