Cuba. El Che Gue­va­ra y el Movi­mien­to 26 de Julio en Argentina

Por Lois Pérez Lei­ra, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 26 de julio de 2020.

Mien­tras Ernes­to “Che Gue­va­ra” lucha­ba en Sie­rra Maes­tra, en la argen­ti­na un gru­po de exi­lia­dos cuba­nos, con­jun­ta­men­te con el padre del Che, orga­ni­za­ban el Comi­té del Movi­mien­to 26 de Julio.

Los padres de Ernes­to vivie­ron como mucha angus­tia los dos años que duro la lucha revo­lu­cio­na­ria en Sie­rra Maes­tra. Pocas fue­ron las noti­cias que tenían de su hijo. La mayo­ría de la veces las infor­ma­cio­nes ofi­cia­les que difun­día la dic­ta­du­ra de Batis­ta, seña­la­ban la derro­ta de los inte­gran­tes del Movi­mien­to 26 de julio. Las pocas car­tas que pos­te­rior­men­te fue­ron lle­gan­do fue­ron envia­das a la casa de Car­men Arias, la galle­ga ami­ga de la fami­lia que había ayu­da­do a criar a Ernes­to y le había pues­to de sobre­nom­bre “Tete”. Alfre­do Gabe­la ahi­ja­do del Che nos cuen­ta esta eta­pa: “Las car­tas que envia­ba Ernes­to esta­ban fir­ma­das como “Tete” y eran diri­gi­das a la direc­ción de mi casa a nom­bre de mi padre Alfre­do Gabe­la. Cuan­do lle­ga­ban, fue­ra la hora que fue­ra, mi padre se acer­ca­ba a la casa de los Gue­va­ra para acer­car­le la car­ta. Mis padres sabían de la impor­tan­cia que tenía en esta fami­lia, tener noti­cias de su hijo en Sie­rra Maes­tra”.
Don Ernes­to Gue­va­ra padre del Che nos cuen­ta en una entre­vis­ta rea­li­za­da en La Haba­na: “Estu­vi­mos dos años sin tener noti­cias, sal­vo los rela­tos del perio­dis­ta argen­tino Jor­ge Ricar­do Maset­ti, quien estu­vo en Sie­rra Maes­tra en abril y mayo de 1958 y tra­jo una char­la gra­ba­da con el Che y con Fidel. Maset­ti publi­có un libro sobre Cuba: Los que luchan y los que llo­ran. Sin embar­go, los dia­rios comu­ni­ca­ban con insis­ten­cia que las tro­pas de Batis­ta habían derro­ta­do a los rebel­des, y cada noti­cia de ésas nos cau­sa­ba alar­ma por la suer­te del hijo. El 31 de diciem­bre de 1958, en vís­pe­ras de la caí­da del régi­men de Batis­ta, se reu­nió toda nues­tra fami­lia para fes­te­jar el Año Nue­vo. No está­ba­mos de muy buen humor, por­que la radio daba las noti­cias más con­tra­dic­to­rias sobre los acon­te­ci­mien­tos cuba­nos, y del Che sólo sabía­mos que lo habían heri­do en los com­ba­tes por la ciu­dad de San­ta Cla­ra. En Bue­nos Aires fun­cio­na­ba el Comi­té de Soli­da­ri­dad con el pue­blo cubano, que inclu­si­ve tenía comu­ni­ca­ción direc­ta por radio con el Esta­do Mayor de Fidel. Pero ese con­duc­to no era muy segu­ro, y con fre­cuen­cia falla­ba. No sabía­mos qué ocu­rría en reali­dad en Cuba. Aque­lla noche de Año Nue­vo, cuan­do ya está­ba­mos todos reu­ni­dos y no espe­rá­ba­mos a nadie más, cer­ca de las once de la noche lla­ma­ron a la puer­ta. Abri­mos, y en el umbral encon­tra­mos un sobre. Has­ta la fecha no sé quién lo dejó. En el sobre había esta noti­ta:
“Que­ri­dos vie­jos: Me sien­to per­fec­ta­men­te. He gas­ta­do dos, me que­dan cin­co. Con­ti­núo tra­ba­jan­do. Les escri­bo poco y así será en lo suce­si­vo. Sin embar­go, con­fíen en que Dios es Argen­tino. Les abra­za fuer­te­men­te a todos, Teté”. Siem­pre decía que tenía sie­te vidas, como los gatos. Las pala­bras “he gas­ta­do dos, me que­dan cin­co” sig­ni­fi­ca­ban que había sido heri­do dos veces y le que­da­ban toda­vía cin­co vidas de reser­va. Nos que­da­mos pas­ma­dos y muy con­ten­tos del men­sa­je tan ines­pe­ra­do. No fue la úni­ca sor­pre­sa en esa noche memo­ra­ble. Habrían pasa­do unos diez minu­tos, y nos deja­ron otro sobre, con una tar­je­ta que tenía dibu­ja­da una rosa roja y decía: “Feliz Navi­dad y Prós­pe­ro Año Nue­vo. El esta­do de Teté es exce­len­te”. Al día siguien­te, el 1° de enero de 1959, vinie­ron a ver­nos Maset­ti y Alber­to Gra­na­do, y nos comu­ni­ca­ron que Batis­ta había hui­do de Cuba. Una sema­na más tar­de, el 7 de enero, ya libe­ra­da La Haba­na por el Ejér­ci­to Rebel­de, Cami­lo Cien­fue­gos qui­so dar­le una agra­da­ble sor­pre­sa al Che y envió por noso­tros un avión de La Haba­na. Tan­ta agi­ta­ción me hizo guar­dar cama, y Celia par­tió sola a La Haba­na. Al abra­zar a su hijo en el aero­puer­to no pudo con­te­ner las lágri­mas. Era la pri­me­ra vez que eso le ocu­rría. Yo lle­gue un mes más tar­de.” Aquel 1 de enero Don Ernes­to se con­vir­tió en la figu­ra cen­tral de la soli­da­ri­dad con la revo­lu­ción triun­fan­te. Ese día dis­tin­tos actos lo tenían como ora­dor cen­tral: la con­cen­tra­ción en el dia­rio Crí­ti­ca, la mani­fes­ta­ción has­ta la emba­ja­da cuba­na. Lue­go dio un dis­cur­so des­de el bal­cón de la mis­ma. El padre del Che era entre­vis­ta­do por nume­ro­sos perio­dis­tas argen­ti­nos y corres­pon­sa­les inter­na­cio­na­les, algu­nos inclu­so al ser­vi­cio de la CIA. Entre las pre­gun­tas más comu­nes que le hacían, era sobre la ideo­lo­gía comu­nis­ta de su hijo. Con el fin de que sus decla­ra­cio­nes no fue­ran uti­li­za­das por la dere­cha, de for­ma con­tun­den­te nega­ba la ideo­lo­gía comu­nis­ta de su hijo.

NICOLAS GUILLEN EN BUENOS AIRES

El 25 de julio de 1958 lle­ga­ba a Bue­nos Aires en avión des­de Paris, Nico­lás Gui­llen. Habían pasa­do once años des­pués de su ante­rior visi­ta a este país. En aque­lla opor­tu­ni­dad había publi­ca­do en 1947, su libro de poe­sía el “Son Ente­ro”.
En el aero­puer­to lo esta­ban espe­ran­do sus vie­jos cama­ra­das argen­ti­nos. Des­de Ezei­za lo tras­la­da­ron has­ta el por­te­ño barrio del Once, don­de se hospe­do en el Hotel Atlan­tic, en la calle Cas­te­lli Nº 45. Gui­llen mien­tras espe­ra­ba el triun­fo de los revo­lu­cio­na­rios mar­tia­nos, para poder regre­sar a su país, rea­li­za un sin­fín de acti­vi­da­des cul­tu­ra­les y polí­ti­cas. Con la edi­to­rial Losa­da acuer­da la edi­ción de su libro iné­di­to “La Palo­ma del vue­lo popu­lar”. En agos­to reci­ta sus poe­mas en Radio el Mun­do, en un pro­gra­ma que diri­gía el poe­ta galle­go Xavier Bóve­da. Su estan­cia en este país gene­ra ‑igual que la vez ante­rior- una gran reper­cu­sión popu­lar. El poe­ta de la negri­tud es tra­ta­do como un ver­da­de­ro ído­lo popu­lar. Rea­li­za nume­ro­sos reci­ta­les: en el Tea­tro IFT; Tea­tro La Mas­ca­ra; Ins­ti­tu­to de rela­cio­nes cul­tu­ra­les Argen­ti­na – URSS. Reco­rre varias pro­vin­cias argen­ti­nas dan­do a cono­cer su poe­sía. El 29 de sep­tiem­bre en el Tea­tro Astral se rea­li­za en su honor un home­na­je. En aque­lla opor­tu­ni­dad Gui­llen reci­ta sus poe­mas revo­lu­cio­na­rios de apo­yo a la gue­rri­lla.
Los últi­mos días de diciem­bre, Gui­llen vive expec­tan­te de todo lo que suce­de en Cuba. Los tele­ti­pos infor­ma­ban de los triun­fos de la gue­rri­lla coman­da­da por Fidel Cas­tro y Ernes­to Gue­va­ra. El pro­pio Gui­llen nos cuen­ta ese momen­to: “El día de año nue­vo me des­per­tó, en mi habi­ta­ción del hotel en Bue­nos Aires, una lla­ma­da tele­fó­ni­ca. Era el escri­tor gua­te­mal­te­co Miguel Ángel Astu­rias, tam­bién exi­lia­do en la capi­tal argen­ti­na, quien me sor­pren­dió con estas pala­bras:
-Des­de hoy no pue­des seguir lla­mán­do­te Nico­lás Gui­llen Batis­ta, sino Nico­lás Gui­llen Cas­tro – Así fue como con esta inge­nio­sa mane­ra le lle­go la noti­cia de la caí­da del régi­men de Batis­ta en Cuba y del triun­fo de la revo­lu­ción. La argen­ti­na esta­llo de júbi­lo y Gui­llen se con­vir­tió en el cen­tro de todas las mira­das y feli­ci­ta­cio­nes. En esas horas de gran­des emo­cio­nes y múl­ti­ples lla­ma­das al hotel, uno de sus ami­gos argen­ti­nos le pide una nota urgen­te. Nos cuen­ta Gui­llen: “lla­mó por telé­fono a mi hotel en Bue­nos Aires el com­pa­ñe­ro Leó­ni­das Bar­let­ta, Direc­tor del sema­na­rio “Pro­pó­si­tos”, de amplia cir­cu­la­ción y lec­tu­ra. ‑Gui­llén, te pro­pon­go lo siguien­te: esta tar­de cerra­mos el perió­di­co un poco des­pués de las seis y hemos acor­da­do, si es posi­ble, que nos entre­gues una cró­ni­ca o un poe­ma en home­na­je al Che Gue­va­ra que tie­ne en estos momen­tos tan­to pres­ti­gio en tu país. ¿Qué te pare­ce un artícu­lo o un sone­to? Lo que sea ten­drás que entre­gar­lo ape­nas des­pués del medio­día.
Yo pegué un sal­to, excu­sán­do­me en ambos casos por fal­ta de tiem­po. Un sone­to no se hace como así, tal vez la cró­ni­ca. En eso que­da­mos y cuan­do col­gué… me puse a escri­bir un sone­to. Lla­mé a Bar­le­ta y le entre­gué los ver­sos. Al día siguien­te el pro­pio Bar­let­ta me lla­mó de nue­vo, feliz como un niño y me dijo que la Agen­cia Nor­te­ame­ri­ca­na Aso­cia­ted Press (AP) había otor­ga­do una impor­tan­cia polí­ti­ca gran­de al poe­ma dis­tri­bu­yén­do­lo por cable des­de Bue­nos Aires has­ta Méxi­co, es decir, en toda la red noti­cio­sa de esa Agen­cia. Con ello que­rían demos­trar, según supe, la influen­cia comu­nis­ta en Cuba, pues era un cubano de esa mili­tan­cia quien había hecho un encen­di­do elo­gio del gran gue­rri­lle­ro argen­tino, ami­go ínti­mo ade­más del líder triun­fan­te de la Revo­lu­ción, Fidel Cas­tro.” Des­pués de 6 años de for­zo­so exi­lio Nico­lás Gui­llen logra lle­gar a La haba­na el 23 de enero. El pri­mer reci­tal que da en la Cuba libe­ra­da es en la for­ta­le­za de La Caba­ña invi­ta­do expre­sa­men­te por el Coman­dan­te Ernes­to Che Gue­va­ra. “Una maña­na, – nos cuen­ta Gui­llen- pues, me vi meti­do en un avión de no recuer­do qué com­pa­ñía, al cual hubié­ra­mos podi­do lla­mar en Cuba leche­ro, por las dis­tin­tas para­das que hizo duran­te el via­je. La prin­ci­pal, sin embar­go, fue Chi­le – con todo dos ó tres días a lo sumo – que me per­mi­tió visi­tar a Tomás Lago (hoy ya falle­ci­do) y a su bellí­si­ma espo­sa, a Lau­ri­ta Reyes, her­ma­na del poe­ta Pablo Neru­da, que había sido tan cari­ño­sa con­mi­go duran­te toda mi pri­me­ra misión en aquel país, aho­ra bajo la bota de Pino­chet. Pasa­mos tam­bién por Bra­sil, pero en una estan­cia más bre­ve que las ante­rio­res, y de allí el gran sal­to a Cuba. Con­fie­so que no sin vani­dad espe­ra­ba yo un deco­ro­so reci­bi­mien­to, pero esa espe­ran­za se frus­tró por­que solo había en el aero­puer­to dos per­so­nas espe­rán­do­me. No en bal­de eran las cua­tro de la maña­na. ¿A quién se le ocu­rre reci­bir ami­gos tan tem­prano? Así que cuan­do lle­gué a La Haba­na, y me repu­se de tan lar­go via­je y demo­ra­da estan­cia, comen­zó una espe­cie de sim­pá­ti­co ase­dio para incor­po­rar­me a dis­tin­tas orga­ni­za­cio­nes polí­ti­cas y artísticas.”

EL ENCUENTRO CON EL CHE
Un medio­día de febre­ro, ‑Con­ti­nua Gui­llen- al lle­gar a mi casa encon­tré reca­do del Capi­tán del Ejér­ci­to Rebel­de Anto­nio Núñez Jimé­nez, en el cual me comu­ni­ca­ba que el Che Gue­va­ra que­ría hablar con­mi­go. Hubo una serie de des­en­cuen­tros, pero, al fin nos vimos en el café que esta­ba a un cos­ta­do del Pala­cio Pre­si­den­cial. Che Gue­va­ra tomó la pala­bra y me dijo que él que­ría hablar con­mi­go para dos cosas: Una, comu­ni­car­me que Fidel pen­sa­ba y él esta­ba de acuer­do, en ver el modo de poner en pie algu­na orga­ni­za­ción cul­tu­ral que sir­vie­ra a los intere­ses de la Revo­lu­ción; y la otra, que él, es decir el Che, había pen­sa­do en mí para ofre­cer un
reci­tal de mis poe­mas en La Caba­ña. Yo acep­té, por supues­to, y el acto se dio pre­si­di­do por el Che, quien abrió con pala­bras muy gene­ro­sas acer­ca de mi poe­sía. Por cier­to, que unos días antes del reci­tal, éste fue anun­cia­do en unas hoji­llas suel­tas cuyo títu­lo ambi­guo no care­cía de humor: “Gui­llén en La Caba­ña”. El 20 de febre­ro, en La Caba­ña, Gui­llén ofre­ció su reci­tal poé­ti­co; antes dio lec­tu­ra a las siguien­tes pala­bras. Agra­dez­co pro­fun­da­men­te las pala­bras que aca­bo de oír, tan gene­ro­sas. Yo veo al Coman­dan­te Gue­va­ra esta noche, recuer­do su heroi­co papel en la gue­rra de Cuba y pien­so en lo que ello sig­ni­fi­ca. Sim­bo­li­za la uni­dad en los pue­blos de Amé­ri­ca ‑Nues­tra Amé­ri­ca, la de Mar­tí y Sar­mien­to, la de Hos­tos y Juá­rez- en la rea­li­za­ción de un des­tino común: su inde­pen­den­cia y su liber­tad. No es la pri­me­ra vez que un hom­bre naci­do a ori­llas del Río de La Pla­ta, un argen­tino, vie­ne a Cuba a sufrir por la liber­tad de nues­tra Patria. A comien­zos del siglo pasa­do, en 1816, lle­gó a La Haba­na, José Anto­nio Mira­lla, poe­ta y médi­co naci­do en Tucu­mán.
Aquí tra­ba­jó y cons­pi­ró con­tra la tira­nía espa­ño­la. Aquí vivió sie­te años y fue esa mis­ma tira­nía colo­nial la que, cono­cien­do sus ideas y pro­pó­si­tos, lo obli­gó a par­tir hacia los Esta­dos Uni­dos, pri­me­ro, y hacia Colom­bia des­pués. Lo que no le fue dado a Mira­lla, que murió joven en Méxi­co sin ver a Cuba libre, le ha sido dado a nues­tro Gue­va­ra, lucha­dor por nues­tra liber­tad, la liber­tad de la tira­nía de Batis­ta, lucha­dor por nues­tra Inde­pen­den­cia, la que aún nos fal­ta, por cuya pér­di­da temió Mar­tí para cuan­do nos vié­ra­mos libres del yugo de Espa­ña. Pien­so tam­bién en Máxi­mo Gómez, el Gene­ra­lí­si­mo, el gran vie­jo, que no nació en Cuba, pero que ocu­pó el más alto gra­do en el Man­do de los ejér­ci­tos liber­ta­do­res; pien­so en Nar­ci­so López, vene­zo­lano, crea­dor de nues­tra ban­de­ra. Todos son Amé­ri­ca, nues­tra gran Patria. Hace ape­nas un mes, yo vivía en Bue­nos Aires y guar­do la nos­tal­gia de aque­lla dul­ce y enér­gi­ca tie­rra, don­de se me amó como un hijo de ella. Fue en Bue­nos Aires don­de yo escri­bí un poe­ma dedi­ca­do al Coman­dan­te Gue­va­ra. Ese poe­ma qui­se yo que fue­ra una peque­ña demos­tra­ción de gra­ti­tud, un bre­ve tri­bu­to de cubano, ren­di­do a este argen­tino heroi­co, lleno de fe en el pue­blo, en todos los pue­blos que hubie­ra podi­do ser un capi­tán de la van­guar­dia de Maceo en Pera­le­jo, o uno de aque­llos hom­bres de ace­ro con que el Gene­ral San Mar­tín cru­zó los Andes. Si uste­des me lo per­mi­ten, yo comen­za­ré mi reci­tal de esta noche leyen­do mi soneto.

CHE GUEVARA
Como si San Mar­tín la mano pura
a Mar­tí fami­liar ten­di­do hubie­ra,
como si el Pla­ta vege­tal vinie­ra
con el Cau­to a jun­tar agua y ter­nu­ra.
Así Gue­va­ra, el gau­cho de voz pura,
brin­dó a Fidel su san­gre gue­rri­lle­ra
y su ancha mano fue más com­pa­ñe­ra
cuan­do fue nues­tra noche más oscu­ra.
Huyó la muer­te. De su som­bra impu­ra,
del puñal, del veneno, de la fie­ra,
solo el recuer­do bár­ba­ro per­du­ra.
Hecha de dos un alma bri­lla ente­ra
como si San Mar­tín la mano pura
a Mar­tí fami­liar ten­di­do hubie­ra.
El bió­gra­fo de Nico­lás Gui­llen, Ángel Augier seña­la: “a par­tir de este sone­to, pro­si­guió Gui­llén su reci­tal. Un sone­to per­fec­to, que une a su maes­tría artís­ti­ca el espí­ri­tu lati­no­ame­ri­cano de la tra­di­ción revo­lu­cio­na­ria cuba­na, no solo en esas manos de San Mar­tín y Mar­tí que se entre­cru­zan y en el “agua y ter­nu­ra” que se inter­cam­bian los ríos emble­má­ti­cos de ambos paí­ses.” No pudo ser más opor­tu­na – agre­ga Augier- la evo­ca­ción de Mira­lla, quién, con el ecua­to­riano Vicen­te Roca­fuer­te y el colom­biano José Fer­nán­dez Madrid, con­tri­bu­yó a infun­dir en José María Here­dia – duran­te la agi­ta­da eta­pa cons­ti­tu­cio­nal haba­ne­ra de 1823- la asun­ción ideo­ló­gi­ca de la epo­pe­ya boli­va­ria­na. Des­pués, ambos, Mira­lla y Here­dia, estu­vie­ron impli­ca­dos en el vas­to pro­yec­to colom­bo-mexi­cano de 1825 de libe­rar la Isla del domi­nio espa­ñol. Las fie­bres que extin­guie­ron la vida de Mira­lla a su paso por Pue­bla – días antes de que lle­ga­ra Here­dia a esa ciu­dad, en su via­je a la capi­tal mexicana‑, die­ron muer­te al pro­yec­to. Al evo­car Gui­llén al pró­cer argen­tino-cubano del siglo XIX, sub­ra­ya­ba una con­ti­nui­dad his­tó­ri­ca insos­la­ya­ble de la epo­pe­ya que en 1959 entra­ba en una nue­va fase, cimen­ta­da en sóli­das raíces.

EL 26 EN LA ARGENTINA

En 1957 se ins­ta­la­ron en la argen­ti­na varios exi­lia­dos cuba­nos. Algu­nos de ellos eran inte­lec­tua­les vin­cu­la­dos al Par­ti­do Orto­do­xo. Mien­tras que el gru­po más com­pro­me­ti­do con la gue­rri­lla, fun­da el Comi­té del Movi­mien­to 26 de julio. Los comi­tés del 26 se habían for­ma­do en otros luga­res del con­ti­nen­te, espe­cial­men­te en los EEUU. En Bue­nos Aires la dele­ga­ción del 26 J. fun­cio­na­ba en el des­pa­cho de Ernes­to Gue­va­ra Linch padre del Che. Cuan­do se tra­ta­ba de reunio­nes más gran­des se rea­li­za­ban en el local del Cen­tro Oren­sano. Aquel local tam­bién era refu­gio de los nacio­na­lis­tas galle­gos, que por aque­llos años seguían luchan­do con­tra la dic­ta­du­ra fran­quis­ta. Según nos rela­ta el escri­tor galle­go Xosé Nei­ra Vilas que fue­ra cola­bo­ra­dor de este Comi­té: “Los inte­gran­tes del Movi­mien­to 26 de Julio tenían una estre­cha rela­ción con los nacio­na­lis­tas galle­gos de Bue­nos Aires. Las dos orga­ni­za­cio­nes tenían como enemi­gos en común a dos dic­ta­du­ras: La de Fran­co y la de Batis­ta. Derro­tar a uno era como gol­pear con­tra el otro”. La escri­to­ra cuba­na Ani­sia Miran­da inte­gran­te de Comi­té 26 de julio recor­da­ba las acti­vi­da­des que rea­li­za­ban por aque­llos años: “A par­te de ven­der los bonos del 26 de J., desa­rro­llá­ba­mos dis­tin­tas tareas de agi­ta­ción polí­ti­ca. El obje­ti­vo era que nues­tras accio­nes tuvie­ran reper­cu­sión en los medios de comu­ni­ca­ción. Una tar­de San­tia­go Rie­ra me enco­mien­da que hicie­ra una ban­de­ra muy gran­de para col­gar en un edi­fi­cio emble­má­ti­co. Así fue que en varios días de pacien­te tra­ba­jo coci una ban­de­ra de casi 30 metro de lar­go. Cuan­do la mis­ma esta­ba ter­mi­na­da se deci­dió que la ban­de­ra fue­ra col­ga­da del Edi­fi­cio Kava­nagh en la zona de Reti­ro. Por aque­llos años era el ras­ca­cie­los más alto y emble­má­ti­co de la argen­ti­na con 120 metros de altu­ra. Recuer­do que el pro­pio Rie­ra se había tras­la­da­do al edi­fi­cio y pre­vio soborno al por­te­ro se tras­la­do has­ta el últi­mo piso y col­gó la ban­de­ra. Era común en estas accio­nes poner algu­nas cajas que podían disi­mu­lar ser unas bom­bas. El obje­ti­vo era que tuvie­ran que actuar los bom­be­ros y retar­dar la reti­ra­da de la ban­de­ra. La acción fue un gran éxi­to. Al otro día los dia­rios por­te­ños habla­ban de acción propagandística.”Recuerdo tam­bién que esta mis­ma acción se reali­zo en otras ciu­da­des del mun­do. Espe­cial­men­te en Paris en la Torre Eif­fel” El Comi­té del 26 J. tenía como ani­ma­dor prin­ci­pal al exi­lia­do cubano cubano San­tia­go Rie­ra. De pro­fe­sión ayu­dan­te de far­ma­cia, Rie­ra había par­ti­ci­pa­do de la con­duc­ción del Movi­mien­to 26 de Julio en la Ciu­dad de San­ta Cla­ra. Dete­ni­do y tor­tu­ra­do logra por inter­me­dio de su her­ma­na mayor, que era mon­ja, exi­liar­se en el Uru­guay y des­de allí se tras­la­da a la Argen­ti­na. En Cuba había deja­do a su mujer y a su hijo peque­ño, San­tia­go. Al poco tiem­po de esta­ble­cer­se en Bue­nos Aires comien­za una rela­ción sen­ti­men­tal con la maes­tra entre­rria­na, Caro­li­na Agui­lar. Tam­bién par­ti­ci­pa­ban del Comi­té entre otros Ben­ja­mín De Yurre encar­ga­do de las finan­zas, el Dr. Jor­ge Val­dés Miran­da encar­ga­do de la pro­pa­gan­da, el arqui­tec­to cubano Rafael Gra­na­dos, Disys Gui­ra, Jor­ge Beruff Jimé­nez, un exi­lia­do cubano de sobre­nom­bre Napo­león, Ani­sia Miran­da (cuba­na de ori­gen galle­ga), con­tan­do con el apo­yo de Nei­ra Vilas y Caro­li­na Agui­lar com­pa­ñe­ra de Rie­ra. La labor de este Comi­té con­ta­ba con el apo­yo del padre del “Che” Ernes­to Gue­va­ra Linch, del perio­dis­ta argen­tino que había entre­vis­ta­do al Che en Sie­rra Maes­tra Jor­ge Maset­ti, Abel Ale­xis Laten­dorf y Juan Car­los Coral del Par­ti­do Socia­lis­ta Argen­tino, inclu­si­ve del des­ta­ca­do diri­gen­te socia­lis­ta Alfre­do Pala­cios. De las acti­vi­da­des de soli­da­ri­dad tam­bién par­ti­ci­pa­ba acti­va­men­te el tío de Fidel, Gon­za­lo Cas­tro, emi­gran­te galle­go que esta­ba radi­ca­do en la argen­ti­na.
Quien fue­ra Dipu­tado Nacio­nal por el Par­ti­do Socia­lis­ta Argen­tino y secre­ta­rio de Pala­cios, Juan Car­los Coral recuer­da aque­llo años de soli­da­ri­dad con los mar­tia­nos alza­dos en armas: “A fines de los años 50 lle­go a Bue­nos Aires como exi­lia­da la cuba­na Disys Gui­ra. La mis­ma había par­ti­ci­pa­do de las luchas clan­des­ti­nas con­tra Batis­ta. Su com­pa­ñe­ro Joe West­brook había sido ase­si­na­do el sába­do 20 de abril de 1957, en los his­tó­ri­cos suce­sos de la masa­cre de la calle Hum­boldt 7”. Habían trans­cu­rri­do sola­men­te 39 días del asal­to al Pala­cio Pre­si­den­cial, el 13 de mar­zo de 1957, don­de un gru­po de vale­ro­sos com­ba­tien­tes clan­des­ti­nos tra­tó de ajus­ti­ciar al tirano Ful­gen­cio Batis­ta en su pro­pia madri­gue­ra. La acción no tuvo el éxi­to espe­ra­do y algu­nos murie­ron en com­ba­te, otros fue­ron heri­dos y el res­to se escon­dió en luga­res de apa­ren­te segu­ri­dad, has­ta que pudie­ran reini­ciar­se las acti­vi­da­des para derro­car al régi­men impe­ran­te. Entre los sobre­vi­vien­tes esta­ban los jóve­nes José Macha­do Rodrí­guez, Juan Pedro Car­bó Ser­viá, Fruc­tuo­so Rodrí­guez Pérez y Joe West­brook Rosa­les, todos inte­gran­tes del Direc­to­rio Revo­lu­cio­na­rio, quie­nes se ocul­ta­ban en el edi­fi­cio mar­ca­do con el núme­ro 7 en la calle Hum­bodlt de la capi­tal cuba­na. La cobar­de dela­ción de un anti­guo par­ti­ci­pan­te en la lucha, lle­vo has­ta el lugar a los esbi­rros de la tira­nía de Batis­ta, deseo­so de ven­gan­za, y ahí caye­ron aba­ti­dos los vale­ro­sos lucha­do­res. La estu­dian­te de filo­so­fía Disys Gui­ra ese día, una hora antes de la masa­cre, había sali­do del apar­ta­men­to don­de se encon­tra­ban con el fin de ir a ver mue­bles para com­prar. En 20 días tenía pre­vis­to casar­se con Joe West­brook Rosa­les. Al regre­sar a la casa de Hum­boldt, Disys pre­sen­cia des­de el Male­cón la pre­sen­cia de la poli­cía y la de cen­te­na­res de curio­sos, que pre­sen­cian los cuer­pos ase­si­na­dos de sus com­pa­ñe­ros del Direc­to­rio Revo­lu­cio­na­rio. Sin dudar­lo se tras­la­da has­ta la casa de otros enla­ces de la orga­ni­za­ción para comu­ni­car­le lo suce­di­do. Los com­pa­ñe­ros del Direc­to­rio que aún que­dan con vida le reco­mien­dan que sal­ga del país y que en el exte­rior denun­cie las atro­ci­da­des come­ti­das Batis­ta. Pocos meses des­pués de estos suce­sos se con­for­ma una comi­ti­va del Direc­to­rio para denun­ciar la repre­sión. El avión que los tras­la­da empie­za la gira por Bue­nos Aires, para lue­go tras­la­dar­se a Uru­guay y Chi­le. Al regre­sar a la argen­ti­na se con­tac­ta Abel Ale­xis Laten­dorf quien por aque­llos años era diri­gen­te de las juven­tu­des socia­lis­tas y que des­de las pági­nas de La Van­guar­dia alen­ta­ba la soli­da­ri­dad con el Movi­mien­to 26 de Julio. “Al radi­car­se en nues­tro país ‑con­ti­nua Juan Car­los Coral- comien­za una rela­ción sen­ti­men­tal con nues­tro com­pa­ñe­ro del Par­ti­do Socia­lis­ta Argen­tino Abel Ale­xis Laten­dorf. Esta dupla sen­ti­men­tal se con­vir­tió en un torren­te soli­da­rio con la revo­lu­ción cuba­na, con­vir­tién­do­se en el motor orga­ni­za­ti­vo del Movi­mien­to 26 de julio en la Argen­ti­na”. La con­di­ción de hijo de galle­go de Fidel, sus­ci­to una ola de sim­pa­tía y soli­da­ri­dad por par­te de la colec­ti­vi­dad galle­ga. La Fede­ra­ción de Socie­da­des Galle­gas en su órgano de pren­sa “Gali­cia” seña­la entu­sias­ta­men­te su apo­yo a la revo­lu­ción cuba­na. Su direc­tor Artu­ro Cua­dra­do seña­la­ba en un edi­to­rial: “Y aho­ra Cuba. Fidel Cas­tro es hijo de galle­gos. Es muy recien­te la his­to­ria para con­tar­la. Lo mejor es vivir­la…” El comi­té desa­rro­lla­ba dis­tin­tas acti­vi­da­des de soli­da­ri­dad con la gue­rri­lla cuba­na. Una de las más impor­tan­tes era la recau­da­ción de fon­dos eco­nó­mi­cos para la com­pra de armas. Con el fin de lograr el apo­yo finan­cie­ro de la pobla­ción argen­ti­na se edi­ta­ron unos bonos espe­cia­les, que pron­to tuvie­ron un impor­tan­te éxi­to. Según algu­nas fuen­tes, con esos fon­dos se logra­ron com­prar algu­nas armas de con­tra­ban­do al pro­pio ejér­ci­to argen­tino y lue­go envia­das a Sie­rra Maestra.

En enero de 1958 lle­ga a la argen­ti­na Car­los Rafael Rodrí­guez uno de los líde­res máxi­mos del Par­ti­do Socia­lis­ta Popu­lar (comu­nis­ta). El perio­dis­ta Isi­do­ro Gil­bert nos cuen­ta sobre la visi­ta del diri­gen­te comu­nis­ta cubano:
“Car­los Rafael vino a ver al Par­ti­do Comu­nis­ta argen­tino y con­tar de pri­me­ra mano la situa­ción cuba­na. Uno de los men­sa­jes que le dejo al PC local era que ellos habían deci­di­do apo­yar a Fidel y sumar­se a la gue­rri­lla. Recuer­do que en el tiem­po que estu­vo en Bue­nos Aires lo vi varias veces. Por cues­tio­nes de segu­ri­dad, ya que su visi­ta era clan­des­ti­na estu­vo paran­do en casa de Car­los Slo­nins­ki. Cuan­do dejo la argen­ti­na se tras­la­do a otros paí­ses lati­no­ame­ri­ca­nas con el mis­mo fin. Lue­go regre­sa a Cuba y se inte­gra la lucha guerrillera.”

LLEGA LA NOTICIA DE LA HUIDA DE BATISTA

El 31 de diciem­bre por la tar­de el emba­ja­dor cubano en la Argen­ti­na con­vo­ca a los inte­gran­tes del Movi­mien­to 26 de julio y les hace entre­ga ofi­cial de la Emba­ja­da. Del acto par­ti­ci­pa­ron miem­bros del 26 de J. como así tam­bién polí­ti­cos argen­ti­nos sim­pa­ti­zan­tes de la gue­rri­lla, entre los que se encon­tra­ba el padre de Che. Des­pués de la inter­ven­ción de varios ora­do­res entre ellos don Ernes­to Gue­va­ra Linch y San­tia­go Rie­ra, se rea­li­za sim­bó­li­ca­men­te la asun­ción del nue­vo emba­ja­dor. El Comi­té del 26 de Julio nom­bra como repre­sen­tan­te diplo­má­ti­co inte­ri­no al doc­tor Jor­ge Beruff. Los acti­vis­tas del 26 de Julio tenían pro­gra­ma­do tras­la­dar­se en tren has­ta Vene­zue­la, para lue­go pasar has­ta Cuba. La fecha era el 1 de enero y harían un lar­go reco­rri­do atra­ve­san­do varios paí­ses con el fin de eco­no­mi­zar el cos­te del tras­la­do. Nei­ra Vilas nos recuer­da estos momen­tos: “Antes de que se mar­cha­ran los inte­gran­tes del 26 J. para Cuba, el 31 de diciem­bre nos reuni­mos en la casa de Caro­li­na Agui­lar en Ave­lla­ne­da, para pasar el fin de año y des­pe­dir a San­tia­go Rie­ra, que al otro día con otros com­pa­ñe­ros se mar­cha­ban en tren. Esa noche brin­da­mos muchas veces por la caí­da de Batis­ta.” Así como Gui­llen se ente­ra tele­fó­ni­ca­men­te de la caí­da del dic­ta­dor por su ami­go el escri­tor Miguel Ángel Astu­rias, el escri­tor galle­go Xosé Nei­ra Vilas es avi­sa­do de la mis­ma for­ma por el pro­pio Gui­llen: “Duran­te esa mis­ma madru­ga­da – nos cuen­ta Nei­ra- recién lle­ga­dos de la fies­ta de des­pe­di­da de San­tia­go Rie­ra y del res­to de exi­lia­dos cuba­nos que al otro día par­tían para Cuba, se comu­ni­ca Nico­lás Gui­llen por telé­fono para comu­ni­car­me que había hui­do Batis­ta. Sin per­der un solo minu­to me comu­ni­que con San­tia­go Rie­ra para dar­le la tan espe­ra­da noti­cia. Al mis­mo tiem­po para que sus­pen­die­ran el via­je. Así fue como que­da­mos cita­dos para ese mis­mo día en la puer­ta del dia­rio Cri­ti­ca en la ave­ni­da de Mayo para seguir las noti­cias de los tele­ti­pos, que ponían en una pan­ta­lla del esca­pa­ra­te de la facha­da.” Nico­lás Gui­llen rela­ta: «Yo esta­ba en Bue­nos Aires el día que huyó Batis­ta con su séqui­to. El pue­blo en masa se lan­zó a la calle tan pron­to la noti­cia cir­cu­ló en la urbe en las pri­me­ras horas de la maña­na. A las tres de la tar­de, no se podía dar un paseo en las gran­des arte­rias de la ciu­dad. Milla­res de per­so­nas con­ges­tio­na­ban el trán­si­to, en todos los labios sólo había un nom­bre: Fidel Cas­tro. Y es que el pue­blo argen­tino había segui­do con ansie­dad la lucha cuba­na y había apren­di­do a odiar a Batis­ta. De mane­ra que la caí­da del tirano fue cele­bra­da allá (en Argen­ti­na) como un acon­te­ci­mien­to nacio­nal». Al otro día, el 1 de enero los miem­bros del Comi­té ente­ra­dos de la hui­da de Batis­ta con­vo­can a con­cen­tra­se en la puer­ta de edi­fi­cio del dia­rio “Cri­ti­ca”. El dia­rio La Nación, el vier­nes 2 de enero de 1959. Así rela­ta aque­lla jor­na­da de júbi­lo popu­lar:
“En la Ave­ni­da de Mayo al 1300, fren­te al ves­per­tino “Crí­ti­ca”, se reu­nió den­so gen­tío que, con decla­ma­cio­nes de adhe­sión a Fidel Cas­to y al “Che” Gue­va­ra, al movi­mien­to liber­ta­dor cubano, y sim­ple­men­te a la liber­tad, ocu­pa­ron la cal­za­da y obli­ga­ron a la des­via­ción del trán­si­to auto­mo­tor por las calles adya­cen­tes. Des­de el bal­cón del pri­me­ro piso del ves­per­tino, orna­do con ban­de­ras argen­ti­nas y una ense­ña cuba­na, habla­ron el doc­tor Val­dés Miran­da y Lisi Gue­ra, del movi­mien­to 26 de Julio; el nue­vo emba­ja­dor cubano en nues­tro país, Sr. Jor­ge Beruff Jimé­nez; el Señor Ben­ja­mín De Yure, tam­bién del movi­mien­to; el padre del com­ba­tien­te Ernes­to Gue­va­ra Lynch; el direc­tor de “Crí­ti­ca”, doc­tor San­tia­go Nudel­man, y el dipu­tado nacio­nal por la Unión Cívi­ca Radi­cal del Pue­blo, Manuel Bel­ni­coff. Ante los repe­ti­dos vivas a Cuba y las expre­sio­nes de repu­dio a las dic­ta­du­ras, a Batis­ta, a Fran­co, a Tru­ji­llo y a Perón, el doc­tor Nudel­man se refi­rió a este “día glo­rio­so de Cuba”, y pidió el home­na­je de un minu­to de silen­cio por “la juven­tud de Amé­ri­ca que ha ofre­ci­do su san­gre gene­ro­sa­men­te para que poda­mos seguir vivien­do en liber­tad”. Exhor­tó lue­go: “En la medi­da en que se oscu­re­ce el cie­lo de la patria ame­ri­ca­na, sea­mos for­ja­do­res de la liber­tad”. ¡Viva Cuba Libre! –Ter­mi­nó- ¡Viva Amé­ri­ca Libre! ¡Viva la liber­tad y viva la demo­cra­cia! El Sr. Bel­ni­coff se refi­rió lue­go a la dic­ta­du­ra de Fran­co y a la que pade­ci­mos en nues­tro país has­ta 1955, y tras hablar de la per­so­na­li­dad de Fidel Cas­tro, dijo que “cuan­do algún día en las gene­ra­cio­nes futu­ras se pre­ten­da dar la exac­ta defi­ni­ción del mie­do, se dirá: el mie­do es un dic­ta­dor; por­que los dic­ta­do­res, cuan­do la fuer­za los res­pal­da, son valien­tes y cas­ti­gan a los pue­blos; pero cuan­do los pue­blos se rebe­lan, los dic­ta­do­res sólo cono­cen una acti­tud: huir. ¡Amé­ri­ca para la liber­tad –exclamó‑, pare el cie­lo; los dic­ta­do­res para la tie­rra, para la muer­te!”. Trans­mi­tió la adhe­sión hacia el pue­blo cubano de su par­ti­do y fina­li­zó con un “brin­dis cívi­co por la civi­li­dad de Amé­ri­ca, por la caí­da de Tru­ji­llo, de Stroess­ner, de Somo­za, de Fran­co, y por­que retor­nen a nues­tro país todas las liber­ta­des, sin pre­sos polí­ti­cos ni gre­mia­les”. Ese mis­mo dos de enero la pren­sa comu­nis­ta seña­la­ba su apo­yo a la revo­lu­ción. El dia­rio “La Hora” en la pri­me­ra pla­na titu­la: “La lucha popu­lar vol­tea al agen­te yan­qui Batis­ta”. Con pala­bras seme­jan­tes se refie­re el órgano del PC, Nues­tra Pala­bra. Uno días des­pués del triun­fo revo­lu­cio­na­rio el míti­co diri­gen­te socia­lis­ta Alfre­do Pala­cios le envía un men­sa­je al Coman­dan­te Fidel Cas­tro:
“A Fidel Cas­tro. – Bue­nos Aires, 5 de enero de 1959.
Envió a usted mi men­sa­je por inter­me­dio del joven y talen­to­so ami­go Dr. Abel Ale­xis Laten­dorf.
Entra usted en la his­to­ria de Amé­ri­ca con sus pasos reso­nan­tes, como liber­ta­dor del noble y gene­ro­so pue­blo de Cubano.
Los argen­ti­nos hemos segui­do con ansie­dad y admi­ra­ción la haza­ña de un hom­bre de 30 años, que des­pués de duro bata­llar baja de la mon­ta­ña, ami­ga de los hom­bres libres, y derri­ba al tirano.. Todas las nacio­nes del con­ti­nen­te aplau­den al héroe de leyen­da, que aho­ra debe­rá ayu­dar a los her­ma­nos que se deba­ten trá­gi­ca­men­te con­tra tira­nue­los des­pre­cia­bles.
Lle­ga usted al poder con todos los pres­ti­gios del heroís­mo y de la fama. Es usted glo­rio­so. Des­pre­cie la adu­la­ción de los cor­te­sa­nos y pón­ga­se del lado de los tra­ba­ja­do­res vic­ti­mas de la injus­ti­cia social. Es este mi men­sa­je, el men­sa­je de un hom­bre que lucha por la libertad.”

DESPUES DE LA REVOLUCIÓN LA SOLIDARIDAD

Con el triun­fo de la revo­lu­ción en varios paí­ses lati­no­ame­ri­ca­nos se orga­ni­zan comi­tés de soli­da­ri­dad. Entre los pri­me­ros están los de Vene­zue­la y la Argen­ti­na. En Bue­nos Aires fue crea­da la Comi­sión de Soli­da­ri­dad con la Revo­lu­ción Cuba­na pre­si­di­da por Heber Bres­sano y tenien­do como secre­ta­rio de Pren­sa a Abel Ale­xis Laten­dorf. La enti­dad crea­da, edi­ta el 22 de abril de 1960 su perió­di­co “Cuba revo­lu­cio­na­ria” que según el pri­mer edi­to­rial nace para: “Poner en manos del pue­blo argen­tino la ver­dad de la Revo­lu­ción cuba­na y poner en manos del pue­blo cubano el ver­da­de­ro sen­tir de los argen­ti­nos es el obje­to de esta hoja perio­dís­ti­ca.” Por ini­cia­ti­va del Comi­té Vene­zo­lano de Defen­sa de la Revo­lu­ción Cuba­na se con­vo­ca en La Haba­na el Pri­mer Encuen­tro Lati­no­ame­ri­cano de Soli­da­ri­dad con Cuba. Con el fin de divul­gar esta ini­cia­ti­va via­ja una dele­ga­ción del Movi­mien­to 26 de Julio a la Argen­ti­na y a otros paí­ses de sur Amé­ri­ca. La mis­ma esta­ba pre­si­di­da por el doc­tor Car­los Oli­va­res Secre­ta­rio de Rela­cio­nes Exte­rio­res del M. 26 de Julio y la inte­gra­ban: Miguel Reyes, secre­ta­rio Gene­ral de la Fede­ra­ción Taba­ca­le­ra de Cuba, Luis Mar­tí­nez y Eras­mo Terre­ro, diri­gen­tes estu­dian­ti­les. El Pre­si­den­te Osval­do Dor­ti­cós por inter­me­dio de la dele­ga­ción invi­to a con­cu­rrir a este Encuen­tro a los doc­to­res Risie­ri Fron­di­zi, Alfre­do Pala­cios y Lucas Aya­rra­ga­ray. Tam­bién esta­ba en la lis­ta de invi­ta­dos Abel Laten­dorf que ya había par­ti­do para Cuba. En un artícu­lo escri­to por el ex diri­gen­te de Par­ti­do Comu­nis­ta Revo­lu­cio­na­rio (PCR) Chi­che Perel­man, que en aque­llos años mili­ta­ba en la FJC, nos cuen­ta algu­nos aspec­tos de la soli­da­ri­dad con este país: “La Revo­lu­ción Cuba­na con­mo­cio­nó par­ti­cu­lar­men­te a la juven­tud. Yo mili­ta­ba en la FJC, peleá­ba­mos por la revo­lu­ción y el comu­nis­mo; y Cuba nos mos­tra­ba que era no sólo nece­sa­rio, sino posi­ble. Por mis tareas fui par­te del Comi­té de Home­na­je que se cons­ti­tu­yó el 26 de Julio de 1960, ani­ver­sa­rio del Asal­to al Mon­ca­da, colo­can­do una ofren­da flo­ral en el monu­men­to a San Mar­tín. Ahí lan­za­mos la pro­pues­ta de la ins­crip­ción de volun­ta­rios para defen­der a Cuba, pri­me­ra ini­cia­ti­va de soli­da­ri­dad. Se ano­ta­ron más de 1.000, y rea­li­za­mos diver­sas accio­nes, como por ejem­plo tirar al río a un gusano que vino a denos­tar a la Revo­lu­ción Cuba­na. Una dele­ga­ción del Movi­mien­to 26 de Julio nos invi­tó y par­ti­ci­pa­mos del 1º Con­gre­so de Soli­da­ri­dad, que se reali­zó en Cuba el 30 de abril de 1960. Tuvi­mos la dicha de par­ti­ci­par del mul­ti­tu­di­na­rio acto del 1º de Mayo; y en esa opor­tu­ni­dad tuve el pri­vi­le­gio de con­ver­sar con el Che, que era pre­si­den­te del Ban­co Nacio­nal. Escu­cha­ba con res­pe­to, expo­nien­do sus opi­nio­nes con cali­dez y abso­lu­ta fir­me­za. Me dejó una gran ense­ñan­za, dijo: «cuan­do se pier­de el par­que ‑refi­rién­do­se a las armas- se recu­pe­ra del enemi­go»; y lle­ván­do­se el dedo índi­ce a la sien agre­gó: «lo que no se recu­pe­ra es si se pier­de el par­que de aquí» (la ideo­lo­gía). Del 27 al 29 de noviem­bre de 1960 par­ti­ci­pa­mos en San­tia­go de Chi­le, con una dele­ga­ción muy nume­ro­sa, de la reu­nión pre­pa­ra­to­ria del 1º Con­gre­so Lati­no­ame­ri­cano de Juven­tu­des. Al regre­so cons­ti­tui­mos la Comi­sión que tra­ba­jó por el mis­mo, que se reali­zó en la Haba­na el 1º de enero de 1961 y copre­si­dió el cama­ra­da Otto Var­gas. Fue otra acti­vi­dad muy impor­tan­te de soli­da­ri­dad. Con otra dele­ga­ción estu­vi­mos des­pués de la derro­ta yan­qui en Bahía de los Cochi­nos, el 17 de abril de 1961. Y par­ti­ci­pa­mos del mul­ti­tu­di­na­rio acto del 1º de Mayo. Desa­rro­lla­mos cam­pa­ñas de soli­da­ri­dad mate­rial cuan­do el hura­cán Flo­ra azo­tó la isla, que debe­mos repe­tir hoy fren­te a hura­ca­nes Ike y Gus­tav. El tra­ba­jo de soli­da­ri­dad tuvo un muer­to: Raúl Alter­man, pre­si­den­te del Ate­neo Moi­sés Leven­son, com­pa­ñe­ro de lucha, ase­si­na­do en su domi­ci­lio por ban­das fas­cis­tas. Estu­vi­mos dete­ni­dos jun­to a Ale­xis Lat­ten­dof y otros com­pa­ñe­ros del Movi­mien­to de Soli­da­ri­dad, como María Mas­tro­ber­ti, diri­gen­te de la FJC, Ernes­to Giu­di­ci y Fer­nan­do Nadra.”.
Segu­ra­men­te estos sean algu­nos de los aspec­tos más des­co­no­ci­dos de la vida de Ernes­to Gue­va­ra en rela­ción con la argentina.

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