Argen­ti­na. Lau­ra Taf­fe­ta­ni: «El mal lla­ma­do gati­llo fácil es una pena de muer­te encubierta»

Por Car­los Azná­rez, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 16 de julio de 2020.

Lau­ra Taf­fe­ta­ni inte­gra la Gre­mial de Abo­ga­dos y Abo­ga­das de Argen­ti­na, pero tam­bién es una exce­len­te comu­ni­ca­do­ra popu­lar des­de la Agen­cia Pelo­ta de Tra­po, y mili­tan­te de Con­vo­ca­to­ria Segun­da Inde­pe­den­cia. Des­de su expe­rien­cia en temas vin­cu­la­dos a atro­pe­llos y cri­mi­na­li­za­ción de los sec­to­res más humil­des, habla­mos con ella sobre un tema can­den­te en la Argen­ti­na de hoy: abu­sos poli­cia­les y gati­llo fácil en tiem­pos de pandemia. 

-Lau­ra vamos a hablar un poco del tema del gati­llo fácil y tam­bién de lo que sig­ni­fi­ca el secues­tro y des­apa­ri­ción del joven Facun­do Astu­di­llo Cas­tro. Si bien es un caso que no se ha resuel­to, que­da cla­ro que ha inter­ve­ni­do la poli­cía bonae­ren­se y por ello, se retra­sa noto­ria­men­te la investigación.¿Cuál es tu opi­nión sobre estos dos temas?

-Lo cier­to es que el con­tex­to de pan­de­mia, las medi­das que se han toma­do dan­do un pro­ta­go­nis­mo a los miem­bros de las fuer­zas de segu­ri­dad en todo lo que hace al con­trol, al cui­da­do e inclu­so a la eje­cu­ción de las medi­das de ais­la­mien­to, han gene­ra­do situa­cio­nes más gra­ves. Digo estoi, por­que el gati­llo fácil ha sido una polí­ti­ca de Esta­do duran­te déca­das, y hablo de polí­ti­cas de Esta­do, por­que toda prác­ti­ca que suce­de en for­ma sis­te­má­ti­ca y cuyos auto­res en gene­ral gozan de impu­ni­dad, tie­ne que ver con una acti­tud del Esta­do fren­te a esto. Enton­ces no pode­mos seguir dicien­do que se tra­ta de gen­te enfer­ma o gen­te mal­va­da que apa­re­ce en las fuer­zas por casua­li­dad. Has­ta el tér­mino gati­llo fácil en ese sen­ti­do, si bien tie­ne rai­gam­bre popu­lar impor­tan­te, tam­po­co es cier­to, por­que no es gati­llo fácil, es un gati­llo pla­ni­fi­ca­do. Noso­tres en la Gre­mial de Abo­ga­dos y Abo­ga­das deci­mos que en reali­dad de lo que se tra­ta es de una pena de muer­te encu­bier­ta. Una pena­li­dad extra­ofi­cial que exis­te por el gra­do de sis­te­ma­ti­ci­dad y la impu­ni­dad de los ase­si­nos. Esto fue desa­rro­llán­do­se y cre­cien­do des­de la demo­cra­cia a esta par­te, en cada gobierno. Las cifras vie­nen en ascen­so y en la pan­de­mia se han profundizado.

-Aho­ra bien, en este momen­to esta­mos ante otra gra­ve situa­ción que deri­va de una des­apa­ri­ción for­za­da, la de Facun­do Astu­di­llo Castro.

Amenazan al abogado de la familia del desaparecido Facundo Castro ...

-En el caso de Facun­do recor­de­mos que pro­vie­ne de una zona muy com­ple­ja. La de la poli­cía bonae­ren­se here­de­ra del geno­ci­da Camps, fuer­te en la épo­ca de la dic­ta­du­ra. Al día de hoy, cada vez que se inten­ta­ron refor­mas sobre esa fuer­za han fra­ca­sa­do. Ade­más, hay que tener en cuen­ta en el con­tex­to don­de suce­de esto, en la loca­li­dad de Pedro Luro, cer­ca­na a Bahía Blan­ca. Y Bahía Blan­ca en este sen­ti­do tie­ne una tris­te his­to­ria en rela­ción a las fuer­zas de segu­ri­dad. Ha sido uno de los luga­res íco­nos en rela­ción a la dic­ta­du­ra mili­tar. En este sen­ti­do, en el caso de Facun­do, como otros que ha habi­do a lo lar­go del país, hay bási­ca­men­te dos situa­cio­nes en las que se die­ron ase­si­na­tos por gati­llo fácil. Por un lado, los que tie­nen que ver con la pan­de­mia, como es el caso de Facun­do por­que en esos casos tie­ne que ver con con­tro­les poli­cia­les, que han dete­ni­do gen­te y han muer­to o des­apa­re­ci­do. Y el otro caso de gati­llo fácil tie­ne que ver con el tipo de inter­ven­ción que hacen las fuer­zas de segu­ri­dad fren­te a situa­cio­nes que con­si­de­ran que pue­den ser pre-delic­tua­les o sos­pe­cho­sas de deli­to y enton­ces inter­vie­nen. Como ha sido el caso de otro pibe, Facun­do Scal­zo, el chi­co de la Villa 11 14 en la Ciu­dad de Bue­nos Aires, que fue fusi­la­do por la Gen­dar­me­ría Nacio­nal a par­tir de la inter­ven­ción de la fuer­za. Son dos tipos dife­ren­tes de la mis­ma situa­ción.
En el caso de Facun­do Cas­tro, lo que resue­na aquí es que no se ha sabi­do nada de él en más de dos meses. Hay unas fotos que mues­tran que fue dete­ni­do por la poli­cía. Hay una foto de Facun­do antes de subir al patru­lle­ro, pero lo real es que no se tie­nen noti­cias, no se tie­nen pis­tas. Pro­me­tie­ron des­de el gobierno resul­ta­dos rápi­dos y esta­mos lejos de obte­ner­los. Como siem­pre nos pasa en estos casos, espe­ran­do un resul­ta­do que no sea el de la muer­te. Ya cuan­do pasan tan­tos días, es bas­tan­te difí­cil pen­sar que haya podi­do sobre­vi­vir al accio­nar de la poli­cía, oja­lá me equivoque.

-Lo gra­ve, y no se pue­de disi­mu­lar, es que se ha apro­ve­cha­do la pan­de­mia para per­se­guir y gol­pear (o matar) a los más pobres.

-Lo cier­to es que en algu­nas pro­vin­cias los pro­ble­mas de segu­ri­dad duran­te la pan­de­mia han sido suma­men­te gra­ves. Si una ve las eda­des de los 19 casos que por lo menos noso­tros tene­mos rele­va­dos, que tuvie­ron tras­cen­den­cia públi­ca, casi la mitad son de la Pro­vin­cia de Bue­nos Aires, lo que es un dato impor­tan­te. Le sigue Cór­do­ba y otros casos en San Luis, Sal­ta, For­mo­sa. Las cues­tio­nes en gene­ral en el nor­te del país, tie­nen que ver con los pue­blos ori­gi­na­rios. El gra­do de repre­sión se des­ató sobre sec­to­res, muchos de los cua­les ya antes venían sien­do apun­ta­dos, gen­te joven que ha muer­to por gati­llo fácil. En algu­nos casos meno­res de edad y en gene­ral sal­vo, excep­cio­nes, pro­ve­nien­tes de barrios humil­des. No fue asi el caso de Tucu­mán, de Luis Espi­no­za, que iba a una acti­vi­dad clan­des­ti­na de carre­ras de caba­llo y en ese con­tex­to sufre el accio­nar poli­cial que ter­mi­na en su muer­te. O el caso de un mecá­ni­co en Quil­mes, que iba con su mujer, lo con­fun­den con un delin­cuen­te y lo matan. Lo real es que la situa­ción es preo­cu­pan­te, por­que uno no sien­te que es algo coyun­tu­ral, por­que no hay con­trol de la jus­ti­cia., sino que se está con­fi­gu­ran­do de una mane­ra de abor­dar las difi­cul­ta­des del con­trol social por par­te del Estado.

-Hay un tema que tam­bién está acom­pa­ñan­do a todo esto que es, por un lado gati­llo fácil y por otro, abu­sos poli­cia­les de todo tipo con­tra per­so­nas que teó­ri­ca­men­te rom­pen la cua­ren­te­na y son humil­des. Ya vimos la mani­fes­ta­ción en el Obe­lis­co el otro día: para la dere­cha no hay con­trol poli­cial, nun­ca nos ente­ra­mos que un coche de algún tipo adi­ne­ra­do es para­do en algún con­trol y lo mal­tra­tan. Al con­tra­rio, los dejan pasar. En cam­bio, a los pobres se los per­si­gue. Ade­más nos encon­tra­mos con que a los ase­si­nos se los deja libres, eso ocu­rrió con los gen­dar­mes que mata­ron a Facun­do Scal­zo, y la poli­cía del Cha­co que entró a la casa de esa fami­lia indí­ge­na patean­do al puer­ta, lle­ván­do­se a la chi­ca y ame­na­zan­do con que­mar­la. El Esta­do no va detrás de quie­nes se lo mere­cen y sí arma cau­sas falli­das, men­ti­ro­sas, con­tra per­so­nas que rom­pen la cua­ren­te­na a veces por ham­bre a veces por­que tenes que salir a trabajar

-Es muy difí­cil para la gen­te enten­der, pero hay que hacer el esfuer­zo de que esta­mos hablan­do de una polí­ti­ca de esta­do, de una polí­ti­ca pla­ni­fi­ca­da y son estos los sín­to­mas. Cuan­do hay impu­ni­dad que está sien­do total­men­te ava­la­da por el poder judi­cial, y ade­más den­tro de las pro­pias fuer­zas poli­cia­les, por lo gene­ral son gen­tes que salen libres y en las fuer­zas vuel­ven a sus pues­tos de tra­ba­jo como si nada hubie­ra pasa­do. O a veces si tuvo mucha reso­nan­cia, lo ponen en algún lugar, o en el free­zer, has­ta que el caso se olvi­de y vuel­ve a “ope­rar». Pero lo real es que es par­te de una polí­ti­ca. Es difí­cil pen­sar en esta opción, por­que nos colo­ca en una situa­ción tre­men­da, como ciu­da­da­nas y ciu­da­da­nos, que las fuer­zas de segu­ri­dad, los que se supo­nen que te tie­nen que cui­dar son los que están arma­dos para otra cosa. Pero si no hace­mos ese esfuer­zo va a ser difí­cil que encon­tre­mos la sali­da. No es un pro­ble­ma solo de Jus­ti­cia. Se tra­ta de un Poder Judi­cial que en estos casos sue­le ser cla­sis­ta, ya que a los casos de per­so­nas pobres la jus­ti­cia no los ampa­ra. Si noso­tros no enten­de­mos que es una polí­ti­ca de esta­do y como tal debe ser plan­tea­da y dis­cu­ti­da, va a ser muy difí­cil pen­sar­lo en los casos indi­vi­dua­les, aquí hubo un poli­cía que esta­ba raya­do, le aga­rró no se qué o tam­bién otro pen­sa­mien­to que exis­te es: mejor delin­cuen­te muer­to que pre­so y eso, tene­mos que admi­tir que en nues­tra socie­dad ha cala­do pro­fun­do. Pen­san­do en la inse­gu­ri­dad, uno des­pués tie­ne que dis­cu­tir el tema de la segu­ri­dad, que es la con­tra­ca­ra. Por­que el sis­te­ma pro­po­ne una for­ma de segu­ri­dad que apa­ren­ta tran­qui­li­dad para la gen­te, bueno, quie­ren mano dura. En la pro­vin­cia de Bue­nos Aires ya sabe­mos todos los efec­tos de las déca­das de mano dura y que la cau­sa del pro­ble­ma es un arma­do de socie­dad. Una socie­dad suma­men­te des­igual dis­cri­mi­na­do­ra, exclu­yen­te que pro­du­ce vio­len­cias que son muy com­ple­jas de resol­ver y que la repre­sión no alcan­za y nun­ca va a alcan­zar, por eso lle­ga a picos tan altos y tan pro­fun­dos como es el de una penas de muer­te encu­bier­ta. Por­que no alcan­za nece­si­ta esa espe­cie de íco­nos para ame­dren­tar. La peor inse­gu­ri­dad que tene­mos es nues­tra pro­pia sole­dad, es un sis­te­ma que se ha arma­do de modo tal que cada uno de este mun­do noos ence­rra­mos en nues­tras casas, la cues­tión indi­vi­dua­lis­ta de que vamos a salir ade­lan­te a cos­ta de quien sea, y esto trae, obvia­men­te, que vas a estar solo o sola para poder resol­ver estos pro­ble­mas. Yo siem­pre le digo a los chi­cos y chi­cas cuan­do dis­cu­ti­mos el tema de inse­gu­ri­dad: aun­que haya un patru­lle­ro por cua­dra quien ver­da­de­ra­men­te te cui­da es tu pro­pia comu­ni­dad, quien real­men­te pue­de, por­que es la que está las 24horas, el patru­lle­ro va a estar un rato y se va a ir. No hay for­ma que no sea pen­sar y dar vuel­ta el con­cep­to de socie­dad y pen­sar en una cues­tión com­pro­me­ti­da hacia los otros, que te per­mi­ta lograr una for­ma de rela­cio­nar­te dife­ren­te y por supues­to con una idea de jus­ti­cia social que per­mi­ta a los seres huma­nos vivir del modo que corresponda.

-De cara a lo que se vie­ne, a esta famo­sa «nue­va nor­ma­li­dad” en que vamos a desem­bo­car, todo lo que ha ocu­rri­do en estos úti­mos meses acen­túa esto que vos decís por­que apar­te de ence­rrar­nos y de este con­fi­na­mien­to, han con­ver­ti­do al vecino en el enemi­go del otro vecino. Ha aumen­ta­do toda esta carac­te­rís­ti­ca del «poli­cía que cada uno tie­ne aden­tro» más los poli­cías que andan por todos lados que son estos que des­cri­bis­te, que en vez de cui­dar­nos, abu­san y a veces nos matan. En este sen­ti­do te pre­gun­to: ¿cómo pen­sa­mos esta pos-pan­de­mia en este marco?

-Es el desa­fío de unir las par­tes. Tomar los temas en for­ma sec­to­rial, o inde­pen­dien­te de polí­ti­cas de esta­do, de una mira­da inte­gral al tema, nos va a lle­var a pro­fun­di­zar esto. Esta­ba miran­do imá­ge­nes en Fran­cia de cuan­do esta­ban por reto­mar las escue­las, son tre­men­das, niños chi­qui­tos con círcu­los que no pue­den mover­se de ese círcu­lo, gra­dos de dis­ci­pli­na­mien­to, lo que sig­ni­fi­ca cre­cer, para niños y niñas, bajo esa con­sig­na de no tocar al otro, va a ser duro. Hemos per­di­do la capa­ci­dad de soñar, de sen­tir­nos pro­ta­go­nis­tas en los cam­bios que se nece­si­tan, y es cier­to que es difí­cil rom­per con lo que está, es más fácil ade­cuar­me, encuen­tro el ata­jo, la famo­sa teo­ría de la hen­di­du­ra, don­de enton­ces, todo que­da igual. Se hace nece­sa­rio cam­biar esto. Creo que vol­ver­nos a sen­tir pro­ta­go­nis­tas de un cam­bio, que está en nues­tras manos, qui­zá lle­ve gene­ra­cio­nes, es cier­to. Recuer­do que mi abue­lo era ita­liano y cuan­do vino, lo hizo año­ran­do sue­ños, y todos los sue­ños que tenia él los tuvo para las gene­ra­cio­nes que venían, no las tenía para si mis­mo. Sabía que iba a ser irre­ver­si­ble lo que él había vivi­do en Ita­lia, lo que vino bus­can­do a Argen­ti­na, pero soña­ba que sus nie­tos y nie­tas, pudie­ran acce­der a otra vida. Creo que noso­tros debe­mos vol­ver a esto y eso impli­ca enmar­car al gati­llo fácil, tie­ne que ver con la eco­no­mía, tie­ne que ver con la for­ma que noso­tros ele­gi­mos para poder cui­dar­nos y sobre todo tie­ne que ver con escla­re­cer que lamen­ta­ble­men­te quie­nes están para cui­dar no nos van a cui­dar. Enton­ces, eso es un tema duro. En Pro­vin­cia de Bue­nos Aires en par­ti­cu­lar pero sé que suce­de en otros lados, pero voy a hablar de lo que vivo. Cuan­do hablas con la gen­te, sur­ge qué hace­mos enton­ces. Las refor­mas poli­cia­les que se inten­ta­ron hacer en Pro­vin­cia de Bue­nos Aires fue­ron impo­si­bles, esta­mos hablan­do de casi un ejér­ci­to de 30mil o 40mil efec­ti­vos no sé hoy cuan­tos esta­rán hoy, pero 30mil segu­ro, que real­men­te son déca­das de una for­ma­ción, de nego­cios. Aquí está lo hipó­cri­ta de esto, cues­ta mucho enten­der que en el pro­pio deli­to está par­te de la poli­cía, por ejem­plo. Esto es una reali­dad que sal­ta en cual­quier deli­to que se pro­fun­di­za, por omi­sión o por par­ti­ci­pa­ción direc­ta. Es difi­cil para una socie­dad pen­sar en eso tér­mi­nos. Pero hay que rom­per con esto, y has­ta que no nos deci­da­mos a real­men­te defen­der la vida, que lo úni­co que pue­de traer vida es la vida, no nace vida de la muer­te, no va a ser posi­ble. Por eso el desa­fío es mayor en la pan­de­mia, es salir de la pan­de­mia. Pero el desa­fío es salir de lo que está y ale­jar­se de esa cues­tión, de que no se pue­de hacer otra cosa que adap­tar­se a lo que está. La his­to­ria ha dado mues­tra que es posi­ble, que el ser humano es por­fia­do y por suer­te lle­va tiem­po, pero si está en su espí­ri­tu el pelear por otra vida
Qui­zá el gati­llo fácil tie­ne esa cosa, que nos colo­ca en un lugar tan pro­fun­do como es la muer­te que es don­de una debe­ría decir bas­ta. Son esos pun­tos de infle­xión y ya suma­mos muchos pun­tos de infle­xión como para seguir como está­ba­mos, por eso creo que es impor­tan­te a vol­ver a unir las pun­tas. Que tie­ne que ver con los tra­ba­ja­do­res que van a que­dar en la calle des­pués de la pan­de­mia, con las situa­cio­nes repre­si­vas que se den con la nego­cia­ción de la deu­da exter­na que pare­ce un tema que está re lejos de la vida huma­na. Todo esto tie­ne que ver, y tene­mos que vol­ver­la a unir. Tie­ne que ver que Lucas que fue ase­si­na­do recien­te­men­te en La Matan­za, tie­ne que ver con la deu­da exter­na que se está nego­cian­do, es difí­cil pen­sar en estos tér­mi­nos pero es el mun­do que esta­mos con­fi­gu­ran­do. Cada acción de gobierno está con­fi­gu­ran­do nues­tro camino. Creo en vol­ver a las fuen­tes, vol­ver a pen­sar­nos en colec­ti­vos capa­ces de cons­truir una nue­va socia­bi­li­dad humana

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