Esta­dos Uni­dos. Trump está des­atan­do el auto­ri­ta­ris­mo en las ciu­da­des esta­dou­ni­den­ses, jus­to a tiem­po para las elecciones

Por Daniel Strauss, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 24 de julio de 2020.

John Sand­weg, ex jefe de actua­ción de Ice, dice que el des­plie­gue de fun­cio­na­rios de segu­ri­dad nacio­nal es una «cri­sis manu­fac­tu­ra­da» deri­va­da de «un fra­ca­so de lide­raz­go».

El ex direc­tor inte­ri­no de la agen­cia de Inmi­gra­ción y Con­trol de Adua­nas de EE. UU., Que tra­ba­ja bajo el Depar­ta­men­to de Segu­ri­dad Nacio­nal, ha con­de­na­do el mane­jo de las pro­tes­tas de la admi­nis­tra­ción Trump en Portland median­te el des­plie­gue de agen­tes fede­ra­les en la ciudad.

John Sand­weg, el ex direc­tor inte­ri­no de Ice, que tam­bién se desem­pe­ñó como ase­sor gene­ral del DHS, dijo que Donald Trump esta­ba usan­do a la agen­cia como su pro­pio «escua­drón matón» al enviar agen­tes fede­ra­les de la poli­cía a la ciu­dad más gran­de de Ore­gon y pro­me­tió enviar más a Otras ciu­da­des de todo el país, como Chica­go y Albuquerque.

Sand­weg, en una amplia entre­vis­ta con The Guar­dian, cali­fi­có la polí­ti­ca de la admi­nis­tra­ción como un «fra­ca­so de lide­raz­go en la admi­nis­tra­ción Trump».

Aña­dió: «Creo que es un abu­so de DHS. Me refie­ro a que real­men­te el pre­si­den­te está tra­tan­do de usar DHS como su escua­drón de mato­nes. Eso es real­men­te lo que está pasan­do aquí ”.

Los comen­ta­rios de Sand­weg se pro­du­cen cuan­do fun­cio­na­rios fede­ra­les no iden­ti­fi­ca­dos se enfren­tan nue­va­men­te en Portland con mani­fes­tan­tes que piden refor­mas a la poli­cía local. El miér­co­les, el alcal­de de Portland, Ted Whee­ler, se unió a los mani­fes­tan­tes. Esta­ba gas­ta­do por las lágri­mas jun­to con otros en la mul­ti­tud. Los agen­tes fede­ra­les han sido acu­sa­dos​de sacar a las per­so­nas de las calles en autos sin mar­car, así como de des­ple­gar uni­for­mes y equi­pos de esti­lo mili­tar mien­tras luchan con­tra los mani­fes­tan­tes todas las noches en la ciudad.

Sand­weg pasó a ofre­cer crí­ti­cas mor­da­ces sobre el mane­jo de las pro­tes­tas por par­te de la admi­nis­tra­ción, cali­fi­cán­do­la de «cri­sis manu­fac­tu­ra­da» impul­sa­da por la polí­ti­ca del presidente.

“En mi expe­rien­cia, esto no pro­vie­ne de la fuer­za labo­ral. Creo que hay muchas ideas fal­sas que espe­ro poder acla­rar al menos ”, dijo Sand­weg. “El DHS no se ha des­ata­do tan­to como se lo ha empu­ja­do a hacer este tipo de cosas. En mi expe­rien­cia, las per­so­nas con las que he tra­ba­ja­do quie­ren pro­te­ger la segu­ri­dad nacio­nal y la segu­ri­dad pública ”.

Sand­weg tam­bién seña­ló al direc­tor inte­ri­no del depar­ta­men­to, Chad Wolf, quien ha sido vis­to como una fuer­za impul­so­ra detrás del des­plie­gue que ha indig­na­do a los demó­cra­tas, algu­nos repu­bli­ca­nos y muchos gru­pos de dere­chos civiles.

«Usted tie­ne un secre­ta­rio inte­ri­no, si lo desea, que se encuen­tra en una posi­ción muy pre­ca­ria en el sen­ti­do de que varios de sus pre­de­ce­so­res no tuvie­ron un man­da­to tan lar­go, que creo que está ansio­so por com­pla­cer», dijo Sandweg.

Sand­weg dijo que, en prin­ci­pio, el caso de los agen­tes de la ley fede­ra­les para pro­te­ger edi­fi­cios fede­ra­les era bas­tan­te sólido.

«Des­de una posi­ción gene­ral, por supues­to, el gobierno fede­ral tie­ne el dere­cho de hacer cum­plir la ley fede­ral en cual­quier par­te de los Esta­dos Uni­dos», dijo Sand­weg. “Pero, de nue­vo, hay una mane­ra correc­ta de hacer­lo y una mane­ra inco­rrec­ta. Y lo que esta­mos vien­do aquí es el tipo de cosas que ten­drán efec­tos devas­ta­do­res para el DHS y sus agen­cias ope­ra­ti­vas duran­te mucho tiempo ”.

Cuan­do se le pidió que com­pa­ra­ra cómo se usa el DHS en com­pa­ra­ción con la pre­si­den­cia de Barack Oba­ma, Sand­weg dijo que había una gran diferencia.

“Hace un con­tras­te increí­ble. Escu­cha, nues­tro obje­ti­vo gene­ral era ser efec­ti­vo. Para hacer un tra­ba­jo efec­ti­vo de apli­ca­ción de la ley, para ase­gu­rar efec­ti­va­men­te la fron­te­ra, para pro­mo­ver la segu­ri­dad públi­ca y la segu­ri­dad nacio­nal, debe tener una gran aso­cia­ción con el esta­do y los loca­les. Y la polí­ti­ca no impor­ta­ba. La polí­ti­ca no impor­ta­ba si eras repu­bli­cano o demó­cra­ta ”, dijo Sand­weg, y agre­gó que el con­tras­te tam­bién se exten­dió a la admi­nis­tra­ción Geor­ge Bush a prin­ci­pios de la déca­da de 2000.

Tan­to los sena­do­res de Ore­gon como otros miem­bros de la dele­ga­ción del Con­gre­so del esta­do han pedi­do una inves­ti­ga­ción sobre el mane­jo de las pro­tes­tas por par­te de la administración.

Mien­tras tan­to, la gober­na­do­ra Kate Brown dijo en una con­fe­ren­cia de pren­sa el miér­co­les: “Esto es una demo­cra­cia, no una dic­ta­du­ra. No pode­mos tener a la poli­cía secre­ta secues­tran­do per­so­nas y colo­cán­do­las en vehícu­los sin mar­car. No pue­do creer que ten­ga que decir­le eso al pre­si­den­te de los Esta­dos Unidos «.

En los últi­mos años, algu­nos demó­cra­tas han abo­ga­do por una refor­ma impor­tan­te de los orga­nis­mos fede­ra­les como Ice o el DHS. Sand­weg se preo­cu­pó de que si Joe Biden fue­ra ele­gi­do pre­si­den­te podría enfren­tar una pre­sión sig­ni­fi­ca­ti­va para rea­li­zar cam­bios drásticos.

«Lo que me preo­cu­pa es que va a haber mucha pre­sión sobre el pre­si­den­te Biden para que haga refor­mas real­men­te drás­ti­cas al DHS», dijo Sand­weg. “No creo per­so­nal­men­te que esas refor­mas sean nece­sa­rias. Creo que esta es una cri­sis de lide­raz­go. Un fra­ca­so de lide­raz­go en la admi­nis­tra­ción Trump. Creo que es un abu­so del DHS «.

Sand­weg agre­gó: «Es un fra­ca­so de lide­raz­go y al final del día aquí y la cla­ve es que obtie­nen una mano bue­na, expe­ri­men­ta­da y bue­na aquí para que DHS regre­se a la cul­tu­ra de don­de DHS quie­re estar como agencia.»

Fuen­te: The Guar­dian

Trump está des­atan­do el auto­ri­ta­ris­mo en las ciu­da­des esta­dou­ni­den­ses, jus­to a tiem­po para las elecciones

Por Andrew Gawthorpe*

La esen­cia del fas­cis­mo, y el auto­ri­ta­ris­mo en gene­ral, es un espec­tácu­lo vio­len­to. Es por eso que las fuer­zas de segu­ri­dad uni­for­ma­das y la vio­len­cia que des­atan son vene­ra­das en los regí­me­nes auto­ri­ta­rios. Repre­sen­tan la uni­dad, la fuer­za y​la viri­li­dad de la nación, espe­cial­men­te cuan­do están repri­mien­do a los disi­den­tes e inde­sea­bles que creen que ame­na­zan estos atributos.

Qui­zás por suer­te, podría dar­le ideas, Donald Trump cono­ce una peque­ña his­to­ria pre­cio­sa. Pero él entien­de esta diná­mi­ca a nivel intes­ti­nal. Vio a tra­vés de todo el con­ser­va­du­ris­mo moderno no pue­de hablar sobre los dere­chos y las liber­ta­des y vio que su cora­zón laten­te es auto­ri­ta­rio. Exis­ten dere­chos y liber­ta­des para per­so­nas como ellos, no para extra­ños y disi­den­tes. El menor indi­cio de que el esta­do podría venir por sus liber­ta­des y llo­ra­rán san­grien­tos ase­si­na­tos. Pero brín­de­les el espec­tácu­lo de ofi­cia­les uni­for­ma­dos que pur­gan a la nación de inde­sea­bles, y lo animarán.

Solo la sed de espec­tácu­lo vio­len­to pue­de expli­car la deci­sión del pre­si­den­te en los últi­mos días de enviar fuer­zas de segu­ri­dad fede­ra­les, inclui­dos equi­pos para­mi­li­ta­res de Adua­nas y Pro­tec­ción Fron­te­ri­za (CBP), a Portland y otros luga­res. Ves­ti­do con el mis­mo camu­fla­je de bos­que que las tro­pas esta­dou­ni­den­ses usan para el com­ba­te, así es como se supo­ne que deben enten­der­se: como sol­da­dos que repri­men a los enemi­gos de Esta­dos Unidos.

Este tea­tro no se está repre­sen­tan­do en bene­fi­cio de las per­so­nas que viven en las zonas afec­ta­das. Las ciu­da­des con­tro­la­das por los demó­cra­tas y pobla­das por mino­rías, que pue­den ser retra­ta­das como pla­ga­das por la anar­quía y la anar­quía, son una lámi­na polí­ti­ca mucho más útil para Trump que las metró­po­lis pací­fi­cas y prós­pe­ras. Y como era de espe­rar, la apa­ri­ción de las fuer­zas de segu­ri­dad fede­ra­les para­mi­li­ta­res, que supues­ta­men­te vio­la­ron los dere­chos de los mani­fes­tan­tes y dis­pa­ra­ron a uno en la cabe­za con una muni­ción anti­dis­tur­bios, ha infla­ma­do en lugar de cal­mar la situación.

El públi­co real se encuen­tra en una de las pocas cosas que Donald Trump real­men­te entien­de: la tele­vi­sión. Como han enten­di­do otros líde­res auto­ri­ta­rios, la tele­vi­sión es el medio per­fec­to tan­to para unir un país como para des­ga­rrar­lo. Sim­plis­ta en su estruc­tu­ra y vis­ce­ral en su impac­to, recrea even­tos leja­nos en nues­tra sala de estar.

Esto pue­de ser posi­ti­vo, como duran­te el movi­mien­to de dere­chos civi­les, cuan­do las imá­ge­nes de gol­pes san­grien­tos y man­gue­ras de bom­be­ros deja­ron en cla­ro a los que están fue­ra del sur lo lejos que Esta­dos Uni­dos se había des­via­do de su pro­me­sa. Pero tam­bién se pue­de usar para des­pro­por­cio­nar, para tra­tar de con­ven­cer a los esta­dou­ni­den­ses que no pudie­ron encon­trar Portland en un mapa de que los even­tos allí repre­sen­tan una ame­na­za exis­ten­cial para su país. Repro­du­ci­das sin fin en la pan­ta­lla, las pro­tes­tas y la vio­len­cia que se limi­tan prin­ci­pal­men­te a unas pocas cua­dras de una ciu­dad leja­na se con­vier­ten en un sín­to­ma de un país «ase­dia­do» por el «fas­cis­mo de extre­ma izquierda».

Este es sim­ple­men­te el últi­mo ejem­plo del inten­to de Trump de bene­fi­ciar­se del espec­tácu­lo auto­ri­ta­rio. En el perío­do pre­vio a las elec­cio­nes de mitad de perío­do de 2018, orde­nó un aumen­to de las fuer­zas mili­ta­res esta­dou­ni­den­ses a la fron­te­ra sur para pro­te­ger­lo de la «inva­sión» de «cara­va­nas» de soli­ci­tan­tes de asi­lo que via­jan des­de Amé­ri­ca Cen­tral. Prohi­bi­do por la ley rea­li­zar arres­tos, los sol­da­dos se ocu­pa­ron de trans­por­tar agen­tes de CBP en heli­cóp­te­ros y ten­dien­do alam­bre de púas. Trump obtu­vo las imá­ge­nes de tele­vi­sión que ansia­ba, crean­do la sen­sa­ción entre las sec­cio­nes del elec­to­ra­do de que esta­ban bajo la ame­na­za exis­ten­cial de hor­das de foras­te­ros marro­nes, y que Trump era su valien­te pro­tec­tor. Una vez que ter­mi­na­ron las elec­cio­nes, ape­nas vol­vió a pro­nun­ciar la pala­bra «cara­va­na».

Ver cómo se desa­rro­lla el mis­mo patrón en las ciu­da­des esta­dou­ni­den­ses es pro­fun­da­men­te preo­cu­pan­te. Tam­bién demues­tra los víncu­los que exis­ten entre el tra­ta­mien­to de los extra­ños y el tra­ta­mien­to de los con­si­de­ra­dos enemi­gos inter­nos. Del mis­mo modo que los mili­ta­res apo­yan a CBP en la fron­te­ra sur, aho­ra la patru­lla fron­te­ri­za apa­re­ce en el cora­zón del país para repri­mir la disi­den­cia y los dis­tur­bios, mien­tras que sus fun­cio­na­rios con­de­nan a los esta­dou­ni­den­ses como «anar­quis­tas» y «terro­ris­tas». Lo que esto lle­va a casa no es solo la inter­cam­bia­bi­li­dad de las fuer­zas de segu­ri­dad de Esta­dos Uni­dos, sino tam­bién de sus objetivos.

Para los fines del espec­tácu­lo, esta inter­cam­bia­bi­li­dad es cen­tral. Los sol­da­dos heroi­cos son un ele­men­to bási­co de las imá­ge­nes auto­ri­ta­rias por­que pare­cen encar­nar a la nación, uni­da bajo un líder fuer­te. Opo­ner­se al sol­da­do o al líder es, por lo tan­to, opo­ner­se a la nación mis­ma. Trump, que pasó años tra­tan­do de orga­ni­zar un des­fi­le mili­tar en Washing­ton DC para alen­tar a tal aso­cia­ción, entien­de esto. Se supo­ne que enviar las mis­mas fuer­zas ves­ti­das de camu­fla­je para luchar con­tra los enemi­gos exter­nos de Esta­dos Uni­dos y sus disi­den­tes inter­nos debe enviar el men­sa­je de que, en últi­ma ins­tan­cia, estos últi­mos son tan peli­gro­sos para la nación como los primeros.

Como Trump ya ha reve­la­do, este men­sa­je es fun­da­men­tal para su caso de reelec­ción. Entre aho­ra y noviem­bre, se pue­de espe­rar que use y abu­se de su poder sobre las fuer­zas de segu­ri­dad para­mi­li­ta­res de Esta­dos Uni­dos para tra­tar de refor­zar este caso. Está cla­ro que muchos polí­ti­cos y votan­tes con­ser­va­do­res que afir­man creer en los dere­chos indi­vi­dua­les y temer los abu­sos del poder fede­ral aho­ra están dema­sia­do invo­lu­cra­dos en el auto­ri­ta­ris­mo, dema­sia­do con­ven­ci­dos de la depra­va­ción de sus opo­nen­tes, para con­te­ner­lo. Una vez que su poder sea reti­ra­do pací­fi­ca­men­te en las urnas, las refor­mas al gigan­te en que se ha con­ver­ti­do el apa­ra­to de segu­ri­dad de Esta­dos Uni­dos serán vita­les. Sin ellos, no se sabe has­ta qué pun­to un futu­ro pre­si­den­te podría lle­var el espec­tácu­lo de la violencia.

*Andrew Gawthor­pe es his­to­ria­dor de los Esta­dos Uni­dos en la Uni­ver­si­dad de Leiden

Fuen­te: The Guar­dian

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